El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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La “fiebre” de la soja no es en absoluto nueva, el ejemplo de Henry Ford

Henry_ford_1919El norteamericano Henry Ford (1863-1947) ha pasado a la historia por ser el fundador de la compañía de coches Ford, y además por ser el padre de la cadena de montaje en relación con la producción masiva, originalmente de coches, y posteriormente de otros bienes y productos. Inventor incansable con más de un centenar de patentes en su haber se dio a conocer con el lanzamiento del Ford modelo T, o más llanamente conocido como Ford T, el primer coche que se hacía accesible para las clases menos pudientes.

A pesar de su estrecha vinculación con el mundo industrial, en su biografía destacan algunas curiosidades relacionadas con la alimentación y su producción. Por ejemplo, en 1919 se posicionó a favor de la eliminación de los caballos, las vacas y los cerdos sosteniendo que el mundo sería un mejor lugar si en él no se consumiera carne de ningún tipo. Con este punto de partida, que a día de hoy sigue teniendo sus defensores (por unos u otros motivos) terminó cayendo en una especie de espiral de sinsentidos llegando a decir en 1921 que todo esfuerzo dedicado a la producción animal era una pérdida de tiempo y que la leche podría y debería producirse por procedimientos químicos industriales o, al menos, sin la participación de las vacas.

A pesar de conseguir posicionarse en contra de varios expertos de su época, también encontró quien le apoyara. En su tiempo surgió un tal Dr. Earl B Carr que afirmó que contaba con la fórmula para poder elaborar “leche” sin recurrir a las vacas a partir de avena, cacahuetes, agua y sal (y en verdad también con un poco de queso, cuestión esta que dificulta bastante el poder hacer ésa leche sin vacas, pero bueno). Aquí tienes un enlace a un periódico de la época que se hizo eco del asunto.

En 1927 volvió a la carga en contra de los animales de granja, en esta ocasión reclamaba la desaparición de los pollos, y de nuevo cerdos y vacas. Ya en 1939 vaticinó la desaparición de la carne de cordero ya que en breve sería sustituida por productos derivados de la soja, lo que le valió una importante enemistad entre el colectivo de carniceros y charcuteros de su tiempo.

Sea como fuere parecía estar empeñado en la eliminación de cualquier tipo de producción ganadera en favor de una mayor utilización de los recursos vegetales y también químicos como sustitutos. Las posibles razones de este tipo de planteamientos parece que hay que buscarlos en sus orígenes. Henry Ford nació en una familia de ganaderos, dentro de una granja y todo apunta que los trabajos que tuvo que realizar allí de joven le dejaron traumatizado de por vida, llegando a sentir una profunda aversión por todo lo que sonara a animal, granja y producción ganadera.

Sus teorías y postulados fueron bastante sonados, a fin de cuentas se trataba de una persona con una importante imagen pública en su país, razón por la que estos planteamientos gozaron en aquel entonces de tanta repercusión.

Fuente consultada: “The Public Image of Henry Ford: An American Folk Hero and His Company” por David L. Lewis. Ed. Wayne State University Press, 1976

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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Foto: Library of Congress (Wikimedia Commons)

“Daisy”, la vaca que da leche hipoalergénica

Daisy, la vaca de la foto es el nombre que se le ha puesto a una vaca modificada genéticamente por un equipo de científicos neozelandeses con el fin de poder producir leche de vaca hipoalergénica (aunque en realidad, Daisy sea todavía una tierna ternerita).

Antes de meterme de lleno, déjenme decir que para mí el nombre de “Daisy” siempre me ha evocado, no lo puedo evitar, la película “2001: Una odisea del espacio” cuando HAL-9000 (el ordenador de la nave) canta la canción homónima cuando Dave (su protagonista) procede a desconectarlo. Conmovedora secuencia.

Por cierto y ya que estamos, ¿saben por qué esta canción aparece en el guión? Me imagino que muchos ya sabrán que la peli está llena de guiños. Uno de ellos es el nombre del ordenador “HAL”, que es el acróstico de Heuristically programmed ALgorithmic computer  pero además, cada una de estas letras es la antecesora en el abecedario a otras tres, en concreto “IBM”. Y la canción en cuestión, “Daisy Bell” es, “curiosamente”, el tema que “cantó” el primer ordenador (de IBM) capaz de vocalizar en 1961.

Bien, al lío. Tras varios años de dura investigación los investigadores de la empresa neozelandesa AgResearch han conseguido hacer viable el embrión de una vaca lechera muy especial y sacarlo adelante. La particularidad de Daisy es que ha sido modificada genéticamente para que la leche que dé no contenga aquel tipo de proteínas que con frecuencia están implicadas en la alergia a la leche de vaca en personas predispuestas (en torno al 2 a 3% de los neonatos). Curiosamente algunos medios de comunicación han confundido este hallazgo de la «hipoalergenicidad» con el de la intolerancia y se han apresurado a anunciar (confundiéndose) que “Científicos neozelandeses crean genéticamente una res cuya leche no causa intolerancia” en un claro ejemplo de mezclar churras con merinas (bueno en este caso más bien, alpinas con frisonas). Los detalles de la investigación los pueden leer de primera mano en este enlace que dirige directamente a la web del laboratorio en cuestión.

 

La alergia a la leche de vaca no es intolerancia

Como ya se explicó en la entrada “Intolerancias que son la leche: Intolerancia a la lactosa” y en esta otra “Intolerancia a la lactosa: Alimentos y personas implicadas una cosa es la alergia y otra la intolerancia. La alergia a las proteínas de la leche de vaca esta propiciada en mayor parte de los casos (no en todos) por unas globulinas (una clase de proteínas) presentes en su suero. En concreto, con este trabajo se pretende reducir de forma importante la fracción de estas proteínas denominada betalactoglubulinas una de las más presentes en el suero lácteo.

Aun pasarán bastantes años antes de que esta leche pueda ser comercializada, han de superarse numerosos ensayos y controles previos con los que su seguridad pueda ser certificada. En el camino, también explicar el porqué Daisy ha nacido sin cola, una rara enfermedad congénita en las vacas. Entre tanto, diversas plataformas ya han mostrado su disconformidad en relación con la ingeniería genética, y es que hay que tener en cuenta que Nueva Zelanda es precisamente unos de los estandartes mundiales pro-ecologistas. De todas formas esta línea de investigación se suma a otras ya bastante avanzadas como aquella de obtener especímenes transgénicos (en este caso bitransgénicos) con el fin de conseguir que las vacas den una leche con algunos elementos propios de la leche humana tales como la transferrina y la lisozima humanas, ambas proteínas de cometido diverso, pero con indudable valor en el desarrollo de los lactantes.

Si me permiten una pequeña broma, si los neozelandeses me hubieran preguntado yo le hubiera puesto otro nombre a la vaca en cuestión. Por ejemplo, y ya que están en las antípodas y que la manipulación genética está por medio, en vez de “Daisy” creo que el nombre de “Mutilda” le hubiera quedado que ni pintado.

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Foto: Afencia EFE