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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Doña Isabel: su estilo de alimentación es mejorable

Apreciada Señora,

Isabel Preysler (Archivo)

Isabel Preysler (Archivo)

A pesar de no conocernos Sra. Preysler permítame que con todo el respeto me dirija a usted y le ruegue que por favor no se enfade con este escrito, se lo aseguro, bienintencionado. Soy un humilde dietista-nutricionista que trabaja como autónomo y que desde hace algún tiempo me han dado la oportunidad de dotar de contenidos a este blog. El motivo de mi escrito responde a la no pequeña sorpresa de haber leído sus declaraciones en una entrevista concedida al diario El Mundo, en la que el único tema a tratar fue su alimentación y la de su familia.

No creo que le sorprenda si le digo que su persona es para muchas otras un icono a imitarSu figura, su físico, su estilo particular y su saber estar, son como le digo motivo de envidia y modelo a seguir para muchas mujeres hoy en día que no alcanzan a explicarse cómo hace para conservarse tan bien. Desconozco hasta que punto ese físico que se muestra a la opinión pública es fruto del photoshop, del uso del bisturí o de sus hábitos de vida; pero realmente, el caso es que luce usted magnífica.

La sorpresa a la que aludía creo es fácil de entender si me deja que le explique. Puede llamarme extravagante, pero soy de los que opinan que para hablar de un determinado tema en un medio de comunicación hay que saber de ese tema o que sin conocerlo en profundidad se es, por la causa que sea, un ejemplo a imitar. Pero resulta que en su caso, por lo que transciende a la opinión pública usted no es precisamente una experta reconocida en nutrición y de hacerlo bien, nada de nada. En algunas cosas quizá más al contrario, lo hace regulín regulán tirando a mal con, permítame, algunos detalles francamente funestos.

Pero lo peor no es hacerlo mal y ya está (una especie de a mí plín yo duermo en Pikolín) lo malo de este asunto es, como le decía, que en especial su físico es envidiado por no pocas personas que pueden ver en sus hábitos alimentarios no sé si todo el secreto de su belleza o al menos parte de este y por lo tanto verse tentadas a imitarla. Y eso sería un error. Sin ir más lejos, en el título de algunos medios de comunicación que se han hecho eco de la mencionada entrevista se dice textualmente que el secreto de su juventud radica en las pastillas que toma.

Con el fin de que si quiere tenga en cuenta mi opinión profesional me he propuesto comentar algunas de las ideas más estridentes que recogidas en el artículo de forma textual dan fe de sus hábitos alimentarios:

El principal mensaje y la peor conducta que al parecer usted sigue en relación con el comer es la cuestión de recomendar el uso de suplementos alimenticios bien como norma para mejorar determinados aspectos de su físico, bien como medida paliativa para suplir determinados malos hábitos en los que incurre. Afortunadamente ya tengo parte del trabajo hecho; así en cuanto a la necesidad o bondad de tomar suplementos de no importa que vitaminas, minerales y antioxidantes (lo cierto es que le da usted a casi todo en este terreno) le sugiero que visite estas dos entradas que vienen que ni pintadas para estos casos:

Sra. Preysler, más allá de lo innecesario de esta sistemática conducta suplementadora es necesario hacer además una advertencia, tanto para usted como para todos aquellos que espoleados por su ejemplo les de por suplementarse alegremente. Es posible que usted sea de aquellas personas que piensan que tomar más de algo que se sabe que es bueno, es mejor; pues déjeme decirle que está en un error y que con esa conducta es posible que se asuman más riesgos que beneficios al superar los límites máximos tolerables para cualquiera de esas sustancias con las que, con toda la buena intención, complementa su dieta. Otra vez tengo una entrada que creo le puede servir de gran ayuda para ilustrar lo que le comento:

Además de todo esto, Dña. Isabel, hay muchos otros detalles que denotan un escaso conocimiento de cómo funcionan las cosas en nutrición y que a causa de sus declaraciones es posible que no pocas personas sigan (o caigan) en ese estado de estulticia nutricional en el que estamos sumidos. Le comento, por ejemplo, aquello que no es de recibo…

Como me falla la alimentación, consumo vitaminas”

Ya le he comentado este aspecto pero no me resisto. Lo siento, pero esta actitud es similar a “como no sé conducir, me pongo casco”. Mi consejo es que coma mejor, “que aprenda y disfrute a conducir” para que me entienda.

 Fue un amigo herbolario quien, hace muchos años, me acercó al mundo de las vitaminas”.

No sé quién es ése amigo herbolario suyo al que se refiere, pero déjeme sugerirle que si le aconsejan de semejante forma, cambie de amigos. O más directamente que, haciendo buena la primera acepción del DRAE, que no tenga amigos herbolarios (“herbolario” = botarate, alocado, sin seso)

Nada más levantarse se toma un vaso de agua caliente y mientras hace su efecto depurador, aprovecha para lavarse la cara y peinarse”.

No Dña. Isabel, no. Jamás me la hubiera imaginado a usted revelando aquellos rituales previos a sus momentos más escatológicos (es posible que para muchos haya caído un mito). Para empezar, lo que usted denomina como “alimentación depurativa” como herramienta y fin dentro de las terapias dietéticas, constituye es cierto, un reclamo habitual, pero carece hasta el momento de la evidencia necesaria en cuanto a su utilidad y hablar de «efecto depurador» en este contexto es lo mismo que decir algo bonito pero que nadie sabe a qué hace referencia. Puede consultarlo si quiere en este enlace. Sin embargo, todo apunta a que usted se refiere a que beber un vaso de agua caliente nada más levantase le ayude, a ver como se lo explico para no resultar grosero… a pasar de lo abstracto a lo concreto una vez sentada en el trono. Se lo digo por que usted misma comenta que espera a que “haga efecto”, es decir, a que se produzca el conocido reflejo gastrocólico que favorece las ganas de… de enviar un fax al Congreso. Pero esas ganas de… de eso, se producirán de igual modo muy probablemente con una taza de té, un café o cualquier otra bebida que ofrezca un contraste de temperatura entre el líquido en cuestión y su medio interno. No hay nada de depurativo en ello y si mucho… mucho de calcular el producto interior bruto de cada uno (mire, llegados a este punto creo que será mejor que se lo explique su actual marido)

No soy macrobiótica, pero desde que estuve en el Sha, intento que las comidas sean alcalinas y no ácidas, excepto con el tomate, que es ácido y los macrobióticos no lo consumen”

Sobre el casi seguimiento de una dieta macrobiótica le diré que, por lo que usted misma dice que consume, no se le debió quedar nada de lo que le explicaron en la clínica esa al respecto de lo que es una dieta macrobiótica. Le sugiero que si quiere incidir en lo que es una verdadera dieta macrobiótica (cosa que no le recomiendo) se ponga al día en este enlace (este evidentemente no es mío). O mejor aún, que ya que está tan alejada de este perfil dietético, que pase olímpicamente de este tipo de planteamientos teniendo en cuenta lo que dice el Ministerio de Sanidad sobre esta propuesta dietética al catalogarla como uno de tantos otros sistemas dietéticos absurdos incluido en el documento de análisis de situación de las terapias naturales. En resumen: La evidencia científica disponible sobre su eficacia es muy escasa y si bien en la mayoría de los casos estas terapias son inocuas, no están completamente exentas de riesgos. Y que sus planteamientos son ridículos (eso lo digo yo). Además, ya que tiene usted una entrada en la Wikipedia, déjeme que le sugiera que le eche un vistazo al apartado «críticas» que la «alimentación macrobiótica» tiene en la enciclopedia de contenido libre.

Pero no se asuste Sra. Preysler, hay cosas que creo hace bien dentro de su alimentación, eso de no tomar azúcar, no comer demasiada carne, preferir productos de origen integral antes que refinados, suena bien. Ahora bien, me tiene que explicar qué es eso de…

Jamás me verás pedir un filete. No soy vegetariana porque como carne en albóndigas, hamburguesas o hot dogs”

Es decir, a pesar de su patente preocupación por hacer las cosas bien en el terreno alimentario (con resultados más que dudosos, todo hay que decirlo) le muestro abiertamente mi sorpresa cuando dice, así, en crudo, que opta por los derivados cárnicos antes que por las carnes… es algo que no consigo entender.

Y por último, le sugiero que trate de descartar de su vocabulario expresiones como:

“Alguna vez la cocinera me dice que tiene que usar azúcar blanco para determinada receta y me niego, aunque quede menos fino el pastel. Cuando hace una tarta la intenta hacer lo más sana posible para que cuando la comamos no sea venenosa

Siento agobiarle con los innumerables enlaces, pero también tengo uno que parece escrito para esta situación. Le sugiero que eche un vistazo a esta otra entrada:

¿Qué, lo vamos pillando? Seguro que sí… porque de otro modo no sé como le sentará el saber que ese suculento producto que usted ha anunciado durante tanto tiempo en televisión, los ferreros, tiene en su composición una importante cantidad de azúcar. De hecho es el ingrediente presente en mayor cantidad, más que las almendras, más que el cacao… más que cualquier otro… el principal ingrediente de esos bombones es el azúcar. Qué, ¿acaso son los ferreros venenosos; acaso de sus palabras en la entrevista se puede concluir que ha incitado a través de la publicidad al consumo de un producto venenoso? Bien, no se agobie, perdone, ya respondo yo: no. Pero sepa, eso sí, que estos bocaditos de chocolate y posiblemente esas tartas a las que alude son productos que se recomiendan no comer en grandes cantidades o muy frecuentemente. Creo que entre esta recomendación y llamar venenosas a sus tartas por llevar azúcar hay una importante diferencia, ¿me entiende?

Me despido Dña. Isabel. No sin antes atreverme a sugerirle que antes de volver salir en cualquier medio para hablar de cuestiones de las que ni entiende ni es modelo a imitar, tenga en cuenta este escrito y se lo piense dos veces. Créame si le digo que su imagen ante las personas que sí entienden se verá favorecida.

Quedo a su disposición. Si quiere puede utilizar el espacio de más abajo reservado los comentarios para hacerme llegar su parecer.

Atentamente

Juan Revenga. Dietista-nutricionista, nº Col ARA00027

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PD: Por cierto, si tiene la ocasión de volver a hablar con la autora del artículo en cuestión, Dña. Carmen Duerto, periodista supongo, dígale de mi parte que su labor en esta ocasión (no tengo más referencias de ella) me parece cuestionable. O bien ha prescindido de todo asesoramiento profesional para saber reconocer en los hábitos alimentarios de su persona importantes errores que lo último que se debe hacer es orearlos en un medio de comunicación; o bien, lo ha hecho y le ha importado un bledo. Mal en cualquier caso. También tengo un par de enlaces para ella, le agradecería que hiciera lo posible por hacérselos llegar, gracias:

Poner coto a la “infoxicación” alimentaria: decálogo ANIS-FIAB

La responsabilidad de famosillos y medios en la salud: el mal ejemplo de casi siempre

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Nota: quiero reconocer a Jesús Soria (@JesusSoriaD) y a Gominolas de Petroleo (@gominolasdpetro) el saber «pincharme» como ellos saben hacerlo con estos temas. Y ya que estamos, el pasado domingo comenté estas cuestiones en el programa de SER Consumidor junto al primero. Aquí tienes el enlace para escucharlo, el tema comienza en el minuto 14:50