Pueden ponerse numerosos calificativos a la victoria del Barça ante el Manchester United en la final de la Champions.

Pero, por encima de cualquier epíteto, ha sido el triunfo del fútbol. Un triunfo confeccionado desde la creencia en un estilo.

En una forma de entender el juego que impuso Johan Cruyff, desarrolló Frank Rijkaard y ha perfeccionado Pep Guardiola.

En Can Barça hace tiempo que no sirve ganar de cualquier manera. Existen unas reglas.

Unas normas de convivencia a la que ya se han acostumbrado en el Camp Nou. Una filosofía que se impulsa desde La Masía, la factoría inagotable de talentos del club azulgrana.

Hasta siete canteranos había sobre el césped del Olímpico de Roma. Un detalle que no pasa desapercibido en un fútbol tan globalizado, sobre todo desde que se dio validez a la mal llamada Ley Bosman.

El Barça ha sucedido al United como rey de Europa siendo fiel de principio a fin a sus valores. Como siempre han hecho a lo largo de la historia los grandes equipos.

Porque a Guardiola no sólo le importa ganar: le da más impotancia al cómo se gana. Gracias por todo Pep.