El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Son croquetas caseras porque lo pone en la caja

Cada vez comemos más veces fuera de casa, bien sea obligados por las circunstancias o bien por que ese día no nos apetece cocinar. El caso es que las ocasiones en las que terminamos por recurrir a restaurantes, comidas para llevar, a domicilio o preparadas es muy superior en número si las comparamos con lo que se hacía décadas atrás.

A pesar de ello con nuestros actos y preferencias manifestamos un especial apego a la comida casera. Es decir, comemos fuera de casa pero queremos hacerlo como en ella. Tal es así que en muchas de esas ocasiones en las que cambiamos una receta o plato hecho en casa por otras opciones (ya sea con los alimentos preparados o en la restauración colectiva) los reclamos del estilo: “cocina o comida casera”, “estilo tradicional”, “de la abuela”, etcétera tienen entre nosotros una especial acogida.

Sin criticar ni mucho menos a los restaurantes que realmente practican esta cocina, me gustaría llamar la atención sobre dos circunstancias. La de aquellos otros establecimientos que utilizan la expresión “cocina casera” solo como un reclamo, y también la de todos esos productos que podemos encontrar en el súper que tienen una publicidad en la línea de la ya mencionada. Imagínate: “Caldo casero” comercializado en un tetra brik; o “croquetas caseras” congeladas en el arcón del súper de debajo de tu casa… un auténtico oxímoron gastronómico.

Seguro que te suena esto de lo que te estoy hablando hoy, no obstante te traigo dos ejemplos. Uno de ellos real como la vida misma (o del reality mismo) extraído del programa ‘Pesadilla en la cocina’ de La Sexta. En él, el cocinero Alberto Chicote comprueba que la responsable de un restaurante nombra así a un producto de la carta, las “croquetas caseras”, porque lo pone en la caja. Con un par. Lo puedes ver aquí.

El segundo ejemplo que te traigo es en tono de humor, un tanto procaz y soez todo hay que decirlo, de la mano del ya fallecido cómico norteamericano George Carlin. En este monólogo Carlin arremete contra este tipo de expresiones de tipo “tradicional”, “estilo casero”… y además contra otras sobre las que tampoco le falta razón al hacerlo cuando las encontramos en productos enlatados o envasados (“sabroso”, “suculento”…) y sin olvidarse por supuesto de la reina de todas estas alegaciones: “natural”. Te lo dejo para que lo disfrutes (esta subtitulado).

Si de verdad te gusta, te interesa y te apetece comer comida casera te sugiero, una vez más, que pongas de tu parte la voluntad de hacerlo más o mejor. No recurras solo a ese otro tipo de soluciones más o menos industriales que verdaderamente tienen poco de caseras, por mucho que lo ponga en el envase. Tu paladar notará la diferencia, y probablemente tu salud también.

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Nota: En la entrada de hoy quiero agradecer las aportaciones de dos compañeros twitteros: @Midietacojea y @centinel5051

Ser responsable de lo que se come y también de lo que no

Una exalumna agradecida (Vanessa, @vnskas ) del Grado de Enfermería de la Universidad San Jorge me puso el otro día sobre la pista del programa de La Sexta, “Salvados” en el que se emitió el reportaje “Con la comida no se juega”.

Y lo cierto es que me quedé helado al verlo. Ya no es que se trate del hambre en el mundo y demás, que por supuesto también (ver esta entrada y esta otra) sino que se trata de la situación de carestía que actualmente están sufriendo muchos españoles como consecuencia de la crisis.

En mi casa se tira comida, como en la mayoría, supongo. Pero tratamos de hacerlo lo menos posible y cuando es patente que no se le puede dar otro destino a pesar de haber planificado, comprado, cocinado y reciclado a conciencia y con conciencia. Para que os hagáis una idea se reciclan hasta los bocatas sin acabar que cualquiera de mis hijas se haya podido dejar en la merienda (aunque es algo poco habitual). Es decir, tiramos, pero tratamos de reducir al mínimo las ocasiones que nos terminan por obligar a hacerlo. Y cuando sucede, al menos a mí, me sienta como una patada en la bisectriz. Metafóricamente hablando.

Después de los esfuerzos caseros por evitar este hecho, se te queda cara de bobo al escuchar algunos de los datos que se aportaron en el reportaje. Hubo muchos, pero uno de los más llamativos debería hacernos reflexionar un poco:

“Con la comida que se tira en Europa y Estados Unidos puede alimentarse a todo el planeta”

Manuel Bruscas, consultor social.

A pesar de que diversos expertos e implicados aportan su particular visión del tema y también algunas posibles soluciones para terminar con este abuso de los recursos, opino que es muy difícil dar a los problemas complejos como es este, con tantas implicaciones, respuestas simples. Pero me parece que está claro que para alguien con un mínimo de conciencia social hay que hacer algo.

Os dejo este enlace para que podáis ver el programa en cuestión. Juzgaz por vosotros mismos.

Una compañera (@Barbara_Schez) me hace llegar información a través de Facebook sobre los bancos de alimentos a partir de la Federación Española de Bancos de Alimentos, su funcionamiento y cómo se puede colaborar. Interesante si se está interesado en participar de algún modo con este tipo de organizaciones. ¡Ánimo!