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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Puedo beber agua de mar, tiene algún beneficio? (Parte 2, la dieta del delfín)

DelfínA estas alturas del cuento ya no sé cómo llegué a ser consciente de la existencia de una propuesta dietética llamada “la dieta del delfín” y eso que, eso sí lo recuerdo bien, fue hace poco. Quizá fuese hablando con Julio Basulto a cerca de este maravilloso post a cerca de la infraestructura de la charlatenería nutricional.

Sea como fuere la cosa me picó bastante. No por el hecho de conocer “una más” entre los cientos de dietas con nombre más menos estrambótico o exótico, sino por el hecho de la grandísima fascinación que desde pequeño me ha causado el mundo del mar en general y más en concreto el de los mamíferos marinos. Por tanto este concepto reúne para mí dos elementos que coincidentes en su proposición no podía dejar escapar: dieta y delfines. De verdad que si no hubieran estado unidos estos dos términos creo que no le hubiera dadicado la menor atención, porque no se la merece.

Como en muchos otros casos similares, se trata de la formulación de unos postulados dietéticos más o menos adecuados (comer alimentos integrales, más vegetales, con moderación, mantenerse activo, etc.) es decir, nada que no se sepa; al tiempo que se adornan con excentricidades como el beber agua de mar. Son precisamente estas extravagancias a las que se les termina por atribuir la mayor parte de los beneficios del mencionado postulado dietético. Algo para nada nuevo y que ya hemos comentado hasta la saciedad en este blog y que se resume, una vez más con la frase: “Las dietas de moda tienen cosas buenas y originales, pero las buenas no son originales y las originales no son buenas

Lo primero que pensé fue, ya está: esto tiene que consistir, casi por definición en mazarse a comer atunes y/o sonreír de forma bobalicona. Pero no, una somera búsqueda por internet de en qué podía consistir el tema me llevó a este vídeo del programa Espejo Público de Antena 3 en el que se entrevista (eufemismo de “discute acaloradamente”) a Ángel Gracia autor de “la Dieta del Delfín” quien promueve los beneficios de beber agua de mar (directamente y/o rebajada), entre otras cosas. Hecho que motivo el post de ayer acerca del hecho de beber agua de mar y esta, su segunda parte. Puedes ver el vídeo a continuación.

Lo segundo fue ponerme a buscar por la red a ver si en algún lado se podía encontrar el libro en cuestión, a poder ser en pdf… y he de decir que no me resultó nada de difícil encontrarlo (sin transacción que medie, se entiende).

Mi resumen del libro “la dieta del delfín”

Aburrido hasta decir basta. A pesar de contar con 302 páginas, una vez leídas al principio las bases de esta supuesta dieta, el libro consiste en una machacona repetición hasta el hastío de aquellos conceptos por los que el autor hace descansar en el consumo de agua de mar tanto beneficio. Al principio es divertido y hasta resulta curioso jugar a adivinar cuál será la siguiente excentricidad formulada sin el menor atisbo de la evidencia científica o contradiciendo directamente a la misma.

Además está la sempiterna demonización del conocimiento científico ortodoxo al que no solo le atribuye la incompetencia en no lograr curar prácticamente nada sino al que también culpa de la mayor parte de nuestras enfermedades. Ojo al dato de esta frase:

La panacea del agua de mar basa su poder curativo y preventivo en tres ejes que actúan equilibradamente gracias a la información que les suministra la sabiduría innata del ADN marino. El mismo ADN que dió origen a la primera célula, sana y sin mutaciones. Mutaciones que son la excusa para justificar la ignorancia de los sanitaristas cuando fracasan sus diagnósticos y tratamientos. Por ejemplo, cuando fracasa la vacuna contra la gripe que proponen para “todos los niños y ancianos” al final de cada verano.

No podía faltar, como es costumbre en los textos de este estilo, la separación de los alimentos en alcalinos y ácidos, la necesidad de mantener un medio interno alcalino, ya que de otra forma sobrevendrán todo tipo de enfermedades (en especial, claro, el cáncer) y por supuesto la eterna criminalización del consumo de lácteos (algo que no deja de ser curioso cuando, luego, en un menú propuesto incluye sin rubor al yogur). Por ejemplo:

Porque “todas las enfermedades son ácidas” y son tan ácidas que no hay nada tan ácido como un cadáver, un muerto. Acidez mortal progresivamente patológica” que dispara la corrosiva y traicionera oleada de microbios que desintegran y vuelven cenizas al organismo que los albergó –pleomorfismo Bechamp.

Hala, ahí queda eso.

Impensable sería pensar que se dejara de citar y defender los trabajos en el terreno de la nutrición de personas tan ilustres a día de hoy como el celebérrimo Premio Nobel Linus Pauling y su defensa de la nutrición ortomolecular:

Pauling descubrió la nutrición celular creando la Medicina y la Psiquiatría Ortomoleculares. Todo un concepto holístico para conservar la salud

Nota: Si quieres saber un poco más sobre que pensamos algunos sobre la llamada nutrición ortomolecular, te sugiero que sigas este enlace

Paisaje marino

En realidad el padre de todo este rollo del tipo consuma agua de mar para sentirse mejor parte de un tal René Quinton quien al parecer en 1904 postuló las Leyes de la Constancia del medio interno:

Leyes de la Constancia del Medio Interno: Osmótica, Térmica, Marina y Lumínica –fluorescencia. Leyes que rigen la vida celular y orgánica de todos los vertebrados, incluidos los humanos, los mamíferos marinos, los peces, las aves y el resto de los animales vertebrados. Hace mas de 100 años Quinton comprobó científica e irrefutablemente que el Medio Interno de todos los vertebrados es agua de mar –70% del volumen humano– y dijo: “la célula es la expresión concreta de la idea abstracta de la vida”. ¿Por qué los científicos han olvidado a Quinton?

No pienso contestar la última pregunta ya que aunque a mi me parezca retórica, me asusta el pensar que se formule en serio o que merezca una respuesta.

En el vídeo anterior como habrás comprobado se encontraba entre los invitados un representante de los “Laboratorios Quinton” quienes al parecer, no rehúsan rechazar este tipo de prácticas, aunque es cierto que entre sus preparados a base de «suero marino» (esto lo digo yo) hay más cosas.  Más al contrario, invitan a consumir el agua de mar que, eso sí, ellos comercializan una vez extraída del mar en puntos muy concretos  y precisos (denominados «vortex»). Posteriormente el agua es tratada por medio de la microfiltración en frío (sin comentarios) y puesta a su venta en farmacias (sí, en farmacias). Ni que decir tiene que el autor del libro y el representante de estos laboratorios discrepan ya que según Ángel Gracia en este proceso se pierden gran parte de las propiedades del agua de mar.

En fin, que ya me he extendido más de lo que pensaba y de lo que por supuesto merece este tema (aun estoy dudando si merecía la pena publicarlo).

Tal  como me decían el otro día en twitter (@alimmenta) a estos del agua de mar y a esos otros que se “alimentan” del sol los metía yo en una habitación solos y… hala, como los inmortales.

Nota: «La dieta del delfín» Ángel Gracia. Ed. Oreal, 2011

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Imagen: Bill Longshaw, 9comeback vía freedigitalphotos