El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Faseolamina: una zarandaja más en el universo de la pérdida de peso

Quienes la comercian se refieren a ella con nombres diversos: faseolamina a secas; con “ph” al principio, phaseolamina, si quieres ir de erudito botánico; o acabado en “e”, phaseolamine, si te va más el rollo anglófono. La tontería en esencia es la misma.

Phaseolus_vulgaris_seed

El tema no es nada novedoso, hace tiempo ya que la faseolamina juega sus cartas en este inmenso negocio en el que algunos se empeñan en convertir el tablero del adelgazamiento. Unos objetivos en principio deseables si se aspira, además, a cambiar kilos por salud. Sin embargo, las estrategias que se proponen no son, a menudo, las más aconsejables. Así, mientras unos se dedican a proponer sencillas pero alambicadas soluciones en los consabidos libros de moda con dietas milagro, otros se afanan en sacar al mercado los más variopintos complementos alimenticios a los que pasándose por el arco del triunfo la legislación europea no dudan en atribuir asombrosas propiedades adelgazantes, reductoras, quema-grasas, etcétera. Algo que suene bien, que parezca serio y sobre todo que sirva para que la gente se trague el cuento.

¿Cómo se supone que funciona la faseolamina?

La teoría es impecable, atento. Cada vez que ingieres hidratos de carbono con los alimentos, más en concreto hidratos de carbono de cadena larga como el almidón, tu cuerpo los tiene que “trocear” con el fin de absorberlos y obtener la energía de ellos. En esta labor de troceado interviene una enzima denominada alfa-amilasa encargada de romper en fragmentos más pequeños las largas cadenas hidrocarbonadas. Pues bien, la faseolamina es un “ingrediente” que se supone inhibe la acción de esta enzima. Así, si los hidratos de carbono no se trocean, estos no se absorben y por tanto no sumarían calorías. Bonito, a qué sí.

¿Acaso alguien duda de que esto no funciona?

Si dudas haces bien. Y si lo niegas, mejor aun. Te digo esto porque en 2011, hace dos añazos, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se pronunció de forma muy concreta al respecto de este elemento como facilitador de la pérdida de peso. Puedes consultar el informe al completo aquí. Por si no te lo quieres leer entero esta es una de sus conclusiones:

On the basis of the data presented, the Panel concludes that a cause and effect relationship has not been established between the consumption of phaseolamine and reduction in body weight.

Que traducido viene a ser algo así como:

En base a los datos presentados, el Grupo Especial concluye que no se puede establecer una relación de causa y efecto entre el consumo de faseolamina y la reducción en el peso corporal.

Y no fue hace dos, sino cuatro años cuándo el GREP-AEDN se pronunció en un documento de posicionamiento en referencia a la eficacia y seguridad de la faseolamina para perder peso. Sus conclusiones similares:

La actual bibliografía científica disponible no recoge suficientes estudios en humanos correctamente diseñados que demuestren la eficacia de la faseolamina como suplemento dietético para la pérdida de peso.

Y es que tal y cómo sucede con la mayor parte de este tipo de “ingredientes” los estudios que suelen decir cosas bonitas de ellos son de una pobre calidad científica (escasa muestra, cortos espacios de intervención, sin grupo control, sin “cegar” convenientemente…) y/o están además sufragados o promovidos por quienes los comercializan. ¿Qué resultados suponías que le iban a salir al fabricante en esos estudios que él hace sobre un producto que luego te va a vender? Pues eso, resultados bonitos.

Como tampoco podía ser de otra forma las alegaciones a que este producto es “natural” son frecuentes. La fasolamina se extrae de las alubias (Phaseolus vulgaris, de ahí su ocurrente nombre) y con eso ya basta para decir que es “natural” como si este adjetivo fuese sinónimo incontrovertido de algo beneficioso. Te recuerdo que la toxina botulínica, la cicuta y las Amanita phaloides, entre muchos otros elementos también entran en la categoría de “natural”.

A los fabricantes de productos con faseolamina les debe importar un carajo que no haya estudios de suficiente calidad como para asegurar su efectividad contra los kilos de más. Además, los documentos de la EFSA (con carácter de norma y de directa aplicación según la legislación que regula este tipo de alegaciones) les deben parecer a esos mismos fabricantes algo así como una gacetilla de tres al cuarto y se deben creer que los ciudadanos nos hemos caído de un guindo si creen que con expresiones tan grandilocuentes como vacías de contenido del estilo de “clínicamente probado”, 100% garantizado, “natural”, etcétera, nos pueden engañar tan ricamente.

Y por último, lo de siempre: mi grito entre teclas hacia las dormidas, ausentes o indiferentes autoridades sanitarias ante esta situación. Ya que la comercialización de este tipo de productos no es algo aislado y se hace por parte de sus promotores sin esconderse lo más mínimo. He aquí una relación de fabricantes o distribuidores tras una somera búsqueda en internet:

Nutricion Center y su yNC25 (“anunciado en televisión” declararan orgullosos)

Actafarma y su Excess Control 500 (No perderse la entrada de Jose Menuel López Nicolás al respecto en su blog SCIENTIA)

Soria Natural y su HC Block (de los pocos que además no incluyen en su composición otras zaranzajas sin fundamento como el picolinato de cromo)

Santiveri y su Dietabelt

Y así un largo etcétera de otras marcas menos conocidas. Marcas que muchas veces comercializan este tipo de productos a través de los supermercados (en el mío sin ir más lejos). Sí, de los supermercados. Porque para vender esto no hace falta hacerlo ni mucho menos en una farmacia… aunque algunos fabricantes así se empeñen. Supongo porque piensan que les dará más glamur, o vete a saber.

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Foto: Taragui Wikimedia Commons

Alkolator: complemento alimenticio e irresponsabilidad inaceptable

Siempre he querido tener la oportunidad de poder presentarles como se prepara la campaña de marketing y publicidad de un producto milagro y… por fin ha llegado. Como sucede en muchos de estos casos, el problema no es ya que sea un producto milagro, sino que su uso puede ocasionar serios problemas tanto a los usuarios del producto como, en este caso, a terceras personas que nada tienen que ver. En principio es un producto que sugiere (a partir de la documentación que aporta en su web) que ayuda a que sus usuarios den menores tasas de alcolhemia tras la ingesta de bebidas alcohólicas. Ya se pueden imaginar las consecuencias, directas e indirectas, de no cumplir con lo anunciado.

 

¿Qué es Alkolator?

Se trata de un complemento alimenticio a base de vitaminas que hoy en día en su página web da a entender que ayuda a que los consumidores de bebidas alcohólicas den tasas de alcoholemia más bajas (incluso nulas ó 0,00 mg de alcohol/L de aire expirado)  que aquellos consumidores que con la misma ingesta alcohólica no hayan tomado el consabido complemento.

Para ello en la web del «Alkolator» a día de hoy (21 de septiembre de 2012) existen disponibles para el visitante diversos documentos “probatorios” que son el vivo ejemplo de cómo hacer ciencia, en este caso en un estudio de intervención (nótese la fina ironía). Merece la pena que inviertan 6 minutos en ver este vídeo.

¿Qué tiene “Alkolator” para obrar este milagro?

Nada. Entiéndanme, sí que tiene ingredientes y todo eso, “productos 100% naturales” (sic) no podía ser de otra forma, pero no tiene nada que invite a pensar que pueda a ayudar a reducir o minimizar una determinada tasa de alcoholemia. Para ver sus ingredientes concretos les recomiendo que vean esta presentación en su web que no tiene desperdicio, no obstante, les hago un resumen: Guaraná, ginseng chino, vitaminas C, B6 y B1, y ácido pangámico, aparte de oligofructosa, maltodextrina y excipientes. Es decir, nada que invite a la supuesta reducción de la alcoholemia.

Y no se crean que les engaño por que en la presentación que les he señalado se dice textualmente:

“Es un complemento alimenticio como bien reseñan en su parte superior, pero si es verdad que reduce el alcohol ya que sus compuestos conocidos por cualquier profesional o gente de a pie lo saben por su popularidad en los ingestas del alcohol se utilizan como la típica B12.”

Curiosamente luego en su composición no se hace ni destacar, ni se incluye la “típica B12” y si no vean la información que se aporta:

 

Por todo ello la Organización de Consumidores y usuarios (OCU) lleva bastante tiempo detrás de lo que considera no sólo un posible fraude, al decir o dar a entender la existencia de una serie de efectos fisiológicos y terapéuticos no demostrados (e indemostrables a mi entender) si no también lo que puede suponer un grave peligro para la seguridad vial. Pueden seguir los escritos públicos de la OCU en estos tres enlaces ordenados de forma cronológica: Enlace uno, enlace dos y enlace tres o bien hacerse una idea de la realidad a partir de este vídeo:

Para rizar el rizo y para terminar de confirmar el tipo de producto al que nos enfrentamos cuando hablamos del “Alkolator” baste estas perlas encontradas en el “modo de empleo” (aunque hay infinitas de similar calado):

“¿Qué efectos secundarios posee Alkolator?
Alkolator no tiene ningún efecto secundario conocido ya que está laborado al 100% con
productos naturales.”

Claro, claro, claro. Y no se pierdan esta otra:

¿Cuál es la Cantidad Diaria Recomendada?
La cantidad recomendada por la UE es de una toma al día ya sea en forma de vial o cápsula.

¿Están sugiriendo o diciendo que la Unión Europea (así sin más, sin departamento correspondiente) recomienda en algún momento el consumo de… de… de «esto»? ¡¡Porfavor!!

En fin, no quiero despedirme por hoy sin desearle la mayor de las suertes a la OCU en esa denuncia que manifiesta haber cursado. Normalmente, con semejante despropósito no debería hacerle falta, la suerte me refiero, pero tal y como está el patio debemos de estar preparados para lo peor.

 

¿Este año no hay síndrome postvacacional? Por si acaso hay energía “natural”

No me malinterpreten, no es que eche de menos la fiebre del «síndrome postvacacional», más bien al contrario. Cuando nos lo han metido por las orejas año tras año, me rechinaban los dientes viendo algunos de los despropósitos que se pueden llegar a decir para paliar este síndrome: que si es mejor comer esto y lo otro, que merece la pena tomar un determinado suplemento de chorradinas vitaminas con minerales, etc. No me extrañaría que con la que está cayendo es probable que la conmoción sea más habitual en el momento que uno se va de vacaciones y se pregunte si su puesto estará ahí, esperándole, a la vuelta; más que todo lo contrario. En fin.

No sé si coincidirán conmigo pero este año se le ha dado mucha menos caña al tema posvacacional, o yo al menos no lo he percibido tanto. Supongo que todo ello habrá sido a pesar de todos esos laboratorios que, preocupados sin desánimo en nuestra salud, nos suelen poner al alcance de la mano todo tipo de soluciones a base de comple y suplementos.

La verdad es que no me había dado cuenta del tema hasta que esta semana llegó a mi correo uno de esos mensajes a los que una vez te suscribes, sin saber muy bien dónde te metes. El correo en este caso era de una conocida empresa de complementos y suplementos (muy naturales) y me recordaba la existencia del mencionado síndrome. Y qué mejor que ayudar a pasarlo con “energía natural”. Caramba.

 

La pregunta obvia que vino a mi mente fue, ¿y que demonios será “energía natural”? En mis tiempos de universidad me hablaron de energía potencial, cinética, nuclear, química (esta la descarté inmediatamente de la lista de candidatas para ser “naturales”), térmica, eléctrica, radiante, etc. pero jamás “natural”. Luego sabes que algunas son más “peligrosas” que otras, más o menos contaminantes… ¿pero “natural”? Así qué, espoleado por la curiosidad, no pude por menos que pinchar en el enlace para ver a qué se refería, en vez de mandar directamente el correo a la papelera (donde más tarde terminó, eso sí).

Bien, la empresa en cuestión propone hacer frente al síndrome postvacacional con energía “natural” a base de consumir un producto ad-hoc (por cierto he de decir, no es broma, que mi ordenador se bloquea motu proprio cuando trata de abrir determinadas páginas… y una era esta):

La gama de [XXXXXXXX] te carga de energía y vitalidad y te ayuda a vencer el síndrome postvacacional…

Es el primer suplemento energético 100%  NATURAL que potencia la vitalidad del organismo en estados de requerimiento físico e intelectual.

reza textualmente su publicidad.

Y bien ¿qué elementos adornan a este producto para lograr este prodigio?

Bueno pues depende de la variedad por la que se decanten. Está la fórmula Classic, la Junior, la Plus y la Sport (ya saben dicho todo en inglés parece que suena como más serio), todas con su matiz particular. Suponiendo que tengamos un síndrome descomunal, yo me decantaría por usar la versión Plus que es de sabor mandarina para más señas. Por cierto, ¿no resulta extraño, incluso chocante que entre tanta “naturalidad” este producto no tenga nada de mandarina entre sus ingredientes, (y ya que estamos ni de fresa que es el sabor del Junior; ni de frutas del bosque, sabor del Classic; ni de plátano, sabor del Sport)

En la página web de la versión Plus se informa que tiene Ginseng, fosfato bicálcico, metionina, pantotenato cálcico, glucosa, fructosa y jalea real fresca (fresca sí, a mí también me ha llamado la atención).

Veamos ahora qué dice la EFSA a cerca de los posibles beneficios sobre la salud de estos ingredientes en su documento REGLAMENTO (UE) Nº 432/2012 por el que se establece una lista de declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos distintas de las relativas a la reducción del riesgo de enfermedad y al desarrollo y la salud de los niños, del que ya hablé en esta entrada

  • Ginseng: No aparece mencionado.
  • Fosfato bicálcico: No aparece, pero también es cierto que esta sal es una forma de vehiculizar el calcio, mineral que sí tiene declaraciones atribuidas y más en concreto relativas a su contribución en el metabolismo energético, al normal funcionamiento de los músculos y de la neurotransmisión (entre otras que vienen menos al caso). Pero seamos sensatos, un único vaso de leche, un yogur, un puñado de almendras aportan, de largo, más calcio que un chute de este producto y probablemente en una forma mucho más biodisponible.
  • Metionina: No aparece. Se trata en este caso de un aminoácido esencial azufrado que puede obtenerse con facilidad en una normal y diversificada alimentación.
  • Pantotenato cálcico: No aparece, pero al igual que con el calcio se trata de una forma de vehiculizar frecuente el ácido pantoténico o vitamina B5. Esta vitamina sí que tiene declaraciones atribuibles en el mencionado documento, en concreto a la hora de contribuir al metabolismo energético normal, ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga y contribuye al rendimiento intelectual normal (y otras). Pero ¿saben de dónde le viene el nombre a esta vitamina? Del griego “pantos” que significa en todas partes. Es decir, es una vitamina que está en mayor o menor medida presente en todos los alimentos y su deficiencia es prácticamente desconocida y en cualquier caso ligada a la desnutrición (situación que no creo que sea el caso de aquel sujeto aquejado de síndrome postvacacional)
  • Jalea Real: No aparece.

En resumen:

Si tienen o creen tener síndrome postvacacional les voy a dar un consejo mejor que la toma de suplementos de vitaminas y demás: coraje… y buenos alimentos. Les saldrá más a cuenta, se ahorrarán un pastizal y espero que después de leer esta entrada, además, ganen en tranquilidad espiritual.

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Foto 1: red.entropy