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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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La dieta de la sonda nasogástrica conmociona los USA

Me consta que no he tocado aún el tema de la dieta nasogástrica (DNSG). No será por falta de interés por mi parte, sino más bien de conveniencia. El hecho es que en mi bandeja de borradores de WordPress descansan el sueño de los “olvidados” tres entradas que en su día no me decidí a publicar. La razón es muy sencilla, allá por el final del mes de enero, cuando este blog despertaba al mundo era una de las entradas «estrella» con las que pensaba comenzar, pero me pareció poco elegante iniciar su andadura dando caña… o al menos tanta. Al final, y también afortunadamente para lo que considero un despropósito dietético-adelgazante, el tema de la DNSG fue perdiendo fuelle en España con tanta fuerza en los medios de comunicación como fuerza tuvo en su debut. Ante esta circunstancia he preferido dejarla estar y no menear más el tema por aquello de que al hacerlo, pueda además hacerle el “caldo gordo” a los que la promueven, y la verdad no estaba por la labor.

Pero hoy la cosa es diferente, voy a hablarles de ella porque al parecer la polémica ha saltado en nuestros vecinos de apartamento americanos (“vecinos” porque compartimos con ellos muchas, pero que muchas similitudes en cuanto a hábitos de vida, no por otra cosa). Y lo hago también porque contra todo pronóstico, al menos contra el pronóstico que yo hubiera previsto, una corriente popular, pero también médica y periodística está poniendo a la DNSG de vuelta y media, o sea y para que nos entendamos, en su sitio. Es cierto que también tiene sus seguidores, promotores y defensores… en todas partes cuecen habas. Pero lo que más me ha llamado la atención es que en USA hay actualmente una especie de respuesta colectiva del tipo de “pero estamos locos o qué” cuando se habla del tema, frente a la respuesta Española cuando se dio a conocer a principios de año, que fue más del tipo “haaaaala, pero que guay, ¿no?, ¿tanto se puede perder?” o en todo caso también una especie de “no sé qué es, pero me importa un carajo mientras funcione”.

Antes de continuar y darles más detalles de la respuesta popular de los americanos al sinsentido de la DNSG creo que he de explicar a grandes trazos sus planteamientos: Se trata de introducir una sonda nasogástrica (introducir un tubito por la nariz que baje por la garganta hasta nuestro estómago) y ayunar durante varios días (entre 5 y 15, según versiones y precios). En realidad no se trata de un ayuno como tal ya que a través del tubito se le hace llegar al interesado un preparado de nutrición enteral muy bajo en calorías (entre 500 y 800 kcal/día, lo que la situaría dentro de las conocidas como Very-Low-Calorie-Diets o VLCD) con una composición marcada por la presencia de proteínas en un grado relativamente (en porcentaje) superlativo. Este alimento se instala en una especie de gotero o también puede ir alojado en una mochila y, de esta forma, el afectado interesado puede hacer una «vida normal» (incluso en su casa o bien estar en régimen internado ambulatorio) mientras va “enchufado” durante los días que dura su condena tratamiento libremente elegido (y abonado). Tras este periodo, en esencia, te mandan a casa, te regalan un CD con menús liliputienses, te ponen una báscula debajo del brazo y ¡hala! a seguir bien y vuelva pronto. Una maravilla.

Como les decía, en esta entrada no quería más que destacar la afortunada respuesta que por una buena parte de la población estadounidense ha tenido el desembarco de este sistema en sus costas. Reitero que tendrá sus seguidores, es decir, habrá quienes desconociendo el verdadero problema de la obesidad o el sobrepeso como enfermedades y su tratamiento, y quienes al mismo tiempo puedan pagarse el tratamiento sean fervientes seguidores. Pero al mismo tiempo ha habido una masiva respuesta de desaprobación frente a este tipo de planteamientos. La repercusión mediática en Estados Unidos ha sido importante, por ejemplo:

El sistema en Estados Unidos se ha denominado “K-E-diet”, al menos en una de sus presentaciones más comerciales (que derivará, supongo, de Ketogenic-Enteral-Diet) y tiene página en Facebook. Sin lugar a dudas me quedo con dos de los comentarios que se pueden leer o escuchar entre los enlaces que les he proporcionado:

  • Un comentarista bromeaba que a partir de ahora, como el sistema se extienda lo suficiente lo primero que tendrá que decir el cura o el juez tras unir en (santo o no) matrimonio a la pareja, será algo así como: “Puede quitar el tubo a la novia”
  • O el adjetivo que usó el comentarista (médico) de la cadena Fox para referirse al método a modo de resumen: “ridiculous”