El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Los intrigantes números en la base de los «cartones» de leche

He de reconocer que me da una cierta vergüenza tener que hacer esta entrada a resultas del mito o leyenda que corre por ahí como la pólvora. Me refiero al bulo sobre si los números que figuran en la base inferior que los envases de leche son el número de veces que esa leche ha sido reciclada tras vencer su fecha de consumo preferente.

Pues sí, aunque no lo crean no son pocas las personas que piensan que esto es cierto y que por tanto opinan, y también defienden de forma vehemente, pese a no aportar prueba alguna, que ese numerito que aparece en el culo de los cartones de leche se refiere a eso, al número de veces que el fabricante ha recogido del punto de venta la leche que no se ha vendido y que ya ha «caducado» (o va a caducar) la lleva a su empresa, allí vacía cada cartón y rellena otros nuevos envases con una fecha de consumo preferente en vigor.

En especial la duda podría sorprender así en frío a alguien que le da la vuelta a su cartón de leche y observa que pone 3, 8, 15, o incluso 36 por decir una burrada, pero el tema se pone divertido si como en mi caso, le doy la vuelta a un cartón de leche que acabábamos de finiquitar en familia y pone un número como el que les ilustro.

 

 

Lo que ven, 480.550 supuestos reciclados. Para hacer unos pocos cálculos he supuesto algo bastante normal, que es que la leche de este tipo tenga una fecha de consumo preferente de unos 6 meses desde su puesta a la venta (en concreto en este cartón comprado hace unos 15 días pone: “Fecha de consumo preferente 30-10-2012”). Esto supone para el caso de este cartón y no de otro, dos reciclados al año. Despreciando la imposibilidad de que el mismo día que la recojan la vuelvan a colocar con la fecha cambiada este dato haría suponer que mi leche es de una vaca que se ordeñó hace 240.275 años. Y esto me ha hecho dudar de la veracidad de la leyenda.

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Ahora en serio. Los números que aparecen en la base de los cartones de leche y que tanto intrigan a algunas personas tienen que ver, tal y como se explica en este video, con la numeración de las bobinas que el fabricante de los envases usa para identificar su producto y que luego vende a los distintos productores de, en este caso, leche. Es decir, el productor de leche ya recibe los cartones con dicha numeración y por tanto los dígitos no aportan información alguna del producto que contiene, en este caso de la  leche.

Como pueden comprobar el mito en cuestión ha alcanzado una dimensión tal que una de las empresas que manufacturan este tipo de envases y que luego sirven a la industria alimentaria, el fabricante de Tetra-Pak  y también la Federación Nacional de Industrias Lácteas han tenido que salir al quite para responder a la pregunta de qué significan los números y también para desmentir de forma explícita estas tonterías:

Explicación del número en la base del envase

Los envases de Tetra Pak se producen en grandes bobinas como la de la imagen superior [ver enlace]. Las bobinas se dividen después en 5 (en el caso de envases de 1 litro) rollos de envases.

Cada rollo de la bobina recibe una numeración que permite identificar en qué pista de la bobina fue producido un determinado envase. Tetra Pak tiene así un control de su producción para garantizar la máxima calidad de los envases.

Los números se imprimen durante la fabricación de los envases en las fábricas de Tetra Pak, mediante diversos sistemas de identificación. Estos números no siempre son visibles, a veces quedan ocultos bajo una solapa.

De esa forma, Tetra Pak tiene un control de la producción y así garantiza la máxima calidad de los envases.

Un número del 1 al 5 en la base del envase, indicaría a cuál de los cinco rollos de envases de litro pertenece el envase en cuestión.

NO hay ninguna relación entre los números en la base del envase y el producto contenido.

Para más información rogamos contacten con nosotros a través de info.es@tetrapak.com

La leche de consumo es tratada y envasada una sola vez (Comunicado de FENIL: Federación Nacional de Industrias Lácteas)

La leche de consumo que se vende envasada en los establecimientos comerciales, es obtenida exclusivamente a partir de leche cruda a la que le ha sido aplicado un tratamiento térmico, ya sea pasterización, esterilización o UHT.

Una leche envasada a la que ya se ha aplicado alguno de los tratamientos térmicos mencionados, no puede sufrir en ningún caso otro tratamiento posterior, ni ser nuevamente reenvasada para comercializarse como leche de consumo. La legislación no permite esta práctica.

Por tanto, y de acuerdo con la legislación vigente, una leche que no sea vendida, incluso dentro de su plazo de caducidad, no puede, en ningún caso, ser envasada nuevamente para ser comercializada como leche de consumo.

Así, según se establece en el Reglamento Europeo nº 1774/2002 relativo a normas sanitarias aplicables a los subproductos de origen animal no destinados al consumo humano, una leche caducada debe ser retirada del establecimiento comercial y a partir de ese momento se considera como subproducto no apto para el consumo humano y por tanto debe disponerse de ella de forma que en ningún caso pueda entrar en la cadena de la alimentación humana.

Para más información rogamos que contacten con FENIL: info@fenil.org

 

Ahora toca lo de siempre: o bien creerse esta explicación lógica, normal, previsible y comprobable llegado el caso, o bien apelar a las conspiraciones y a las añagazas del monopolio alimentario. Que haberlas las hay, pero no son estas. Son algo más sutiles como iremos viendo.

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Nota: Alfred López, mi veterano vecino de blog (Ya está el listo que todo lo sabe) me acaba de poner al corriente de que él hace 5 años ya hizo una entrada con este tema. Una curiosidad (serendipia que dirían algunos) su entrada fue el mismo 19 de junio pero de hace 5 años. Por cierto, no dejen de visitar su interesante blog.

Mondo Burger

Pese a mi interés por las cuestiones gastronómicas, la verdad es que no me da la vida, ni de lejos, para que este rincón sea portador de especiales novedades en dicho terreno. Así pues, es posible que lo que hoy les traigo, al menos la primera parte, no suponga para muchos un descubrimiento especial. Como es de suponer por el título, se trata de hablar del terrenal mundo de las hamburguesas.

No sé si se habrán dado cuenta pero a mí me llama la atención la frecuencia con la que actualmente aparecen en la escena gastronómica el “concepto” de las minihamburguesas. Un moderno local que se precie no estará de moda si a día de hoy no dispone en su carta de un plato confeccionado a base de minihamburguesas. Si de verdad de verdad está «a la moda» además el local recibirá la denominación concreta de de gastrobar, un concepto que según explica la Wikipedia es una especie de cruce entre un bar y un restaurante que trata de acercar la alta cocina a las clases más populares sirviendo tapas de autor o mini-platos a precios asequibles. Se puede estar más o menos de acuerdo con esto ya que en lo que respecta a los precios asequibles parece que el autor de la entrada en la wiki no ha contemplado varios de los gastrobares que conozco. Y con respecto a lo de alta cocina pues en ocasiones tampoco mucho, ya que se mire por donde se mire, el tema hamburgueseril no lo enmarco yo precisamente en el apartado haute cuisine, ni mucho menos, por muy en su punto que esté la susodicha hamburguesita de ternera de Kobe con rúcula y queso Comté… por poner sólo un ejemplo. La alta cocina no es «buen producto» o el uso de un producto exclusivo. A la alta cocina estos elementos se le presuponen, es algo más que producto.

Lo poco que he podido indagar sobre este tema me dirige a que esta moda -quizá ya no sea tanta, tengan en cuenta que soy de provincias- no la sea en los USA, donde se conocen desde hace tiempo con el nombre coloquial de “sliders”. Aquí he oído rumores acerca de que las ha encumbrado el mediático Chef Gordon Ramsay, el mismo que protagoniza a base de gritos el reality “Pesadilla en la cocina”. Lo cierto es que tampoco me importa demasiado quién haya sido el “descubridor” de esto de servirte tres o cuatro minihamburguesas variadas, pero me llama la atención. Ahora bien, sí que les reconozco que merecen una mejor puntación que aquellas que te suelen servir en las conocidas cadenas de comida rápida, sobre todo cuando van preparadas con pan de verdad (¡por Dios el pan!)

Y cambio de tercio. En un claro, culinario y visual sentido contrario, el otro día los amigos del programa de radio “Esta es la nuestra” de Aragón Radio pusieron en mi conocimiento el engendro hamburguesero que se perpetra en un local de Detroit, el Maille’s: “el hogar de la hamburguesa más grande del mundo” tal y como lo definen orgullosos sus propietarios. Un despropósito sin sentido, valga la redundancia. Un “restaurante” que tiene a orgullo ir batiendo periódicamente el record Guinness en esta «modalidad». Aquí tienen un video de cómo se elabora semejante monstruosidad.

En mi opinión son este tipo de “iniciativas”, las de cuanto-más-grande-mejor, referido a  la alimentación las que me parecen indicadoras de que algo no estamos haciendo bien. En definitiva, parte del problema resulta de seguir cíclicamente la aparentemente irrompible secuencia de: cuanto-más-mejor y las dietas restrictivas posteriores. O como decía mi abuela, pasar de la gran remojada a la gran secada sin término medio. En fin. Mondo Cane.

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Foto 1: Yogma

Adivinanza: ¿De qué árbol vienen las pizzas?

Tal es casi la pregunta que el Congreso de los Estados Unidos debatió hace ya ocho meses. Si bien no halló respuesta, el caso es que esta institución terminó por decidir que las raciones de pizza en los comedores escolares de los niños y adolescentes estadounidenses habían de ser consideradas como portadoras de una ración de alimentos vegetales. Sí, como lo leen, el Congreso de los Estados Unidos decidió que la pizza “pasa” a ser considerada como alimento vegetal. “Pasa” relativamente porque lo que en verdad ha sucedido es que sigue conservando ése estatus que ya tenía.

La polémica decisión tuvo su origen cuando el Departamento de Agricultura de este país (la USDA) auspiciado por su Primera Dama (Michelle Obama) quiso cambiar la consideración que hasta entonces tenía la pizza con respecto a que una octava parte de ella, en concreto la referida a “la ración” de pasta de tomate que lleva cada trozo de pizza en un comedor escolar, fuera tenida en cuenta como media ración de vegetales. Es decir, se pretendió que al comer una porción de pizza no se considerara que los niños y adolescentes estaban comiendo media ración de vegetales si no más bien una octava parte de una ración típica de vegetales.

Como pueden imaginarse fue que no, el lobby (=grupos de presión que se aúnan para bloquear o hacer avanzar las leyes en el Capitolio) de la industria alimentaria logró echar para atrás a los senadores, en especial republicanos, que también estaban detrás del cambio. En este caso las empresas de congelados, asociaciones de agricultores, etc. lograron a través de su presión dar al traste con la propuesta y, por tanto, la pizza sigue ostentando la categoría de alimento vegetal en los comedores de los Estados Unidos. Tal y como dijo en su día Margo G. Wootan perteneciente al Centro para la Ciencia en el Interés Público en relación a este tema: “El Congreso ha puesto por delante el interés de las empresas fabricantes de pizza antes que la salud de los niños”. No olvidemos que además de las no pocas calorías que proporciona una porción de pizza en un comedor escolar, esta, al mismo tiempo, aporta casi la totalidad de las grasas saturadas que se deben ingerir en un día.

Pero ya saben, estas cosas sólo pasan en Estados Unidos… hasta que llegan, y no creo que falte demasiado tiempo para terminar cayendo por aquí en estulticias de semejante envergadura. Ya estamos maduros para ello.

Cuento de miedo grasiento (2º capítulo)

FATTY AND SCARY TALE

(2º capítulo)

 

En el anterior capítulo: Manolito, un niño obeso de 7 años, recibe a petición de su propia madre la visita inesperada del Hombre del Saco para que se lo lleve. Este no lo puede hacer debido al peso del niño y la madre le pide al Hombre del Saco que le solucione su problema de alguna forma, llamando, por ejemplo, al Lobo… El primer capítulo puede ser consultado aquí

 

 

Por el tono en el que estaba derivando la conversación telefónica, la madre vio que aquel inútil seguiría sin ayudarle.

  • Ejem -se aclaró la garganta tras colgar el móvil- He hablado con la señora de Lobo, me ha dicho que hace tres días que su marido está de baja laboral. Al parecer hace dos días se fue a cumplir con un pedido, lo de siempre, lo de comerse a una tal Caperucita, pero que las cosas no salieron como estaban previstas y la cría, últimamente gorda como pintada por Botero, no pudo huir antes de avisar al cazador del cuento y el Lobo la alcanzó y dado su carácter… se la comió… entera. En este mismo momento, por lo visto, el Señor Lobo está en cuidados intensivos, y le están practicando el tercer lavado gástrico y… y la verdad es que se teme lo peor -el Hombre del Saco bajó los ojos- hay que tener en cuenta que el pobre es ya muy, muy mayor y este tipo de excesos… no son nada buenos.

 

La colorada cara de Manolito, que parecía un tomate de Agosto, se iluminó con una sonrisa de satisfacción. Pero su madre volvió a la carga.

  • ¡¡¡Mecagü!!! -calló de golpe y miró a su Nene aferrado a las faldas- Me está usted tocando las narices. ¡Haga el favor de llamar al Coco! A ver si, por lo menos, un buen susto hace reaccionar a éste sinfundamento.

 

Los ojos de aquel hombre terrible se inundaron de lágrimas.

  • Veo que aún no se ha enterado ¿no? –preguntó el Sacamantecas-
  • ¿Saber qué?, ¡tarado de las narices!… y deje de llorar delante del niño, que luego no va a haber quien lo dome. ¡Saber qué… especie de bobo-tonto!…
  • Mire -dijo aquel deshecho humano- hace dos meses el maestro de maestros, El Profesor, como era conocido por los que tanto y tanto hemos aprendido de él, estaba trabajando en el turno tercero, que es el de por las noches, su preferido, y oyó como un padre le cantaba a su querubín la canción de toda la vida: “Duérmete niño, duérmete ya, que viene el Coco y te llevará” (con la música de Wiegenlied de Brahms y todo). Visto que el crío no se dormía, El Profesor, es decir, el Coco, no tuvo otra idea que acudir por allí y trató de dar un susto de muerte al insomne, pero el supuesto querubín era un chaval de 10 años y 95 Kg de peso qué, mitad por el susto que le dió El Coco y mitad por la famosa combinación de tortas y patadas japonesas Shoryuken (especialidad de Ryu, su héroe preferido de la Play Station) le arreó semejante coz al Profesor, que este salió despedido hacia atrás perdiendo el equilibrio. Sólo la mala fortuna quiso que cayera encima de un bol de gachas con leche rompiéndose la base del cráneo. El “querubín” era mucho de hacer estas coasas siempre guardaba comida a los pies de su cama por si sentía gusa  a mitad de noche (es así como los chavales se refieren al famoso «gusanillo»)

 

En ese momento el Sacamantecas rompió a llorar con estrépito mientras agarraba y estrujaba contra su pecho a la desconcertada mamá. A duras penas la madre consiguió separarse de aquel pegajoso tipo y le rogó, le suplicó, le imploró que; primero hiciera el favor de contenerse y, segundo, que llamara, si era posible, al Hombre-lobo, a Drácula o a los 4 jinetes del Apocalipsis… o incluso al mismísimo Satanás.

 

  • Mire señora -contestó- yo lo haría encantado, pero resulta que esos son monstruos importantes, para mayores vamos… juegan en otra división. Yo no les puedo llamar para estos temas. Además, quedaría en ridículo ante sus ojos, y suficientes desprecios nos hacen ya a nosotros, los «baby-monster» tal y como ellos se jactan en nombrarnos, como para darles otro motivo más. Ahora bien -continuó mientras aspiraba desagradablemente por la nariz y se aclaraba los ojos-, le puedo asegurar que de seguir así la infancia muy pronto todos mis compañeros de curro desaparecerán y ya sólo quedarán los malos malos de verdad. Entonces, e hizo una pausa mientras se restregaba los mocos por la manga de la camisa,  hasta yo mismo tendré miedo.

 

 

Volviendo al presente, hoy Manolo también conserva fresco en su memoria el recuerdo de cómo el Hombre del Saco se fue de casa. Sin decir nada más se marchó con la cabeza hundida en el pecho, en una mano agarrado su saco y en la otra arrastraba la gabardina. Nunca más supo de él. Su madre le dijo que ya había pasado todo, que no se preocupara, le abrazó un instante y a continuación empezó a preparar la porrusalda para la cena de ella y su marido, y precalentó el horno para la pizza de prosciutto e funghi con salsa barbacoa que le esperaba al Nene perfectamente termosellada en el inerior de la nevera.

 

 

Hoy, a sus 42 años y con 122 Kg, Manolo tenía la cabeza vuelta hacia la ventana y la mirada perdida en el horizonte de azoteas de la gran ciudad mientras recordaba aquel episodio. Ni tan siquiera se inmutó cuando entró la enfermera en la habitación, le quitó el gotero y le dijo que le iban a dar el alta… Ellos, la Seguridad Social, ya había hecho su trabajo; y si bien ingresó hace tres días semiinconsciente debido a un coma diabético, ya se encontraba mejor y podía irse a casa y seguir descansando en ella.

Fue al salir la enfermera de la habitación cuando una extraña sensación sacó a Manolo de su ensimismamiento… a través del reflejo, en el cristal de la ventana por la que miraba, le pareció que la enfermera, en vez de arrastrar la “percha” del gotero, arrastraba… ¡¿una guadaña?!

Juan Revenga Frauca

 

 

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Foto 1: Mr Huaso

Foto 2: Vectorportal

Cuento de miedo grasiento

FATTY AND SCARY TALE


No asustaros de la Bruja,

ni del Coco del lugar,

ni asustaros del fantasma,

que sólo quieren jugar.

(Gloria Fuertes, ¿Quién llegó?)


Eran Las siete y media de la tarde. En la televisión, a todo volumen, se podía ver la retransmisión de la final del mundial de fútbol entre las selecciones de Suecia y Mauritania. La alfombra del salón por lo normal de colores azul y granate tenía, como muchas otras tardes, una sospechosa tonalidad naranja-chaleco-reflectante

Manolito, presa por la emoción del partido, se retorcía en el sofá. Mauritania perdía 2-1 y él, con un brillo de desesperación en los ojos, parecía que se afanaba mentalmente por remontar el marcador mientras achinaba los ojos y la cara se le convertía en un muestrario de muecas y aspavientos. Quien no conociera a Manolito y supiera lo que allí estaba pasando creería que el chico estaba loco arrebatado y que trataba de conectar psíquicamente con el 11 titular de los africanos a través de las hondas hertzianas.

 ¡Mierda, mierda… joer voy a volver a perder! Quedan 15 minutos y voy a volver a perder… Pensó mientras le daba al botón de pause. La Play echaba humo. Le dio un bocado a la palmera de chocolate, hundió la mano en la bolsa de ganchitos (de tamaño ahorro) se llevó un puñado a la boca y agarró su segunda lata de Coca-cola, sin cafeína porque si no luego no podría dormir, le decía su madre, y le dio un gran sorbo -¡aaaaah, qué rica!-

Botón de pause y vuelta al fragor del partido. Con estas energías -pensó- machacaré a esos suecos de m…

 

En ese momento apareció mamá, no la había visto venir pero había oído como se espachurraba algún ganchito bajo sus zapatillas de estar por casa… y eso era lo peor que podía pasar: Grasa fosfi en la alfombra. Botón de pause otra vez… pero esta vez, ¡Zafarrancho de combate!

  • ¡¡¡Neneeeeeee, te he dicho un millón de veces que no comas tantas porquerías y mucho menos que las repartas por el suelo del salón!!! Me tienes harta, va a venir el Hombre del Saco y te se va a llevar. Y no volverás a verme… y a papá tampoco, ni a la abuela que tanto quieres… y no volverás a ésta casa…

 

El Hombre del Saco, je, je, je…que graciosa es mamá  -pensó- pretende asustarme con semejante cuento para niños, yo ya tengo 7, casi 8 años, y no me engañan con esas tonterías. Ya voy mamá –dijo no obstante Manolito- sabedor de que aunque los fantasmas no le asustaban demasiado, los bofetones sí, y sabía cual era el orden cronológico de aparición de unos y otros.

 

  • Mamáááá –repitió otra vez- es que estoy en la final del Mundial y estoy apuntito de ganar, me ha costado mucho llegar con este equipo a la final… y el Jonathan dice que no se puede ganar con Mauritania el Mundial… pero yo sé que sí porque…
  • ¡¡¡Que te calles!!! Mira, ya estoy aborrecida, o dejas ahora mismo de comer y recoges todo esto, o te prometo que viene al Hombre del Saco (y dale -pensó Manolito-)

… Escucha Nene, voy a bajar al colmado a comprar. Quiero que para cuando suba esté todo recogido… ¡¡¡y deja ya de meterte esos bolos de comida en la boca, que me llenas todo de migas!!!… bueno, que esté todo recogido y que dejes de “merendar” que si no, no vas a cenar nada. Ahora vuelvo y más te vale hacer lo que te he dicho.

Mamá se quitó sus zapatillas de boatiné y se puso los zapatos guardados junto a la puerta de entrada.

 

  •  Adiós. Y se oyó un portazo.

Manolito, con otro largo trago, terminó de fundir la lata de Coca-cola. Miró la tele… los veintiún jugadores congelados (Suecia había perdido a su jugador Olaf Oikemar en el minuto 63 por expulsión tras una más que fea entrada sobre Cheruf Al-Sudar). Tras una corta reflexión concluyó que aquella parecía una de las veces en las que mamá iba en serio. No le quedó más remedio que apagar la video consola. Dejó la tele encendida; la presentadora del concurso de turno decía: “Con la O: Dícese de la persona que tiene gordura en extremo…”. Paso palabra -dijo Manolito- y apagó la tv. Se hincó de hinojos en el suelo y, a cuatro patas, empezó a recolectar los ganchitos descarriados que, cariñosamente, se introdujo en la boca uno a uno. No empezó a masticar hasta tener la boca repleta.

En ese preciso momento llamaron a la puerta y fue a partir de aquel instante cuando su vida ya no volvería a ser la misma. Pensó que era mamá que se había olvidado las llaves y abrió. Pero lo que vio en el rellano le dejo helado, petrificado. Durante 3 ó 4 segundos su pequeño cerebro trató de encontrar una explicación a “eso”. Al final, más o menos, su cabecita ya tenía una idea bastante bien formada de lo que estaba pasando y un violento grito, profundo y sincero inundó su garganta, y unos proyectiles naranja-chaleco-reflectante salieron despedidos de su boca y quedaron pegados en la grisácea gabardina de la siniestra figura que tenía ante sí. Súbito, se dio media vuelta y trató de correr en dirección a su cuarto para esconderse… aunque no supiera bien dónde.

Hoy, 25 años más tarde de aquellos terribles hechos, Manolo, desde su cama del Hospital Provincial, recuerda aquel momento como a cámara lenta. Recuerda que en la huida a su cuarto veía por el rabillo del ojo como aquel monstruo, que era mucho más alto que papá, había franqueado la entrada tras sus pasos. Recuerda que cuando llegó precipitadamente a su cuarto tropezó y se quedó acurrucado a los pies de la cama, temblando como un flan con nata. Fue entonces cuando percibió aquel olor acre, a rancio, era el olor del hombre que le había seguido y que a grandes zancadas había recorrido el pasillo, le había alcanzado y ahora estaba de pié frente a él.  Todas sus ropas eran de tonos oscuros y marrones, mortecinas y estaban muy sucias, llenas de lamparones. Llevaba un sombrero como de gánster, pero a la vez muy viejo y raído, y la barba sin afeitar. Unos desordenados y sucios dientes, amarillos como la camisa que vestía, eran perfectamente visibles a través de una especie de sardónica sonrisa. También recuerda cómo aquel feo y apestoso hombre, agarraba un enorme saco que colgaba flácido de su hombro.

Justo cuando aquel hombre se le abalanzaba y parecía que ya nada tenía solución, oyó la voz de su madre.

  • ¡Neneeeeeee! ¿Se puede saber que hace la puerta de la calle abierta?
  • ¡¡¡Mamááááááá!!! -gritó Manolito inmóvil-

La madre se apresuró al cuarto de dónde procedía tan horroroso llamamiento. Y Manolito pudo ver, por entre las piernas del monstruo, a su madre con un manojo de puerros en la mano y una barra de pan.

Tras cinco segundos de tensa incertidumbre la madre habló:

  • ¡Ah, es usted! -dijo- ya era hora, le he llamado más de 40 veces y siempre me sale el contestador, ya veo que al menos escucha los mensajes…

Aquel hombre no dijo nada, esbozó media sonrisa y dejó caer el saco vacío al suelo mientras miraba fijamente a Manolito.

  • Como puede figurarse -continuó hablando la madre- el niño en cuestión es ése.
  • Señora -dijo el monstruo, y su voz sonó como una cuchilla cortando el aire- seguro que tiene algo que hacer por ahí, no suele ser agradable ver esto… por mucho que me haya llamado usted.

La madre dudó un instante, miró a su Nene… y se fue a la cocina.

Al cabo de 10 minutos de gritos y golpes el hombre, ahora sin la gabardina, en mangas de camisa, sudoroso y arrastrando el saco… vacío, apareció en la cocina.

  • Señora -dijo- Lo siento, pero no hay forma, no es posible, lo he intentado pero su hijo… su maldito hijo, no cabe en el dichoso saco.
  • ¿Cómo es eso posible? -replicó la madre- ¿Me está diciendo que no se lo va a llevar?

 Aquel monstruo todavía con el corazón desbocado por el esfuerzo acometido contestó a la madre

  • Es posible porque su hijo esta gordo como un camión de 8 ejes. Y no, no me lo llevo por que ni cabe en el saco, ni puedo con él en brazos.

Sabía que su madre era la maldita traidora, la culpable de aquella situación, pero aun y todo, Manolito, encontró un hueco por el que deslizarse desde la puerta de la cocina, como un cohete sin apenas rozar el saco de aquel tipo, hasta agarrarse por detrás al delantal de su madre y apretarse con fuerza contra sus piernas mientras cerraba con intensidad los ojos como para, irónicamente, despertar de aquella terrible pesadilla.

  • Vamos a ver -respondió la madre- que yo me aclare… algo habrá que usted pueda hacer, digo yo; por que mucha fama, mucho saco, y… y mire usted para lo que sirve -dijo la madre señalando con los ojos a su hijo-
  • Mire Señora, -replicó- hay situaciones para las que uno no está preparado por muchos años que lleve en el gremio. Antes se me llamaba para llevarme a los niños que no querían comer, y para eso no ha habido nunca problema alguno; pero últimamente se me llama por lo contrario: “Mira fulanito, que como sigas comiendo tanto va venir el Hombre del saco y te va a raptar”. Yo, que como sabrá, llevo muchos años en este sector ya me olía en cierta medida lo que se me avecinaba, pero estaba obnubilado con tanto trabajo… Uno también tiene que ganarse la vida ¿no? Me imagino -continuó- que en su tiempo usted me habría conocido como El Sacamantecas, nombre hoy ya en desuso, pero mi trabajo sigue siendo el mismo que entonces; raptar niños bajo pedido de sus padres y sacarles la grasa para luego venderla, ya que en la industria se considera este tipo de grasa la más fina y de mejor calidad. No se paga lo mismo hoy en día que antaño (malditos aceites sintéticos) pero en contrapartida hay mucha más materia prima.
  • Mire -espetó la madre- me importan un comino sus problemas laborales, y esto hay que solucionarlo como sea. Haga el favor de ponerse en contacto con El Lobo, y decirle que venga a comerse a mi Nene.
  • Bien señora, espere por favor -dijo mientras sacaba con diligencia un Iphone de uno de los bolsillos de su camisa- Marcó un número y habló con alguien. Manolito no daba crédito.

 

 

¿CONSEGUIRÁ ALGUIEN DARLE UN ESCARMIENTO A MANOLITO?

¿CONSEGUIRÁ EL HOMBRE DEL SACO RECABAR REFUERZOS?

¿PASARÁ MANOLITO A LA ACCIÓN Y SE COMERÁ AL HOMBRE DEL SACO?

¿HABRÁ LÍO ENTRE LA MADRE Y EL HOMBRE DEL SACO?

….

EL PRÓXIMO VIERNES EL SEGUNDO Y ÚLTIMO CAPÍTULO DEL «CUENTO DE MIEDO GRASIENTO»

 

 

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Foto 1: Solid Snake


Mujer XXXL (342kg) quiere ser XXXXXXL (730kg)

Por muchas cuestiones sobre las que uno crea que ha leído mucho, de vez en cuando la realidad le deja atónito: Existe quien pretende alcanzar los 730 kg de peso.

Leía el otro día que la mujer que aspiraba (y sigue aspirando) a alzarse con el record del mundo de peso se iba a casar en segundas nupcias con un cocinero… y que la noticia era ésa, que se casaba con una “pareja ideal” ya que se daba una especie de perfecta simbiosis entre lo mucho que le gusta al futuro marido cocinar y lo también evidentemente mucho que le gusta a esta mujer comer (o mejor dicho, tragar o engullir). La noticia la pueden leer en su versión original y en línea del Daily Mail. Tirando del hilo caí en la cuenta que en el mencionado periódico ya se había publicado otro artículo referente a la intención de esta “gran” mujer de batir todos los records referidos a la ganancia de peso.

Bien, vamos con los datos que, en definitivas cuentas, sé que es lo que en cierta medida están esperando.

Se llama Susanne Eman, tiene 33 años, es madre de dos hijos y vive en la actualidad con su novio en Casa Grande (Arizona, uno de los estados norteamericanos con mayor índice de obesidad). No me digan, volviendo a hablar de simbiosis, que el nombre de la localidad (Casa Grande) no tiene retranca. Y se va a casar en segundas nupcias con Parker Clack su actual novio de 38 años al que conoció a través de Internet.

Vamos al lío. En la actualidad pesa la nada desdeñable cifra de unos 342 kg. Una cifra que se queda muy, pero que muy pequeña en comparación con la que aspira alcanzar, los 730 kg. Si lo logra conseguirá, no ya rebasar, sino pulverizar el actual record del mundo y así ser la persona más “pesada” del mundo por encima de Jon Brower Minnoch fallecido en 1983 a los 41 años de edad y que se alzó, se estima, hasta los 635 kg de peso.

Para conseguirlo, la «pequeña Susanita», consume unas cantidades de comida francamente asombrosas, diariamente más de 21.000 kcal. y, entre los datos que aporta la noticia, realizar desayunos de más de 4.600 kcal. No va mal encaminada desde luego, pero lo cierto es que va un poco por debajo de los objetivos intermedios que ella misma se marcó a mediados de 2011. Entonces, pesaba cerca de 330 kg. y tenía puesto el punto de mira en los 361 kg. para fin de año o a principios de 2012. Sin embrago, se encuentra en 342. No obstante, ella no ceja en su inusual locura de alcanzar la meta propuesta y calcula que para cuando cumpla 41 o 42 años (si llega) estará en el peso de sus sueños, los 730 kg.

Por su parte, el médico de cabecera de Susanne, le ha disuadido de seguir con este propósito por los riesgos que conlleva, al tiempo que ha afirmado que no ha encontrado pista alguna sobre enfermedad psiquiátrica en el caso de Susanne. ¿Habrá mirado bien?

No bebas grasa (¿?)

Gráfico, excepcionalmente gráfico es el mensaje que nos deja el New York City Health Deparment al respecto del impacto que puede tener el consumir bebidas o refrescos azucarados.

En palabras sencillas, si se sobrepasa con la ingesta de alimentos el número de calorías que necesitamos, estas calorías se acumularán, y la forma que tienen de hacerlo es en forma de grasa. Con independencia del origen del alimento que propicia el exceso. El anuncio, nos pone sobre aviso, y advierte qué, al usar (abusar, más bien) como recurso para hidratarse las bebidas azucaradas es relativamente sencillo sobrepasar esas necesidades calóricas de las que hablaba. Más sencillo que usando, por ejemplo, el agua.

Esta advertencia en forma de anuncio está bien, me gusta, pero no se crean que me entusiasma, a mi juicio le falta algo. En definitiva, este mismo anuncio se podría haber hecho, por ejemplo, con manzanas o con cualquier otro alimento… Si te pasas comiendo manzanas más allá de tus necesidades energéticas, también se correrá el peligro de engordar. En el caso que propongo como ejemplo habría que cambiar las posibles calorías «de más» aportadas por un refresco, por las calorías «de más» aportadas por unas dos manzanas. Pero claro, en nuestro entorno hay pocas probabilidades de que la población se forre a manzanas y, sí al contrario, lo haga con otros alimentos, entre ellos, las bebidas azucaradas. En definitiva, es más habitual llegar a superar nuestras necesidades energéticas con este tipo de productos, los refrescos, que con otros, verbigracia, las manzanas.

Las calorías que aporta una lata de refresco azucarado, creo que no hace falta que mencione marcas concretas, son más de 100 kcal. Pues bien, si de forma diaria y sistemática alguien supera en 100 kcal sus necesidades energéticas, el sumatorio resultante de las calorías excedidas en un año serán tantas como 36.500 kcal (100kcal x 365 días). Calorías qué, como decía, van  a acumularse en forma de tejido adiposo. Si ahora se dividen estas calorías por las calorías que «acumula» un kilo de tejido adiposo humano (unas 7.600 kcal/kg) tenemos el resultado del exceso calórico en kilos de grasa acumulada: Unos 4,8 kg al año por ingresar metódicamente 100 kcal de más cada día durante ese año… si se hace con refrescos, con refrescos y si se ha hecho con manzanas, con manzanas. Que es, aproximadamente lo que nos dice el anuncio: Que si bebes una lata de refrescos al día durante un año puedes engordar 10 libras.

Lo que no se dice claramente, es que ese consumo diario ha de implicar un exceso en las necesidades calóricas, por que, seamos claros e imaginemos que se abandona a alguien en una isla desierta y sin recursos con 365 latas de refrescos azucarados como toda minuta para un año… me temo que a la vuelta de ese año lo último que encontraríamos sería una persona con 4,8 kg más que la «abandonada».

Así pues, hay dos claves: por un lado evitar los excesos calóricos (con independencia del alimento o conjunto de alimentos que lo propicien) y, por el otro, que con este tipo de alimentos es más fácil, frecuente y probable alcanzar dicho exceso.

 

Los supermercados comercializarán el aceite de oliva en garrafas de 200 litros (broma)

Es broma, es broma, es broma. Para que no quede duda de mi apostasía mediática niego la veracidad del titular de hoy tres veces, como San Pedro.

Lo que no es broma son los contenidos de la noticia del Periódico de Aragón de hace un par de semanas: «El consumo de vino, aceite de oliva, nueces y café favorece la memoria»; y en su interior el disparate a tono con el título de hoy: «La investigación, que ha publicado la revista científica Journal of Alzheimer’s Disease, especifica que el aceite de oliva –un máximo de 600 mililitros al día– favorece la memoria verbal[…]« Vaya vaya, nada más y nada menos que 600ml./día; esto, además del desayuno, la merienda y demás que uno pueda incorporar en su día a día nos deja con una ingesta calórica diaria de nada más y nada menos que de cerca de 5.400 kcal/día sólo en lo que respecta al aceite de oliva… menos mal que avisa «como máximo». Está claro que con estrategias tan útiles como esta seremos unos superobesos sí, pero con una fluidez verbal que riéte tú de la de JFK o de la de Steve Woodmore (que según Wikipedia -no me hagan mucho caso- es el plusmarquista mundial de verborrea)

Muchos de ustedes dirán que no es mas que un error tipográfico, y quizá tengan razón (es muy probable que en vez de 600 ml/día, sean 60) y la cosa no hubiera pasado a mayores si el otro día en un programa de Aragón Radio me llamaron para, en una entrevista, comentar la noticia. En ella se me leyó tal cual el disparate y después me preguntaron… ¿es tan beneficioso el aceite de oliva como ya sabíamos? Es decir, salvando la incertidumbre de cómo llegó al papel (del periódico) el dato, de si salió así de la Agencia, de si un periodista metió la pata, etc. de lo que no cabe duda es que en la radio (o en cualquier sitio) estos datos imposibles deberían llamar la atención de cualquier persona con un mínimo de sentido crítico.

En fin, tras señalar al locutor de la radio la imposibilidad del dato, me tomé la molestia de tratar de averiguar la fuente de la «noticia», que según el artículo provenía de un estudio publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease y, hubo suerte. Resulta que ni el abstract del artículo (resumen) con un título mucho menos sensacionalista que el del periódico («Polyphenol-Rich Foods in the Mediterranean Diet are Associated with Better Cognitive Function in Elderly Subjects at High Cardiovascular Risk») ni en el artículo completo se hace referencia a tal cantidad de aceite con el fin de mejorar la memoria verbal.

Además del aceite, como habrán podido comprobar se habla en la noticia periodística de los beneficios en el consumo de vino, de nueces de café, etc. ejemplos todos, al igual que sucede con el aceite de oliva, que sirven como ejemplo de la descontextualización del mensaje saludable a través de la alimentación, haciendo una vez más propaganda de la fiebre del «nutricionismo» que sufre esta sociedad, en vez de la del mensaje coherente, racional y alejado de sensacionalismos que tiene el avance del conocimiento científico en materia de nutrición. Así no va, y así nos irá.

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Foto: jonrawlinson

El futuro alimentario según Cuarto Milenio

«Hola, soy Leonard Nimoy. El siguiente relato sobre extraterrestres es real, y si es real es que es… falso. Todo son mentiras. Pero mentiras entretenidas, y al final ¿no está ahí la auténtica verdad? La respuesta es… nnno»

(Extracto del capítulo The Springfield Files, Los expedientes de Springfield en España, perteneciente a la 8ª temporada. En mi opinión uno de los más hilarantes)

Sirva este audiovisual prólogo para presentar algo que le va que ni pintado al tema de hoy. El caso es que en la madrugada de hace pocos domingos, en «Cuarto Milenio», Iker Jiménez junto a Santiago Camacho, nos ofrecieron una particular y poco halagüeña visión del futuro en lo que a la alimentación se refiere. Así, aprovecharon la ocasión para presentarnos un intrigante, sorprendente, maravilloso y terrorífico futuro a las puertas con tres elementos comestibles:

La cornucopia: Que es el nombre con el que se ha bautizado una especie de invento-proyecto-concepto enmarcado en lo que se ha dado en llamar Digital Gastronomy (mal empezamos). Tanto despliegue de imaginación se está desarrollando en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (el conocido como M-I-T) con el fin de «imprimir» alimentos a partir de un aparato mitad microondas, mitad impresora, mitad Thermo-mix (si, ya lo sé, son tres mitades, pero recuerden las palabras de Leonard Nimoy: es una mentira entretenida). Existen al parecer cuatro diseños conceptuales de esta provocación gastronómica:

  • Un montador de galletas y magdalenas por pisos denominado Digital Chocolatier Prototype, nada del otro mundo a mi juicio (eso sí, te señala las calorías del chocopastel perpetrado). La verdad es que este es el único aparato del que hay un prototipo real.

  • De los otros tres modelos no existe ni tan siquiera un prototipo (por mucho que se empeñe Santiago Camacho en que parezca lo contrario), se trata de ideas conceptuales llamados: Digital Fabricator Concept, Virtuoso Mixer Concept y Robotic Chef Concept. Las referencias en el propio programa de «Cuarto Milenio» a la saga Star Trek y al cómo preparaban los alimentos en ella vienen que ni pintados para ilustrar la «noticia», ¿verdad que sí, Leonard?

De esta forma cuando acudamos a un futuro y tecnológico restaurante y pidamos «omelette du fromage aux fines herbes» el camarero nos preguntará… ¿con qué resolución querrá el caballero que le imprimamos la tortillita?… En fín.

Más allá de lo que digan en 4º Milenio, la realidad sobre el verdadero valor de este proyecto del MIT, en boca de sus propios creadores (los diseñadores Marcelo Coelho y Amit Zoran), es provocar o estimular un debate sobre el futuro del consumo de alimentos.

Otro de los superavances según «Cuarto milenio» es la carne de laboratorio como solución para no causar daño a los animales en el momento de su sacrificio para convertirlos en alimento. Usando, en teoría, las técnicas de cultivo «in vitro» de tejidos, se trataría de cultivar precisamente «carne» de diversas especies animales con fines alimentarios. Un proyecto archicarísimo en el que hay al parecer una organización de defensa de los animales que ofrece una importante recompensa para quien logre dar con una solución más módica de precio… y yo que no termino de verlo. Al final, imagínense en el futuro, en un asador del País Vasco recorriendo con la vista una poyata de laboratorio para elegir la carne de una descomunal placa de petri que queramos que nos la hagan a la brasa.

Y el último de los tres temas, como no podía ser de otra forma, la nutrigenómica, o cómo comer en función de nuestra dotación genética. En el programa se hizo, como es habitual, una descontextualización radical tanto de conceptos, como del actual conocimiento científico en la materia. El tema de la nutrigenómica y de la nutrigenética serán cuestiones que abordaremos con suficiente amplitud en próximos post.

Bien, como siempre he mantenido, desde la desaparición del dúo Martes y Trece, siempre nos quedará «Cuarto Milenio» para arrancarnos una sonrisa sin malicia… o no. Sin más dilación, les dejo con el corte para que lo disfruten.

http://youtu.be/gaDT8TbJ8eY

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Fotos: Fluid Interfaces Group. MIT MEDIA LAB

¡Hola mundo!

Soy dietista-nutricionista, una profesión sanitaria, y me gusta saber que nuestros hábitos de vida, más en concreto aquellos relacionados con la alimentación, desempeñan un papel importante en nuestra salud, pero sin tonterías y más allá del interés puntual que algunos sectores de la industria alimentaria, los medios, los presuntos profesionales y los laboratorios nos hagan creer. Al menos en nuestro medio se hace imprescindible llegar a un punto de encuentro racional entre el placer que nos proporcionan nuestros hábitos alimentarios y la salud .

En este blog se dará cuenta de las noticias, libros, publicaciones, videos, actualidad… en definitiva  se hablará de todo el universo relacionado con el aparentemente complejo mundo implicado entre el comer y la salud. Tendrá cabida la publicidad, también los supuestos métodos adelgazantes, estarán presentes los distintos profesionales sanitarios como proveedores del consejo dietético, el placer de la buena mesa, las campañas en pro de la salud a través de la alimentación de las distintas administraciones públicas, las fraudulentas estrategias de los productos y de las dietas milagro, etc.

El ingrediente principal de este cocido será la ciencia de la nutrición que irá rebozada con taza y media de espíritu crítico y bien sazonada con una pizca de escepticismo fresco recién cortado; por último, hornearemos con el fuego bien fuerte y regaremos el asado con un chorrito generoso de buen humor… y a emplatar.

¡Que aproveche!