El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar?

DesayunoPocas frases relacionadas con la alimentación tenemos tan grabadas a fuego como la que dice que el desayuno es la comida más importante del día, pero ¿realmente lo es, es así para todo el mundo… importante para qué y para quién? ¿Qué hay de cierto en aquella frase que nos advierte que una de las claves de la alimentación saludable dice que hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo?

Si atendemos a una de las cuestiones que seguro más nos preocupan, la obesidad, la relación entre esta y el desayunar o no, no está nada clara. Son varios los estudios científicos que utilizando distinta metodología han obtenido resultados dispares a la hora de establecer una influencia del desayuno (o del no desayuno) en el estatus ponderal de las personas. Por un lado, en algunos casos, parece que se observa una relación directa entre saltarse el desayuno y la obesidad, y sin embargo en otros estudios no se halla tal relación o, por lo menos, apuntan a que saltarse el desayuno podría influir en la reducción de la energía diaria total (lo cual en principio y teóricamente podría ayudar a perder peso).

Como digo las cosas no están nada claras, al menos en este aspecto. Tal es así que en el documento varias veces comentado “Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos” (Consenso FESNAD-SEEDO) se concluye que con la actual evidencia disponible son controvertidas e inconsistentes las investigaciones que estudian la relación entre la omisión del desayuno en adultos y el riesgo de sobrepeso y obesidad. De similar contenido es el artículo titulado Myths, Presumptions, and Facts about Obesity (“Mitos, presunciones y realidades en torno a la obesidad”) que en el correspondiente apartado de “presunciones” y tras revisar diversos artículos en relación a temas “candentes” vinculados a la obesidad afirmó que la expresión “desayunar de forma habitual es un factor protector  frente a la obesidad” es, cuando menos, una presunción. ¡Ojo!, no dice que sea un mito ni que sea falso, dice que es una presunción y que no se debería asumir de forma categórica y darla por cierta.

Además, con no poca frecuencia se confunden situaciones. Me explico. No es lo mismo que algo se suponga que es recomendado y ayude a no engordar (que habría que verlo) con que, por otro lado, sirva para adelgazar una vez que ya se tiene obesidad. Y todo ello, ambas situaciones (no aumentar de peso o bien perderlo), ponerlas en el contexto individual de cada uno. No es lo mismo alguien que no ha desayunado en su vida y conserva un peso y una salud adecuados (que los hay), que alguien que quiere adelgazar, tenga o no la costumbre de desayunar desde siempre. Habrá que ver, si es el caso, porqué no desayuna, en qué situación le deja el no hacerlo (fatiga, malhumor, ansiedad, situaciones de picoteo, grandes ingestas posteriores, etc.). Y si desayuna, lo mismo: cómo lo hace, en qué consisten sus desayunos, etcétera.

Es decir, se trata de poner en el contexto individual el efecto que tiene el no desayunar o el desayunar y cómo se hace. De otro modo, las expresiones generalistas como aquellas con las que empezaba el post, a pesar de su raigambre, no parecen tener mucho sentido.

Lo más probable, si visitas un dietista-nutricionista con el fin de adelgazar, lo que te dirá es que ordenes tu alimentación, que seas tú quien la controle de forma consciente… Para eso, en muchas ocasiones, para organizar un patrón de alimentación coherente es muy probable que te recomiende el desayunar. Puede hacerse inmediatamente tras levantarte, antes de ducharte o después más tarde, con unos u otros alimentos, etcétera. Pero lo más probable que te dirá es que tengas y sigas un mínimo plan de las ingestas a lo largo del día en su más amplio sentido (y el desayuno es una de las posibles). Todo ello en contraposición al ir a salto de mata. No es una clave indefectible, pero si una de las más probables que, creo, te pueden ayudar.

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Imagen: Ambro vía freedigitalphotos.net

¿Estas al corriente de la “verdadera” calidad nutricional del menú escolar de tus hijos?

Escuela silencioSomos muchos los padres quienes nos cuestionamos si al mismo tiempo que los menús escolares de nuestros hijos están bien planificados, luego esta planificación se traduce en una adecuada “puesta en el plato” día tras día. Está claro que una cosa es el menú semanal o mensual que nos hacen llegar desde el colegio, que sobre el papel puede quedar más o menos bonito y que luego, habrá que ver si las calidades son las más adecuadas.

Son frecuentes las revisiones de los menús escolares por entidades más o menos independientes en esta cuestión. Algunas de las más recurridas en los últimos años son las que con cierta periodicidad realiza el grupo Eroski-Consumer, aquí tienes las que hicieron en los años 2004, 2008 y 2011. Es complicado realizar un resumen que abarque las tres revisiones mencionadas, las distintas localidades objeto de análisis y sus diversas particularidades, pero mi conclusión es que así vamos mal. En especial cuando se toma en consideración que estamos en centros educativos y que la educación alimentaria debería ser, si no una materia específica, sí al menos un aspecto a tratar de forma transversal y qué mejor momento para hacerlo que en el de la comida.

Pero el caso que hoy os traigo es más reciente. Hace apenas quince días el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Illes Beleares hizo público un informe técnico sobre la adecuación de las comidas de los centros escolares de esta CCAA a la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición entre otras normas aplicables. El triste resumen de sus conclusiones es el siguiente:

  • El 80% de los menús evaluados en este informe no cumplen la Ley SAN y sólo el 10% cumple con la normativa específica de Baleares.
  • El 40% de los menús, según los datos disponibles, carecen de cualquier tipo de supervisión.
  • Los menús que tienen algún tipo de supervisión, se adaptan con mayor frecuencia a la normativa.
  • Existen diferencias significativas en cuanto al grado de cumplimiento, cuando la supervisión la realiza un dietista-nutricionista.
  • Solo 1 de cada 10 menús cumple la normativa y éstos están supervisados por dietistas- nutricionistas.
  • En ocasiones los profesionales que supervisan se encuentran con dificultades para adecuar los menús por petición expresa del centro educativo.
  • Aunque no se han evaluado menús de centros de 0 a 3 años, nos consta que la recomendación de cenas complementarias, la disponibilidad por escrito de menús especiales o la documentación sobre la información detallada de los platos que componen los menús es, en la inmensa mayoría de los centros, nula.

¿Nada mal, verdad?

Con el post de hoy quiero además a invitarte a conocer dos blogs amigos muy recomendables. Por un lado el de Lucía y su blog “Dime qué comes” y, por el otro, el de Raquel y su “Educando la alimentación”. En ambos se ha tratado recientemente este tema. En el primero, Lucía plantea una simple pregunta que puede ser muy reveladora de la calidad de la planificación del menú de tus hijos, el número de veces que hay un postre lácteo o, esto lo digo yo, el número de veces que el postre no es fruta fresca. Por su parte Raquel hace un desglose más pormenorizado que deja entrever las habituales miserias de los menús escolares: abuso de carnes y más en especial (lo que aun es peor) de sus derivados procesados; alta presencia de fritos; escasez de productos vegetales frescos, abundancia de rebozados, calidades “justas”, etc. Lo peor de todo esto no es tanto la constatación de una lamentable realidad sino el origen de tales males: el balance de cuentas de las empresas de catering, las presiones del centro (y de los padres) para que el niño coma… lo que sea, pero que coma, etcétera.

No sé que me da que las circunstancias en Illes Baleares no es un caso aislado. Mis hijas no comen en el colegio, tenemos la fortuna de poder arreglar el día a día para que coman en casa, pero créeme si te digo que pasan muchos menús de este estilo por mis ojos y su planificación es muchas veces, la haya hecho quien la haya hecho, lamentable. Eso la planificación, así que imagínate “la puesta en escena”.

Seguro que como madre, padre, docente o incluso por tu experiencia personal, tienes algunas cosas que contarnos sobre este tema.

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¿Te gustaría contar con dietistas-nutricionistas en la sanidad pública? Aquí puedes aportar tu granito de arena

dn_sns_ya

Soy dietista-nutricionista, más o menos ya me conoces. Y como yo hay miles de dietistas-nutricionistas aquí en España que, a pesar de tener un reconocimiento tácito por parte de la Administración en cuanto a la formación universitaria que nos “adorna” y las competencias que adquirimos como profesionales, nuestra realidad es que estamos total y absolutamente desamparados y ninguneados como profesionales.

Tan desamparados, por ejemplo, como para ser España el único país de su entorno en el que no existe un profesional de nuestro perfil en la cartera de servicios de la sanidad pública. El único. ¿Quieres acudir a un profesional de este tipo? Pues vas y lo pagas de tú cartera, así están las cosas, además de arriesgarte a que te encuentres con cualquiera que tenga una consulta abierta. Sin mayor control, tú pagas y tú te arriesgas. Como os digo, esto no pasa en la mayor parte de los países desarrollados en los que el dietista-nutricionista (o el profesional afín a este, sea como sea que se le denomine en cada estado) está ampliamente integrado en la sanidad pública: atención primaria, especializada, hospitalaria, etc. Y no es para menos, la inclusión de este profesional, tal y como se ha demostrado en diversas ocasiones supone un importante ahorro para las arcas públicas además de, lo más importante, mejorar de la calidad de vida del paciente, reducir los tiempos de hospitalización, etcétera.

Te iba a resumir ahora, otra vez, cuál es nuestra situación y cómo podría cambiar la tuya, como paciente, si la figura del dietista-nutricionista estuviera contemplada en la sanidad pública, pero casi mejor que, si quieres, te leas estas entradas que publiqué en su día.

Vamos al meollo que no me quiero enrollar hoy demasiado. El caso es que recientemente se han activado distintas iniciativas de “recogida de firmas” a partir de la plataforma change.org con el fin de solicitar la presencia de la figura profesional del dietista-nutricionista en la sanidad pública. Más en concreto en la atención primaria y en la hospitalaria. Por si te gustaría sumarte a esta iniciativa, te invito a que firmes estas dos peticiones en curso:

Por la inclusión de la figura del dietista-nutricionista en atención primaria y de acceso a todos los ciudadanos

Por la inclusión de la figura del dietista-nutricionista en atención hospitalaria

GraciasRecuerda que no son excluyentes (puedes firmar ambas) y que puedes invitar a cuantos más mejor (amig@s, familiares, novi@s, parejas…) para que se sumen a esta petición y también firmen. Es más que probable que con la inclusión de este profesional se cuente con más y mejores y herramientas para mejorar la salud de la población general. Gracias.

Por último, si quieres hacerte eco de esta demanda en las redes sociales, te sugiero que además de incluir los enlaces de más arriba, utilices la etiqueta #dn_sns_ya (Dietistas-nutricionistas en el Servicio Nacional de Salud, Ya)

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Imagen: Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

El desayuno está servido, la comida está servida, la cena está servida…

– ¿Sabes cuáles son los tres sonidos más hermosos del mundo?

El desayuno está servido, la comida está servida, la cena está…

– Noooo, no, no… la cadena de un ancla, el motor de un avión y el silbido del tren.

– Cacahuetes…

 

Quienes me conocen ya saben de mi pasión por el cine (por el clásico en especial, sin casi importar el género). Afición de la que me vanaglorio de saber un poco menos que de nutrición (lo cual no es decir demasiado, lo sé). Sea como fuere la cuestión es que ambas cosas me apasionan. Esta afición que algunos atribuyen a causa de tener una cierta edad no se debe a tal. Recuerdo como con 16 años le pedía a mi profesor de judo, cuando aun conservaba ciertas esperanzas de ser alguien en ese deporte, que me dejara salir del entrenamiento 10 minutos antes para poder llegar a casa y ver desde el principio las pelis que, ahora recuerdo, ponían en un ciclo de La 2 sobre Katherine Hepburn (Oh Diosa!)

El ejemplo que hoy os traigo, el diálogo antedicho, viene de la mano de una extemporánea “¡Qué bello es vivir!” (It’s a wonderful life, Frank Capra, 1946) no es más que la constatación de lo arraigado que está entre la población el comer, o mejor dicho el placer por comer. Aquí tienes el enlace a su versión original por si el anterior llegado el momento falla.

Este diálogo entre dos de sus protagonistas, James Stewart y Thomas Mitchell, banal para su argumento, captó mi atención casi desde la primera vez que la vi y pone de manifiesto lo predispuestos que estamos a sentarnos a una mesa para comer.

Comer, como digo, es un acto al que asociamos palabras como rico, bueno, maravilloso, placer disfrute, etcétera. Recorremos cientos de kilómetros para comer en este o aquel restaurante; celebramos, compartimos, recordamos, nos confesamos, nos prometemos, emocionamos, etcétera ante una (buena) mesa. Al igual que añoramos, recordamos, emulamos aquellas otras cuando las presentes no son todo aquello que nos gustaría que fueran.

Frente a esta realidad, están las consabidas “dietas”. Las de principio de año, las previas al verano, tras el mismo… ya sabes, las “dietas”. Las de “125g de lo que sea con 73g de aquello otro”, las de las restricciones, las del ayuno “saludable”, las de “esto sí, pero de aquello otro no”, las de mañana acabo (¡por fin!) o las de mañana empiezo (¡oh Dios, qué voy a hacer!). O de forma más concreta: tu dieta. Tu maldita dieta.

Aunque no lo creas y con independencia del nombre que la avale o de la firma que esté detrás, en realidad se trata, en todos los casos, de la misma dieta. La mismita. Es esa que siempre muestra una lustrosa apariencia pero resulta ser de escasa persistencia, se trata en todos lo casos de la misma ignominia que empieza por decirnos cuan pecaminosos han sido nuestros hábitos previos y cuantos ascéticos sacrificios hemos de auto inflingirnos para alcanzar unos efímeros resultados. En todos los casos es la misma por que ninguna funciona, a la larga, cuando determinación y voluntad iniciales sucumben al hastío y al aburrimiento.

¿Y sabes porqué, en parte, tu dieta no funciona? Por que en realidad, se llame como se llame (algo malo a priori que tenga ya un nombre) ninguna de ellas tiene en cuenta uno de los principales motores de nuestra supervivencia en estas circunstancias de superabundancia… el placer por comer, ya te lo he dicho. Este placer es algo consustancial, inherente e ineludible. Al principio, tu dieta (recuerda tenga el nombre cualquiera que le hayan puesto) te prometerá el oro y el moro, te dirá que no pasaras “hambre”, que disfrutarás, que será súper-llevadera, etcétera. Te lo prometerán sobre el papel, más en concreto sobre el papel de la portada o de la contraportada o de su envoltorio, incluso entre sus primeras líneas si se trata de un libro “de autoayuda”. Pero la realidad, tú lo sabes bien a pesar de lo maniatado y amordazado de tu subconsciente cuando empiezas la dieta, es otra. Más adelante, sí o sí, te esperan restricciones, privaciones, alteración de los horarios, de tus compromisos sociales…

Así pues, recuerda, si en algún caso te quieres “poner a dieta”, (y conste que te desanimo a que emplees este término) nunca pases por alto o te olvides del placer que supone para ti el comer. A todos nos gusta comer. Tendrás que llegar a un punto de encuentro entre lo que te gusta y lo que te conviene, dando a cada apartado su justa parcela. Si no tienes recursos (culinarios, de organización, conocimientos, etcétera) te sugiero que contactes con un (buen) dietista-nutricionista.

Por último, permíteme un consejo, cuando te hablen de «pequeños caprichos«, «día libre» o de «no dieta» huye. Huye como alma que lleva el diablo. Estas expresiones guardan en su interior el germen de esos sacrificios futuros que al parecer te esperan (y que además ¡están planificados!) o de los que ya has pasado. Y no se trata de eso. Para nada. Nadie te dice que el cambio de hábitos sea algo en principio sencillo, pero se trata de cambiar para disfrutar, no para sufrir. De otro modo auguro un mal futuro. Recuerda, una vez más, qué bello es vivir.

 

Signos de alarma en la salud nutricional de los adultos mayores

Personas mayores_stockimagesUno de los principales errores cuando se observa la población mayor es considerarla como un grupo homogéneo. El grupo de personas mayores abarca varias generaciones y su estado de salud es especialmente variable y depende de múltiples factores: la cultura, etnia, religión, sexo, ingresos, educación, estilo de vida, capacidad cognitiva, experiencias vitales, estado funcional, etcétera.

En cualquier caso, a medida que avanza el envejecimiento se aumenta el riesgo de ir perdiendo calidad de vida, una calidad que termina repercutiendo en la salud nutricional (y a la inversa) estableciendo con no poca frecuencia círculo vicioso difícil de cortar y en el que a menudo se confunden causas con consecuencias.

Además de la obesidad considerada también como “malnutrición” y que al igual que en el resto de grupos de población es una circunstancia especialmente prevalente en este grupo de edad; entre los adultos mayores hay una especial incidencia y riesgo de desnutrición o de sufrir determinados déficits nutricionales. Se estima que la desnutrición en la población de adultos mayores españoles que vive en su domicilio varía entre 3% al 5%, mientras que en los que viven en residencias puede alcanzar cifras superiores al 30%.

Opino que a pesar de las circunstancias, lamentablemente, no se presta la suficiente atención a los aspectos nutricionales de este colectivo y con no poca frecuencia los libros de texto sobre la materia aportan pocas páginas sobre esta población.

La “Iniciativa de Cribado Nutricional” o NSI (por sus siglas en inglés de Nutritional Screening Initative) es un trabajo liderado por la Academia Norteamericana de Médicos de Familia (aglutinando además a más de 25 organizaciones sobre salud) que ofrece un útil cuestionario para conocer de un solo vistazo nuestra salud nutricional o, al menos, el riesgo que corremos de que esta no sea del todo adecuada. Con mucha frecuencia este útil cuestionario es utilizado en la práctica clínica para identificar el riesgo nutricional en las personas de edad avanzada. Puedes pasarlo tú mismo o pasárselo a quién consideres oportuno con independencia de su edad.

Nutrition Screening initiative

Adaptado de Implementing nutrition screening and intervention strategies, Washington, DC, Nutrition Screening Initiative, 1993:89

Si la puntuación total es:

  • 0 – 2 Bien. Vuelve a comprobar tu puntuación nutricional dentro de seis meses.
  • 3 – 5 Riesgo nutricional moderado. Toma medidas para mejorar los hábitos alimentarios y el estilo de vida. Vuelve a comprobar tu puntuación en tres meses
  • 6 o más Riesgo nutricional alto. Lleva el cuestionario a tu médico, dietista-nutricionista u otro profesional de la salud cualificad0. Pide ayuda para mejorar tu estado nutricional.

Existen otras herramientas de complejidad variable para valorar el estado nutricional de las personas de edad avanzada (o de cualquier adulto). Entre las más frecuentes figura sin duda alguna el MNA o Mini Nutritional Assessment, pero como digo, este tipo de utilidades es mejor dejarlas en manos de profesionales ya que si bien contienen preguntas sencillas, también incluyen la utilización de alguna medida antropométrica y es mejor que se encargue de ello quien sabe de estas cosas. Puedes consultar el MNA en este enlace.

En resumen, la asistencia en materia de nutrición para la promoción de la salud, la reducción del riesgo y/o la prevención de enfermedades podría beneficiar a todos los adultos mayores. Resulta curioso que, precisamente, más que en cualquier grupo de edad, los adultos mayores desean información sobre nutrición y salud.

IV Carnaval nutrición

“Esta entrada participa en la IV Edición del Carnaval de Nutrición, organizada por el Blog de Centro PRONAF”

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El ejercicio profesional de la nutrición en España: distintas posturas

Dieta_Stuart MilesAlgunos dietistas-nutricionistas (muchos creo yo) estamos relativamente molestos con el desprecio que se hace de nuestra preparación universitaria por parte de las autoridades sanitarias. Y ya sabes aquello que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Somos un profesional sanitario recogido en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) y, sin embargo, no se ofrecen las garantías mínimas para nuestra inclusión en la cartera de servicios de la sanidad pública. Bueno, ni mínimas ni de ningún otro tipo.

Nuestra desesperación, muy en esencia, parte de dos grandes temas: el querer y no dársenos la oportunidad de trabajar codo con codo, de igual a igual con otros profesionales sanitarios (cada uno en su ámbito y según su categoría) en pos de un mejor y más eficaz tratamiento para los ciudadanos; y que otros profesionales (o no profesionales) sin la suficiente formación en esta área se dediquen impunemente a hacer aquello para lo que el dietista-nutricionista está específica y ampliamente cualificado.

El caso, ya de por sí frustrante, se agrava cuando los dietistas-nutricionistas (en adelante d-n) nos damos cuenta que otras personas con otro distinto perfil académico pero con un amplio abanico de posibilidades profesionales al finalizar sus estudios, tanto en el sector privado como público, se enrabietan cuando los d-n manifestamos nuestra disconformidad con la situación arriba expresada.

Ahora no me refiero a farmacéuticos, ni a médicos, ni a biólogos (que también sería mi caso) ni a enfermeros, sino más bien a determinadas personas que además tienen alguno de los títulos mencionados. Lo digo para que algunos tomen nota. Los d-n no estamos en contra de esos colectivos, más al contrario, somos conscientes que sin muchos de los profesionales de las especialidades mencionadas, nuestra figura académica y de profesional sanitario jamás habría existido. Sería injusto empezar a mencionar con nombre y apellido a profesionales de estas áreas que así lo hacen, ya que me terminaría dejando en el tintero a muchos de ellos que no tengo el gusto de conocer. Como digo son bastantes los profesionales de la farmacia, la medicina, la enfermería, etc. que nos apoyan. Es más, la mayor parte de d-n formados hemos estudiado de libros que han escrito ellos. No se puede negar ni su valía, ni su apoyo.

Pero muchos otros no nos apoyan. Y, en sentido contrario, patalean, protestan, movilizan e indignan cuando se enteran que los d-n demandamos el reconocimiento que nos merecemos todos. Todos, los unos y los otros. Ni más ni menos. Sé que suena raro pero he de decir que me indigna que ellos se indignen cuando nosotros nos indignamos. Tiene narices.

Ahora sí, más en concreto me refiero a un reciente documento, una circular del Real e Ilustre Colegio de Farmacéuticos de Sevilla fechado en mayo de 2013 y de libre acceso en el que se llama poco menos que a la rebelión a este colectivo con el fin de reivindicar la capacitación profesional del farmacéutico en materia nutricional.

Carta farmacéuticos

No, no pretendemos el monopolio. Al reconocimiento que creo nos merecemos todos apelé en esta entrada usando el argumento que yo creía podría ser más contundente para ponernos cada uno en su sitio, es decir, el número de créditos, la profundidad y la extensión de las materias que en el ámbito universitario se le concede a la nutrición en las distintas carreras o grados. Pero se ve que no les ha debido de valer o que no lo ven tan claro como yo, y otros como yo, así lo vemos. Afortunadamente me queda el Tribunal Supremo para seguir dando argumentos.

En el año 2008 cuando se estaban creando y aprobando las respectivas órdenes CIN que regularían los nuevos Grados de Farmacia y Enfermería en las universidades españolas, es decir el tipo y extensión de competencias profesionales que se debían y deben alcanzar con el estudio de estos Grados, la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) y los entonces tres Colegios Profesionales y Oficiales de d-n que había entonces en España (ninguno ni Real ni Ilustre todo hay que reconocerlo) decidieron poner un recurso ante el Supremo diciendo que las competencias profesionales atribuidas a estos futuros egresados (de farmacia y enfermería) chocarían con aquellas que ya recogía la orden CIN de los graduados en Nutrición Humana y Dietética, es decir, con la de los d-n. ¿Y sabes qué paso?

Pasó que el Tribunal Supremo desestimó sendos recursos. Si eres un farmacéutico afín a la incendiaria circular me imagino que estarás dando saltos de alegría y corriendo a por el champán. Espera un momento. Termina de leer la entrada no sea que te tuerzas un tobillo o que se te indigeste el brindis cuando te cuenten el final

Las razones por las cuales se desestimó el recurso fueron que a pesar de que todos estos profesionales (farmacéuticos, enfermeros y d-n) tenían competencias en materia de nutrición, ni por asomo se podían equiparar en su profundidad y extensión fruto de la dedicación curricular que de estas materias se hacían en cada uno de los grados. Bueno, la de los grados de farmacia y enfermería sí que se podían, más o menos, equiparar entre ambas, pero que en cualquier caso no tenían ni punto de comparación con las obtenidas en el Grado de Nutrición Humana y Dietética.

No hablo de oídas. Aquí tienes el enlace a la sentencia del Tribunal Supremo por la que se desestima el recurso que los d-n pusieron contra la ORDEN CIN/2137/2008. Leerse una sentencia de 22 folios es costoso pero déjame que entresaque, en especial para el Real e Ilustreun párrafo que resulta a mi modo de entender bastante esclarecedor. Después de enumerar la sentencia alguna de las múltiples competencias de los futuros d-n en base a su correspondiente Orden CIN/730/2009, y compararlas con las, apenas un par, que tiene en su Orden los futuros egresados en farmacia, la sentencia dice lo siguiente:

Tiempo de justicia_Stuart Miles

La comparación entre esas competencias [las de la titulación de d-n] y las referidas a la titulación de Farmacia, en materia de nutrición, antes transcritas, revelan que en esta última [farmacia] se requieren conocimientos generales, suficientes para prestar consejos terapéuticos en dietoterapia y nutricional y alimentario, mientras que para obtener el título de Dietista-Nutricionista se precisan conocimientos mucho más específicos y completos, no resultando comparables, pues, las funciones de una y de otra profesión titulada.

Así que después de esto poco más puedo decir, salvo que eso de poder hacer las mismas cosas nada de nada porque nuestra formación, la vuestra y la nuestra, no es comparable (sic). No estoy muy puesto en estas cosas de leyes, sentencias y demás, pero creo que lo que dice un TS crea jurisprudencia, ¿no?

Con la ORDEN CIN/2134/2008, referente al Grado de enfermería pasó tres cuartas partes de lo mismo, la AEDN puso un recurso contra ella ante el Tribunal Supremo y esté volvió a desestimarlo. Tienes el enlace de la sentencia desestimatoria aquí. Por cierto los argumentos aportados son idénticos: los conocimientos que los d-n tienen que alcanzar en materia de nutrición para obtener su Grado no son comparables con los de los futuros profesionales de la enfermería, siendo los de los primeros mucho más específicos y completos.

Ya por último, sólo me quedan un par de argumentos que son un poco del estilo de la navaja de Ockham, ya sabes, eso de que la explicación más sencilla suele ser la correcta y todo eso:

1º ¿Sabías que no son pocas las universidades españolas que ofrecen la doble titulación en Farmacia por un lado y en Nutrición Humana y Dietética por el otro en un mismo trayecto académico? ¿Sabías que no cuesta lo mismo, ni en dedicación ni en dinero, hacer solo farmacia que obtener la doble titulación? ¿no crees que sería de imbéciles (y perdón por la expresión, pero no se me ocurre otra) el que estas universidades se empeñaran en tener esta oferta si un farmacéutico pudiera hacer lo que un d-n por el mero hecho de ser farmacéutico? ¿no crees que sería un absurdo que hubiera gente que pudiendo ahorrarse un pico en la matrícula no lo hiciera con el fin de obtener las dos titulaciones? ¿sabías que antes de estudiar Nutrición Humana y Dietética un servidor se licenció en CC Biológicas? ¿no crees que tal y como parece proponer el Real e Ilustre… me hubiera sido mucho más sencillo y rentable echarle morro, ahorrarme dos años de estudios, y un pastón en matrícula que fue lo que me costó de mi bolsillo la carrera de NHyD en la Universidad de Navarra (recuerda que en su circular el Ilustre también habla de biólogos como prescriptores dietéticos)?

2º ¿Tan poco amor, devoción, cariño… e incluso vocación tienen otros profesionales sanitarios como para tener que “pillar” las competencias típicas de otros profesionales? Lo digo porque así, muy en resumen, la definición de las competencias del farmacéutico se sintetizan en un meridianamente claro párrafo de la LOPS de la siguiente manera:

Corresponde a los Licenciados en Farmacia las actividades dirigidas a la producción, conservación y dispensación de los medicamentos, así como la colaboración en los procesos analíticos, fármaco terapéuticos y de vigilancia de la salud pública.

Supongo que en la parte de “vigilancia de la salud pública” es donde el Real e Ilustre… quiere hacer recaer sus amplias funciones dietético-nutricionales. Y yo no lo veo. A mí me parece que si sumamos:

  • El texto anterior de la LOPS,
  • Las competencias de la Orden CIN/730/2009 en la que habla de poder dar consejo (y nada más) y
  • La sentencia del Tribunal Supremo antes comentada…,

Nos queda qué, a modo de ejemplo, una intervención ajustada a sus competencias podría ser la siguiente:

(Señor que entra en oficina de farmacia)

– Hola, ¿tiene aspirinas?

– Hola ¿qué tal? Sí, ¿cuántas quiere?

– Una caja, por favor. Por cierto, el otro día oí que el agua engorda si se bebe junto a las comidas y que es mejor no beber agua mientras se come, ¿es eso cierto?

–  No caballero, el agua tiene cero calorías antes, durante y después de lo que coma. Es posible que el beber mucho agua aumente la posibilidad de diluir los jugos gástricos con los que se hace la digestión y que así esta se haga más lenta en esas circunstancias, pero nada más. Hay otras cosas mucho más importantes en relación con la obesidad antes que ponerse a mirar si bebemos en las comidas o fuera de ellas.

– Ahhhh, gracias ¿Qué le debo?

– Son cuatro euros por las aspirinas.

– Muchas gracias, y en especial por la información, adiós.

– De nada caballero, que tenga un buen día.

Es decir, una conversación propia y ajustada al marco de una farmacia. Impensable en el marco de un taller mecánico o una peluquería (bueno, en realidad de impensable, tristemente nada)

Me despido, de verdad que sin acritud señores del Real e Ilustre… recordando que para bien o para mal el futuro de las “nuevas” profesiones, al menos en este país y en nuestro tiempo se ha forjado a golpe de sentencia. Cuando vengan las primeras denuncias, sus juicios y sus correspondientes sentencias veremos en qué queda la cosa. No hay gallardía ni desafío alguno en mis palabras, nada de eso. De verdad que no estoy nada seguro del tinte que podrán tener esas sentencias. A estas alturas y sabiendo el peso que tienen en este país algunas instituciones, muchas veces más que las razones, estoy preparado para lo peor.

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Nota 1: La profesión de farmacéutico (y cualquier otra) goza per se de todo mi respeto. Es más, cuento con magníficos amigos farmacéuticos y me apoyo en ellos, como ellos en mí, cuando queremos aclarar nuestras dudas sobre los temas «del otro». Todos los años desde hace cuatro doy clase a alumnos (a los que adoro) que cursan los grados de Farmacia y Enfermería en la  USJ y sé de primerísima mano cuánta nutrición y dietética tendrán en su haber al obtener su título. Y conste que me parto el alma para que en tan poco tiempo alcancen los mejores conocimientos. Me consta que antaño estos grados tenían más dedicación a estas cuestiones, pero a día de hoy no. Hablamos del ahora y no del ayer.

Nota 2: Si quieres referirte en redes sociales como twitter a la injusticia que supone esta situación para los dietistas-nutricionistas  puedes utilizar las siguientes etiquetas: #dn_sns_ya (Dietistas-Nutricionstas en el Sistema Nacional de Salud, Ya) y #LOPS72g (en referencia al artículo 7.2 de la LOPS que recoge las funciones típicas de los d-n)

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Fotos 1 y 2: Stuart Miles via FreeDigitalPhotos.net

 

El dietista-nutricionista un profesional multidisciplinarmente ignorado

Distista_NestléHoy, otra vez con el cuchillo entre los dientes, voy a volver a poner en valor una profesión, la mía, que es constante y sistemáticamente ignorada por muchos. Se ignora tanto por una buena parte de la población general como por otros profesionales sanitarios, en especial por no pocos ejercientes de la medicina, la enfermería y la farmacia entre otros; al tiempo que también es ninguneada por las autoridades sanitarias de este país. Quizá te interese antes echar un vistazo a otras entradas de similar corte:

Si visitas este blog con relativa frecuencia, supongo que te habrás dado cuenta que a lo largo de este mes de abril son ya varias las entradas publicadas que participan en el III Carnaval de Nutrición que se aloja en el blog del bueno de @ScientiaJMLN. Y es posible que te preguntes el porqué de tanta entrada para un Carnaval. Pues te diré que es porque el tema sugerido en esta edición es la “La muldisciplinariedad científica en el desarrollo de la Nutrición Humana” y, por tanto he tratado de dar alguna muestra de esa multidisciplinariedad.

Pero al mismo tiempo, jugando con este poco amable término, me he propuesto darle la vuelta y poner en evidencia el sinsentido que sufren, que sufrimos, muchos de los que hoy somos diplomados o graduados universitarios en Nutrición Humana y Dietética. Para ello me propongo poner de relieve cómo es el currículo formativo de estos profesionales sanitarios y compararlo con el de los otros. Todo ello con un fin, demostrar lo absurdo de que determinados profesionales sean los colectivos de referencia cuando de lidiar con cuestiones nutricionales se trata y, al hacerlo, se pase por encima del perfil profesional del dietista-nutricionista.

Veamos los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habilitan para el ejercicio de las profesiones de médico, farmacéutico y enfermero respectivamente se recogen en los siguientes textos:

Y ahora los requisitos respectivos para la verificación del título universitario oficial de dietista-nutricionista:

Ahí los tienes para consultarlos si quieres. Ya te adelanto que su lectura es de todo menos amable, pero yo te hago mi particular resumen. En las tres primeras profesiones sanitarias la cuestión nutricional es (así, en general) mencionada casi de forma anecdótica entre todos los requisitos, a diferencia de lo que ocurre en el caso de la normativa para ejercer la profesión de dietista-nutricionista. Sé que habrá quien discrepe. Bien, no le culpo. Pero lo que va a ser más difícilmente rebatible es el argumento de echarle un vistazo a los planes de estudio de los distintos grados que se imparten en las universidades españolas. En resumidas cuentas, una cosa es lo que ponga en las órdenes CIN o ECI sobre las distintas titulaciones y otra muy distinta es el tiempo y dedicación (números de créditos) que se dedican a las cuestiones nutricionales en la concreta impartición de las materias relacionadas.

College Student Studying in LibraryMe explico, la cuestión dietética, nutricional, dietoterápica, bromatológica, etc. se suele resumir en las carreras de medicina, farmacia y enfermería en no más, tirando por todo lo alto y en el mejor de los casos en unos escasos 9 créditos (es posible que haya sus excepciones, pero serán eso, excepciones) Eso cuando hay tantos, porque es habitual que estos no sean más de 6 y en no pocas ocasiones aun menos. Quieres saber cuál es por término medio el número de créditos dedicados a estas materias en el caso del grado en nutrición humana y dietética: más o menos 60 créditos. Y todo ello sin tener en cuenta que en las otras titulaciones no incluyen cuestiones referentes a la tecnología de los alimentos, la tecnología culinaria, la seguridad e higiene alimentaria, aspectos sociológicos, etc. que sí están en el plan de estudios del dietista-nutricionista y que no los he tenido en cuenta en este cómputo.

Pero resulta curioso que cuando alguien quiera “ponerse a dieta” o aclarar cualquier cuestión relacionada con su alimentación el profesional de referencia sea su médico, o que cuando haya que pedir consejo se acuda a su farmacéutico o que cuando se diseñan las dietas hospitalarias en la gran mayoría de centros sanitarios, clínicas y hospitales de este país las termine planificando un personal de enfermería (no perderse esta ilustrativa entrada – ¿Sabes quién te pauta la dieta en un hospital? ¡Todos menos yo!) en el blog Dime qué comes de @Dimequecomes. Curioso. Y lamentable.

Lamentable que habiendo un profesional que podría dar “sopas con honda” en estas cuestiones a otros profesionales sanitarios sean esos otros los que terminan realizando un trabajo para lo que no están formados de manera tan completa. Lamentable que la administración pública permita que sean estos otros profesionales los que se encarguen de estas labores en el sistema nacional de salud en lo que supone una vergüenza de despilfarro por no poner el profesional que ella misma, la administración, se encarga de formar año tras año en las distintas universidades públicas (y privadas) que ofrecen el grado en Nutrición Humana y Dietética en España. Lamentable cuando no pocos médicos en la función pública se dedican a dar la típica “dieta del cajón derecho”. Lamentable que cuando un/ ciudadano/a quiera adelgazar y perder peso con salud, además de la opción de la “dieta del cajón derecho” otra, sea acudir a una farmacia para que, lo más probable, le vendan alguna zarandaja de producto milagro. Y lamentable que la última de las opciones de ese ciudadano/a sea recurrir a una de esas franquicias (centros de opereta para la pérdida de peso), donde además de un dietista-nutricionista explotado le pueda atender un/a biólogo/a, un/a técnico/a de laboratorio o incluso un/a esteticién por decir algo (también explotados/as, por supuesto) y que ni tan siquiera tienen una formación mínima como los anteriores.

Otro elemento que resulta curioso es que mientras esas otras titulaciones defienden a ultranza sus competencias y se les llena la boca con la cuestión nutricional, al resto, a los dietistas-nutricionistas no se nos permite decir “ni mu” de farmacología, fisiología, endocrinología y es que… ¡oiga! que tenemos tanta formación (o más) en estas materias como ellos en nutrición y dietética. Curioso.

Indignante es que a día de hoy la administración pública siga manteniendo al margen a unos profesionales sanitarios, los dietistas-nutricionistas, a los que reconoce dentro de Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias y a los que, sin embargo, no ofrece un hueco dentro del sistema nacional de salud. En su lugar, farmacéuticos, médicos, enfermeras y técnicos en dietética (un colectivo que proviene de la formación profesional) ocupan su puesto, realizan su trabajo (como pueden) y se erigen como los profesionales de referencia.

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Que conste que no estoy hablando de supremacías de unos profesionales sobre otros, ni cosa por el estilo, no se trata de ninguna competición. Se trata, tal y como dice la LOPS (y mira que me fastidia el citarla cuando “nos ignora” de la forma que lo hace) de que la atención sanitaria integral suponga la cooperación multidisciplinaria y la integración de los procesos de los distintos profesionales sanitarios. Se trata de trabajar todos solidariamente tratando de dar un mejor servicio, más eficaz y más rentable. No se trata de otra cosa.

Pero como de momento no es así, considero que el dietista-nutricionista es un profesional sanitario multidisciplinar y colectivamente ninguneado. Algo que solo ocurre en este país de pandereta.

Antes de despedirme quiero agradecer a todos esos otros profesionales que perteneciendo a los grupos mencionados (enfermería, farmacia, medicina y tantos otros) defienden y reconocen el valor y la necesidad de la figura profesional del dietista-nutricionista, no son muchos, pero haberlos haylos; entre ellos, por ejemplo, el reconocido Dr. José María Ordovás (para más señas químico de formación).

JM Ordovás

Por último quiero mencionar que si estás interesado en demandar la inclusión del dietista-nutricionista en la sanidad pública, tal y como sucede en el resto de los países de nuestro entorno, en las redes sociales (más en concreto en Twitter) utilices el hagstag de #dn_sns_ya (Dietistas-nutricionistas en el Servicio Nacional de Salud Ya). Además puedes hacer llegar tus demandas a través de ese canal al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a su dirección @sanidadgob.

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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Foto 1: Nestlé vía Flickr

 

¿Cuánta deficiencia hay de vitamina B12 entre los vegetarianos?

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El asunto del vegetarianismo, siempre ha sido relativamente controvertido tanto entre los que lo practican como entre los que no.

Dejando a un lado las diversas motivaciones que pueden llevar a cada uno a seguir este tipo de pauta dietética, que también son variadas y motivo de polémica, la cuestión de la adecuación nutricional suele terminar por ser el centro del debate. Incluso entre los propios vegetarianos ya sean de un tipo o de otro. Muy en resumen hay dos grandes grupos: los vegetarianos estrictos, también llamados veganos; y los ovo y lácteo vegetarianos, es decir los que solo comen vegetales y además lácteos y/o huevo.

En realidad, las dietas vegetarianas bien planificadas son seguras y adecuadas para una gran mayoría de la población. Sin embargo, hay una serie de nutrientes “clave” que siempre planean por encima de la cabeza de este colectivo cual si de espada de Damocles se tratara. A modo de síntesis, los nutrientes “calientes” y origen de debate con respecto al vegetarianismo por su posible deficiencia son, dentro de los minerales, el calcio, el hierro, y el cinc y, dentro de las vitaminas la B12 y la D.

Digan lo que digan, en realidad el nutriente verdaderamente limitante en este tipo de planteamientos es la vitamina B12 . La razón es que esta vitamina solo se encuentra en cantidades apreciables en los productos de origen animal. Del resto, aunque hay que asegurar su aporte, no hay un mayor riesgo de incurrir en una deficiencia siempre que se haga una adecuada planificación dietética.

Aun y todo, siempre ha habido debate acerca de cuánta deficiencia hay (prevalencia) en el colectivo de vegetarianos de esta vitamina. Con mucha frecuencia se ha sostenido que los veganos tienen un mayor riesgo de déficit frente a los vegetarianos que además incorporan lácteos y/o huevo. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista Nutrition Reviews titulado como esta misma entrada How prevalent is vitamin B(12) deficiency among vegetarians? (¿Qué prevalencia hay de vitamina B12 entre los vegetarianos?) no deja nada claro que haya que ser más indulgente con la deficiencia de B12 en los vegetarianos no estrictos. Para ello se ha abordado esta cuestión realizando una revisión de la literatura a este respecto.

El principal hallazgo obtenido en este estudio fue que los vegetarianos, con independencia de su estilo de vegetarianismo, todos ellos, pueden presentar pérdidas o deficiencias de vitamina B12 independientemente de las características demográficas, de su lugar de residencia y de la edad.

En cuanto a los datos obtenidos de esta deficiencia en B12 por grupo de edad y población, se encontró que:

  • Entre los niños: entre el 25 y el 86% presentaban deficiencia.
  • Entre la población de adolescentes: entre el 21 y 41%
  • Entre las personas de edad avanzada: entre el 11 y el 90%
  • En la población de mujeres embarazadas: cerca del 62%
  • También es cierto que se encontraron mayores tasas de deficiencia entre los vegetarianos estrictos que entre los que consumían además huevo y/o lácteos.
  • Fueron mayores también las cifras de deficiencia entre aquellos que eran vegetarianos desde muy temprana edad, prácticamente desde el nacimiento, que entre aquellos que se hacían vegetarianos en edades más avanzadas.

El aspecto más interesante de este estudio a mi modo de ver es que las medidas preventivas deberían adoptarse por igual con independencia del tipo de vegetarianismo que se siga. Por tanto, recomiendan los autores de este estudio, los vegetarianos (todos) deberían tomar medidas preventivas para asegurar la ingesta adecuada de B12 incluyendo, si es el caso, el uso regular de suplementos que la contengan.

¿Pero es que el huevo y/o la leche no contienen suficiente vitamina B12 como para que quienes los consumen se olviden de su posible deficiencia?

Pues en principio parece que sí… siempre que esos vegetarianos tomen una suficiente cantidad, que no es desorbitada. Sin embargo, la realidad de este tipo de vegetarianos nos dice que con mucha frecuencia se comienza siendo vegetariano mixto (con leche y/o huevos) pero que en la trayectoria de estos vegetarianos mixtos cada vez se va prescindiendo más de estos productos. No es que se terminen por ignorar, haciéndose finalmente veganos (o sí) sino más bien que se terminan por incorporar en menor cantidad.

Así que ya sabes, si has decidido practicar el vegetarianismo controla las cantidades de esos nutrientes “clave” y, muy en especial, asegúrate de obtener regularmente una buena fuente de vitamina B12. Sin lugar a dudas yo le pediría opinión y consejo a un dietista-nutricionista.

Antes que se os disparen los dedos en los comentarios, no me quiero despedir sin citar las conclusiones de este reciente metaanálisis (Mortalidad por enfermedad cardiovascular e incidencia del cáncer entre los vegetarianos: Metaanálisis y revisión sistemática) que dicen textualmente:

Nuestros resultados apuntan hacia el hecho de que los vegetarianos tienen, frente a los no vegetarianos, una mortalidad significativamente menor (29% menos) por enfermedad isquémica del corazón y también una menor incidencia de cáncer en general (18% menos)

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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Foto: freddy

 

Lo «fácil» de despotricar contra algo y no aportar soluciones

No es la primera vez, pero sí espero que sea la última, en la que termino contestando un comentario de un lector a resultas de la entrada de ayer. Muchos me dicen que no hago bien al entrar al trapo. Que sepáis que lo he tenido en cuenta, no obstante, me ha parecido una ocasión estupenda como para dejarla escapar y así aclarar un par de cosas: contestar un argumento recurrente de mis “trolls” más íntimos y para arrojar algo de luz sobre cómo es la labor de algunos dietistas-nutricionistas que entienden la profesión de una manera similar a la mía.

En resumen, la entrada es esta y el comentario en cuestión este que copio-pego tal cual. Mi respuesta está a continuación.

“hola” dijo:

Jo tio eres un manta de tu profesión.

¿Por qué existen todas las dietas del mundo? habiendo profesionales tan bueno como tú?

Simple. porque tu NO ERES UN PROFESIONAL DE NADA.

Como ir a tu consulta solo sirve para tirar el dinero (la verdad es que creo que no tienes ni consulta propia), la gente en su desesperación hace cualquier cosa.

Si fueras un mínimo de bueno, con tanta gente deseando adelgazar TE FORRABAS, pero como solo eres otro sacacuartos, así te va, tienes que publicar chorradas aquí para que te paguen algo e ir tirando, que la vida esta muu mala, no??

Anda listo, dinos que hay que hacer para adelgazar, tu te metes con todas las dietas PERO NO APORTAS NADA DE NADA.

DINOS UNA DIETA QUE FUNCIONE Y DEJATE DE DIETAS QUE NO FUNCIONAN TIO MEDIOCRE.

Si, suma y sigue. Dentro de una semana volverás a poner otro estúpido comentario sobre otra dieta, es lo tuyo, para otra cosa no sirves.

enfado

Hola «hola», gracias por tu comentario. No te lo tomes por lo personal, mi respuesta es general para la gente como tú, aunque parezca que solo te hablo a ti.

Quizá te sorprenda si te digo que tienes toda la razón. Para desasosiego tuyo te diré que soy consciente de tus argumentos desde hace tiempo: qué fácil es despotricar contra algo y, al mismo tiempo, no ofrecer una solución «tan eficaz» como aquella contra la que se despotrica… Que sería, un poco en resumen, tu línea argumental (eres libre de decirme si en algo estoy equivocado)

Ahora bien, «hola», las formas te pierden. Como sabes, no nos conocemos y sobre dichas formas te diré que te libra el que este blog esté alojado en un medio de comunicación al que de una forma u otra debo pleitesía, sea esto dicho sin empaque de ningún tipo. En otro caso, si el blog fuera estrictamente personal, quizá me arrancaría a decirte lo que pienso de ti en ese terreno, a pesar de no conocerte más allá de lo que tus apenas 12 líneas de comentario dejan entrever. Lo haría tal y como como tú lo has hecho; que sin tomar en consideración estas premisas te has atrevido opinar en lo personal. Es lo que de alguna forma creo que te mereces, sí. Pero no lo voy a hacer. En su lugar te voy a decir lo que pienso.

Si te hubieras tomado la molestia de saber un poco más de mí en vez de lanzarte de forma furibunda a cuestionar mi profesionalidad, te hubieras percatado que efectivamente tengo una consulta abierta al público. Y, si más allá de lo que “google search” te puede aportar, te hubieras interesado solo un poquito en indagar sobre el modo y manera que tengo de conducir dicha consulta te hubieras dado cuenta que tus palabras no tienen mayor sentido salvo que no sean para autorretratarte como un “troll” de wikipedia. Soy consciente que con esta respuesta incumplo la primera norma a la hora de tratar con estos, que es sencilla: no alimentar los trolls. No sé si convendrás conmigo, pero al igual que las dietas al uso, las normas están para cumplirlas casi siempre, y para saltárselas de vez en cuando y de forma discrecional. Sopesando ventajas e inconvenientes. Hoy estás de suerte, vas a tener taza y media de tu natural sustento.

exclamaciónEntérate bien. Yo no respondo por el resto de dietistas-nutricionistas de este país, pero sí respondo por mí, y para tu particular solaz te diré que yo no tengo la clave para adelgazar a nadie. A nadie. Ahora bien, sé muy bien, y me enorgullezco de ello (a pesar de considerar la posibilidad de equivocarme) reconocer cuáles son las típicas estratagemas para aprovecharse del candor general de alguien quien, sin mucho espíritu crítico desea adelgazar, o de quien demuestra más deseo que lógica en esta empresa. Estadísticamente, habiendo tantos obesos como hay, son bastantes los que podrían picar.

Como te digo yo no tengo la clave para que nadie pierda peso. Adelgazar es jodidamente difícil, en especial si se quiere hacer con salud. Y yo no sé como conseguirlo. ¿Lo ves? Si quisiera “forrarme” con este tema te diría, esgrimiría, que yo sí conozco la piedra angular del adelgazamiento, y para ello pondría todo mi empeño con el fin de sacar tajada. Con estas metas podría hacer publicidad, declaraciones, difusión de mis éxitos (ya sean reales o ficticios, en este mundillo da lo mismo, la impunidad está casi asegurada) etcétera. Entérate bien: Yo no doy ni pongo dietas. Yo no aseguro pérdidas de peso meteóricas (ni de las otras). Yo no tengo primeras consultas gratuitas. Yo no vendo, recomiendo ni dispenso suplementos ni complementos. Yo no pacto ninguna cantidad de kilos perdidos en un determinado lapso de tiempo. Yo no “fidelizo” al paciente (seguro que tu prefieres llamarle “cliente”) con “X” seguimientos semanales, quincenales o mensuales. Yo no me dedico en exclusividad a la pérdida de peso. Yo no tengo consultas de 10, 15 ó máximo 30 minutos. Yo no quiero volver a ver en mi consulta a mis pacientes. Yo no doy menús diarios. Yo no aporto soluciones. Ni las aporto, ni las prometo, ni por tanto, las ofrezco.

Un servidor ofrece, como buenamente puede, herramientas a quien las precisa y a quien al mismo tiempo quiere utilizarlas y sentirse parte, la más importante, de su proceso en el cambio de hábitos dietéticos. Y a pesar de ello no siempre funciona, ni tan siquiera la mayor parte de las veces, sin embargo, yo sigo fiel a mis criterios. Los que considero deontológicamente adecuados y veraces, aunque poco rentables, eso sí. Quizá por eso mi consulta está semivacía. Y quizá por esos mismos principios me importa un carajo que así esté. Si mis planteamientos profesionales en el terreno de la dietética no son suficientes para ganarme con ellos honradamente la vida ten por seguro que buscaré otra forma de ganármela. No sería la primera vez.

alegría en internet

Si no te gustan mis entradas en este blog te sugiero que no entres a leerlo, hoy por hoy Internet ofrece millones de alternativas distintas a la que hoy te has atrevido, quiero pensar que inconscientemente, a criticar y que posiblemente sean de tu agrado. Úsalas y deja en paz este blog bienintencionado.

Si decides insistir por este barrio, déjame decirte que serás bienvenido, siempre y cuando tus comentarios sean educados, sin prejuicios y sin juicios de valor carentes de pruebas y basados en meras conjeturas. De otro modo, siguiendo las muy fácilmente comprensibles normas de este medio para realizar comentarios, serás vetado (hoy tienes tu ración, pero a pesar de ser viernes, no te pienses que todos los días van a ser domingo). Reconozco que esta no es mi casa, pero aun ejerciendo de invitado, no voy a permitir que un donnadie (recuerda que no te identificas) utilice este espacio para menospreciar de forma injustificada mi trabajo o para insultarme.

Saludos.

Diario dietético de un dietista-nutricionista en Navidad

Si estás leyendo estas líneas es que has sobrevivido a la cena de Nochebuena y a la comida de Navidad. ¿Lo ves, no ha sido para tanto? O quizá no sí, quien sabe. Bueno, seamos positivos, la parte buena de esta historia es que te queda aproximadamente la mitad… o incluso menos. Lo más probable es que ya hayas superado las cenas de compañeros o de hermandad y demás, así que de lo gordo, gordo ya sólo te queda la cena de Nochevieja y la comida de Año Nuevo.

Si quieres te cuento mi experiencia, quizá te sirva para afrontar lo que te queda. Antes de continuar te he de confesar que los dietistas-nutricionistas no somos inmunes a las tentaciones de la buena mesa, o si lo prefieres te lo puedo contar en términos más pecaminosos: no estamos por encima de la gula. Es más, a muchos de nosotros nos sucede al contrario, por término medio creo que tenemos la mente más abierta en este terreno y por tanto nuestro catálogo de tentaciones es más amplio, al menos así considero que es mi caso.

A título particular estas recientes celebraciones ya pasadas de la Navidad las afronté con cierto malestar. Algún tipo de virus intestinal, o yo que sé qué, me dejó prácticamente postrado en cama la víspera del día 24 y con muy pocas expectativas gastronómicas cara a la noche venidera y la próxima comida navideña. ¿Crees que me arredré? Pues va a ser que no.

Para la cena Nochebuena andaba bastante inapetente e incluso con cierta malagana. Así, mi cena consistió en una contenida ración de cardo fresco en su salsa y un segundo plato de merluza cocida con un excepcional aceite de oliva acompañada de escarola. Es probable que te parezca comida de hospital, pues bien, a pesar de esa malagana con la que partía, he de decirte que la cena fue para mí todo un lujo. En gran medida esta positiva apreciación particular tuvo tres claves, a saber:

1. Los ingredientes de los platos eran singularmente óptimos en su categoría. El cardo vino del huerto del pueblo y su amargor característico combinado con su textura era francamente excepcional. La merluza, por su parte, también estaba francamente en su punto (pese a no ser del pueblo) y combinó a la perfección con una escarola autóctona, máxime cuando todo ello fue aliñado con un chorrito de un aceite de oliva de características lujuriosas además de una pizca mínima de ajo.

2. El segundo aspecto que facilitó una fenomenal cena de Nochebuena fue la perfecta factura de las recetas a pesar de no ser especialmente complicadas. Todo en su exacto punto de cocción. Ni por exceso ni por defecto. Vaya por delante que no fui yo el encargado de preparar la cena (esas ganas tenía) y por tanto sirvan estas líneas para agradecer a Ángel, mi suegro, el verdadero artífice, su dedicación.

3. Y por último, el tercer elemento a destacar para resaltar aquella cena, fueron mis pocas ganas iniciales.

Para la comida de Navidad ya me encontraba mejor. El menú, pese a afrontarlo con más ganas, fue también bastante contenido a la par que selecto. Una taza de consomé casero desgrasado, cardo (el mismo que el de la cena anterior), perdiz escabechada con su cebollita y una naranja.

 

¿Sorprendidos? Pues este fue el menú de la mayor parte de la familia que nos reunimos a cenar y comer estos días pasados. Cierto es que muchos de ellos incluyeron además algo de marisco, algún aperitivo y demás, cuestiones de las que yo me abstuve dada mi particular situación.

Me gustaría destacar un par de aspectos relativos a estas comidas:

  • Por un lado que para celebrar lo que hay que celebrar no hace falta echar la casa por la ventana con ingredientes especialmente caros. En mi opinión, es más importante el seleccionar aquellos que por su originalidad sean especialmente selectos y además prepararlos (cocinarlos) y presentarlos con especial detalle.
  • Y por el otro, que el protagonista en estas reuniones no es ni el qué ni el cuánto se come. Te has acicalado, vestido y preparado de forma especial para compartir mesa y mantel con familiares y personas con las que habitualmente no te reúnes. La comida como tal es un detalle más que puede ayudar a crear ese ambiente especial, pero no debería ser considerada el alma mater de la reunión.

Espero que mi experiencia te sirva de inspiración para lo que te queda.

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Foto: Arnaud Abélard