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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Indulto para el colesterol en las nuevas recomendaciones dietéticas americanas?

CholesterolTomo el relevo de mi buen vecino Javier Yanes (@yanes68) cuando el otro día en su blog ponía en alza el golpe de timón que se está llevando a cabo en el mundo de la nutrición y de las recomendaciones dietéticas. Este cambio, ya conocido por otra parte, consiste en señalar con el dedo acusador de todos los males dietéticos a los azúcares y fuentes alimentarias con hidratos de carbono simples; a la par que indultar de la pena impuesta durante más de 40 años a las grasas saturadas. Te lo contaba el bueno de Javier en este post que te recomiendo vivamente consultar.

Digo que tomo el relevo por que además de a las grasas saturadas, tal y como te contaba yo también en este otro post, al que parece que le ha venido Dios a ver es al manido colesterol. Y es que, tal y como reza el título de hoy, por fin las autoridades sanitarias norteamericanas están a punto de redimir a este elemento dietético tras 40 largos años de dura, durísima, condena. De esta forma, parece bastante probable que en las próximas guías dietéticas no se haga mayor referencia al peligro que implica incorporar una determinada cantidad de colesterol a partir de los alimentos. En un país formal como los EEUU que revisan las guías dietéticas cada cinco años, no como en otros (y de verdad que ahora no sé donde mirar para no mirar a “nadie”) resulta que desde la década de los años 70 se incluía una recomendación referente a no incorporar con los alimentos más de 300mg de colesterol al día. Tal es así que las actuales guías dietéticas formuladas en 2010 la incluyen… algo que como digo parece que va a cambiar.

Trailer sobre la peli del colesterol

Por resumirte mucho, muchísimo la película, el juicio sumarísimo y condena directa de la que ha sido objeto el colesterol deriva, con sentencia firme, desde 1961 cuando basándose en los informes de la American Heart Association (AHA) el gobierno de los EEUU proscribió el consumo de cualquier alimento susceptible de aportar una cantidad mínimamente significativa de colesterol… entre ellos el huevo, alimento que recientemente también fue indultado, tal y como te comenté en este artículo. En aquel entonces las pruebas en contra de ambos imputados, las grasas saturadas y el colesterol, parecían concluyentes: a mayor grasa saturada y colesterol mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Colesterol 2

Sin embargo, en la actualidad parece que nuevas pruebas se suman a un caso que parecía más que cerrado para aportar una perspectiva diferente de aquel proceso en el que tan mal parados salieron los imputados. Así, y aunque la cosa viene de más atrás, los mismos fiscales que los inculparon en su día (el American College of Cardiology y la American Heart Association) plantearon en 2013 y en base a nuevas evidencias que no había razón alguna al respecto de dirigir a la población general las advertencias que sobre el colesterol en los alimentos se habían venido realizando en las últimas cuatro décadas. Tal es así que a día de hoy la actual guía para reducir el riesgo cardiovascular publicada por la AHA, no hace alusión alguna a alimentos ricos en colesterol. En su lugar y en referencia a la dieta, lo único que recomienda y en positivo, es incorporar importantes cantidades de verduras, frutas y hortalizas. Nada al respecto de, en negativo, “evite comer esto o lo otro” por su cantidad de colesterol.

Sin embargo, esta medida posiblemente plasmada en las próximas guías dietéticas norteamericanas no es del gusto de todos los investigadores. Aunque a muchos de ellos les parece una medida razonable (la de desterrar un límite máximo de ingesta diaria de colesterol) entre ellos Walter Willett, presidente del departamento de nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard; hay otros que expresan sus reticencias en base, principalmente, a lo mucho que a la ciencia le queda por conocer sobre el metabolismo del colesterol. Entre esas cuestiones que hoy se ponen encima de la mesa están las ya casi omnipresentes en nuestra época nutrigenética y nutrigenómica, ya que al parecer hay un importante porcentaje de población que es más vulnerable que el resto a dietas ricas en colesterol.

En resumen

Para desquicie de buena parte de la población, así como de esa industria alimentaria que ahora va a ver como la alegación “sin colesterol” va a tener menos relevancia que el horóscopo, estamos ante un cambio de considerable magnitud en relación a una de las más importantes directrices dietéticas del último medio siglo. Y conste que no me extraña ese desquicie cuando los cambios son tan drásticos. Así, pienso que sería bueno que en aras de una mayor confianza en la ciencia por parte de la población, este tipo de giros se dieran de forma algo más paulatina en vez de en forma de figurados volantazos que pueden hacer pensar que no haya nadie al mando.

En cualquier caso, lo que hay que tener claro es que los cambios en el terreno de la ciencia, de la buena ciencia, no son solo normales sino que además han de ser deseados. Quizá la lectura del artículo sobre “la maleta de Asimov (o por qué lo que ayer era bueno hoy es malo y viceversa)” ayude mejor a comprender lo que quiero decir.

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¿Qué haces tú por tu colesterol?

Grasas saturadas: de villanas a heroínas, crónica de la última gran revolución dietética

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Nota: quiero agradecer a Alfonso Triguero la aportación de material

Imagen: ChemNerd vía Wikimedia Commons y Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

Tres cosas que estoy seguro mis hijas harán de mayores a la hora de comer

Gambas curry_ensalada

Bueno… seguro, lo que se dice seguro 100 % no lo estoy, ahora bien, sé que las probabilidades de que así lo hagan son bastante altas. No me entretengo, te las cuento y luego me explico:

1º Incorporarán de alguna forma una ración de alimentos vegetales en todas las comidas principales.

Tomarán fruta de postre.

No se “jartarán” de nada, incluso de aquello que más les gusta.

Mi mujer y yo tenemos la suerte de poder tener a nuestras hijas en todas las comidas principales del día. Suerte digo, por la oportunidad que tenemos de poder transmitirles, sin decir nada especialmente, solo “haciendo”, una serie de conductas alimentarias que consideramos las más adecuadas y por tanto las mejores para ellas… y la suerte también de poder disfrutar de ellas, de su compañía. Desayunamos con ellas y también comemos y cenamos… en realidad, salvo el almuerzo o la merienda, que las hacen en el colegio a lo largo de la semana laboral, todas las ingestas del día las hacen en casa. E incluso esos almuerzos y meriendas, aunque se consumen fuera, se hacen con alimentos o productos elaborados en casa… o sea, bocadillos en la mayor parte de las ocasiones.

Así, al respecto de los tres ítems mencionados, ellas saben, hasta el punto de echarlos en falta en las raras ocasiones que se cambia alguna de estas rutinas, y así nos lo hacen saber: ¿hoy no hay ensalada, ni verdura o guarnición vegetal? preguntan con extrañeza. Al mismo tiempo, no se cuestionan qué hay de postre sino que preguntan directamente qué fruta se va a tomar de postre. Es decir, estas cuestiones las tienen absolutamente interiorizadas… y lo que es mejor, las asumen con agrado más que como una obligación.

Carolina Naranja (480x640)Cada una, no sé hasta que punto es lógico o no, tienen sus propios gustos y apetencias, y además de una forma bastante marcada (te lo conté en esta entrada hace un par años, y el paso del tiempo no ha hecho sino remarcar esas diferencias). Carolina, la pequeña (6), y por citar solo unos pocos ejemplos, prefiere las naranjas, el pescado, el apio y en general los sabores exóticos. Por su parte Adriana (10) le encantan las manzanas, la carne en su más amplia definición, el tomate y los platos y sabores más tradicionales. La primera, creo, come más con sus papilas gustativas, y la segunda con lo ojos.

El caso, es que estas pequeñas-grandes diferencias nos importan y nos afectan bastante poco en la rutina diaria. Se soluciona con una oferta relativamente variada que unas veces, está claro, satisface más a una y otras a otra. Unas veces, va por días o temporadas, cada una de ellas tiene más hambre o apetito… y otras menos. Comen la cantidad que les apetece, ni más ni menos; rebañan o no el plato, según les apetezca. Pero lo que desde luego sí que me llama la atención es lo ¿perfectamente? que regulan su pulsión por comer incluso en aquellas ocasiones que encima del plato tienen el más codiciado de los manjares. Digamos que en el caso de Adriana, la mayor, ese plato podría ser cordero al horno, y en el caso de Carolina merluza a la romana. Pues bien, sea lo que sea que a cada una de ellas más les prive (y te aseguro que es algo que cualquiera de las dos manifiesta de forma bastante elocuente), paran de comer cuando… ¿consideran que ya han comido suficiente… o cuando están llenas? Pongo entre interrogantes ambas posibilidades porque la primera se me antoja demasiado reflexiva para su edad; y la segunda porque viendo lo que comen, tampoco creo que sea porque están “hartas”. No sé, no he llegado a comprender bien porqué dejan de comer ante los platos que más les gustan.

Sea como fuere, si faltan unos trigueros, unos pimientos, una ensalada… o lo que sea vegetal, máxime si de primero no ha habido acelgas, brócoli, alcachofas… nos lo van a recordar. Como también sabemos que, en virtud de sus distintos gustos, cierta polémica está servida cuando llega el momento del postre… ahí deciden ellas, teniendo que ponerse de acuerdo qué fruta van a comer, siempre de entre las de temporada, eso fijo.

Hueso de la suerte

Te cuento todo esto porque a pesar que las vivencias personales tienen muy poco peso a la hora de recomendar patrones de conducta a la población general, estas, las mías, las nuestras coinciden al 100% con las conclusiones de algunos estudios que, en relación a educar en materia de alimentación a los hijos, concluyen que tiene mucho mayor peso el modelo que ofrecen los padres que todos aquellos esfuerzos que de palabra, con presiones, chantajes, negociaciones, amenazas, premios y castigos estos tratan de condicionar los patrones de alimentación de sus hijos. Por ejemplo:

Influencia de las actitudes parentales en el comportamiento alimentario de los hijos

El ejemplo positivo de los padres podría ser el mejor método para mejorar la alimentación de los niños, antes que aquellos intentos por “controlar” su dieta.

Influencia familiar sobre la conducta alimentaria y su relación con la obesidad infantil

Existen evidencias que indican que el patrón de conducta alimentaria familiar tiene un papel relevante en el comportamiento de alimentación del niño.

“Solo tres bocados más”: análisis observacional de la socialización parental durante la comida de los hijos

El deber de los padres consiste en proporcionar a sus hijos un catálogo de alimentos nutritivos; y son los niños, no los padres, los que deben decidir qué y cuánto de esos alimentos comer.

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Foto 1: Gambas con curry y ensalada en casa.

Foto2: Carolina disfrutando como una loca de sus naranjas.

Foto 3: Adriana y Carolina con el “hueso de la suerte” tras comer pollo asado.

 

TomTato® y Potato Tom®: Plantas combinadas para tus platos idem

Patata-tomateRecuerdo con verdadero deleite la clase magistral que en el marco de mi licenciatura de CC. Biológicas nos ofreció el profesor de Ecología Arturo Ariño. En ella, y en tono de humor, el Dr. Ariño pretendió abrirnos los ojos ante el fabuloso mundo profesional que como biólogos se abría ante nuestros ojos. Entre las más prometedoras de esas futuras realidades estaba la ingeniería genética y con ella, además de otras disciplinas biotecnológicas la posibilidad de dar pie a plantas y animales fabulosos mucho más productivos, más nutritivos, etcétera. Uno de sus ejemplos fue maravilloso… podríamos crear las reses con dos cabezas que serían mucho más productivas al poder comer mucho más deprisa. Pero no te equivoques no se trataba de poner las dos cabezas una al lado de la otra, si no de poner la segunda en sustitución del ano, en su parte posterior; de esta forma el animal, además de poder comer el doble, también le aprovecharía al máximo ya que todo lo que entrara le quedaría dentro… todo beneficio.

Así dicho, hay que reconocerlo, suena raro de narices pero créeme si te digo que el hilo conductor de aquella clase fue soberbiamente hilarante, incluso nuestros familiares que nos acompañaban acabaron desternillándose. Fue una buena elección para aquella clase magistral.

Bueno, el caso es que la noticia que hoy acerco hasta el blog tiene algo de aquel espíritu frankenstiniano, ya que al parecer dos empresas, cada una por su cuenta han creado y están comercializando una planta que, ella misma, es capaz de dar al mismo tiempo tomates en su parte aérea y patatas en la terrestre… una planta combinada en toda regla.

Tal y como se lee en el título se llaman TomTato® y Potato Tom®, y son un buen exponente de lo que podría tildarse como una quimera hortícola. En la mitología griega se entendía por “quimera” un animal imposible, un monstruo, con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón… una engendro contranatural fruto de las fábulas clásicas.

Pero en este caso no hay nada fabulístico, son bien reales, y se han obtenido después de mucho trabajo mediante técnicas de injerto. En este sentido, ambos productores ponen de forma reiterada el acento en este matiz, al hacer destacar que no siendo plantas transgénicas, la planta es completamente “natural”. Sí, ya ves, una risa esto de lo “natural”.

Más allá del distorsionado concepto de “natural”, la planta resultante es posible, en cierta medida, gracias al estrecho parentesco taxonómico del tomate y de la patata. Ambas plantas pertenecen a una misma familia, las Solanáceas. Esto no quiere decir que llegar a este resultado haya sido fácil, ni mucho menos, pero sí bastante más fácil que, por ejemplo, obtener una planta viable a base de injertos de remolachas con manzanas. Salvando las muy enormes distancias, esto de los injertos vegetales funciona en cierta medida como los trasplantes. Hay que encontrar dos organismos más o menos similares para que el injerto o el trasplante funcionen como se pretende, de otro modo, cualquiera de estas operaciones no serían viables a la larga.

No me extrañaría que, como a mí, esta cuestión te traiga a la cabeza aquel capítulo de los Simpson en los que esta amarilla familia descubre por azar un híbrido entre la planta del tomate y la del tabaco, dando lugar a una nueva planta bautizada como Tomacco. No creas que esta posibilidad es una originalidad de los guionistas de esta genial serie, ya que el Tomacco tiene al parecer un trasfondo real… y es así que porque también el tabaco pertenece a la familia de las Solanáceas (como el tomate).

¿Qué inconvenientes tiene o puede tener cualquiera de estos dos productos?

Con sinceridad los desconozco. Desde luego, me costaría creer que sus inconvenientes pudieran estar relacionados con algún problema de salud. Aunque bien mirado, tampoco sería esta una posibilidad descartable al estar esta familia de las Solanáceas especialmente relacionadas con la producción de ciertos alcaloides como la solanina, la nicotina, la atropina, etcétera. Así que habría que ver.

En un sentido más práctico los principales inconvenientes los veo en el terreno de su excelencia como alimentos. Aunque sus productores hablan de patatas y tomates “comestibles” me costaría creer (en especial sin haberlos probado) que sean los mejores tomates o las mejores patatas en su género. Además está la cuestión de la cosecha… ¿qué madura antes, qué se cosecha antes: las patatas o los tomates? si la respuesta es las patatas… adiós tomates (parece que según se explica en una de las páginas webs, primero se cosechan los tomates y después las patatas). Otro tema, es el uso de fertilizantes y fitosanitarios ¿lo que le va bien al cultivo de las patatas, le va bien también al de tomates?

En definitivas cuentas, así a bote pronto yo veo en estos TomTato® y Potato Tom® más un juego de salón o si se prefiere de jardinería que un método productivo realmente eficiente. Ya me contaréis qué os parece a vosotros.

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Nota: Mi agradecimiento a José Miguel Mulet (@jmmulet) por las reflexiones al hilo.

Imagen: Thompson & Morgan’s TomTato® video vía youtube

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (1): Frutas y verduras

piramide-senc

En poco tiempo, según parece, los españoles tendremos una “nueva” guía de alimentación saludable ya que la sociedad científica que en los últimos años se ha encargado de realizar las recomendaciones que luego el Ministerio de Sanidad se encarga de difundir de forma oficial, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), está trabajando en una nueva edición, tal y como te comenté en esta entrada.

Fiel al compromiso que asumí al final de aquel artículo he decidido hacer una mini serie de post con los conceptos, ideas, y recomendaciones que no debieran faltar o que a mi juicio debieran cambiar teniendo en cuenta la actual versión de dichas guías de alimentación saludable (Guía de la alimentación saludable, SENC 2004, cuya representación en forma de pirámide puedes ver a la derecha)

Sin pretender hacer una serie ordenada por su importancia de ideas o conceptos (aventuro que esta serie será una de las más largas abordadas en el blog) he decidido empezar por la que según mi criterio sí que debería ser la más importante: darle un mayor protagonismo y relevancia al consumo de alimentos vegetales frescos.

Así pues, bien se termine adoptando una pirámide (como tiene pinta) para usar una imagen rápida con la que representar lo más esencial de las recomendaciones, o bien se utilice otra herramienta (ya llegará el tiempo de hablar de estas cuestiones) opino que la presencia de los grupos de alimentos correspondiente a los vegetales frescos, es decir, las verduras, frutas y hortalizas debieran ganar un peldaño (actualmente en el segundo nivel) y pasar al primero. Así lo dije en el documental de Documentos TV, “La alimentación del futuro” (minuto 20:20)… una idea que, además, se puede contrastar en boca de la mayor parte de profesionales que intervinimos en aquel programa.

Las razones son obvias. Por un lado el consumo de cualquiera de estos grupos de alimentos es deficitario en el patrón de consumo de alimentos de los españoles y, por el otro, al así hacerlo solo se le reconocen beneficios (muchos) y ningún perjuicio. Que comemos demasiada poca cantidad de estos productos quedó reflejado en la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Española ENIDE 2011 (solo el 37,8 de los españoles consume fruta a diario y en cuanto a las hortalizas solo el 43% las consume cada día) y; al mismo tiempo, el Libro Blanco de la Nutrición FEN, 2013 también se hizo eco de este hecho.

Además de que comemos poco de aquello que tiene muchos beneficios asociados y ningún perjuicio conocido, la comunidad científica y las administraciones sanitarias más representativas a nivel internacional han reconocido en estos grupos de alimentos una prioridad para promocionar su consumo. Sin ir más lejos, la OMS tiene entre una de sus prioridades más destacadas a la hora de promocionar mejores hábitos alimentarios (y con ellos la salud en el mundo) el aumento en el consumo de frutas, verduras y hortalizas.

Las frutas y las verduras son componentes esenciales de una dieta saludable, y un consumo diario suficiente podría contribuir a la prevención de enfermedades importantes, como las cardiovasculares y algunos cánceres. En general, se calcula que cada año podrían salvarse 1,7 millones de vidas si se aumentara lo suficiente el consumo de frutas y verduras.

Un informe de la OMS y la FAO publicado recientemente recomienda como objetivo poblacional la ingesta de un mínimo de 400 g diarios de frutas y verduras (excluidas las patatas y otros tubérculos feculentos) para prevenir enfermedades crónicas como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad, así como para prevenir y mitigar varias carencias de micronutrientes, sobre todo en los países menos desarrollados.

[…]De acuerdo con los datos presentados en el Informe sobre la salud en el mundo 2002, la ingesta insuficiente de frutas y verduras es uno de los 10 factores de riesgo principales que contribuyen a la mortalidad atribuible. Cada año podrían salvarse hasta 1,7 millones de vidas si hubiera un consumo mundial suficiente de frutas y verduras. La integración de las frutas y verduras en la dieta diaria podría ayudar a prevenir importantes enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares y algunos cánceres. El consumo de frutas y verduras variadas garantiza un consumo suficiente de la mayoría de los micronutrientes, de fibra dietética y de una serie de sustancias no nutrientes esenciales. Además, el aumento del consumo de frutas y verduras puede ayudar a desplazar los alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares o sal.

[…] Se calcula que la ingesta insuficiente de frutas y verduras causa en todo el mundo aproximadamente un 19% de los cánceres gastrointestinales, un 31% de las cardiopatías isquémicas y un 11% de los accidentes vasculares cerebrales. Aproximadamente un 85% de la carga mundial de morbilidad atribuible al escaso consumo de frutas y verduras se debió a las enfermedades cardiovasculares, y un 15% al cáncer.

[…] Una revisión internacional de alto nivel sobre el consumo de frutas y verduras y el riesgo de cáncer coordinada por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) concluyó que el consumo de frutas y verduras puede reducir el riesgo de cáncer, y en particular de cánceres gastrointestinales. El CIIC calcula que la fracción prevenible de cánceres debidos a una ingesta insuficiente de frutas y verduras oscila en todo el mundo entre el 5% y el 12%, y entre el 20% y el 30% en el caso de los cánceres gastrointestinales.

Frutas y verdurasAl respecto de esta propuesta, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las guías alimentarias de otros países, en especial la de los más desarrollados, ya han evolucionado en este sentido. Recordemos incluso que la famosa pirámide de la dieta mediterránea ya ha incluido a los vegetales frescos en el primer peldaño de esta herramienta (eso sí compartiendo espacio en este caso con los alimentos de origen cereal)

Por último, hay que tener presente que si se prioriza algo que antes estaba por detrás, hay que tener en cuenta que va a haber otro elemento que obligatoriamente se va a ver “perjudicado”… en este caso ese grupo de alimentos que perdería al menos un puesto en favor de los vegetales frescos (recordemos que estos están actualmente en el segundo) es el grupo de los alimentos elaborados a partir de cereales (arroz, pan, pasta, galletería…) y resulta que sobre ellos los españoles ya vamos bastantes cumpliditos según la misma encuesta ENIDE, 2011 antes mencionada. Como ves, dos ganancias en un solo movimiento… si se hiciera, claro.

Así pues, tal y como mencionaba en una de los primeros artículos de este blog, en la entrada Tres consejos en seis palabras: deberíamos de comer fundamentalmente vegetales. Por tanto, más alimentos vegetales frescos debería ser una consigna prioritaria.

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Imagen: Pirámide de la alimentación saludable SENC, 2004 y stockimages vía freedigitalphotos.net

Recochineo con lo “natural” y una distopía ecológica (vídeo dos en uno)

Utopía natural

La distorsión de la palabra “natural” ha alcanzado el paroxismo dentro de la publicidad de alimentos. Todos sabemos que hay muchas otras palabras que podrían perfectamente pertenecer a este poco selecto club… llamémosle el club de las palabras nutricionalmente prostituidas. Sin embargo, pocas tienen el nivel que ha alcanzado “natural”, término que en mi opinión merece ostentar, sin duda alguna, el cargo de madame-presidenta de este burdel publi-alimentario.

Qué así sea es fácil de comprender ya que no existe absolutamente ningún tipo de legislación que limite su uso. De esta forma se le puede decir “natural” a lo que uno quiera… sí, sí, a lo que cualquiera quiera. Todo alimento sobre el que se pretenda puede lucir o alegar que es “natural” si su fabricante así lo desea. Y nadie le puede pedir cuentas por así hacerlo. Por muy descontextualizado que sea su uso. Así que, naturalmente, no te creas nada de aquel alimento que luce en su envase o tiene a gala en la publi ser “natural”. Es más ¿sabes qué? los productos verdaderamente naturales no suelen necesitar anunciarlo… y no lo dicen (¿te imaginas que en la publi de un avión se alegase que es capaz de volar? Pues eso. Por eso yo desconfío de quienes lo esgrimen. Y cuanto más lo gritan mayor suele ser mi sordera.

Da igual lo cierta que sea esta realidad, una buena parte de los consumidores lo saben perfectamente y la industria sabe que lo sabemos… pero como digo da igual, lo siguen utilizando de forma indiscriminada, como si no fuéramos conscientes. O peor aún (me temo) lo emplean sin la menor de las justificaciones, sabiendo que no nos lo creemos pero aun y todo porque les reporta sus ansiados beneficios en el punto de venta: frente a dos similares ignominias alimenticias industriales, aquella con el marchamo “natural” se vende mucho mejor, así que… ¿qué razón podría haber para no utilizarla? Como ves, ninguna.

El clarificador vídeo que hoy te traigo representa una sátira de lo que te cuento. Vale que es estadounidense, pero da igual… tanto el concepto como las circunstancias legales que le afectan (ninguna) son los mismos que por estos lares. Subtitulado gracias al genial Guillermo Peris (@waltzing_piglet) conchabado al efecto con la no menos recomendable Rosa Porcel (@bioamara); en él y en tono de humor, un publicitario nos cuenta “el secreto” en el uso del término “natural” y de los beneficios que su empleo en no importa qué producto alimenticio puede aportar a su productor. Te dejo con él, es simplemente soberbio… si no fuera por una pequeña pega… que te contaré después.

No defrauda, a qué no. Mi parte favorita es en la que el publicitario justifica el uso de “natural” en los alimentos transgénicos ya que de ellos se puede decir que son… “200 % naturales”. Insuperable.

La pega, no sé si coincidirás conmigo es que este pequeño corto está realizado por una plataforma para la promoción de alimentos ecológicos… dando a entender que los que obtienen este sello sí que son verdaderamente “naturales” en lo que constituye un alambicado ejercicio de retorcida manipulación publicitaria. Contrainteligencia marketiniana… o algo así.

Y es que no… se mire por donde se mire una “hamburguesa” de algas y chucrut (por decir algo) envasada al vacío y termosellada tiene muy poco de “natural”. Hay centenares de ejemplos sobre este tema… pero muy en resumen la cuestión se sintetiza en que “ecológico” no es, ni de lejos, “natural”. Se trata más bien solo de un sello que garantiza una forma de producción particular que en su más íntima filosofía tiene más agujeros que una flauta.

Aunque bien pensado, quién soy yo para opinar así, sí como hemos comprobado, a estas alturas “natural” puede ser cualquier cosa. Naturalmente y con un par.

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Nota: mi más sentido agradecimiento, una vez más, a Miguel Justribó (@migueljustribo)

Imagen: renjith krishnan vía freedigitalphotos.net

“Fed Up”: Brillante documental sobre obesidad, industria, administraciones y soluciones que no lo son

¿Somos tan egoístas, ruines y desafectos como para dejar la solución de la obesidad en manos de las respectivas responsabilidades personales?

Pues eso es exactamente lo que la industria alimentaria promueve y lo que las administraciones jalean.

fed_up_28810Fed Up es un documental estrenado recientemente en los Estados Unidos que a partir de preguntas obvias, al tiempo que incómodas, nos plantea una más que probable realidad en la que la industria alimentaria y las administraciones desempeñan un papel más que destacado en la incidencia de la obesidad y todos sus trastornos asociados. Su traducción juega con el doble sentido ya que Fed Up se utiliza tanto para indicar que uno está harto de comida o de tanto comer, como para expresar que esta hasta los… mismísimos en relación a un determinado tema. Y el tema del documental es la obesidad, sus causas, sus soluciones y los actores implicados.

¿Existe una relación entre el diámetro de nuestras cinturas, en continua expansión, y las recomendaciones dietéticas de las administraciones sanitarias?; ¿y si el enfoque para acabar con la obesidad estuviera claramente equivocado?; ¿las soluciones que se proponen son verdaderas soluciones?; ¿y si esas las “soluciones”, en el fondo, solo consiguen agravar el problema? Lo que desde luego está claro es que las soluciones propuestas hasta la fecha han coincidido con un aumento de las cifras de obesidad, más que en su retroceso.

Si te gustó esta entrada: Todo podrido: los intereses de la industria alimentaria distorsionan las políticas de salud pública o esta otra: “Más allá del peso”, el mejor documental que he visto sobre obesidad infantil, no puedes dejar de ver Fed Up. Es imprescindible.

Resulta llamativo el contrastar que aunque el problema de la obesidad se venía barruntando desde mediados del siglo pasado, ha sido a partir de finales de la década de los años 70 cuando su progresión ha dado un salto cuantitativo, hacia arriba, importante. Precisamente cuando las administraciones sanitarias se han puesto manos a la obra “en serio” haciendo recomendaciones en un sentido u otro. Y lo ha hecho bajo unas presiones inauditas por parte de la industria alimentaria, la cual, cuando ha visto sus intereses peligrar, ha apretado como ella solo sabe hacer para que dichas recomendaciones y la forma que tienen de llevarse a cabo resulten lo más cómodas posible en atención a sus “valores”.

No soy de los que sostienen la opinión de que la industria alimentaria produce una serie de alimentos para enfermar a la población… Sin embargo, sus intereses, “el para qué” los produce (sin duda alguna para mejorar su balance de cuentas) comporta al mismo tiempo un grave menoscabo en la salud de los consumidores. Lo hace empezando con el mismo diseño de sus productos, con su embalaje, con los regalos promocionales, con su constante bombardeo de una publicidad malsana, con sus grupos de presión, con su omnipresente presencia en no importa casi qué entorno y así, en definitiva, dando pie a crear un ambiente obesogénico del que, para muchas personas, es francamente difícil evadirse.

Me cuesta encontrar en este documental algún aspecto criticable. Pese a su extensa duración, más de hora y media, todos los temas que aborda son de una importante relevancia y los toca de manera sublime, aportando los más contundentes argumentos y contando con las más expertas de las opiniones. Empezando por el principio cuando cuestiona abiertamente si es honesto el hecho de culpabilizar individualmente a las personas que padecen obesidad. Una explicación que a la industria alimentaria le viene muy requetebién.

De este modo, sostener que todo lo que hay que hacer es decir a la gente que coma menos y que haga más ejercicio resulta en la constatación de un grave problema de perspectiva. Digo de falta de perspectiva porque esto es lo que se viene diciendo a través de las recomendaciones “oficiales” desde hace prácticamente medio siglo… y el problema global más que atajarse, o al menos contenerse, sigue en aumento. Con este planteamiento se hace descansar, sin duda alguna, la culpa en la persona implicada. No diré que las personas, individualmente, no está implicadas; pero desde luego, colectivamente, tiene pinta de que hay alguna razón general que dificulta o impide a esas personas alcanzar las metas a través de la solución propuesta. Con sinceridad, habida cuenta de la magnitud del problema creo que no se puede hacer descansar todo, ni tan siquiera la mayor parte de las causas del problema, en la responsabilidad individual.

Me ha gustado tanto que, el verlo, me ha llevado casi cuatro horas a la hora de parar y tomar notas o buscar más información en la red al respecto de los temas que aborda y los datos que aporta. De hecho pocos son los temas, por no decir ninguno, que no hayan sido ya tratados en este blog:

Empezando por la absurda estrategia de contar calorías, el tema de las calorías vacías, por no hablar de la desmadrada presencia del azúcar en nuestro entorno (en especial cuando está camuflado en alimentos “saludables”), el impacto de la diabetes en nuestro entorno, el papel de la publicidad malsana, el doble juego de la industria que nos quiere vender como saludables aquellos alimentos con peor perfil nutricional, los curiosos socios de la administración sanitaria para hacer frente, poblacionalmente hablando, al problema de la obesidad (en todas partes cuecen habas), el peso del coste económico de una dieta saludable vs otra menos saludable, la importancia de los menús escolares, la de la educación nutricional y culinaria en casa, lo de atar los perros con longanizas etcétera. El caso, es que además el documental cuenta con la participación de no pocas personalidades y expertos de primera línea que tienen mucho que decir… y lo dicen, sobre esta cuestión.

En definitiva se trata de un completísimo documental que deja una misma pelota en tres balcones diferentes al mismo tiempo: en el de las administraciones, en el de la industria y en el de los ciudadanos. Está claro que las circunstancias invitan a pensar que los tres actores implicados van a hacer cosas muy distintas.

Por un lado, la industria es improbable que cambie su forma de actuar, tal y como sucedió con la industria del tabaco, seguirán negando la mayor ya que su porvenir depende de sus ingresos y, a día de hoy, con sinceridad, ya he desterrado cualquier idea de mi cabeza que invite a pensar que vayan a cambiar de forma positiva. Por su parte, es de esperar que un día la administración se dé cuenta de lo que tiene entre manos y de lo que se le avecina mientras le siga haciéndole el caldo gordo a la industria. Así, mientras ese día llega, que creo que lo hará, son los ciudadanos los que de forma colectiva tienen que decirle a la industria por donde pueden meterse sus productos, campañas, publicidades y demás ayudas privadas “para el desarrollo”. Es la sociedad la que con una mayor conciencia y castigando en el punto de venta a determinados productos, ha de terminar poniendo a esa industria en el sitio que se merece en virtud de la necesidad de la población… comprando más productos frescos y menos comida basura, cocinando más y dejarse de tantas declaraciones saludables, contenidos reducidos y enriquecimientos en los alimentos. En definitiva dejar el “nutricionismo” a un lado. Si queremos que algo cambie tenemos que tomar la iniciativa y no esperar a que alguien cambie las circunstancias por nosotros.

Podría extenderme bastante más contándote algunas de las escandalosas cifras que se manejan en el documental o haciéndote saber de las extorsiones y del mamoneo que se llevan entre manos la industria alimentaria, las distintas administraciones y, por ejemplo, la OMS… pero si así lo hiciera poco te quedaría por ver en un documental que, a pesar de lo dicho, tiene muy, muy poco de conspiranoico y mucho de realidad. Baste decir que entre los invitados a prestar su voz e imagen están el expresidente Clinton, investigadores de la escuela de Medicina de Harvard, numerosos políticos de Estados Unidos, representantes de la FDA, la cabeza del Servicio Público de Salud de Estados Unidos, Marion Nestlé… y tantos otros.

Sin embargo, déjame decirte que otros muchos representantes de la industria fueron invitados a participar en el documental y no accedieron. Entre quienes se negaron a participar figuran empresas como: Coca cola, Kellogg, Nestlé, Pepsi, la Asociación Norteamericana de Bebidas, Kraft, La Asociación del azúcar, etcétera. Ellos sabrán porqué ya que la realización del documental es, desde mi punto de vista, exquisita.

Por último, decir que te dejo a continuación el enlace al video que actualmente está colgado en el canal de YouTube con subtítulos en castellano. Ciertamente no confío demasiado en que siga ahí colgado mucho tiempo ya que tiene pinta de ir en contra de los derechos de autor. Así que ya lo puedes ver cuanto antes y, mejor aun, ya puedes ir encargando una copia. Yo ya lo he hecho.

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Nota: Mi agradecimiento una vez más para un buen compañero, Pablo Zumaquero (@pzjarana)

Imagen: http://www.elseptimoarte.net/peliculas/carteles/fed-up-9434.html

Una dieta saludable también lo es para el planeta (y al contrario igual)

Planeta árbolInteresante artículo el que se publicó el otro día en la prestigiosa revista Nature que bajo el título Food choices for health and planet (Elecciones alimentarias por la salud y por el bien del planeta) viene a decirnos que los hábitos de alimentación típicamente accidentales no solo perjudican la salud de los consumidores sino que al mismo tiempo afecta de forma negativa al medio ambiente y por ende al planeta. El artículo en realidad es un análisis de un estudio publicado en la misma revista Global diets link environmental sustainability and human health en el que el título ya explica bastante bien esta relación (Los patrones dietéticos globales ponen en relación la salud humana con la sostenibilidad).

Así, dar de comer a la parte “occidentalizada” de los más de 7.000 millones de habitantes del planeta del modo y manera que al parecer les gusta comer, es decir, con una alta proporción de productos de origen animal, implica una emisión altísima de gases de efecto invernadero. Es más, la cría de ganado con fines productivos es a día de hoy la principal causa del aumento de este tipo de gases. Nada más y nada menos que el 25% de los gases de efecto invernadero es atribuible a esta práctica. Un impacto ambiental importante al que habría que sumar también el muy alto consumo de agua que requiere esta cría.

Por una parte, los autores del estudio resumen que el aumento de los ingresos y la urbanización han impulsado una transición alimentaria mundial en el que patrones de alimentación tradicionales se están sustituyendo por dietas altas en azúcares refinados, grasas y carnes. Si esta tendencia dietética sigue por el mismo camino y no se controla, se estima que para el año 2050 se incrementará en un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero. Por otra parte, tal y como es bien sabido, este cambio en el patrón dietético propicia el incremento de diversas enfermedades especialmente típicas de nuestro tiempo y en constante crecimiento: la diabetes tipo II, enfermedades coronarias y otras patologías crónicas no transmisibles que reducen de forma significativa tanto la esperanza de vida como su calidad.

En este contexto es indispensable proponer patrones dietéticos alternativos que además de los contrastados beneficios sobre la salud podrían, si la estrategia fuera asumida de forma global, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Así, el trinomio dieta-salud-medio ambiente precisa asumir estas cuestiones como un desafío global, con el fin de mejorar tanto la salud pública como el entorno en el que vivimos.

En opinión de los autores y en base a su extensa revisión de los datos actuales un cambio dietético basado en la dieta mediterránea, especialmente rica en productos vegetales frescos, frutas y productos marinos, implicaría probablemente unos mejores indicadores de salud en la población y además una gestión de los recursos planetarios más eficiente y sostenible.

Así pues, no es cuestión de decidir por qué razón habría que hacer un cambio en el planteamiento dietético general, las dos razones son positivas tanto en el plano individual como en el colectivo. Ahora solo haría falta que las administraciones e instituciones se coordinaran para el cambio. Ojalá sea, aunque no sé porqué, pero creo que el asunto, tristemente, va para largo.

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Imagen: winnond vía freedigitalphotos.net

Las setas: Precauciones, curiosidades y algunas características nutricionales

SetaEl otoño… o la curiosa estación en la que actualmente estamos inmersos este 2014 (¿el veroño?) es el momento ideal, no exclusivo, para disfrutar de las setas. El caso es que es precisamente en esta época cuando en principio se dan una serie de condiciones óptimas para la proliferación de este producto con una amplia cantidad de variedades. Así, unas temperaturas suaves aun no especialmente frías (este año incluso veraniegas), una creciente humedad debida a la mayor incidencia de las lluvias (este año poca) y un manto de materia orgánica en descomposición proveniente de las hojas caídas de los árboles propicia como decía la multiplicación de este tipo de curiosos organismos… que en estas condiciones crecen como lo que son, setas.

Lo cierto es que no soy un especial entendido en micología, pero leñe, soy navarro y en cierta medida lo llevo en la sangre (para que te hagas una idea en Navarra dirigimos cariñosos calificativos hacia los que desde otros territorios vienen a coger setas a nuestros bosques, los llamamos sustraesetas; en recíproca amabilidad, por ejemplo los donostiarras se dirigen a nosotros como meaplayas… ante todo buen rollo vecinal). Bueno, el caso es que no sé demasiado de setas, conozco dos o tres que no me generan ningún tipo de dudas y me gusta salir en familia, o en solitario, en su busca y captura cuando llega la temporada. Las salidas en sí pueden acabar muy bien o puede acabar “solo” bien. Digo “solo” porque el paseo por el monte-campo-bosque no te lo quita nadie y eso a día de hoy, con ese maravilloso ritmo de vida que nos caracteriza, la falta de tiempo y el estrés es ya de por sí todo un lujo… si además se encuentran setas comestibles, pues estupendo.

Mi hija Adriana que ahora cuenta con 10 años está en el colegio aprendiendo el “estilo periodístico” ya sabes, eso de titular, entradilla y desarrollo de la noticia. Aquí tienes su último trabajo en este sentido que ilustra lo que a veces acontece con el tema de las setas.

 Adriana_Tribune_Setas

 Como veis yo sigo con los problemas de siempre con los periodistas.

Precaución con las setas cuando se recolectan en el campo

El caso es que el tema de las setas tóxicas no es ninguna tontería. Todos los años somos testigos por estas fechas de casos de intoxicación por ingerir especímenes tóxicos que en ocasiones acaban de forma dramática con la muerte del comensal precipitado o equivocado. Es preciso ser prudente y consciente de lo que se está haciendo cuando se va por setas al monte y por lo tanto de los riesgos que se asumen cuando no se obra con prudencia. Por ejemplo, en la salida reflejada en la “noticia” de arriba vimos setas a cascoporro, pero… no sabíamos si eran comestibles o no, y por eso se quedaron todas allá. Solo cogí una, de un tipo concreto, con el fin de que luego en el pueblo alguien de confianza me dijera si lo que había dejado en el monte era comestible o no… y me dijeron que sí, pero que tenía un escaso valor culinario.

Particularidades propias de las setas como ser vivo

Las setas en general tienen muchas características propias y exclusivas. De entrada están enmarcadas todas en el Reino Fungi, es decir, son seres pluricelulares sí, pero ni animales ni vegetales. Al ser sésiles (es decir, son organismos que viven fijos al sustrato) una buena parte de la población las incluye dentro del Reino Plantae (vegetal), pero no es así. Tienen muchas diferencias biológicas con los vegetales pero la principal sin lugar a dudas es que, teniendo pared celular como lo vegetales, esta está compuesta por quitina, en vez de por celulosa. Esta es una de las razones por las que las setas, aunque se trate de variedades comestibles, suelen ser poco amables para con las digestiones. La quitina es un carbohidrato que además de en los hongos lo encontramos formando parte del exoesqueleto de los insectos. Como nuestras enzimas digestivas son bastante poco eficaces para degradar esa quitina (tenemos poca quitinasa aunque su cantidad parece estar en relación con los hábitos alimentarios del individuo y la presencia de quitina en la dieta) las setas no son precisamente el alimento de elección para las personas con digestiones delicadas.

Ciclo vital setasOtra diferencia apreciable con las plantas es la ausencia de cloroplastos y por tanto de clorofila en ningún momento de su ciclo vital… esto se comprende mejor sabiendo que las setas, como hongos que son, son organismos heterótrofos, es decir, que obtienen tanto la energía como los materiales que precisan de compuestos orgánicos provenientes de otros organismos (a diferencias de las plantas que son organismos autótrofos ya que a partir de sustancias inorgánicas y de la radiación solar son capaces de sintetizar sus propios materiales y obtener la energía).

Otra de sus características más destacadas, es su ciclo vital. Las setas se reproducen por esporas, sexuales o no, y los ciclos biológicos de sus casi infinitas especies están llenos de particularidades y de asombrosas fantasías creativas dentro del mundo de la biología (creo que se hicieron así para atormentar a los alumnos de esta carrera, doy fe).

Setas, nutrición y mesa

Más allá de las cuestiones relativas a la seguridad alimentaria en cuanto a las setas no comestibles, el mundo de las setas es maravilloso. Empezando por las cuestiones gastronómicas. Dependiendo de la variedad las setas se prestan a prácticamente todas las posibilidades culinarias: plancha, asadas, revuelto, guisadas, con arroces, pasta, rebozadas… se pueden desecar muchas de ellas para su posterior utilización y por supuesto algunas de ella aceptan un consumo en crudo, sin más, si acaso con algún aliño, tipo aceite y sal. Su peculiar sabor suele agradecer en muchos casos la presencia de alimentos que “absorban” esos aromas tan característicos, me refiero como he mencionado a los arroces, las pastas, etcétera.

En cuanto a su valor nutricional destaca su escasísimo aporte energético, normalmente menos de 20 kcal/100g, en el que habrá que tener en cuenta su forma de preparación. Tan pocas calorías se debe a dos características básicas: tienen una cantidad relativa de agua muy alta una muy baja proporción de cualquiera de los tres macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas). En cuanto a la fibra y los micronutrientes digamos que suelen contener una cantidad de fibra a tener en cuenta (lo que ocurre que la ración estándar de consumo suele ser pequeña); sobre las vitaminas que aportan una cantidad discreta de aquellas del grupo B y provitamina D… sobre los minerales, según especies, las setas pueden ser una fuente apreciable de potasio, fósforo, yodo… En resumen, el “valor” nutricional de las setas como alimento es más bien escaso, tanto en lo que se refiere a la energía, lo que en nuestro entorno podría ser un elemento a destacar, como en nutrientes, tiene poco de todo y de lo que más tiene no suele haber deficiencias en nuestro entorno.

En resumen, se trata de un producto doblemente interesante, primero por el valor añadido que implica el ir a buscarlas cada uno y, además en la cocina, aportan una serie de características y posibilidades absolutamente genuinas… y sumamente placenteras para aquellos a los que nos gusta este producto.

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Imagen:  Sarah Topps y mapichai vía freedigitalphotos.net

Mandarinas verdes: ahora, las mejores… y de aquí

Mandarinas verdes (640x480)Desde hace ya unos días, si te pasas por algún supermercado, o mejor aún, por un mercado, es posible que te hayas percatado de la llegada de las mandarinas de temporada y de España a nuestros comercios. Es posible también que te haya llamado la atención su no poco intenso color verde en algunos de los casos y que por tanto hayas decidido “pasar de largo” razonando que estarían también verdes desde el punto de vista de su maduración si te dejabas guiar solo por su color (demasiado ácidas, más o menos duras…). Pues en general, lo más probable es que estés en un error, así que ya puedes volver sobre tus pasos y hacerte con una buena cantidad de ellas. Fiel a mí cruzada en pro de la defensa de los alimentos de temporada (y cercanía), este es uno de los productos que en estas fechas podemos encontrar en los comercios y que presentan unas cualidades estupendas. Es más, en mi opinión, las mejores mandarinas del año son estas, las primeras. Al menos son las que a mí más me gustan.

La temperatura, la clorofila y las hormonas vegetales claves del color

Tal y como sucede en el caso de las naranjas y otros cítricos los primeros ejemplares de la temporada contienen una cantidad importante de clorofila en la piel y de ahí su color verdoso o, directamente, verde. Mientras las temperaturas son más suaves en especial por la noche estas frutas producen una importante cantidad de clorofila que es, como seguro sabes, la encargada de aportar ese color verde a los vegetales. Sin embargo, a medida que nos adentramos en el otoño y en el invierno, esas temperaturas nocturnas son cada vez más frías y con ellas se frena la producción de clorofila, quedando entonces estas frutas con su color naranja característico.

Es decir, cuanto más cerca del verano, la temporada de cítricos comienza con frutos de color más verde (por la clorofila) y esta va desapareciendo de la piel de estas frutas a medida que los fríos más otoñales e invernales llegan; de esta forma se obtienen frutos con ése color naranja con el que los identificamos con mucha más frecuencia. De hecho, las mandarinas y las naranjas producidas en climas tropicales (y no subtropicales como es nuestro caso) suelen ser de color verde… y así se consumen en aquellas latitudes, salvo que se destinen a la exportación, en cuyo caso se mantienen en una atmósfera de etileno (sustancia que es una hormona vegetal) y en cámaras frías… en poco tiempo este tratamiento hace desaparecer el verdor de naranjas y mandarinas y las dejan con su color original, natural… naranja típico.

Así pues no te dejes llevar por el color de las mandarinas en esta época y disfrútalas tal y como vengan.

Por tanto, te invito a que consumas fruta de temporada y sobre todo de cercanía… y que no te pase como a una buena colega, Raquel Bernácer (@aliment_ARTE) y a mí que, a pesar de vivir ella actualmente por Holanda y un servidor por estas tierras, resulta que ambos tenemos en nuestro supermercado de referencia naranjas de Sudáfrica. Lo de Holanda pase (o no) pero lo de que en España a 20 de octubre, la naranja que se nos ofrezca sea sudafricana… pues como que no. Evidentemente, allí se quedaron (en el súper, me refiero).

Naranjas combinadas

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Imágenes: @juan_revenga y @aliment_ARTE

Cómo como: Tutti-frutti informativo-nutricional en Comando Actualidad

La pasada la semana los telespectadores de La 1 asistimos a un “documental” sobre cuestiones alimentarias con el que quedó clara una cosa: lo imposible que resultó sacar una información válida o práctica (al menos en el terreno nutricional)

Si quieres antes de leer el resto de mi crítica (constructiva aunque no lo parezca) puedes echar un vistazo al programa de Comando Actualidad en este enlace.

Partiendo con un comienzo sumamente efectista relativo a los problemas de nuestro entorno derivados de la sobrealimentación utilizando para ello los famosos concursos de glotonería al más puro estilo man versus food, el programa mezcla la opinión breve (y muy matizable) de expertos en endocrinología, los problemas de producción, comercialización y venta de algunos productores de unos pocos sectores agroalimentarios (arroz, azúcar, conservas de pescado y marisco, frutas y ganado porcino entre otros) así como la opinión de la especialista en cuestiones nutricionales, la dietista-nutricionista, de la FIAB (Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas). En resumen, una especie de tótum revolútum del que es difícil sacar una conclusión coherente… y más que nada porque una buena parte del mensaje, bien de los expertos, bien cosecha de los propios conductores del espacio, dejó bastante que desear. ¿Empezamos?

“Todos los endocrinos dicen que hay que desayunar, que es la comida más…”

Así sentencia una de las presentadoras en el minuto 3:15 para referirse al hábito del desayuno y la supuesta bondad de esta comida para bajar o conservar el peso. Pues bien, no dudo que haya muchos endocrinos que así lo sostengan, pero si es así… no hay muchas evidencias que sostengan esta recomendación que todos nos pudimos tragar en el programa sin anestesia previa. Para más datos consultar la entrada ¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar?

En esta parte del programa me gustaría llamar la atención sobre dos cuestiones. La primera, el peso o la imagen de los niños que eran familia de los “tragones”… lamentable estampa familiar (ver No ponga a su hijo a dieta. Mejore su estilo de vida y Los niños con sobrepeso y sus padres identifican mal su verdadera situación). Y la segunda, la simplificación, casi banalización de una declaración de uno de los protagonistas: “comemos mucho por el estrés” decía en el minuto 8:45. A ver, que no digo que el estrés no influya, y mucho, en virtud de determinadas circunstancias y personas, pero reducir esta cuestión a una única causa o hacerla la principal en el problema de la obesidad y para todo el mundo me parece poco serio.

“La bolsa pequeñita de patatas fritas tiene 480 calorías”

Las declaraciones de los endocrinos necesitan un comentario aparte (min 13:10) No sé a qué bolsas pequeñitas se refiere uno de ellos, pero anda muy despistado con respecto al valor calórico de algunos alimentos. 100 gramos de patatas fritas aportan de media unas 530 kcal y las bolsas pequeñitas que yo conozco tienen de 20 a 35 gramos (según fabricante, ver imagen de ejemplo) lo que nos deja el valor calórico por bolsa en unas 106 a 185 kcal… unas cifras bastante alejadas con respecto a la aportada. Además, a la hora de evitar esos azúcares simples presentes en los refrescos a los que se refiere en otro momento (aspecto en el que coincido) menciona su alto contenido en fructosa… ¿fructosa? No, el azúcar característico de los refrescos es el comúnmente llamado azúcar a secas, es decir, la sacarosa. Luego, el tema de los consejos dietéticos en este mismo apartado, con sinceridad, no podían ser más “ de lo de siempre”… no saltarse el desayuno “eso es claro” (ya hemos visto que no está tan claro), la eterna criminalización de la grasa, el machacón conteo de calorías en la dieta… en definitiva, mucha deasactualización de conocimientos es lo que me pareció. Y luego, un poco el colmo de lo hasta aquí visto, el último de los especialistas afirmando que tiene que hacer frente a mucha desinformación… caramba, caramba. No negaré que dijeron cosas válidas… pero tampoco negaré que un reloj parado termina por dar la hora buena dos veces al día. Ahí lo dejo.

Patatas risi 1 (384x640)patatas risi 2 (340x640)

 

“No hay estudios rigurosos, que se hayan hecho bien, que puedan demostrar que… esto [que, en esencia, el consumo de azúcar sea negativo para la salud]… el azúcar tiene que formar parte de nuestra dieta, es el nutriente de nuestro cerebro, la glucosa”.

Este tipo de sentencias casi lapidarias forman parte de la intervención de la dietista-nutricionsta de FIAB. Estimada colega, desde el respeto que sabes te tengo: a día de hoy, los únicos que niegan la relación entre el actual consumo de azúcar y los problemas que todos conocemos son aquellos que tienen ciertos intereses en su producción, distribución y venta. Te ruego compruebes si te parece riguroso este estudio Financial conflicts of interest and reporting bias regarding the association between sugar-sweetened beverages and weight gain: a systematic review of systematic reviews (“Conflictos de interés económicos a la hora de establecer una asociación entre el consumo de bebidas azucaradas y el aumento de peso: una revisión sistemática de revisiones sistemáticas”) en el que se pone de relieve que los estudios “patrocinados” tienen cinco veces más posibilidades de no observar relaciones claras entre el consumo de bebidas azucaradas y un mayor riesgo de obesidad que los que no han sido patrocinados.

He de decir que no me extraña, desde tu puesto de trabajo, este discurso. Ahora bien, lo que no puedo entender es que a todo lo largo de tu intervención (puede ser debido a un “defecto” del montaje del vídeo) no se te haya escapado ni una sola recomendación coherente y todo haya sido echar balones fuera negando la mayor. En especial cuando no has hecho la menor de las distinciones entre el azúcar proveniente de las frutas y verduras o aquella añadida, bien del azucarero, bien con los alimentos procesados:

“Tanto el azúcar de la fruta, como el azúcar de la verdura… el azúcar añadido o no añadido, el cuerpo metabólicamente lo identifica como azúcar… glucosa”.

Efectivamente bioquímicamente puede que no hay mayores diferencias… al igual que dos pistolas idénticas que supuestamente podamos encontrar en el maletero del coche de dos personas bien distintas; una en el de un narcotraficante y otra en el de un coleccionista. Ni diferentes son tampoco en sentido estricto el bofetón que te pueda dar un amigo en un momento especial de crisis o el que te pueda dar, por ejemplo, un atracador… para ti deben ser dos bofetones, dos pistolas, y el mismo azúcar. Como digo no sé si será cuestión de la edición del vídeo o qué, pero el que no hayas hecho una distinción entre el consumo de frutas y hortalizas y el de alimentos procesados en lo que al azúcar se refiere me parece haber dejado pasar una oportunidad importante. La población no se merece este mensaje de alguien que tiene todas las armas para investirse de cierta autoridad. Te sugiero que visites estas tres entradas: “Más allá del peso”, el mejor documental que he visto sobre obesidad infantil, ¿Cuánto azúcar hay en….? y Todo podrido: los intereses de la industria alimentaria distorsionan las políticas de salud pública.

Para ir acabando, después de conocer las vicisitudes de algunos sectores agrarios de nuestra querida España que con sinceridad no les veo mayor relación con estas otras cuestiones… (por cierto, que diferentes esas vicisitudes de los productores de arroz y las de los productores de remolacha azucarera) toca finalizar con una imagen tocante a las cuestiones de seguridad alimentaria. Hacia el minuto 59:00 se visitan las instalaciones de un ganadero de cerdos que, en su entrevista con el personal del programa, le indica a este la necesidad de ponerse unas bolsas en los pies, unas calzas, para entrar a “visitar” el espacio donde están los cerdos. El caso es que le explica que es para proteger a los animales de cualquier microbio que alguien pueda traer del exterior. Entonces, se ponen las calzas y… ¿qué hacen ambos? Pues salen al exterior con las calzas puestas para dirigirse a cada una de las salas donde están los distintos cerdos… incomprensible. En este sentido, todo hay que decirlo, la legislación es muy poco concreta en lo que hay que hacer para evitar este tipo de riesgos microbiológicos que pudieran afectar a una determinada explotación. En el RD 3483/2000 por el que se regulan las normas básicas de las explotaciones porcinas se afirma que:

“Se utilizarán exclusivamente en ellas los utillajes de limpieza y manejo y el vestuario del personal que resulten adecuados o se dispondrá de las medidas necesarias higiénico sanitarias para que el personal que desempeñe trabajo en ellas y el utillaje utilizado en las mismas no puedan transmitir enfermedades. […] Pediluvios o cualesquiera otros medios de eficacia semejantes a la entrada de los locales, naves o parques que eviten la transmisión de enfermedades”

Una falta de concreción que, en mi opinión, no hace bueno un comportamiento cuando menos chocante el visto con las calzas en el programa.

Ya termino. Como te decía al principio, un batiburrillo de cuestiones y temas con muy poca ligazón interna que además ha puesto de relieve algunas incoherencias en algunos profesionales. Me quedo, eso sí, con la frase de la dietista-nutricionista de la FIAB con el fin de despertar conciencias y explicar en cierta medidad el origen de tantos y tantos problemas (de información) relacionados con las cuestiones nutricionales… cuando esta al final afirmaba que la industria de la alimentación es el primer sector industrial de este país. El primero. No sé como se te queda el cuerpo, pero desde luego este dato es como para tomarse las cosas más en serio, en especial cuando es la salud la que está en juego.

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Nota Bene: Es posible que la descontextualización en el mensaje percibido en algunas intervenciones se deba a una poco (o interesada) edición de las imágenes obtenidas por parte de la dirección del programa. Si bien algunas de las afirmaciones ofrecen poco lugar a la duda… en el caso de las declaraciones de la dietista-nutricionista de la FIAB (a la que conozco personalmente) tengo toda la sensación de que se hizo un montaje sesgado de toda su intervención una vez conocido el escaso porcentaje de los recuros que se grabaron y que al final no se emitieron. Si Comando Actualidad lo que quería era generar polémica, desde luego lo han conseguido.

Nota: Quiero agradecer a varios compañeros y tuiteros su interés y ayuda en la realización de esta entrada, entre ellos: @MariaQuiles87, @NailaMrtnz, @NutricionconQ, @iria8787@nutricionlines , @Jude_02, @DieteticaSin, @gominolasdpetro y @JulioBasulto_DN

Imagenes: @juan_revenga