El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Un vaso de leche caliente ayuda a dormir, y un bocata de panceta igual o más

Pocos mitos nutricionales han superado con creces la inexorable prueba de haberlo contrastado con la propia experiencia como el de que un vaso de leche calentito ayuda a conciliar el sueño. Es cierto, y también ayuda a tal efecto el recibir un beso en la frente (a poder ser de la madre de cada uno) o el sentir una mano cálida cogiéndote la propia o, simplemente, que esa mano yazca posada sobre un brazo o acaricie la mencionada frente. Esas cosas, ayudan a dormir. Pero no es necesario buscarle tres pies al gato.

¿Qué hay de inexplicable en saber que el realizar una llamada consciente a la reflexión sobre nuestro particular estado de vigilia puede servir como primer paso para adoptar una conducta que favorezca la conciliación del sueño? Y si nos ayudan con ese beso o esa caricia mejor.

Pero no, al parecer hay que buscarle una “explicación científica”, me refiero a lo de la leche del vaso de la ídem. Y se la han “encontrado”, claro. Dice así:

Fenil

No me digas que no resulta molón y súper-neuro-científico. Sin embargo, esta respuesta dista mucho de ser seria o de estar contrastada y, en sentido contrario, tiene mucho de cientifista y efectista. Que no es lo mismo.

La explicación que acabas de leer forma parte de una reciente nota de prensa de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) y es frecuente oírla repetida en boca de muchas personas incluidos no pocos profesionales sanitarios. Entonces… te preguntarás, ¿estás insinuando que esta explicación no es cierta?

No es que lo insinúe, es que es más falsa que un billete de 23 euros… por muy molona que suene, por mucho triptófano que tenga la leche (que en realidad, además, es que no) y por mucho precursor que sea este aminoácido esencial de la serotonina, la melatonina y demás blablablás.

Leche chica

Por qué SÍ funciona lo del vaso de leche para dormir

Posiblemente por el efecto de dos procesos no excluyentes:

Por un lado, el mencionado “intervencionismo” consistente en hacer una separación consciente entre el antes (de dormir) y el comienzo de una serie de rituales relajantes conducentes hacia el efecto deseado, en este caso, dormir. Una práctica que podría tener una no poca relación con el muy estudiado y práctico en determinadas situaciones “efecto placebo”. La intención con la que alguien se proporciona o le puede hacer llegar ese vaso de leche calentita a otro alguien, el “buenas noches” con el que se acompaña… y no digamos ya el beso en la frente, y…

Por otro lado, la somnolencia contrastada que provoca en cierta medida cualquier proceso digestivo (sentirse con el estómago lleno). En especial y, en este caso, facilitado además por la calidez de un producto suave y sedoso.

Por qué lo del triptófano, la serotonina y la melatonina es una falacia efectista

En este caso en base a tres argumentos:

El primero, porque aun dando por cierto que en la síntesis de la serotonina y melatonina interviene de forma destacada el aminoácido triptófano como elemento precursor, es preciso darse cuenta que el proceso que ha de seguir ese triptófano para ser utilizado en la síntesis de serotonina o melatonina no es precisamente inmediato: Se ingiere con la leche; se digiere esta; se absorben sus nutrientes (incluido el famoso triptófano); se incorpora a la circulación sanguínea; llega a las neuronas del sistema nervioso central (algo que tiene bastante miga y en lo que influyen otros factores dietéticos); estas lo incorporan a su citoplasma (interior celular) mediante un transportador transmembrana específico; allí se utiliza para la síntesis de serotonina; esta sustancia ha de ser a su vez introducida en las vesículas neuronales para su posterior liberación en los terminales que distan un espacio considerable con respecto a su lugar de síntesis… Así pues, este proceso que no es especialmente inmediato facilita, es verdad, que a partir del triptófano se sintetice serotonina y melatonina y que con ellas se concilie el sueño. Es verdad… pero al día siguiente de haberte tomado ese vaso de leche calentita… lo que no forma parte de la explicación (tomar leche para tener serotonina y melatonina suficiente para tener sueño… al día siguiente)

El proceso descrito es especialmente constatable en el caso de la serotonina. En el de la melatonina, la cosa se complica un poquito más cuando su liberación además está especialmente mediada por la incidencia de luz. Más bien por su ausencia, con independencia de la leche que uno tome.

El segundo, porque la acción de la serotonina y melatonina se va a ver interferida por muchos otros neurotransmisores y hormonas que pueden tener un efecto sinérgico con estas (favoreciendo el sueño) o, todo lo contrario, antagonista, dificultándolo. Así pues, decir que para conciliar el sueño es deseable incorporar fuentes dietéticas de triptófano es tan simplista como decir que para batir el record del mundo de los 100 metros lisos es necesario tener unas buenas zapatillas de atletismo (y no decir nada más).

Y el tercero argumento… el más demoledor y más sencillo de entender. Aun obviando los dos argumentos anteriores, y haciendo constar la veracidad de que es el triptófano el que de forma inmediata favorece la síntesis y liberación de serotonina y melatonina, es preciso tener en cuenta que si del triptófano se trata hay multitud de alimentos con tanta o mucha más cantidad de este aminoácido que la leche.

Usando cantidades estándares de consumo hay que saber que un vaso de leche de 200 ml contiene cerca de 92mg de triptófano… ¿es esto mucho o poco? te estarás preguntando.

Pues bueno, para que te hagas una idea un bocata de panceta (60g de pan = 46,8mg de triptófano y; 50g de panceta = 48,5mg de triptófano), suman 95,3mg de triptófano, casi igual y por encima que la consabida leche… pero la fama se la lleva ella. Ya ves tú. Además, si lo que quieres es meter triptófano en plan a saco, porque te crees estas tonterías afines al “nutricionismo”, puedes probar mejor que con leche con:

  • Un huevo (de 55g) frito aporta 98 mg de triptófano
  • 40 gramos de queso gouda: 141 mg
  • 40 gramos de parmesano: 224 mg
  • 125 gramos de lomo de cerdo a la plancha: 483 mg
  • 125 gramos de pechuga de pollo a la plancha: 496 mg
  • 125 gramos de solomillo de ternera a la plancha: 498 mg
  • 150 gramos de bacalao en salazón: 1.096 mg
  • Etcétera

Y ahora, vamos con la puntilla… los pocos estudios que han puesto de relieve la posibilidad de que el triptófano tenga un efecto más o menos inmediato a la hora de inducir el sueño, lo han hecho con cantidades superiores (nunca inferiores) a 1 gramo de triptófano y hasta cerca de 15 gramos. Cifras que están muy, pero que muy lejos de las contenidas en un vaso de leche. Aquí tienes una revisión sobre el tema: Effects of L-tryptophan on sleepiness and on sleep.

Y luego que si toma leche para dormir que tiene mucho triptófano… y luego la serotonina para arriba y la melatonina para abajo… que si la hormona del sueño y que si bla, bla, bla.

Claro que sí que un vaso de leche calentito puede ayudar a conciliar el sueño, pero no es por la explicación efectista que suelen ofrecer… aquellos que se dejan llevar por la rumorología o, lo que es peor, por aquellos que tienen más interés por vender leche “a cualquier precio” que intención de ejercer su responsabilidad con rigor. Y no miro a nadie.

biocarnaval XXXIII

Este post participa en la XXXIII edición del Carnaval de Biología, que hospeda @CEAmbiental en su blog Consultoría y Educación Ambiental

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Imágenes:  marin vía freedigitalphotos y nota de prensa FeNIL (30-10-2014)

La noche que Pierre Dukan se coló en mis sueños (verídico)

Tenedores

Las cuestiones oníricas resultan insondables para mí y la del otro día (más bien una noche de mediados de agosto) me dejó un tanto desconcertado, divertido sí porque fue un sueño agradable, pero también un poco mosqueado. Te cuento, soñé con Dukan.

Algo que se me antoja raro ya que por un lado la figura de este gurú dietético parece (al menos de momento) estar cayendo en una especie de espiral del olvido (ley de vida y por tanto previsto en cierta medida) y que por otro hace varios días, por no decir meses, que este señor no aparece en mi realidad consciente.

Sea como fuere si te gusta esto de interpretar los sueños ajenos te cuento mi alucinante experiencia y ya si queréis vosotros jugáis a darle sentido en plan Freud o Cuarto Milenio.

El panorama inicial era bastante surrealista, muy de la manera que se representan los sueños de los protagonistas de los comics de Tintín… cosas de los sueños. El caso es que en el sueño alguien, no sé muy bien quién, me invitaba a su boda en Valencia. Creo tener una vaga idea de que era un joven dietista-nutricionista al que ni tan siquiera conocía personalmente. Bueno, el caso es que me planto allí, en el banquete de boda que se celebraba en un hotel de mucho postín y me encuentro al bueno de Dukan, sonriente, amable, cercano. Todo el mundo iba de punta en blanco, como de boda, claro, pero más… solo faltaba una alfombra roja, muchos dietistas-nutricionistas de ambos géneros, muy jóvenes y a la vez muy glamurosos… solo conocía a unos pocos. Una rareza más de esta ensoñación consistía en que a pesar de que la boda era en Valencia (ciudad que apenas conozco) las calles de la ciudad eran de Pamplona (“mi ciudad” hasta hace unos años). Entre otras rarezas también me llamó la atención el menú (me extrañó al despertar, claro, porque en el sueño me pareció de lo más normal) en especial por su sencillez si la comparábamos con el resto de la parafernalia nupcial, cargada de boato y en plan jet-set: Macarrones con chorizo gratinados al horno y solomillo a la plancha con patatas que, sinceramente, estaba muy rico. Los postres no aparecieron en el sueño, supongo que en esta línea gastronómica habría sido un polo de limón. Para los más suspicaces he de deciros que no sé, no se mostró en el sueño, si Dukan probó los macarrones o las patatas del solomillo… conocer este detalle habría tenido su morbo, lo reconozco.

Bueno, al lío… el caso es que tras la comida la marea de invitados, ya digo que había muchos, me empujó a sentarme en uno de los amplios sofás del espectacular hotel… sofá al que pausado y con una sonrisa en la cara se acercó un cordial Pierre Dukan. Era un Dukan algo estropeado-pero-no por la edad, una edad que en apariencia él había tratado de disimular como hace ese tipo de gente que tiene mucha pasta, con botox, liftings y demás historias similares y entonces, sentándose, me habló en un correcto español.

– Hola Juan, ¿qué tal estás?

– Bien, aquí, pasando el rato.

– Oye, ¿menudo pelotazo, eh? [en clara referencia al éxito de ventas de su método, ya pasado pero aun cercano en el tiempo]

– Joer… y tú que lo digas, fue la leche, no había visto nunca antes algo así.

– Pues ahora tengo una duda, dijo Dukan, no sé si seguir o retirarme y dedicarme a “vivir la vida”, a vivir de las rentas que son muchas. Si sigo, he de sacar algo nuevo, aunque me da pereza y al así hacerlo se puede malinterpretar por personas como tú… aun le sacaríais más punta. El caso es que “mi método”, comercialmente hablando, ya no da más de sí, la novedad ha pasado y la gente ya no se lo cree.

– Pierre, con todo el cariño, le dije (he de confesar que en este punto del sueño no me reconocí) déjalo ya… tienes más pasta de la que jamás podrás llegar a gastar y además creo que ya es tiempo de que te dediques a disfrutar de los éxitos de tu trabajo. Y no, no me mal interpretes, no es que con tu retirada vayamos a vivir mejor los dietistas-nutricionistas, más al contrario, con tus absurdas pero lucrativas proposiciones al final nos das trabajo aunque sea criticando y poniendo tus métodos «en su sitio». Porque eso es lo único que se merecen… como tú además bien sabes, ¿verdad?. No, sinceramente, creo que si yo estuviera en tu lugar ahora me dedicaría como bien has dicho a “vivir la vida”.

Sin decir nada inmediatamente me dedicó una amplia sonrisa de complicidad. Se levantó (curiosamente también se levantó con él una señora que sin haber reparado en ella antes y sin abierto la boca era la interprete que siempre le acompañaba) y me dijo en francés, à bientôt mon cher ami y se marchó mientras su figura se difuminaba a medida que se alejaba hacia el contraluz del amplio ventanal del hotel… un poco en plan “autopista hacia el cielo” (reconócelo, eso cuando te despiertas y tomas conciencia, acojona)

Y ahí me desperté… divertido, he de reconocerlo, pero al mismo tiempo un tanto inquieto por su contundente à bientôt… ¿volverá Pierre Dukan a la carga en serio con un nuevo o mejorado sistema?… y lo que es aún más intranquilizador, ¿volverá a colarse en mis sueños?

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Actualización 1/09/2014: Gracias a Luis Jiménez (@centinel5051) he conocido que casi coincidente en fecha con este sueño apareció publicada la primera referencia a Dukan y su método en PubMed. Se trata de un caso clínico que pone de relieve los síntomas y consecuencias de una paciente aquejada de importantes vómitos y náuseas tras dos días de empezar con el método Dukan y entrar en un estado de cetoacidosis. Aunque tal y como resalta el artículo es un caso raro (por las consecuencias, no por alcanzar la cetoacidosis) y el nivel de evidencia que se le puede atribuir a este tipo de artículos es francamente limitado, supongo que a Pierre Dukan le hubiera gustado entrar con mejor pie en la base de datos MEDLINE de citaciones y resúmenes de artículos de investigación biomédica ofrecidos por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.

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Imagen: Suvro Datta vía freedigitalphotos.net