El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Kebabs poco turcos y con mucho truco (y esta vez en España)

Kebab

Apenas hace 6 meses comentaba en este blog la escasa calidad nutricional e higiénica de los kebabs en el Reino Unido. Pues bien, en la publicación OCU Compra Maestra de este mes, esta Asociación se ha hecho eco de la escasa calidad de algunos kebabs pero esta vez más cercanos, en España (bueno en realidad en un muestreo realizado en Madrid)

Y los resultados no pueden ser más descorazonadores. En el informe completo que se puede leer tanto online como en la versión impresa de la revista de la OCU se contrasta como 25 establecimientos madrileños que se dedican a la distribución de kebabs de ternera fueron inspeccionados con la intención de poner de relieve tres cuestiones: 1º La calidad de la carne; 2º la verificación de la especie y; 3º las cuestiones higiénicas. Empezamos primero con la menos mala de las noticias y seguimos… para abajo, con el resto.

Calidad de la carne: aprobado raspado

De las 25 muestras “solo” 9 de los kebabs analizados presentaban una proporción elevada de fibras y tendones más allá de la que sería deseable. Pero lo más importante en este apartado, es que se encontró una cantidad especialmente exagerada de calcio, un parámetro que indica que se han “rebañado” con intensidad los huesos para extraer la carne o que esta ha sido obtenida mediante el uso de una práctica prohibida cuando se habla de animales rumiantes: la separación mecánica de la carne… sobre la “carne separada mecánicamente”: qué es, qué se puede hacer y qué no se puede hacer, al menos legalmente, te sugiero que eches un vistazo a este post (¿Cómo se hacen las salchichas de Frankfurt?) de Miguel Lurueña (@gominolasdpetro) es su siempre recomendable blog.

La verificación de la especie: suspenso estrepitoso

Recordemos que el análisis está realizado sobre 25 kebabs supuestamente de ternera… pues bien: en 20 de ellos se encontró carne de pollo (de mucho menor precio que la ternera, claro), representando esta carne más del 60% en 6 de las muestras; en 11 de ellas entre el 40 y 60 % era pollo y en las otras tres restantes la cantidad de pollo era de menos del 1% (muy probablemente debida a unas pésimas “buenas prácticas” relativas a la contaminación cruzada, tal y como explica la propia OCU). Además del pollo, en 7 kebabs aparecía carne de caballo y en 13 la de pavo… en resumen solo 1 de los 25 “de ternera” era carne 100% de ternera.

El tema de la presencia de otra clase de carne en el plato de una carne con un origen concreto y no otro puede tener dos orígenes… y ninguno de los dos deja en bien lugar al que distribuye esos platos. El primero es la picaresca, el abaratamiento de costes, el darte carne de una calidad inferior anunciando otra de calidad superior… es decir el dar gato por liebre. El segundo es la contaminación cruzada resultante de no limpiar de forma conveniente la maquinaria a la hora de hacer distintos procesados de carne o de no limpiar el material de cocina. Como digo, cualquiera de los dos orígenes refleja aspectos negativos. De todas formas, ya sea contaminación o fraude, la presencia de carnes que no debieran estar ahí en el caso de los kebabs de distinta naturaleza empieza a ser una (fea) costumbre reproducida con anterioridad en otras ocasiones, como el caso de este estudio de un laboratorio en Suiza (este tiene toda la pinta de ser contaminación), o el ya comentado del Reino Unido.

La higiene: choque con incendio

Si bien los apartados anteriores pueden dar como resultado una mala experiencia: trozos duros y desagradables en la boca, digestiones pesadas (por la alta presencia de colágeno y fibras…) o una estafa (en el primer y segundo apartados respectivamente), el tema de la higiene puede tener consecuencias más desagradables. En este estudio cerca de la mitad (11) de los kebabs presentaba una carga de bacterias fecales apreciable y 13 cantidades excesivas de mohos y levaduras. Nadie de entre el personal de los 25 establecimientos usaba ni guantes ni redecilla para el pelo. Notese por ejemplo, en la imagen que ilustra este post… que el protagonista no lleva guates a pesar de lucir una herida cubierta por una tirita… momento en el cual es aun más preceptivo el uso de esa protección en forma de guantes.

El caso de la desagradable contaminación fecal puede tener tres orígenes a cual más “inquietante”. El primero, una mala gestión en el lavado de las verduras crudas presentes en el kebab; el segundo, una mala higiene personal de los manipuladores de alimentos con bacterias “de esas” en sus manos provenientes de su… en fin, dejémoslo; y la tercera, a una infestación por roedores que hagan sus “cositas” encima de los alimentos (y que luego, además, no se lavan de forma conveniente) algo similar a este ejemplo, encontrado por funcionarios de sanidad británicos al inspeccionar un establecimiento de estos. O visto de una forma más edulcorada, en plan Disney y demás, lo de la familia de Remy, el protagonista de Ratattouille.

En resumen, mi opinión de los kebabs es que por la razón que sea se ha popularizado su consumo; pero partiendo de un origen “tradicional” se ha industrializado de forma excesiva, de manera que ahora no hay quien adivine sin un laboratorio al que echar mano, con qué está hecho su kebab. Está claro, que de lo que nos diga el que nos lo vende no nos podemos fiar. Al mismo tiempo, por la causa que sea, las cuestiones sanitarias de estos centros dejan mucho que desear… ¿más o menos que las cuestiones sanitarias de otros centros de hostelería? Pues con sinceridad, no lo sé. Ahora bien, es significativo la cantidad de noticias en las que los Dönner Kebab están en el ojo del huracán… ¿es porque a estos establecimientos se les hacen más inspecciones? ¿es porque se les hace menos? ¿se obtendrían resultados similares en “restaurantes” de otros estilos? La verdad, tampoco lo sé… no estaría mal que la OCU, al mismo tiempo que selecciona 25 Dönner Kebab para hacer estos análisis escogiera otros 25 establecimientos para comparar los resultados..

En cualquier caso y saliera lo que saliera en esos futuros análisis, una cosa queda clara y es objetiva… en la actualidad todo apunta a que la calidad de muchos kebab está a mucha distancia de ni tan siquiera dejar mucho que desear.

Nota: El compañero Aitor Sánchez (@Midietacojea) debutó la semana pasada en el programa «Esto me suena» de RNE precisamente con este tema como tema central, te invito a que disfrutes y amplíes la información escuchándole en este enlace.

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Imagen: ESQUIRE

La mala alimentación entre los niños españoles es patente y las soluciones claras

Niños comerLo he venido contando en infinidad de ocasiones, pero eso no quita para volver a recordarlo, máxime cuando nuevos datos vuelven a ratificar lo que ya sabíamos: nuestros niños ingresan más calorías que las que necesitan; entre ellos, la mayor parte por no decir la práctica totalidad estadísticamente hablando, no alcanzan las recomendaciones diarias de vitamina D; un 64% no llegan a esas recomendaciones de hierro y un 40% no alcanzan las de ácido fólico. Datos extraídos del  Proyecto Europeo Nutrimenthe, tal y como se hacía eco hace unos días este medio. Datos que ya se pusieron de manifiesto en otros estudios observacionales como este llevado a cabo en el marco de la Unión Europea, en el que además de los antedichos nutrientes se ponía de manifiesto una posible deficiencia en la ingesta de ácidos grasos de la familia omega tres y yodo.

Buenas soluciones vs malas soluciones

A tenor de los anteriores datos no me extrañaría que te entraran los miedos y que antes de terminar de leer este post ya estuvieras camino de la farmacia más cercana para proveerte de unos buenos y completos suplementos vitamínico-minerales que les rescaten a tus hijos de esas posibles deficiencias. Espera, no te precipites, hay una solución mejor. Y desde luego tampoco pasa por hacer acopio de alimentos ultraenriquecidos tal y como puse de manifiesto en la entrada Las mal llamadas “leches de crecimiento”: innecesarias y caras”; cualquiera de esas (malas) soluciones no harían otra cosa que incidir en la práctica del poco recomendable nutricionismo, mientras, además y probablemente nuestros hijos sigan comiendo más proteínas de las aconsejadas, más grasas saturadas y más azúcares, que son otras de las características de su alimentación y que se han puesto de manifiesto en el mencionado Proyecto Nutrimenthe.

No, la solución no consiste en poner malos parches a una prenda, la de su alimentación, que en general tiene más agujeros que un tapete de ganchillo. La solución pasa por “cambiar de prenda” y usar una más acorde a sus necesidades. Como digo, la solución no pasa por recurrir al aporte “artificial” de estos nutrientes al estilo del ejemplo que puse en el post Sucedió en una farmacia.

Más al contrario el posible camino hacia el deseable cambio consiste en que reviséis en casa qué es lo que coméis todos, recuerda que un niño no come lo que no tiene, y solo come lo que tiene porque tú lo pones a su disposición.

Estamos donde estamos porque, probablemente, la alimentación de nuestros niños está cuajada de alimentos superfluos y es deficitaria en alimentos… básicos, normales, de esos que yo llamo mudos, sin alegaciones sobre la salud. Estaríamos hablando de lácteos básicos, frutas, verduras, hortalizas, frutas, pescados, carne, huevos, etcétera.

Tomar pastilla

Ya que he tocado el tema de los pescaditos, alimentos que constituyen una importante fuente de ácidos grasos omega tres, quizá te interese saber que antes de incluir en la dieta de tus hijos ese tipo de suplementos que tan torticeramente de moda se están poniendo, que incluyáis más pescado en vuestra dieta. Tal y como le oí decir el otro día a Aitor Sánchez (@MiDietaCojea), antes que dar este tipo de suplementos (que aportan la ridícula cantidad de 250mg de omega tres) igual compensa que te pasees de vez en cuando con tus hijos por una lonja de pescado… si van con la boca abierta es posible que metan para dentro más omega tres que la que aportan estos suplementos en una de sus pastillas. Sí lo sé es una exageración, pero es una exageración graciosa. Pero igual te interesa saber que con una simple ración de sardinas o de salmón, o de atún, o de caballa o de otros pescados similares, estarás incorporando de 10 a 30 veces más omega tres que con los comprimidos de marras.

Un dato y una puntualización

Y por último, un bonito dato para que tengas en consideración y una puntualización. El dato hace referencia a que los padres, con no poca frecuencia, suele subestimar el peso de sus hijos o, peor aun, que estando “gordicos”, “rellenitos” o “majos” (es decir, con un sobrepeso u obesidad clínicos en toda regla) piensan que están mejor que si estuvieran en su peso. El problema es que el estatus de “estar en el peso” es observado no pocas veces en el caso de los niños como un signo de debilidad, y en esas circunstancias se les considera más dentro del estatus de “delgados” que en el de “normales”. A este respecto te recomiendo que le eches un vistazo a este post de Julio Basulto (@JulioBasulto_DN), ¿Considera normal que su hijo esté “fornido” o “rellenito”? Se equivoca.

La puntualización hace referencia a las recomendaciones de una pediatra que se incluyen en la mencionada noticia. En mi opinión, Cristina Campoy, tras haber hecho una defensa bastante buena sobre los elementos que deberían estar presentes en la dieta de esos niños, vuelve la vista a los padres como responsables (perfecto) diciendo que estos han de mantenerse firmes (¿cómo en un cuartel?) para inculcarles buenos hábitos. Y ahí, la cosa, para mí, desentona un poco. Lo de firmes me ha traído a la memoria el relato corto de Carlos González “La carga de la brigada nutricional” (incluido en su libro “Mi niño no me come”) y el adoctrinamiento con el que a veces se persigue que nuestros hijos coman mejor. Y lo de inculcar, pues lo de siempre… por muy buena (o mala ya no lo sé) prensa que tenga este término, significa lo que significa: “Apretar con fuerza algo contra otra cosa” y otras definiciones poco amables. Supongo que esta pediatra lo habrá hecho con su mejor intención, en cualquier caso considero necesario hacer estas matizaciones.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese leer:

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Imagen: stockimages y imagerymajestic vía freedigitalphotos.net

El peso de los españoles en el panorama mundial: preocupante

Obesidad_ Michelle MeiklejohnMás de la mitad de la población española tiene un peso que está por encima de las recomendaciones en base a su Índice de Masa Corporal (IMC). Eso ya lo sabíamos tal y como reflejé en esta entrada en la que hacía destacar que, además, más allá del dato considerado de forma individual, lo peor de todo es observar la tendencia alcista de esta variable en los últimos años. A pesar de ser un dato conocido no deja de ser llamativo, en especial cuando se considera lo orgullosos que estamos de nuestra dieta mediterránea y demás… ¿de verdad tenemos motivos para estar contentos? Yo creo que no.

El caso es que acabo de encontrarme con esta útil página de la Organización Mundial de la Salud en la que se recopilan, almacenan y muestran los datos referidos a enfermedades crónicas y sus factores de riesgo para todos los estados miembros de esta institución (en la actualidad cerca de 192 países). Se pueden consultar estadísticas por países referidos al consumo de alcohol, la colesterolemia, el tabaquismo, actividad física, salud buco dental, etcétera (puedes empezar aquí) y por supuesto a la obesidad.

No me digas que nunca te has preguntado si los españoles o las españolas pesamos más o menos que nuestros homólogos franceses, por ejemplo… o que los chinos o que los finlandeses. O cuánto alejados estamos en estas cuestiones de los Estados Unidos, por poner otro ejemplo. También podrás contrastar cuál es el país con mayor IMC medio, consultarlo por sexos, etcétera. No está nada mal, pero la verdad es que al mismo tiempo me hubiera gustado que se pudieran consultar todos estos datos incluyendo más variables. Resulta curioso que se pueda consultar por sexos el ranking de IMC de los distintos países, pero que no se pueda consultar por población total incluyendo ambos sexos. Bueno, veamos cómo anda España en esta clasificación.

Situación de los españoles y las españolas en el panorama mundial con respecto a su IMC

Peso del mundo

En España la prevalencia de la población con un IMC superior a 25 (indicativo de sobrepeso u obesidad) entre los varones de 30 o más años ocupa el puesto número 32 entre los 192 países considerados. Si se consideran solo los países de la región europea, su puesto es el nº 12 de entre 52 países. Algo bastante llamativo.

Aunque el panorama no es nada alentador en este terreno, las mujeres salen bastante mejor paradas en la comparación con los hombres. La prevalencia de la población con un IMC superior a 25 entre aquellas de 30 o más años ocupa el puesto nº 100 en el panorama mundial (sobre 192) y el nº 32 en el europeo (sobre 52). Todo apunta a que en España el género femenino se preocupa, y con éxito, más de su peso que el masculino.

Visión global

Si lo que quieres saber es cuáles son los países con más prevalencia de sobrepeso y obesidad en el mundo habrás de saber que en ambos sexos el líder indiscutible es Nauru con un IMC medio de 35,7 para los varones y de 37,8 para las mujeres (ambos para la población de más de 30 o más años)… ahí es nada. Esta, no sé si te habrás dado cuenta es la tercera vez que sale Nauru en este blog. La primera vez que hice mención a la particular circunstancia de este colectivo fue a raíz de la “cocacolonización”, y la segunda en referencia al precio de los billetes de avión “por kilos”.

IMC mundo

Dejando de lado los primeros países en este ranking, casi todos pertenecientes a la zona de Oceanía, el primero que encontramos “occidental” es Estados Unidos en ambos sexos. El IMC medio de los varones norteamericanos en este grupo de edad es de 30,0 y el de las mujeres 30,8, ocupando respectivamente los puestos nº 6 y nº 14 en el panorama mundial. Por nuestra parte, los españoles ocupamos el puesto nº 37 (con un IMC medio de 27,3) y las españolas el nº 96 (IMC medio 26,7). Unas distancias grandes en cuanto al número de puestos si lo comparamos con EEUU, pero no tanto, aunque también, si se observa el dato en sí mismo.

Por último y a título de curiosidad, te sugiero que si quieres poner tu IMC particular en relación con el del resto del mundo consultes esta otra entrada: “¿Conoces el valor de tu peso dentro del panorama mundial?

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Foto 1: Michelle Meiklejohn vía freedigitalphotos.net

Foto 2: Ganymedes Costagravas vía flickr.com

Evolución de la obesidad en España en el último decenio

La pasada semana el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad hizo público los resultados de la Encuesta Nacional de Salud 2011-2012 y entre todos los titulares que puedes consultar en este enlace, hoy quiero fijar mi atención en este en concreto:

La obesidad alcanza al 17% de la población adulta y el sobrepeso, al 37. Entre los menores, el 10% presenta obesidad y el 20%, exceso de peso.

Llevo desde que me metí en esto de la nutrición fijándome con una especial atención en la variable del peso de la población española obtenida a partir de los datos que periódicamente aportan las Encuestas Nacionales y Europeas de Salud. Por si no estás al corriente, estas encuestas forman parte de una investigación que con una periodicidad variable (la nacional bienal y la europea quinquenal) permiten conocer numerosos aspectos de la salud de los ciudadanos a nivel nacional y autonómico, entre ellos el peso con el fin en principio de planificar y evaluar las actuaciones en materia sanitaria.

Así, á título personal vengo recopilando los datos de las últimas encuestas, en especial los datos referidos al peso de la población española. ¿Quieres saber como ha evolucionado la variable peso en los último años según estas encuestas? En la siguiente tabla están los porcentajes en cada grupo de peso según su IMC de la población adulta española sin distinguir por sexos y sin separación por grupos de edad a lo largo de los años señalados.

Estadísticas INE Obesidad España

* En la encuesta de 2003 esta categoría recibió el nombre de “No hay datos”
** Datos de la encuesta europea de salud en España.

Una de las principales evidencia a tenor de estos resultados es que en España el número de adultos con un peso normal en base a su Índice de Masa Corporal (IMC) es cada vez menor. Para que luego digan que aquí comemos de maravilla y que si la dieta mediterránea para un lado y para el otro tal y como mencioné en este post  el otro día. Sobre el que se utilice el IMC sé que no es la mejor herramienta, ya que tiene diveras limitaciones (ver al respecto este post) pero cuando se tiene que valorar esta variable en poblaciones importantes se hace difícil, metodológicamente hablando, el reunir a todos los participantes para poder hacerles una exploración en condiciones. Por no hablar de que los datos son referidos, es decir, son los propios participantes los que los aportan, con el consiguiente sesgo.

En fin, que más les valdría a las autoridades sanitarias y a nosotros mismos ponernos manos a la obra para tratar de revertir tanto las cifras per se como su tendencia. A tenor de estos datos y en contra de los que muchos piensan, al final la crisis no parece ser un aliado contra la obesidad, o al menos aun no se ha puesto en evidencia que así sea.

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¿En España se come bien o vivimos de las rentas de la dieta mediterránea?

spanish food_nako

A la hora de hablar sobre el cómo se come en España a los españoles se nos llena la boca de piropos. Y yo soy el primero. Algo que no deja de ser curioso porque a excepción de lo acontecido en las dos últimas décadas gracias a nuestros cocineros patrios más renombrados, nuestra gastronomía no ha gozado nunca de una especial trascendencia internacional. Sin embargo, nuestra fortaleza más evidente en este terreno parece que la hemos hecho descansar en el nacimiento, no hace tanto tiempo, del concepto “dieta mediterránea”.

Leía el otro día con cierto deleite y autocomplacencia un artículo en El País titulado “Algo de que alegrarse” en el que se sacaban a colación algunas de estas ideas, sobre lo buena que es nuestra dieta y todo eso, utilizando como punto de partida un artículo científico recientemente publicado (este de aquí) que ponía en valor algunos de los elementos, de forma aislada, de la mencionada “dieta mediterránea”. Como se puede comprobar, un servidor coincide con bastantes de los conceptos que se mencionaban en el editorial. Ideas, recomendaciones que se han sostenido, de una forma u otra, en diversas entradas de este blog, por ejemplo:

[…] la buena salud no depende de las bondades de un alimento o de otro sino de la combinación de todos ellos hasta conformar una dieta […]

[…] hay que volver a la comida de casa. La de toda la vida. La de una abuela.

Resulta que lo que vale es aquello que teníamos delante de los ojos, el plato humeante.

Etcétera.

Sin embargo, de verdad que no sé en qué parte del mencionado artículo científico se basa la autora del editorial de El País, para sacar estas conclusiones. Pero hoy no voy a meterme en ese jardín. Por el contrario, y dando por buena la excelencia de la “dieta mediterránea” como patrón dietético saludable, pretendo cuestionar si en España, actualmente, la seguimos de una forma más o menos generalizada.

Lo digo porque al mismo tiempo que tenemos el ego un tanto subidito con que aquí comemos al estilo mediterráneo, nuestras cifras de obesidad entre la población general son de las más altas de entre los países de nuestro entorno. Por no hablar en concreto de la población infantil, la cual está a la cabeza (o casi) entre los países de la Unión Europea.

Hay quien puede afirmar que es posible que sean hechos independientes, no tan relacionados (cosa que dudo, pero bueno) y que haya otros elementos que influyan en nuestro obeso resultado (que los hay, sin duda). Por esta razón convendría comprobar cuál es el grado de adherencia de las distintas poblaciones al patrón dietético definido como “dieta mediterránea” (sea el que este sea, porque la cosa no está tan clara) y así salir de dudas si aquí en España la seguimos.

Adherencia dieta mediterráneaPara que te hagas una idea en un estudio publicado en 2009 en la revista Public Health Nutrition se examinó el grado de adherencia a la “dieta mediterránea” en 41 países y su evolución durante dos periodos de tiempo separados 40 años (en los periodos de 1961/65 y 2000/03).

Como puedes comprobar en la tabla extraída del mencionado estudio, en la década de los ’60 del S.XX España ocupaba el puesto número 13 con un “índice de adecuación mediterráneo” cifrado en 3,35. Tras 40 años, y utilizando la misma escala, España pasó a ocupar el puesto 21 con un índice de 1,19. Y no es el único estudio que apunta esta tendencia, hay varios, entre ellos este que está centrado en el alejamiento del estilo de vida mediterránea dentro de la población adulta española.

Entre las posibles razones para que esto suceda así es que según diversos expertos nuestros hábitos alimentarios se han desplazado hacia un patrón de alimentación más “occidentalizado” al tiempo que el nivel de actividad física ha descendido de forma importante. Todo ello con independencia de nuestros buenos orígenes.

Si me preguntan diré, porque estoy convencido de ello, que aquí se come de maravilla, siempre y cuando nos ciñamos a las costumbres más autóctonas y no nos dejemos influenciar por hábitos más «modernos». No conozco mas que media docena de países aparte de España, pero yo lo tengo claro… ¿y tú?

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Foto: nako