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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Por qué el queso huele a pies… ¿o era al revés?

PiesTodo el mundo se ha preguntado alguna vez por qué muchos quesos (no todos) huelen pies o a la inversa, un hecho incontestable que se pone de relieve cuando en ocasiones nos referimos a los “quesos” para referirnos a esa parte de nuestra anatomía que solemos vestir con zapatos. De hecho, hay quien afirma que “lo bueno” de la llegada de la primavera es ese olor a queso rancio y leche cortada tan habitual en el transporte público.

Sea como fuere la explicación de este hecho es muy conocida y lógica al mismo tiempo. Tanto en los quesos de verdad como en nuestros pies hay una serie de ecosistemas bacterianos muy similares con estirpes microbiológicas muy emparentadas. Así, en la elaboración de los distintos quesos intervienen bacterias y mohos que comparten género, cuando no son de la misma especie, que aquellas que habitan en nuestros pies. Estos micorganismos, tanto los de los quesos como los de los pies terminan por producir una serie de metabolitos especialmente aromáticos muy similares, por no decir idénticos que son los que asociamos tanto al producto que nos comemos como cuando estamos ante un par de buenos pinreles, especialmente si no se ha observado una mayor higiene sobre ellos. Entre otras, la sustancia que quizá más caracteriza ese olor es el ácido isovalérico. (Si quieres ampliar y profundizar en estas explicaciones te sugiero que visites esta entrada con un título prácticamente idéntico en el genial blog “Gominolas de petróleo@gominolasdpetro).

Esta respuesta como digo se conoce desde hace bastante tiempo, pero resulta que recientemente una encantadora microbióloga, Christina Agapakis, ha llevado la teoría a la práctica y ha realizado una propuesta artístico-científico-sensitiva un tanto ecléctica no apta para todas las sensibilidades. Ha elaborado una serie de quesos utilizando para ello cepas bacterianas obtenidas de distintas partes de la anatomía humana. Una de esas partes fue, evidentemente, los pies… pero también elaboró otros quesos con bacterias obtenidas del ombligo, las axilas y la nariz.

La propuesta no es más que un juego en el que se exhiben los distintos quesos que en ningún caso se elaboran con el fin de consumirse. En él, la elaboración de “queso humano” invita a los ciudadanos a reflexionar sobre los prejuicios de los alimentos, sobre todo en Occidente.

Te dejo aquí uno de sus vídeos más explicativos, aunque puedes ver mucho más de esta entusiasta micobióloga siguiendo este enlace (están en inglés y sin subtítulos, pero afortunadamente esta mujer habla bastante clarito) .

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Nota: Tuve el placer de conocer esta clase de trabajos en el reciente encuentro NAUKAS de la mano de Ignacio López Goñi en su genial ponencia “Prepara tu propio pintxo de microbios”.

Imagen: FrameAngel vía freedigitalphotos.net

Mujer consigue adelgazar porque la comida le huele a mierda y vende su sistema

ApestosoHoy no es 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, no. De otro modo ya me hubiera ganado una buena reprimenda por parte de “mis jefes” (en este medio no ven con buenos ojos las inocentadas ni tan siquiera en tan señalado día).

La regañina hubiera sido directa probablemente porque el titular se las trae. Pero hubiera sido inmerecida ya que este es rigurosamente cierto. Sí, ya sé que parece de la familia de los geniales y falsos titulares de, por ejemplo, “El Mundo Today” o de los increíbles y reales en este caso de mi vecino “El blog del becario”. Pero resulta que el mío también es auténtico. Sin engaño ni doble sentido que medie. Increíble, sí… pero cierto. Te cuento.

Resulta que a Alex Fontaine, una mujer del Reino Unido con más experiencia en dietas milagro que Dukan, Montignac y el Dr. Oz  juntos ha puesto en práctica (y a la venta) un «procedimiento revolucionario» para dejar de comer, más en especial para evitar comer tus comidas favoritas y que al mismo tiempo sabes que “no te conviene” comer. Se llama Stink Yourself Slim (algo así como “apesta tu propia [comida] y adelgaza”)

La idea es tan simple como el cagar (para quien no ande estreñido, claro). Y antes de que te enfades por la expresión, no se trata de una frase hecha. Me vas a entender a la primera: se trata de que tú dispongas de un spray con esencia a culo de mofeta (sic) con el que (ahora es cuando te has de sentar) rociar el entorno donde guardas aquellos alimentos que más te tientan. ¿No lo entiendes? Es bien sencillo, quizá tan sencillo que se nos terminan por escapar los detalles. Se te escapan esos detalles como se escapan esos pedetes que salen cuando estás sentado en el trono, y que si no terminaran de salir es como si no hubieras acabado la faena. (Nota: siento mucho el nivel de las comparaciones pero te ruego que hoy, al menos hoy, no me lo tengas en cuenta: el tema lo está pidiendo a gritos… o a pedos). En este caso, la sola percepción de un olor asquerosamente nauseabundo en aquella comida que más te tienta y que sabedor/a de ello tú te has encargado de rociar pestilentemente, obrará el milagro de terminar por rechazarla y que por tanto no vaya directamente a intalarse en el “haber” de tus cartucheras, barriga, glúteos…

Sigues pensando que estoy de cachondeo, seguro. Afortunadamente hay un video y una página web. Estos enlaces sirven para aportar la indubitable prueba de aquello que te estoy contando: una mujer anuncia que llegó a perder 10 kilos a base de rociar el entorno de alimentos más tentadores con un spray pestilente, de tal forma que, una vez “aromatizada” la comida le resultó tan repulsiva como para no comérsela y de ahí su pérdida de peso. Y más aun, está tan convencida de las virtudes de su método que va y decide comercializarlo.

Sí, lo comercializa. Y lo hace al poco escatológico precio, pero sí muy crematístico, de “tan solo” 30 libras el spray de 50 ml de aroma a culo de mofeta (no pocas colonias de marca son bastante más económicas y no huelen mucho mejor) es decir, 35,14€ céntimo arriba, céntimo abajo.

Alternativas a Stink Yourself Slim

Bien, bien; conocedor como sé que eres de la política de servicio de este blog, sabes que no puedo dejar pasar la oportunidad de comentar algunas alternativas al hecho de que te dejes cerca de 35€ en la compra del pestilente spray. Bueno, antes de las alternativas déjame decirte que aquello que a continuación voy a proponer solo es válido si perteneces al selecto club de aquellas estúpidas personas que se creen las bases intrínsecas del proceso, resumido como:

Me dejo una pasta en el carro de la compra – llego a casa – rocío la despensa, frigorífico… con el pestilente spray de culo de mofeta – no como alimentos por que me terminan resultando repulsivos – los tiro – adelgazo – vuelta a empezar (por que «sin comer» no voy a estar XD)

Pues eso, si crees en la validez de este proceso te propongo que te ahorres 35€ en este producto con una simple acción (si eres de estómago sensible te urjo a que llegados a este punto abandones la lectura de este post). Se trataría de que dos veces por semana cojas un tupper, fiambrera u orinal y hagas tus necesidades más sólidas en él, luego vas y depositas sendos recipientes (abiertos) en tu despensa y en tu frigorífico. Cada semana puedes deshacerte del producto depositado en los recipientes y sustituirlos por una versión actualizada de tus deposiciones. Soy de la opinión que esta sencilla, absurda y altamente desaconsejable medida, te ayudará a que termines por obviar cualquier alternativa que pase por comer cualquier alimento guardado en tu nevera o despensa. (Nota: guardar los alimentos en otras estancias de tu domicilio, mientras se sigua la estrategia de la fiambrera fétida se considera hacer trampa y termina por echar al traste todo el sistema: no adelgazarás)

Pero no todo van a ser propuestas de mejora para mis lectores. Ecuánime como pocos, este blog también tiene propuestas de mejora para la creadora de tan fantástica herramienta. Por ejemplo, en vez de “apesta tu propia comida y adelgaza” como eslogan de venta, le sugiero a Alex Fontaine que haga suyo el manido y elocuente: “¿Quieres ser ligero como una mosca?: come mierda, 100.000 millones de moscas no pueden estar equivocadas”.

Bueno, no nos pongamos nerviosos, yo sigo pensando a ver si se me ocurre algo mejor y más palatable. O mejor aun, igual a los lectores de este post les gustaría animarse y aportar algunas sugerencias que le puedan ayudar a Alex Fontaine a escoger un eslogan para su pestilente solución adelgzante.

Dios qué mundo… qué mundo…

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Nota: Quiero agradecer a mi compañero Raúl de la Fuente García (@rdlfg) el haberme puesto al corriente de esta poco creíble, pero real proposición a partir de este artículo)

Imagen: David Castillo Dominici vía freedigitalphotos.net

¿Por qué huele la orina de forma tan característica tras tomar espárragos?

Espárragos_pinprickSomos muchos los que hemos comprobado ese olor tan particular que tiene la orina después de haber comido espárragos.

La razón es tan sencilla como previsible, y además hay diversos estudios que lo ponen de relieve: los espárragos cuentan en su natural composición con unas sustancias que tras haber pasado por los procesos de digestión, asimilación y excreción de los alimentos se transforman en compuestos con un marcado carácter volátil.

Más en concreto los espárragos contienen ácido asparagúsico y S-metilmetionina que tras los procesos metabólicos conducentes a su excreción terminan en seis compuestos sulfurados (metanotiol, sulfuro de dimetilo, disulfuro de dimetilo, bis-metiltio metano, dimetil sulfóxido y dimetil sulfona) que en combinación terminan por resultar en ese acre y característico olor al orinar.

No obstante, conviene hacer tres aclaraciones:

Urinario

1. La respuesta que con frecuencia se le suele dar a esta pregunta es que se debe a la degradación y metabolización de un aminoácido concreto denominado asparagina (asparragina o asparraguina) algo bastante poco probable ya que se trata de un aminoácido presente en multitud de proteínas tanto de origen animal como vegetal (la orina olería igual al comer muchos otros alimentos). Además, la asparagina no es un  aminoácido esencial, lo sintetizamos sin que tenga que ser aportado por los alimentos así que si esta fuera la explicación, la orina siempre olería igual. Otra explicación que desmonta la teoría de la asparagina como origen es que este aminoácido no contiene azufre en su composición y los metabolitos de que aportan el olor característico a la orina tras comer espárragos sí.

Quizá esta confusión se deba a que el aminoácido asparagina se aisló por primera vez a partir del jugo de espárragos (y de ahí su nombre). Pero en este caso lo históricamente característico no esta relacionado con lo odoríficamente señalado.

2. La capacidad para producir este característico olor en la orina está sujeto a variabilidad individual, es decir, no todas las personas son productoras de este olor tras comer espárragos. Este estudio “Odorous urine following asparagus ingestion in man” concluyó que la capacidad de producir “orina olorosa” está influida genéticamente y que hay determinados polimorfismos genéticos que lo posibilitan, tratándose de un rasgo autosómico dominante. En el estudio mencionado se evaluó la capacidad para producir “orina olorosa” tras comer espárragos en una muestra de 800 personas y se constató que sólo un 43% de la muestra lo producía. Lo que me hace a mí pensar que posiblemente la raza tenga algo que ver, ya que así a priori un 43% me parece una cifra escasa para lo que yo conozco. Pero insisto que esta es una hipótesis particular.

3. Más allá de la capacidad para producir este típico olor, existen personas con un determinado polimorfismo genético que les impide olerla, la produzcan o no. Así lo puso de manifiesto el estudio “Excretion and perception of a characteristic odor in urine after asparagus ingestion: a psychophysical and genetic study” Sobre una muestra de 37 personas encontró que tres de ellas (±8%) no producían orina olorosa tras comer espárragos (lo que se acerca más a mi experiencia personal); y dos (±6%) eran incapaces de percibir el olor característico. Entra los datos curiosos, se encontró una persona que ni la producía ni la podía oler.

No sé tú (la produzcas o no, la huelas o no) pero yo estoy esperando como agua de mayo (nunca mejor dicho) la temporada de espárragos frescos (de los blancos me refiero) ya que me parecen un auténtico manjar. Los trigueros están bien, pero no son lo mismo, y sobre los de lata… ¿hay espárragos de lata? (es broma)

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Nota: Esta respuesta se la dedico a Eduardo, un compañero de Onda Cero Radio Calamocha. El ya sabe por qué.

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Foto 1: pinprick

Foto 2: sergi s. massó