El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Alimentarse del Sol: Irracional y peligrosa opción (no) alimentaria

Ayer gracias a Vanessa, una de mis alumnas del Grado de  Enfermería en la asignatura de Nutrición y Dietética aún en curso de la Universidad San Jorge, trabé conocimiento de la penúltima y enésima gilitontería –parafraseando a Bart Simpson- relacionada con los hábitos y opciones alimentarias. El hecho en sí ha vuelto a saltar a la palestra a colación de un luctuoso acontecimiento (aunque es ahora, he de reconocer, cuando yo me desayuno con la existencia de esta “curiosa” filosofía vital): Se trata del “respiracionismo” (“breatharianism” en inglés): no comer nada, y cuando digo “nada” es nada de nada. Absolutamente n-a-d-a. Al menos esa es la teoría, porque luego la verdad es que las personas que dicen ponerlo en práctica sí que comen algo, aunque sea muy de vez en cuando… pero ellos dicen que no. La penosa noticia a la que me refiero es el fallecimiento de una mujer suiza de 50 años, seguidora extrema del respiracionismo. Yoguis, guías espirituales, sectas, fotos kirlian, biofotones, apariciones mesiánicas, gurús, sutras etc. se mezclan en un disparatado cóctel que contiene muchos de los ingredientes que se suelen reunir en las “medicinas alternativas”.

Para que se hagan idea según uno de sus más representativos yoguis (Hira Ratan Manek) afirma que:“la luz del sol entra en el cerebro, carga el cerebro y a través de él el cuerpo entero se carga de energía. No hay hambre, no hay deseo de comer y eso es lo que ocurre con la energía del sol […] el cuerpo tiene un mecanismo para recibir la energía solar y transformarla en cualquier tipo de energía que requiramos, y eso es lo que ocurre cuando miramos el Sol en las horas seguras”.

El año pasado se estrenó un documental al respecto de este tipo de opciones. Puede verse su trailer aquí.

Cada día mueren 100.000 personas por falta de alimentos, es curioso que este sistema no sea puesto en práctica por todos aquellos que se ven ante dicho trance (veamos 100.000 al día hace la friolera de unas 36.500.000 al año –treinta y seis millones y medio-). Cuando se les pregunta a estos guías espirituales (más en concreto a Hira Ratan Manek) a cerca de porqué hay personas que mueren de hambre teniendo aire para “jartarse” y al Sol como fuente de energía, este afirma que: “No se puede afirmar que tumbándote al sol simplemente obtienes energía. No, eso no es correcto. Tu cuerpo debe asimilarla de una forma sistemática, ‘científica’ [textual], hay protocolos y si los sigues, sin duda, obtendrás los beneficios”. Guay, pero no nos cuenta nada práctico de ésos protocolos «científicos»… o esperen, creo que se pueden encontrar en sus libros, en esos que se compran con rupias, dólares, euros y francos suizos. Es difícil no sustraerse a la ácida sugerencia (e insensible sólo en apariencia, doy fe de que no es tal) de solicitar a la FAO que en vez de mandar alimentos y medicinas a todas aquellas regiones en las que el hambre, la sequía, la desnutrición y por tanto la fría y chirriante muerte por inanición es flagelo diario, que mande cajas y cajas y de estos libros convenientemente traducidos para que estas poblaciones se «alimenten».

 Bien, lo cierto es que todo este asunto es un tema sobre el que no hay muy pocas investigaciones científicas, una de las razones, quizá la principal, es porque difícilmente cualquier estudio que en la actualidad se pueda emprender en este sentido va a superar los normales y deseables comités de ética a los que han de sujetarse todas las investigaciones científicas. Así pues, en mí opinión los hechos sólo nos dejan dos posiblidades; parece que hay persones que:

  • O bien necesitan muy poco para vivir (pero no nada) y han adoctrinado su cuerpo y sacrificado gran parte del estilo de vida “normal” tal y como lo conocemos, todo ello a base de una ferrea disciplina, o bien
  • Se lo han montado estupendamente para intentar hacer creer a algunas personas que se puede vivir del aire y de la luz del Sol durante incluso más de 70 años. Y conste que no digo que las intenciones de estas personas sean malas al tratar de hacer creer algo a alguien, ni mucho menos, estoy convencido que la mayor parte de ellos «creen» en su papel de guía espiritual. Aunque, no se olviden, también queda la otra posiblidad, es decir, que no se lo crean ni ellos, y que aún y todo persistan en su papel de guía espiritual pero, en este caso, con unos fines un poco más materiales, menos mesiánicos.

Este caso me ha traído a la memoria otros ejemplos de dietas disparatadas que cuentan con un oscuro historial, tal y como sucede con la  dieta macrobiótica cuando en sus últimas etapas se limitan de forma importante y dramática el aporte de muchos grupos de alimentos (sólo se deja comer de unos pocos, y poco, claro está) e incluso de agua. No es de extrañar que cada cierto tiempo salten a los medios los casos de personas fallecidas por seguir este tipo de filosofías que, en aras de alcanzar una mayor espiritualidad, la terminan por alcanzar por la vía de apremio.

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Foto 1: Dita Margarita

Foto 2: â–“â–’â–‘ TORLEY â–‘â–’â–“