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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Un ensayo clínico provegetariano en la Biblia?

Hoy, 25 de diciembre, día especialmente señalado en la tradición judeo-cristiana, me ha parecido conveniente traer a colación la que pasa por ser para muchos como la primera referencia escrita a un ensayo clínico como tal y que como no podía ser de otra forma en este blog incluye a la alimentación como protagonista. Esta referencia la encontramos en el Antiguo Testamento, más en concreto en el libro de Daniel, capítulo 1, versículos 1 a 16.

Os pongo en antecedentes porque la interpretación directa del texto bíblico no es inmediata. En resumen, el profeta Daniel junto con otros jóvenes judíos fue separado de su familia y hecho prisionero por Nabucodonosor. Al ser descendientes de un linaje real fueron llevados a Babilonia y se les ofreció seguir estudios superiores y además, participar de la misma comida que había en la mesa del rey. Sabiendo que con mucha probabilidad los alimentos que les iban a proporcionar podrían no ser los adecuados según las leyes dietéticas de su religión, Daniel solicita que se les sirva solo legumbres y agua. El responsable de los eunucos (Aspenaz) estaba temeroso de hacer caso a Daniel ya que si al final estos enfermaban por no comer de forma adecuada, sobre él recaerían las culpas de no haberlos cuidado de forma adecuada.

Es entonces cuando Daniel le propone a Aspenaz hacer un “ensayo clínico” y le sugiere que pruebe a darles sólo durante diez días la comida que él solicita y que después decida a la luz de la “saludabilidad” que reflejen sus rostros en comparación con la de otros…  Y al cabo de los diez días pactados resultó que los jóvenes judíos presentaban “un rostro mejor y más robusto” que aquellos otros jóvenes que seguían la dieta del rey a base de otros alimentos, entre ellos carne y vino.

Transcribo aquí tal cual los textos bíblicos:

1:1 En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. 1:2 Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios. 1:3 Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, 1:4 muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. 1:5 Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. 1:6 Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. 1:7 A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. 1:8 Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. 1:9 Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos; 1:10 y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza. 1:11 Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 1:12 Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. 1:13 Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. 1:14 Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días. 1:15 Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. 1:16 Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.

Con este pasaje bíblico además, se ponen en valor las legumbres como alimento “saludable”, al tiempo que la carne y el vino quedan bastante mal parados. Por tanto, esta referencia podría ser también considerada como la primera referencia anti-Dukan, nada más y nada menos que en un texto bíblico. En cualquier caso, conviene tener en cuenta que aunque en la traducción se menciona repetidamente la palabra “legumbre” lo más probable es que este término aluda a alimentos vegetales en general, más que a la concreta familia de las leguminosas

Por cierto, feliz Pascua.

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Foto: Wikimedia Commons. ReaverFlash