La visita del presidente de Israel y la primera dama, Nechama Rivlin, ha seguido su curso, con la habitual cena de gala en el Palacio Real que nuestros reyes ofrecen a sus invitados. En estas ocasiones es cuando vemos a Letizia sacar sus ‘joyazas’ y trajes de gala y, aunque suele estrenar modelo, esta vez se ha marcado un reciclaje casi vintage. Leti ha rescatado, sin modificación alguna, un outfit del que un día fue su modisto favorito, al igual que el de sus cuñadas, Lorenzo Caprile.
El dos piezas, compuesto por una falda confeccionada con un mantón de manila y un top tipo corsé en raso, fue la combinación elegida por la entonces princesa, en 2006, para las bodas de plata de los Duques de Luxemburgo. A Letizia le sienta como el primer día. El tiempo solo ha pasado por el rostro de nuestra reina, y comparando las fotos podemos decir que muy a su favor.
Como cabía esperar, teniendo en cuenta que Nachama Rivlin es una mujer sencilla, Leti ha sacado sus ‘joyas de pasar’ menos ostentosas y las que se han convertido ya, en los últimos tiempos, en sus favoritas: las pulseras gemelas de Cartier, la tiara flor de lis y los pendientes con perlas y dimantes.
Yo la he visto muy guapa, elegante, sobria y apropiada para la ocasión. Pero fijaos en su tono de piel, porque en la segunda jornada llega ‘el cambio’.
El último encuentro de Letizia y Felipe con el presidente y la primera dama de Israel ha tenido lugar en el Palacio del Pardo, en la cena de despedida que los invitados ofrecen a los reyes.ser más informal que la de la primera noche, aunque en esta ocasión Letizia no ha querido pasar desapercibida. Ha vuelto al blanco negro, por segundo día, y lo ha hecho estrenando un vestido de pailletes con topos blancos de su infalible Carolina Herrera, cuesta 845 euros, y tiene una silueta estilo lápiz de esas que encantan a nuestra reina, con una falda que cubre justo la rodilla. A mí me ha encantado el vestido, de lo más femenino y sencillo a la vez, y por supuesto no apto para todas las siluetas. Los lunares, ya se sabe, si no estás muy delgada no suelen ser un acierto.
Leti no solo ha estrenado modelo, también ha inaugurado bronceado, yo no sé si de cabina o de toallita, quizá lo ha hecho para desviar la atención de sus uñas, reflejo de su caracter nervioso.
Como gran novedad, además de su último e inseparable anillo de Fabergé, la hemos visto con dos pulseras también vintage. La primera con cadenas, de sus comienzos como princesa, y la segunda de oro blanco se la vimos en la cena previa a la boda de Marie y Federico de Dinamarca. Los pendientes, sin embargo, son otra de esas joyas heredadas de la reina Sofía, preciosos.
Moño chignon, amplia sonrisa y sombra bronce, a juego con su tono de piel, para rematar la jugada.
**Fotos: Gtres y Casa Real