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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Si las neveras hablaran… dirían mucho de nuestra alimentación

NeveraPocas imágenes son tan reveladoras sobre la forma que tiene alguien de alimentarse como aquella de mirar dentro de su frigorífico.

Como si de un estilista o de un personal shopper se tratara cuando este revisa el fondo de armario de un cliente, el ojo entrenado de quién sabe mirar estas cosas identifica qué esconde la puerta de una nevera, y su información suele aportar diversas claves sobre el estilo de alimentación de su propietario. La primera, sin duda, antes de abrirla, el modelo, formato y actualización de la nevera. El tipo de nevera da una primera impresión de la atención que en ésa casa se le presta a la principal “despensa”. Nada definitivo, eso es cierto, el o los propietarios de la nevera en cuestión pueden vivir de alquiler e ir tirando con la que les ha tocado en suerte… para lo bueno o para lo malo. De todas formas, no sería de recibo que, por ejemplo, la nevera de una familia de cuatro miembros fuera la típica neverita de hotel o poco más, sin que estos tuvieran una mayor preocupación por sustituirla.

Bueno, suponiendo que hablamos de neveras en propiedad, el modelo en cuestión es bastante esclarecedor. De entrada el número de “estrellas” y con ellas la garantía que el electrodoméstico en cuestión va a ofrecer para la conservación en temperaturas de congelación. Por si no lo sabes cada estrella nos informa, de 6 en 6 grados, de las temperaturas bajo cero que es capaz de alcanzar ese frigorífico. Una estrella, indica 6ºC bajo cero; dos, -12ºC; tres -18ºC y cuatro temperaturas inferiores a -20ºC (sí, ya lo sé aquí se rompe la regla, pero es lo que hay).

Sin embargo a mi juicio lo más esclarecedor es abrir el frigorífico y, en un primer vistazo, tener en cuenta:

  • El orden y la limpieza: ¿están los alimentos frescos vegetales en la parte inferior de la nevera? ¿están dentro de los cajones habilitados siempre a tal efecto? ¿hay producto bien fresco o cocinado (sea el que sea) sin tapar o proteger? Pocas cosas son tan desagradables en una nevera como esta cuestión, por no hablar de la presencia de churretones en sus paredes.
  • La cantidad de alimentos vegetales. Esta cuestión es de la máxima importancia. Como es previsible, si hay una abundancia importante de verduras, hortalizas y frutas será indicativo de que hay una utilización importante de este tipo de productos. Su aspecto ha de ser siempre fresco (se comen sin darles tiempo a que se pongan feos) y denotará una rotación adecuada. En mi casa, a pesar del objetivamente gran tamaño de nuestro frigorífico, los dos cajones destinados a la fruta y verdura no dan de sí y con frecuencia hay producto de este tipo fuera de los consabidos cajones. No es desorden, es que donde tendrían que estar, simplemente, no caben.
  • La presencia de refrescos y su tipología (light, sin azúcar, “naturales”…) A ver, la presencia de este tipo de productos no obliga un patrón de consumo concreto ya que pueden estar ahí “por si las visitas y demás”. Por ejemplo, en mi casa hay algunos de estos refrescos que creo entraron en casa con la nevera, hace años. Es más, como los de Lepe, tenemos una botella de agua vacía en la nevera por si viene una visita que no quiere tomar nada (es broma)
  • La abundancia de alimentos superfluos y la falta de alimentos básicos es también un punto importante. ¿Hay muchos botes de “salsas” y pocos ingredientes para, llegado el caso, poder confeccionarlas? ¿Muchos embutidos y derivados y poca carne, pescado o huevos? ¿qué tipo de postres refrigerados hay, son yogures “básicos” o por el contrario tienen más el aspecto de una chuche que de otra cosa?

En resumidas cuentas, una correcta alimentación pasa por una adecuada planificación. No se puede pretender el querer seguir las recomendaciones más elementales sin tener nuestra despensa preparada para cubrir esas necesidades. Si cuando abres la nevera no hay lo que se supone que es más adecuado para tus intereses, es probable que termines tirando de algún alimento más procesado que fresco, o directamente llamando al teleburguer de turno.

Así pues compra fruta, verdura y hortalizas en abundancia y hazlo “sin miedo”. Estos alimentos han de formar parte de tu dieta habitual todos los días, varias veces al día. Sólo los podrás comer si antes los has comprado y, evidentemente, conservado en tu nevera.