El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Dieta sin gluten: imprudente recomendación dietética para la población general

Pan y bolleríaYa he comentado alguna vez la simpleza de la recomendación de seguir una dieta exenta de gluten para obtener, vaya a saber usted qué beneficios por parte de la población general no celiaca. Como siempre en estos casos no faltan las recomendaciones de manos de algunos famosos y celebrities que argumentan con su éxito (profesional, deportivo, etcétera) los beneficios de este planteamiento dietético que debiera estar reservado para aquellas personas con celiaquía.

El caso es que hoy saco a colación este tema porque lejos de ir a menos parece que la tendencia va a más, por eso y porque el otro día me tropecé con este fenomenal artículo que deja las cosas más que claras. Para quien quiera verlo, claro, porque para el resto ya sé que será difícil de convencerlos. Pero bueno, por intentarlo que no quede.

El título del trabajo que te hablo es prácticamente el mismo que el del post: Gluten-Free Diet: Imprudent Dietary Advice for the General Population?. En interrogante, eso es cierto, desconozco el  porqué de plantearlo así si en su interior se dejan las cosas bastante claras.

Sea como fuere, ya te lo he contado a grandes trazos:

A pesar de las frecuentes afirmaciones con las que se hacen descansar una serie de propiedades saludables sobre una alimentación exenta de gluten, no existe ninguna evidencia experimental publicada que apoye dichas afirmaciones en la población general. De hecho, hay datos que sugieran que el propio gluten podría aportar algunos beneficios para la salud, y que su eliminación en individuos sanos no está justificada por ningún motivo. Es más, es necesario tomar conciencia de algunos de los potenciales peligros que se asumen al adoptar una dieta sin gluten en el caso de personas sin trastornos relacionados con el gluten.

Así pues, las dietas sin gluten están claramente indicadas para pacientes con enfermedad celíaca o para aquellas personas con sensibilidad al gluten. Así, su retirada de la dieta podría beneficiar a personas con patologías autoinmunes crónicas como por ejemplo, la psoriasis, la artritis reumatoide y la diabetes tipo 1. Las dietas libres de gluten, bien planificadas (para lo que suele ser preciso la contribución de un profesional cualificado, en especial un dietista-nutricinista) pueden estar perfectamente equilibradas si se tiene cuidado en la elección de los alimentos. Esto no implica que una dieta libre de gluten, por su mera definición, sea una dieta más saludable.

Además, los resultados de varios estudios con pacientes celiacos sugieren que una dieta exenta de gluten mal planificada puede, en realidad, empeorar algunos descriptores de salud, entre ellos el Índice de Masa Corporal cuando estos pacientes cuentan ya con sobrepeso u obesidad.

Por último, una de las proteínas más características del gluten, la gliadina, podría contribuir con su presencia en la dieta al control de la presión arterial y a la normal función del sistema inmune. Y más allá, hay cierta evidencia que sugiere que una dieta libre de gluten puede afectar negativamente a la salud intestinal en aquellas personas sin enfermedad celíaca o sin sensibilidad al gluten.

En cualquier caso, el estudio termina afirmando que son necesarios más estudios para aclarar los efectos de salud de gluten, y las probables consecuencias de eliminar aquellos cereales que lo contengan.

Al parecer, según las actuales tendencias, hay algo de glamuroso en eso de recomendar dietas sin gluten y la verdad es que no sé dónde radica ése glamur… que se lo pregunten, entre otros, a un celiaco

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Imagen:  amenic181 vía freedigitalphotos.net

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Actualización: con el post ya escrito, pero no publicado, cuando comentaba su próxima aparición, un usuario de Twitter, Xabier Ochotorena (@ochoto) nos hizo notar a Pablo Zumaquero (@pzjarana) y a un servidor (@juan_revenga) que el estudio en cuestión tiene como primer autor a GA. Gaesser presidente del Grain Foods Foundation Scientific Advisory Board (Consejo Consultivo Científico de la Fundación sobre Alimentos basados en Cereales) y que así se hace constar en la declaración de posibles conflictos de intereses del mencionado artículo. Creo que si en otras ocasiones he cuestionado que determinadas personas implicadas directameente en un asunto escriban artículos científicos sobre esas materias en las que son «parte», es justo que ahora también lo haga constar.

¿Cuáles son las bases de eso que se llama “dieta equilibrada”, 55-30-15?

Tooooooooma preguntita… y mira que parece haber una cierta unanimidad en la contestación, pero… ¿es válida la respuesta típica, es útil, es aplicable, es… práctica? porque de eso es en definitiva de lo que se trata, que sea práctica, que sirva a la gente y que no maree la perdiz, tal y como habitualmente sucede para su desconcierto.

Atendiendo a la típica respuesta, una “dieta equilibrada” es, según los cánones, aquella que respeta el aporte de principios inmediatos, es decir, un aproximadamente 55% de las calorías en forma de hidratos de carbono, un 30% en forma de grasas y un 15% en forma de proteínas. Más o menos, aunque sobre estos porcentajes también hay abierto un cierto debate (sobre si esto es lo que marca la ciencia de verdad o más bien lo que le conviene a la “industria”). Sea como fuere y dándolos a priori como buenos, hay no pocos problemas a la hora de interpretar esta respuesta y, como no, formas (buenas) y formas (malas) de llevarlo a la práctica. Así pues, la respuesta (insisto, dándola por buena) si no se aporta mayor información, es una especie de “brindis al sol” que de poco o nada sirve al consumidor medio. ¿Acaso piensas que el nutricionista que escribe estas líneas se preocupa en su alimentación diaria (y la de su familia) de dar cumplida respuesta a estos porcentajes? Ya te lo digo yo: no. Ni de coña.

Como te decía hay muchas formas para tratar de aproximarse a esas cifras… y, al así hacerlo, obtener, también a priori, diferentes resultados. Unos más o menos adecuados y otros, no tanto. Para ponerlo de manifiesto hoy te traigo a colación una excepcional infografía o vídeo (tiene un poco de ambos, llamémosle como propone su autor, un “minidocumental”) que publicó hace ya unos cuantos días mi colega Aitor Sánchez (@MiDietaCojea) en su muy recomendable blog “Mi dieta cojea


¿Has visto? Es tan gráfico el ejemplo que no creo que merezca la pena entrar a desglosar sus contenidos. Ahora, eso sí, me quedo con una frase:

Una dieta equilibrada que tenga solo en cuenta las proporciones [de macronutrientes] puede no ser saludable si está construida con alimentos poco interesantes: si tu fuente de hidratos de hidratos de carbono son principalmente azúcares y productos refinados o tus proteínas y grasas no son de calidad, tendrás una dieta equilibrada… de mierda.

A fin de cuentas, el concepto cuantitativo de “dieta equilibrada” vuelve a poner el acento en el nutriente (en este caso macronutriente) pasando por encima del concepto de alimento. Es decir, a mi juicio, se vuelve a poner en alza uno de los principales errores en la divulgación del conocimiento nutricional, haciendo uso, una vez más del nutricionismo aunque sea de forma grosera (o “macroscópica” por aquello de los macronutrientes) ya que habitualmente el nutricionismo al uso, lo que promueve es la glorificación del micronutriente, es decir, de vitaminas, minerales, antioxidantes, etcétera.

Healthy eating plate

Por tanto, más allá de dogmas difíciles de interpretar como el del 55-30-15, en mi opinión, una adecuada selección de alimentos en nuestra dieta diaria se ha de anteponer a datos y cifras frecuentemente abstractos. Para ello, el uso de las “nuevas” guías alimentarias en forma de “plato” (en especial su paradigma en la versión de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard) pueden resultar un modelo más adecuado para ayudar a estructurar nuestra alimentación cotidiana.

Mi más reconocida enhorabuena a Aitor Sánchez por la idea conceptual de su “minidocumental” y por habérnosla hecho llegar con esa sencillez característica del minimalismo o de ese estilo que algunos, entre ellos un servidor, asocia al concepto sueco de IKEA… ahora uno empieza a atar cabos (seguro que Aitor me entiende 😉 )

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Balón intragástrico para adelgazar: al principio sí, pero al final no

Supongo que la mayor parte de vosotros ya conocerá lo que se conoce como “balón intragástrico” referido a aquella técnica que se emplea para adelgazar. Se trata de introducir un objeto, en este caso el consabido balón de silicona (aunque en realidad por su tamaño podríamos hablar más bien de “pelota) en el estómago. De esta forma, obtenemos un espacio constantemente reducido en el estómago de modo que: 1º se limita la cantidad de alimentos que se pueden ingerir y que van a ir a parar al estómago y, 2º se consigue una sensación de saciedad más temprana con menos comida. En resumen se come menos y por tanto se adelgaza. Este es el mecanismo, simple.

Por lo general, hoy en día, tanto la implantación del balón como su retirada no requiere de cirugía mayor, ni de anestesia general, se realiza bajo sedación. Se mete deshinchado, se hincha una vez emplazado, pasado un tiempo (sobre los 6-7 meses) se deshincha, y se saca. Puedes ver un esquema del procedimiento en este vídeo.

Como ves, se trata de una técnica de quita y pon. Mientras está implantado el paciente come menos y, al mismo tiempo y según la teoría, el paciente “aprende” a comer de forma adecuada. Siempre que esté convenientemente asesorado, claro (aquí es donde debieran participar de forma indefectible los dietistas-nutricionistas)

Pero funciona o no funciona

Pasando por encima de sus pros y sus contras, que los tiene, lo más relevante es su eficacia (teniendo en cuenta que las cuestiones relativas a su seguridad suelen ser de menor importancia). Y la respuesta rápida es que al principio se consiguen importantes pérdidas de peso, pero… Sin embargo, a largo plazo, dos o más años por ejemplo, su eficacia es bastante escasa si comparamos esta intervención del balón intragástrico con cualquier otra denominada “tradicional” en el tratamiento de la obesidad grave.

Hay infinidad de estudios que valoran los resultados de esta técnica. Aquellos que observan una cantidad de tiempo suficiente, vienen a decir lo mismo, al principio sí, pero al final no. Que creo es de lo que se trata. Por ejemplo, esta revisión Cochrane de la literatura científica basada en la evidencia, concluye de forma bastante contundente:

Si se compara con el tratamiento convencional para la obesidad, no existe evidencia convincente de que el uso del balón intragástrico implique una mayor pérdida de peso.

Hay que decir que en el anterior estudio los resultados estaban referidos a largo plazo. Por eso, dado que se trata de una técnica temporal (se pone, y pasado un tiempo se quita) la clave radica en la motivación del paciente hacia el que habría de ser definitivo, cambio de hábitos alimenticios basados en una dieta bien organizada y un programa de modificación del comportamiento. Por eso, en este mismo artículo también se valora el precio de la técnica frente a su utilidad:

Precisamente por la escasa evidencia del beneficio adicional que puede aportar el uso del balón intragástrico en la pérdida de peso, se debe considerar su coste [muchas veces importante] frente a los programas de modificación del comportamiento alimentario.

Así pues, la clave del éxito señalada por la práctica totalidad de los estudios realizados a largo plazo consiste en la implicación del paciente desde el principio en el cambio de hábitos. Así lo señala este otro estudio 500 intragastric balloons: what happens 5 years thereafter? (¿Qué pasa cinco años después de haber implantado 500 balones intragástricos?)

El uso del balón intragástrico parece ser eficaz para perder peso y mantenerlo en largos períodos de tiempo, bajo la condición sine qua non de la implicación del paciente en el cambio del comportamiento alimentario desde el primer instante en el que comienza el tratamiento.

Es decir, lo difícil es lo de siempre, hacer lo que conviene sin ayuda externa, ya que cuando la ayuda es “interna” (cuando el balón está implantado) todo es más fácil de cumplir.

No sé, a mí en particular, y sin hacer de menos la ayuda puntual que puede suponer en unos (pocos) casos, y que habría que valorar en vez que usarlo de forma casi indiscriminada ante cualquier persona que lo solicite, esto del balón intragástrico siempre se me ha antojado una especie de “pan para hoy y hambre para mañana”… y sin dobles sentidos.

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Síndrome de ovario poliquístico y dieta

Ovario poliquísticoCon el nombre de Síndrome de Ovario Poliquístico (SOPQ) se conoce la afección causada por un desequilibrio en los niveles hormonales de las mujeres, con origen en las glándulas suprarrenales o los ovarios, que resulta en el desarrollo de quistes (cavidades llenas de líquido) en los ovarios. El desequilibrio hormonal consiste en la producción anormal y excesiva de andrógenos, hormonas típicamente masculinas. Este síndrome es más frecuente en las mujeres que padecen obesidad sin que hasta la fecha esté del todo claro que circunstancia es predisponente para la otra o incluso se hay una relación causal obesidad-SOPQ o viceversa. A día de hoy no se conoce la o las causas concretas del SOPQ sin embargo, también parece estar relacionado de alguna forma con la manera en la que el cuerpo gestiona la glucosa, la insulínresistencia y la diabetes.

En la actualidad se estima que afecta a más del 10% de las mujeres en edad fértil y su diagnóstico, en base la European Society for Human Reproduction and Embryology y la American Society for Reproductive Medicine se realiza ante la existencia de dos o más de las siguientes situaciones: 1. Ovarios poliquísticos; 2. Anovulación u oligoovulación; y 3. Valores bioquímicos que indiquen hiperandrogenismo y/o presencia de vello en la línea media del cuerpo.

Entre los síntomas físicos más frecuentes del SOPQ destacan la infertilidad, el dolor pélvico, el exceso de vello en el rostro, pecho, abdomen, dedos de los pies y manos, calvicie o debilidad capilar, acné, piel grasa, caspa y parches de piel gruesa de tonalidad oscura. Ni que decir tiene que esta sintomatología en el caso de la mujer puede propiciar la aparición de otra de carácter más psicológico (en relación con su imagen, seguridad…)

Tratamiento dietético del SOPQ

Según esta reciente revisión sistemática de la literatura científica, las intervenciones en el estilo de vida forman parte del tratamiento de primera línea del SOPQ habiendo no pocas dudas al respecto de las características de las cuestiones dietéticas, en especial en lo referente a los macronutrientes (cantidad de hidratos de carbono, proteínas y grasas). En cualquiera de los casos y con independencia del patrón dietético seguido, entre los estudios que formaron parte de esta revisión los autores concluyen que la pérdida de peso debe ser un objetivo de todas las mujeres que padecen SOPQ y que al mismo tiempo tengan sobrepeso u obesidad. Este adelgazamiento se ha de conseguir a través de la reducción de la ingesta calórica a partir de una dieta equilibrada en lo que respecta al resto de nutrientes, mediante la elección de alimentos considerados como “saludables” y con independencia de la composición de la dieta (en macronutrientes).

A una conclusión similar llega esta revisión Cochrane, poniendo el acento en los beneficios que tiene para estas pacientes la mejora de los estilos de vida: “las pruebas actuales indican que seguir un estilo de vida saludable reduce el peso corporal y la grasa abdominal, reduce la testosterona y mejora el crecimiento del vello, así como la resistencia a la insulina. No hubo pruebas de que un estilo de vida saludable mejore los niveles de colesterol o glucosa en las mujeres con SOPQ”.

Sin embargo, hay cierta controversia en cuanto a la composición en macronutrientes de la dieta. Por ejemplo, en este estudio de intervención con 60 mujeres aquejadas de SOPQ y durante tres meses se compararon los efectos de dos patrones dietéticos: uno “tradicionalmente hipocalórico” aportando un 15% del valor energético total (VET) a partir de las proteínas; y el otro, claramente hiperproteico (30% VET) y la especial inclusión de alimentos de bajo índice glucémico. En los resultados, ambas dietas hipocalóricas redujeron de manera significativa tanto el peso corporal como el de andrógenos. Sin embargo, la opción dietética de combinar un alto contenido de proteínas y alimentos de bajo índice glucémico mejoró de forma significativa la sensibilidad a la insulina y otros parámetros relacionados con el metabolismo de la glucosa.

Una lectura relativamente similar se obtuvo en este otro estudio con unas condiciones ligeramente cambiantes (6 meses de intervención, menos hidratos de carbono en la dieta “hiperproteica” y 27 mujeres) a favor de las dietas hiperproteicas.

Mi conclusión

Parece claro que el tratamiento dietético del SOPQ tiene bastante que decir y esto es algo de especial importancia ya que se trata de un trastorno crónico. De él, parece bastante determinante el control del peso para tratar que las pacientes se acerquen todo lo posible a una situación más beneficiosa en cuanto a la expresión de los síntomas. En este sentido, aunque cualquier patrón dietético considerado como saludable es beneficioso per se, parece interesante el papel que podrían desempeñar las dietas con una mayor proporción de proteínas en su composición junto a la presencia de alimentos de bajo índice glucémico. Ahora bien, las evidencias que se tienen en este sentido son limitadas debido fundamentalmente al escaso tiempo en el que se ha controlado este tipo de tratamiento y el número de la muestra que ha participado en los estudios de intervención. En cualquier caso, mi consejo sería el de acudir al médico y después a un dietista-nutricionista para que articulara un patrón dietético lo más adecuado posible.

Actualización: Tal y como siempre suelo recomendar en estas situaciones, aconsejo ponerse en contacto con la respectiva asociación de afectados por la enfermedad que sea, en este caso y tal y como se señala ya en los comentarios (gracias) con la Asociación Española de Síndrome de Ovarios Poliquísticos. Mis disculpas pon no haber facilitado de entrada esta información.

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Imagen: Kauczuk vía Wikimedia Commons

«Prostitución nutricional»

DineroGruesas palabras para una cruel e infame realidad. A pesar del rechazo visceral al que nos invita esta clase de expresiones, su definición (DRAE) no puede ser más cierta y ajustarse de modo más preciso a una buena parte de profesionales que han vendido su empleo o autoridad abusando bajamente de ellos por interés o adulación, es decir, prostitución con todas las letras. Una situación que cuando se realiza en el ejercicio de la profesión de dietista-nutricionista adquiere el calificativo de nutricional.

Lo cierto es que llevaba un tiempo con esta entrada rondándome la cabeza. Me refiero a eso de hacer autocrítica de la profesión. No es cuestión de ver la paja en el ojo ajeno y pasar por alto la viga en el propio. En no pocas ocasiones me he dedicado en este blog a criticar la forma que tienen algunos profesionales sanitarios de ejercer su profesión cuando implica a cuestiones nutricionales (algunos médicos, farmacéuticos, biólogos… también la de otras personas sin formación definida, etcétera) pero es preciso reconocer que dentro del colectivo de dietistas-nutricionistas también hay una importante dosis de prostitución nutricional. A ella, a su ejercicio, se llega por tres caminos típicos.

A modo de síntesis tenemos, por un lado, el perfil del “profesional” poco espabilado, con pocas luces e influenciable por el boato y oropel de las pseudociencias. Unas personas a las que su título tan solo es garantía de haber superado unas pruebas (los exámenes) y en las que el conocimiento no ha dejado poso alguno en su sabiduría. Es el prototípico seguidor de las “bioenergías”, “chakras”, y algunas medicinas «tradicionales» basadas más en el acervo popular y cultural de una población que en los datos contrastables. Son “profesionales” que creen en la homeopatía, en los análisis masivos de intolerancias alimentarias, en el poder del agua hexagonal en los alimentos con calorías negativas o en sistemas dietéticos sin demasiado aval… olvidando (si alguna vez lo conocieron realmente) todo aquello aprendido en su formación universitaria.

Por otro lado, tenemos el perfil del típico profesional espabilategui o aprovechategui. En este caso el “profesional” sabe que lo que hace en el ejercicio de su profesión de poco o para nada sirve salvo para aumentar sus ingresos. Y le da igual. O a lo mejor sí que le importa, pero el caso es que a pesar de ser consciente de lo que hace, lo sigue haciendo por que es lo que le interesa desde un punto de vista estrictamente crematístico. Es un sinvergüenza de tomo y lomo.

Y por último, tenemos al profesional desesperado por encontrar un trabajo y que ve en lo que no se podría calificar de otra forma más que de “redes de proxenetismo nutricional” la oportunidad de trabajar “de lo suyo”. Estas “redes” son, muy habitualmente, las que vienen establecidas en forma de franquicias cuyo único objetivo de negocio es la pérdida de peso, o las que establecen extravagantes sistemas de diagnóstico de diversas dolencias con cuyo resultado se puedan establecer desustanciadas pautas dietéticas. Estos negocios se suelen rodear de una parafernalia “cientifista” centrando su negocio, además, en la venta obligada de productos de dudosa, por no decir nula efectividad para los fines propuestos (ellos los tildan de suplementos, complementos y coadyuvantes). Al mismo tiempo, insisto, junto a la compra obligada de estos productos, al cliente potencial se le suele captar a partir del falaz reclamo de “consulta gratuita” y se les termina dando una pauta dietética conocida en el mundillo como “la dieta del cajón derecho”. Es decir, dietas estandarizadas en las que el “profesional” captado principalmente (pero no de forma exclusiva) entre las últimas promociones de dietistas-nutricionistas tiene un limitado margen de maniobra.

Pues desde el cariño y respeto que le tengo a esta profesión y en especial dirigido a la última categoría de actuales o futuribles dietistas-nutricionistas, dejadme por favor que os dé mi opinión. No caigáis en las “redes de proxenetismo nutricional”. Trabajar para ellas no es la solución a trabajar “de lo nuestro”, aunque pueda parecerlo, es mentira. Se utiliza a los dietistas-nutricionistas para que prestéis vuestra imagen, en realidad solo vuestro título, para poder ser exhibido en el cuchitril en el que probablemente “pasaréis consulta” y dotar al acto de venta de zarandajas varias de una falsa prestancia. Vuestro contrato, lo que viene escrito en el papel por el cual termináis alquilando vuestra profesionalidad a la empresa lo deja meridianamente claro, seréis contratados bajo el epígrafe de “técnicos comerciales” o cualquier otro eufemismo para describir el verdadero y único propósito de vuestra presencia allí, que no es otro que encasquetar a los clientes (me niego en estas circunstancias a referirme a ellos en forma de pacientes) los productos y sistemas que la marca pone a vuestra disposición. Recuerda: sin venta de producto no hay negocio y… honestamente ¿tú crees que se puede adelgazar sin los mencionados productos; son necesarios… son imprescindibles… crees que se hace una adecuada educación nutricional haciendo descansar parte del éxito en ellos? (Ponte en la piel del cliente y en lo que pensará de esos productos).

Es momento de ser sincero y reconocer que un servidor también estuvo tentado en su tiempo de pasar por una de estas franquicias. Afortunadamente me di cuenta pronto del trasfondo y huí despavorido. Es más, os contaré un “secreto”. En no pocas ocasiones el colectivo de dietistas-nutricionistas ha levantado su voz, bien desde el asociacionismo, bien de forma espontánea, para denunciar lo que en su día parecía ser toda una afrenta a nuestra profesión. Habida cuenta de que hace unos años (hoy menos) muchas de las personas que “pasaban consulta” en estas franquicias no eran dietistas-nutricionistas, existía una especie de clamor popular entre nosotros que proponía cambiar las cosas y exigir que en este tipo de negocios o afines fuera un dietista-nutricionista el que estuviera al frente. Pues bien, yo opinaba lo contrario y, en una expresión que ha terminado por trascender entre muchos compañeros, afirmé (y lo mantengo) que el día que en todas estas franquicias solo hubiera dietistas-nutricionistas al frente, la respetabilidad de este profesional sería gravemente vulnerada y que, entonces, no nos lavaría ni toda el agua del Jordán.

Prostitución nutricional

Conozco varios compañeros que han pasado por este tipo de negocios, algunos han salido y otros aun continúan. Todos tienen todo mi respeto ya que me resulta muy costoso atribuirles un porcentaje concreto de la culpa de haber estado o de seguir allí trabajando… las “redes” saben muy bien como hacer su trabajo y las condiciones laborales, en general, para todos, son terriblemente jodidas. Pero déjame que termine con una opinión y un consejo estrictamente personales.

Prostitución nutricional 2Estimado dietista-nutricionista, probablemente eres más joven que yo y con menos experiencia, pero trabajar en estas franquicias o en estos negocios no es “trabajar de lo tuyo”; en mi opinión y haciendo buena la segunda acepción que da el DRAE de este término, es «prostitución nutricional». Y si de NO trabajar de lo tuyo se trata, seguro que te es posible buscar otros trabajos en los que además, de rebote, no se enturbie el verdadero valor profesional de los dietistas-nutricionistas. Hay gente que ya lo probó y se salió, otros ni siquiera lo probaron. Se puede. Dignifica tus estudios y dignifica tu profesión.

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Nota 1: Quiero agradecer en el alma a una compañera, Anabel Lara (@anabelikalara) su estímulo y aquiescencia para escribir esta entrada a partir de un comentario en Twitter.

Nota 2: Reconozco que las franquicias a las que me refiero son negocios que desempeñan una actividad completamente legal (supongo). En este sentido, no tengo nada en contra de ellas. Tan solo he querido poner de manifiesto que las personas que en ellas trabajan no tienen  porque ser dietistas-nutricinistas y, que en mi opinión, si lo son, las labores que desempeñan, en general, están muy por debajo de su preparación.

Actualización 28 de julio de 2014: Por fin, un compañero dietista-nutricionista (José Joaquín López, @SimplementeJJ) que trabajó en una de las franquicias señaladas ha levantado su voz y nos cuenta su ilustrativa experiencia en este post «casa» de otra compañera (Lucía Martínez, @Dimequecomes). Puedes consultarlo en este enlace: Desenmascarando a Naturhouse. Tras leerlo, y a título personal me gustaría decir dos cosas: la primera, gracias; y la segunda, me gustaría ver más entregas de esta sabrosa línea de divulgación. Ánimo y enhorabuena a ambos.

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Imagen: Ambro vía freedigitalphotos.net

Comedores escolares: ¿Quién vigila al vigilante?

Quis custodiet ipsos custodes? Este viejo dilema que puso de relieve el poeta latino Juvenal también se puede aplicar a las cuestiones dietéticas en los comedores escolares. Así al menos me lo parece a mí; lee a ver qué te parece el actual panorama, cambiante en función de la CCAA en la que vivas, pero bastante descorazonador en todos los casos que conozco. Te cuento.

Comedor escolar 2 (2)

En 2011 se publicó la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, con la que las autoridades sanitarias abordaban, al menos en el plano legislativo, muchas de las cuestiones relativas a la garantía de la seguridad alimentaria y la adecuada nutrición de la población en general con especial atención a la publicidad de alimentos (capítulo VIII) y a la cuestión de la obesidad (capítulo VII). En este último capitulo al que me refiero se hace una especial mención a las condiciones de los comedores escolares, afirmando que:

Las autoridades competentes velarán para que las comidas servidas en escuelas  infantiles y centros escolares sean variadas, equilibradas y estén adaptadas a las  necesidades nutricionales de cada grupo de edad. Serán supervisadas por profesionales con formación acreditada en nutrición humana y dietética.

Posteriormente, las CCAA han interpretado a su antojo esta ley (para eso tienen este tipo de competencias cedidas, aunque no sea de recibo que distintos ciudadanos españoles gocen de servicios diferentes en este sentido en virtud de donde vivan)  y, por lo que sé, algunas han redactado una Guía de Comedores Escolares con una serie de directrices a cumplir por los centros y a vigilar por las autoridades. Este que cuento es al menos el caso de la CCAA de Aragón que me toca más de cerca (puede contrastar la Guía en cuestión en este enlace).

En este tema hay tres cuestiones candentes. Por un lado el determinar qué perfil profesional han de tener las personas encargadas de realizar la supervisión y que tengan “formación acreditada en nutrición humana y dietética” (página 18 de la Guía mencionada y artículo 40.3 en la Ley). Aunque la respuesta parece de cajón ya que en principio el prototipo de profesional que cumple con este perfil es el dietista-nutricionista, la administración cuando es consultada a este respecto se va por las ramas y vuelve a colgar el sanbenito ninguneador a este colectivo. Desconozco lo acontecido en otras CCAA pero, al menos en el la Comunidad Balear, el Colegio de Dietistas- Nutricionistas de las Islas Baleares preguntó de forma explícita a la administración quién sería este profesional y esta contesto tras una disertación de más de dos hojas (para verla) que aunque se reconoce que el dietista-nutricionista es el que posee la formación específica, esta labor la puede abordar cualquiera que haya estudiado algo de estas materias (sin entrar en demasiados detalles de con qué profundidad).

El no contar con la mejor de las posibles opciones disponibles me parece un error. Un error importante que además tiene sus consecuencias. Sin ir más lejos, el pasado año este mismo Colegio Balear redactó un  informe técnico sobre la adecuación de las comidas de los centros escolares de esta CCAA a la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición y las conclusiones no fueron precisamente positivas.

Otra de las cuestiones que quería comentar hace referencia a quién se encarga de redactar las famosas Guías de comedores escolares. En este caso, vuelvo a Aragón para poner de manifiesto un hecho cuando menos chocante, y es que en la redacción de la mencionada Guía no se contó con el Colegio Profesional de esta Comunidad Autónoma, ya no solo para su confección, sino que ni tan siquiera se consultó su opinión al respecto en ningún momento. Una actitud que tiene dos lecturas claras: por un lado, se pone de relieve que las administraciones (la aragonesa en este caso) no tienen ninguna intención de dar, a priori, el mejor servicio a sus ciudadanos ya que para ello y en este caso debería haber contado con el colectivo que agrupa de forma reconocida a esta profesión. Por el otro, el acostumbrado desplante hacia una profesión que, al parecer, hay quien se esfuerza de manera activa para que no levante cabeza.

La última de las cuestiones que quería comentar sobre este asunto es plantear la duda de quién dentro de la administración se encarga de hacer las correspondientes inspecciones que hay que hacer a los colegios e institutos, es decir, qué formación académica tienen esas personas. Lo digo porque por lo que a mí consta, en el Gobierno de Aragón no hay (ni anteriormente ni en la actualidad) ningún dietista-nutricionista realizando funciones de ello. Además, por lo que me han comentado (y he contrastado) algunos directores de colegio que han sufrido alguna de estas inspecciones, los inspectores se ciñen de forma poco argumentada a lo contenido en la Guía en cuestión. Una Guía que es excesivamente “rígida” y desde mi punto de vista, mejorable en cuanto a la planificación de menús.

Así pues, ¿qué garantías tenemos de que se está haciendo lo mejor en este sentido? En mi opinión pocas. No digo que se esté haciendo mal, digo que, además de hacer las cosas bien hay que aparentar que se están haciendo bien (me refiero a lo de la mujer del César y todo ese rollo). Creo, además, que el hacerlo mejor no implicaría un especial sobrecoste; quizá más al contrario, una mejor inversión redundaría en un mejor servicio. Algo importante a tenor de las implicaciones que tienen estos temas.

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Imagen: stockimages vía freegigitalphotos.net

Consejo General de Colegios Oficiales de dietistas-nutricionistas: una realidad

CapturaParecía que no iba a llegar nunca. Lo mismo pasó con los propios Colegios en su día. Para quienes empezamos en esta joven profesión hace poco más de diez años, estas cuestiones, como las de tener un Colegio Oficial, ya no te digo un Consejo General, eran poco menos que utópicas. Con la ayuda en gran parte de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) y el esfuerzo de muchos se fueron formando asociaciones autonómicas de este colectivo con la intención de llegar a ser un día Colegio Oficial. Fueron, y siguen siendo, muchos años de duras batallas por parte de muchos compañeros en esta singular batalla que es el reconocimiento en su día del diplomado, hoy graduado en Nutrición Humana y Dietética.

Contamos ya desde hace años con el reconocimiento del Ministerio  de Educación, Cultura y Deporte; poco a poco (quizá demasiado “poco a poco” para nuestras expectativas) vamos abriendo brecha para obtener el del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Desde luego el contar con luz verde para la creación del Consejo General de Colegios es un paso no sé cuánto de importante, pero desde luego sí necesario. Nos queda el gran objetivo, quizá uno de los principales, lograr que esta misma administración cuente de forma fehaciente con este profesional, el dietista-nutricionista, en su cartera de servicios. Un hecho que a tenor de las actuales circunstancias lo veo remotamente lejano. Quizá me equivoque como cuando observábamos la posibilidad de tener un colegio, que sin embargo hoy son ya unos cuantos y que han posibilitado la posibilidad de solicitar este Consejo General. Así, y de memoria, hay colegios oficiales de dietistas nutricionistas en las siguientes CCAA: Navarra, Baleares, Aragón, Castilla La Mancha, País Vasco, Valencia, Cataluña, Andalucía… (pido disculpas si me dejo alguno, es algo que a día de hoy está en constante cambio) Y en el resto de CCAA las correspondientes Asociaciones se están partiendo la cara con una administración en ocasiones un tanto cerril por conseguirlo.

Espero y deseo que esta nueva corporación de derecho público con personalidad jurídica y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines con arreglo a la ley sea capaz de encarar y alcanzar los dos grandes retos que este colectivo tiene por delante. A mi modo de ver estos retos son: la ya comentada inclusión de dietistas-nutricionistas en la sanidad pública, y un mayor control del intrusismo profesional (al menos algún tipo de control), que es, sin hacer de menos al que pueda haber en otras profesiones, galopante… y preocupante.

Enhorabuena a todos los que lo han hecho posible y, por supuesto, mucho ánimo. Lo vamos a necesitar.

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¿Qué hace un dietista-nutricionista dándole a la tecla?

Con sinceridad, no lo tengo muy claro pero disfruto como un enano.

Lo que sí sé es que este post en concreto responde a la genial propuesta de mi vecino en “Ni libre ni ocupado” Daniel Díaz que parece que pronto va a hacer las maletas y seguirá ruta. El caso es que a taxi driver (mote con el que frecuentemente se dirige a él otro entrañable vecino de escalera, Runstorming) se le ha ocurrido plantear a todos los inquilinos de 20 minutos-blogs una pregunta antes de emprender carrera: ¿por qué escribimos?

escriboporque

No sé si diciendo cómo empecé a hacerlo responderá a los porqués pero quizá ayude. Empecé a darle a la tecla porque me aburría como un hongo en la consulta y quería rentabilizar mi tiempo, y mira por dónde me dio por el escribir. Empecé medio rebotado, todo hay que decirlo. Abría internet, cogía un libro de dietas o leía el periódico y resultaba que cualquier pisateclas sin la menor formación al respecto publicaba no importa qué majadería sin el menor sentido en esto de la nutrición. Y me llevaban los demonios. Empecé un libro para mí y para quien llegado un día quisiera publicarlo y leerlo. Así parí “Con las manos en la mesa”.

Un día, por pura casualidad conocí a un tío muy simpático, Fernando Monzón (@fermonzon), que se dedicaba cosas muy raras, marketing guerrilla o algo así, y que además tenía una editorial muy pequeñita y amigable, 1001 ediciones. Le hablé de mi libro, quiso verlo, y a la hora y media me contestó: “lo hacemos, pero el título y la portada es cosa de la editorial”. Le contesté que no, que la portada vale, con condiciones, pero que el título era el mío… y así fue.

El libro, por arte de birlibirloque, o más bien por gracia del que luego terminó por convertirse en un buen amigo tras conocernos a través de la editorial, Miguel Justribó (@migueljustribo) debió de caer en manos de aquellos que cortan el bacalao en 20 minutos… y aquí estamos.

Al final, esto de juntar letras me está gustando. Gracias a ello estoy teniendo la oportunidad de aprender mucho de este mundillo. ¡Quien lo iba a decir!… a mí que antes de esta historia no quería ni oír hablar de cosas tan tecnológicas como los blogs, las redes sociales y mucho menos… mucho menos de Twitter, que ahora se ha convertido en parte de mi anatomía como las antenas lo son en una hormiga.

Después de todo, como no sé si he contestado a la pregunta, voy a intentar hacer un resumen de mis razones por las que a día de hoy sigo escribiendo y además, me gusta:

  • Quisiera gritar a los cuatro vientos lo que honestamente creo la gente debería de leer y saber sobre nutrición, alimentación y demás. Como no puedo gritar tan fuerte como para que todo el mundo se entere, y ya que me dan la oportunidad de poder publicarlo en este medio, lo aprovecho para alcanzar al mayor número de gente.
  • Escribo para mí porque tengo memoria de pez. El hecho de tener que escribir para contarle las cosas a alguien supone además un importante acicate para investigar y conocer mucho mejor algunos temas que, dentro de mi área profesional, son actualidad. Casi siempre tengo una idea en la cabeza más o menos formada sobre los temas profesionales, pero el tener que conocerlo a fondo para tener que explicárselas a alguien me ayuda mucho a terminar por enterarme del tema en profundidad, con datos y demás. De hecho cuando me preguntan sobre algo relativamente concreto (por ejemplo ¿qué opinas de la dieta de la alcachofa, o de la enzima prodigiosa? ), como no suelo acordarme, pero sé que escribí sobre el tema, recurro a consultar mis notas. Por eso pongo tantos enlaces o fuentes bibliográficas.
  • También escribo porque al menos en las actuales circunstancias me da la oportunidad de conocer y tratar con distintos profesionales de los que estoy aprendiendo cosas que jamás llegué a pensar que aprendería sin seguir en una universidad acumulando carreras… o precisamente por ser ese tipo de cosas las que no se enseñan en las universidades.
  • Otra cosa importante, escribo por que me pagan, no lo dudéis. Pero no te confundas, solo escribo lo que yo quiero escribir… ni más ni menos. El saberse parte de una relación contractual ayuda obliga a tener que hacerlo con la periodicidad acordada. Con sinceridad, me quito el sombrero ante todos esos compañeros que sé que escriben y que mantienen vivo un blog por amor al arte (nunca mejor dicho) o, al menos, sin esa obligación contractual y sin la inmediata compensación económica. Entre estos compañeros a los que me refiero quisiera destacar todos aquellos colegas de profesión dietistas-nutricionistas que dan vida a blogs magníficos con una valiosísima información y que creo no tienen la repercusión que se merecen (muchos de ellos puedes consultarlos en la columna “blogs interesantes” abajo a la derecha en esta misma página).
  • El caso que no sé si tanto por el escribir, quizá más por el saberse leído de vez en cuando, me está sirviendo para conocer una serie de personas muy interesantes que de otro modo dudo mucho que las hubiera conocido. Supongo que en cierta medida también escribo para seguir conociendo a muchas más aunque sea de forma virtual.

Así pues mientras las circunstancias lo permitan seguiré a este lado del teclado, bien en forma de blog, twitter, libros o lo que se tercie.

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Imagen: Millones de gracias a Calpurnio (@Calpur100) que ha tenido la gentileza de cedernos este dibujo (no dejes de visitar El bueno de Cuttlas)

Blogueando entre nutrición, salud, ciencia, humor y demás

BlogPaso muchas horas delante del ordenador, demasiadas para mi gusto. Pero no me queda otra ya que es una herramienta indispensable en mi trabajo. Por eso, cuando entre una tarea y otra decido hacer una pausa y no tengo tiempo (que más quisiera yo) para escaparme un par de horas a pedalear, trotar o nadar (yo no corro, yo troto… no se  lo digáis a mi vecino de Runstorming) suelo dedicarme a petardear por algunos blogs. Los que me gustan claro, con los que aprendo, me rio, me enriquezco o simplemente me evado… y si puede ser, que muchas veces lo es, con todo a la vez, pues mejor que mejor.

Así que hoy solo os traigo esas cosas que me gustan e inspiran positivamente. Supongo que al mismo tiempo aclararé algunas de las preguntas que tienen algunos lectores de este blog sobre si un servidor es “de la cuerda” de otras personas.

Al mismo tiempo y aprovechando que en este momento se está celebrando el concurso de blogs “Bitacoras” te invito a que votes a todos aquellos que te parezca. Yo ya lo he hecho, a todos ellos. Eso sí, en la siguiente relación ordenada según las categorías de los mencionados premios no busques un predilección personal en el orden que los cito. Y para que no quede el menor atisbo de duda los he ordenado alfabéticamente. Así pues, esta es mi selección de blogs preferidos.

En la categoría de Salud

Aprende a comer

Comer o No Comer

Dime qué comes

Lo que dice la ciencia para adelgazar

Mi dieta cojea

NutriTips

Tudiet

En la categoría de Ciencia

Experientia Docet

Fogonazos

Gominolas de petróleo (también presente en los bitácoras en la categoría de blogs de salud)

Los productos naturales ¡vaya timo!

Magonia

Naukas

Scientia

Varios

Conejo frustrado (humor)

Directo Al Paladar (gastronomía)

El Comidista (gastronomía)

El Mundo Today (humor)

Gastronomía y Cía (gastronomía)

Madre reciente (sin clasificación en los bitácoras, yo lo voté en educación)

Reality Blog Show (humor)

Runstorming (sin clasificación en los bitácoras, yo lo voté en salud)

Soul Kitchen (gastronomía)

Ya está el listo que todo lo sabe (educación)

Bueno, como podrás comprobar tienes madera para aburrirte leyendo blogs interesantes… y votándoles.

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Imagen: Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

‘No seas pesado’ un mal planteamiento de Telecinco

Sobrepeso

El pasado sábado dio comienzo en Telecinco un reality cuya esencia consiste en observar las andanzas de un grupo personas aquejadas de obesidad a la hora de enfrentarse a un tratamiento adelgazante de la mano de un equipo multidisciplinar especializado en las diversas áreas implicadas.

En esta entrada me centraré en la sección ‘No seas pesado’ del programa ‘Abre los ojos y mira’, un espacio que aparte del reality en sí, de momento, no ha sido muy bien acogido por la crítica de las “cosas televisivas” en las que, desde luego, yo no me pienso meter. Me centraré solo en el reality y la forma de plantearlo, siempre con el ánimo de hacer una crítica constructiva y con la intención de que estas cosas mejoren en futuros programas de similar temática (de esta o de cualquier cadena).

Antes de continuar es preciso que un servidor haga una declaración sobre posibles conflictos de intereses: dos semanas antes de su arranque, la productora La fábrica de la tele contactó conmigo para ofrecerme la posibilidad de participar como dietista-nutricionista (tal y como me consta se ofrecio a otros). Ya en el transcurso de la conversación telefónica, y con una escasa información sobre el programa ofrecida con cuentagotas, tenía dos cosas claras y así se lo hice saber a mi interlocutor:

  • No participaría bajo ningún concepto ni por el incentivo que fuera en un programa en el que la pérdida de peso alcanzada por los concursantes en cualquier periodo de tiempo fuera uno de los criterios que marcaran las posibles expulsiones.
  • Que más allá de que finalmente fuera o no fuera yo la persona escogida, que por favor, por favor… por favor, se preocuparan porque fuera un dietista-nutricionista la persona encargada de dirigir los aspectos dietéticos.

Tras una amable y larga conversación, a las pocas horas, me enviaron por correo electrónico una invitación para realizar una entrevista personal. A pesar de mis reticencias (reality, Telecinco, etc.) manifesté mi intención de acudir a la entrevista. Una entrevista que no tuvo lugar porque al día siguiente me comunicaron que “la dirección” ya habían contactado con una persona que les había encantado y que, por tanto, ya tenían a la persona para cubrir ese apartado del programa.

Pues bien, con la tranquilidad de no estar en directo, el sábado me instalé cómodamente en el sofá de casa para poner Telecinco y comprobar de qué iba exactamente el programa en cuestión. Lo cierto es que quedé bastante desencantado. Y estas son mis tres razones fundamentales:

  • Quedó más que claro que la pérdida de peso sería el primer criterio que marcaría las nominaciones de los concursantes. El que menos pierda obtendrá una nominación directa. Mal.
  • El trabajo con el que la psicóloga del equipo empezó a intervenir con los concursantes fue, desde mi punto de vista, deplorable.

Y ahora, también desde mi perspectiva, te explico estas razones:

El tratamiento de la obesidad es una labor francamente compleja. Pero si en algo hay un consenso más menos unánime entre la comunidad científica a la hora de abordar cualquier tratamiento serio, es que este no se ha de basar nunca en la magnitud del peso alcanzada, tal y como señaló en 2009 la American Dietetic Association. De nada sirve perder tropecientos kilos en seis meses si a la vuelta de dos años se pesa igual o más que en la actualidad. El abordaje multidisciplinar del adelgazamiento ha de centrar sus metas en el cambio y mantenimiento de hábitos, unos hábitos saludables se entiende. Sin embargo, en el transcurso del programa se repitió hasta la saciedad y también se recordaba infinitamente en un faldón que recorría la imagen, que el que menos peso perdiera sería expulsado (o nominado) y que el ganador sería el que más peso perdiera.

«Experto en lo que sea» es una pseudocategoría profesional que no requiere titulación de ningún tipo y cuyo uso hace mucho daño al colectivo que sí ha estudiado y se ha preparado en esa área de conocimiento y también hace mucho mal a una sociedad que puede llegar a considerar que cualquiera vale para cualquier cosa siempre que sea un “experto”. Todo el mundo puede denominarse o hacerse llamar «experto en lo que sea». Creo que con esto de la dietética no se ve del todo claro. Por eso te voy a poner un ejemplo. ¿Crees que la audiencia de Tele Cinco hubiera aceptado mano sobre mano que se hubiera llevado al plató a un “experto en medicina” en vez de a una médico especializada en endocrinología? La audiencia imagino que no, y el Consejo General de Médicos te aseguro que no. No dudo que el Sr. Javier Martínez sepa un montón de aquello de lo que va a hablar en público (bueno, un poco sí que lo dudo, luego lo veremos) pero no es de recibo que habiendo como hay cerca de 3.000 o más dietistas-nutricionsitas en este país (la mayoría en paro) hayan tenido que poner en el escaparate dietético a un profesional que no es el de referencia en estas materias. Recuerdo que en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias es el dietista-nutricionista el único profesional sanitario con formación universitaria al que se le reconocen competencias directas en este terreno (art. 7.g):

Desarrollar actividades orientadas a la alimentación de la persona o de grupos de personas, adecuadas a las necesidades fisiológicas y, en su caso, patológicas de las mismas, y de acuerdo con los principios de prevención y salud pública

Conste que no digo que los tecnólogos no sepan o puedan saber de reumatología, de física cuántica, de historia antigua, de dinámica de fluidos, de literatura… o de dietética; lo que digo es que en principio, no son los “expertos” de referencia en esas áreas de conocimiento.

Y también decía que dudaba de sus conocimientos. Bueno, al menos en la forma de transmitirlos. El Sr. Martínez intervino poco, pero nos dejó algunos detalles que no son de recibo en un “experto”. Por ejemplo, al glosar las virtudes de un “alimento-premio” (mal sistema el de andarse con premios y castigos en estas cuestiones) como la cerveza sin alcohol, refiriéndole una riqueza destacada en ácido fólico. Si sigues este blog ya sabrás que de riqueza nada de nada, 100g de cerveza están muy lejos de contener el 15% necesario de este nutriente como para poder decir, legalmente, que es una fuente apreciable de esta vitamina (puedes contrastarlo en esta entrada). Como siempre, lo peor es lo que reciben los espectadores y con lo que se quedan. Me explico. ¿Habrá alguien que influido por la desafortunada afirmación del “experto” se lance a beber cerveza en vez de, por ejemplo agua, en base a su riqueza en ácido fólico? Me temo que sí. Este por ejemplo es un twitt de una compañera de hace solo dos días en referencia clara a esta cuestión:

 

Captura

Pero hay alguna otra cuestión dietética implicada con la que no sé si estoy de acuerdo. Digo que no sé porque como espectador veo solo lo que me muestran y no sé si la realidad es otra. Me refiero en este caso al tema del pan en la cena. Resulta que el programa hacen gala de recomendar una dieta mediterránea equilibrada, algo con lo que coincido bastante siempre que entendamos a esta como Dios Keys manda (ay, otra vez). El caso es que en las escasas imágenes de la única cena que nos dejaron ver, por ahí no aparecía ni una triste miga de pan… ¿Se lo habrían comido los concursantes antes de que les grabaran; habrá considerado “el experto” que el pan no era un alimento básico en la dieta mediterránea tradicional; estarán haciendo sus propias adaptaciones mediterráneas (algo bastante frecuente); será este partidario de la absurda y popular corriente de quitar los hidratos de carbono de la cena? Quien sabe.

Y me permito opinar de la labor de la psicóloga. Sin ser yo psicólogo, sí. Y lo hago porque, por ejemplo, a pesar de no ser mecánico y no haber estudiado mecánica, si veo a alguien reponer el aceite de un coche como si estuviera aliñando el motor en vez de rellenando su depósito, le diré que lo está haciendo mal. Y tendré todo el convencimiento y el derecho al hacerlo así. La psicóloga se permitió el lujo de vejar a los concursantes en público hasta hacerles llorar. Les preguntó de forma incisiva sobre su aspecto y aplaudió a aquellos a los que les consiguió arrancar una auto confesión de “darse asco” al ver su imagen reflejada en el espejo. Les llamó “gordos” a la cara de la forma y manera más ultrajante. Además les culpó directa y exclusivamente a ellos de su situación, debida a su falta de voluntad manteniendo una actitud claramente peyorativa. Y antes de que te adelantes, eso no es psicología inversa, en todo caso será psicología retorcida. Que no es lo mismo. Puedes ver el fragmento de la intervención de la psicóloga en este enlace.

En resumen

Por todo lo demás, todo aquello esperable de un reality: escarnio público a la hora de subirse a una báscula con aspecto industrial y con muy poca apariencia seria; los consabidos enredos de dimes y diretes; supuestos piques entre concursantes (haciendo gala de profesión la cadena para sacar de donde claramente no había nada); forzando la situación hacia posibles romances futuros, etc., es decir, un reality en toda regla.

De momento solo puedo sacar dos reflexiones-resumen sobre este programa:

  • La primera, en referencia al planteamiento general del reality. Habría que ser muy ceporro para hacerlo todo mal. Seguro que en el transcurso del programa se dan buenos consejos, y de hecho ya se han dado algunos. Espero que aquellos espectadores más interesados en el trasfondo que en el reality sepan apreciarlos. Pero será algo complicado ya que esos buenos consejos se aderezan con malas estrategias. Es decir, no se puede pretender el enseñar a jugar a tenis como lo hace Nadal y dar a los concursantes clases con los mejores profesores del mundo (que en este caso además no lo son) mientras empuñan bates de beisbol. O se educa bien, o se educa mal. En cualquier caso, creo que una cadena con el perfil de Telecinco jamás vería aliciente en mostrar al público un correcto tratamiento de la obesidad ya que como cualquier verdadero tratamiento es muy difícil asumir este como un espectáculo. Salvo que trates de llegar a otro tipo de audiencia. Pero no creo que sea el caso.
  • En segundo lugar, sobre la idoneidad de la presencia en este tipo de programas de un dietista-nutricionista. No sé hasta qué punto la imagen de un profesional universitario prácticamente desconocido por la opinión pública (algo que solo ocurre en España) podría salir beneficiada mientras se es cómplice de los planteamientos del programa y se presta al juego establecido por el  reality. Todo un dilema porque mal si no estamos (no se nos reconoce como el profesional de referencia)… pero mal también si estamos (ya que las condiciones no son ni muchos menos las mejores).

El próximo sábado supongo que lo volveré a ver. No creo que le conceda muchas más oportunidades, el formato me irrita y me parece poco útil y en ocasiones negativo con respecto al tema objeto del reality.

No quiero despedirme sin antes referirme a los propios concursantes. Quiero mandarles todo mi ánimo, no tanto para afrontar el programa (que también) sino en especial para desearles lo mejor en su batalla contra la obesidad. Si eres uno de ellos y estas leyendo estas líneas me gustaría hacerte saber que hay otra forma mejor, menos mediática, de abordar tu situación. Quizá la que ahora has escogido no sea la más adecuada, pero tampoco tiene porque ser la peor. Mucho ánimo, en especial más allá de los cuatro meses que dura el concurso.

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Nota: Quiero agradecer las aportaciones a este post de la dietista-nutricionista y compañera de profesión Lidia Folgar (@Lidia_Folgar)

Imagen: AKARAKINGDOMS vía frredigitalphotos.net