El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Entradas etiquetadas como ‘alimentación’

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (9): mi propuesta (por fin)

Bien, tras ocho capítulos sobre cómo haría un servidor un icono que representara todo aquello que a mi juicio habría que transmitir a la población general con el fin de reconducir y aconsejar sobre sus hábitos alimentarios he aquí el resultado.

Antes de que continúes hacia abajo y descubras el “pastel” he de dejar patente que está claro que jamás de los jamases me ganaré honradamente la vida como diseñador gráfico. He de reconocer que tras cerca de tres horas delante del powerpoint he sido incapaz de generar una imagen visualmente más atractiva que esta que me ha salido… mis sinceras disculpas.

La parte positiva consiste en considerar que desde mi punto de vista la imagen sí que recoge los conceptos que quería transmitir. En esencia se explica de la siguiente forma:

Por así decirlo hay dos caminos que dentro del contexto alimentario conducen hacia la construcción de unos hábitos dietéticos más o menos adecuados. En cualquier caso se parte, siempre, de alimentos “de verdad”, aquellos que de forma típica se adquieren en un mercado. A partir de ahí, bien crudos (en especial frutas, verduras y hortalizas) o bien cocinados (los mismos alimentos y el resto) se llega «al plato». Cierto es que no es imprescindible hacer la compra en un mercado típico, pero sea donde sea que se haga (ultramarinos, tienda al detalle, supermercado, hiper…), la norma básica para hacerlo del modo más conveniente viene a ser la misma: comprar alimentos básicos que se puedan… bien comer crudos solos o en combinación con otros alimentos… o bien cocinarlos (no recalentarlos, he dicho cocinarlos)

A partir de ambos caminos, se llega “al plato”, muy similar a otros que ya conocemos. En ellos destaca por encima de todas las cosas la especialmente elevada proporción de alimentos de origen vegetal “fresco” (aunque se cocinen) y, por otra parte los otros dos grupos, uno cuya principal característica es el aporte de proteínas, y el otro con un aporte destacado de hidratos de carbono a partir de alimentos con un origen basado primordialmente en los cereales integrales. Ambos grupos, los últimos, en una cantidad netamente inferior al primero.

Por razones obvias y ya comentadas en otros capítulos no hay hueco para los alimentos superfluos, ni para las bebidas alcohólicas, ni tampoco para otros mensajes diferentes del estrictamente dietético. No es porque estén “prohibidos”, es porque si estamos hablando de salud, esos productos no pintan nada de nada.

Pues bien, aquí lo tienes.

Mi icoino de alimentación saludable

Una propuesta decente

Como os decía no es que esté especialmente contento del icono en sí (solo de su mensaje) por eso, para aquellos que estéis interesados, os hago una propuesta:

Si entre los lectores hay alguien con ganas, tiempo y con unas especiales habilidades o recursos para mejorar el aspecto gráfico del tema (que como se puede apreciar es muy fácil) le animo a que se ponga manos a la obra. Para ello os podéis poner en contacto conmigo a partir de Twitter (@juan_revenga), Facebook… o bien usar el link de “contacto” (arriba a la izquierda de este blog) y mandarme un correo. Una vez establecido contacto, cruzaremos los correos y me hacéis llegar vuestras propuestas. Me comprometo a publicar todas, siempre y cuando el mensaje quede más o menos intacto. Una advertencia, si en el icono se utilizan fotografías estas han de estar bajo licencia “Creative Commons” con atribución de autoría para poderse publicar. Ni que decir tiene que las propuestas «a mano alzada» y talentosas serán especialmente bien consideradas. Espero vuestras propuestas.

Los porqués de este icono, la inclusión, proporción de los grupos de alimentos y la ausencia de otros mensajes se pueden encontrar en los capítulos anteriores:

‘Menuterraneus’: una buena aplicación para las cenas de niños que comen en el cole

NiñosPara muchos padres y madres el momento de dar de cenar a los hijos es todo un problema, en especial para aquellos cuyos hijos comen en el comedor escolar. Así, en no pocos casos la cena es un momento de incertidumbre. Me refiero, al qué poner, qué platos preparar y presentarles a los más pequeños… ¿sería adecuado ponerles pasta para cenar (o cualquier otro plato) si lo han tenido al mediodía o hace poco en el colegio? ¿Es conveniente que si han tomado lentejas para comer, se les dé garbanzos en la cena? Y demás preguntas de similar índole. Así, para solucionar en cierta medida este tipo de situaciones y muchas otras existe esta aplicación para dispositivos móviles llamada “Menuterraneus”.

Cierto es que en la mayor parte de los casos, a día de hoy las minutas semanales, o más habitualmente mensuales, que los colegios hacen llegar a los padres con lo que van a comer los niños en el comedor escolar suelen incluir, muchos de ellos, ciertas sugerencias para completar de la mejor forma posible la alimentación de los más pequeños a través de las cenas. No obstante, estas indicaciones, además de que a veces brillan por su ausencia, la verdad es que no siempre son especialmente detalladas. Y de ahí lo interesante de esta aplicación, que en base a los datos que el usuario introduzca sobre los menús de comidas, ofrecerá una serie de alternativas concretas, sencillas, nutricionalmente adecuadas y en principio en base a las características generales de aquello que se hace llamar “Dieta mediterránea.

¿Cómo funciona Menuterraneus?

En la práctica manejar resta aplicación es bastante sencillo: se introduce el menú de los hijos (esta podría ser la parte más pesada) y la aplicación propone las cenas correspondientes, su forma de elaboración a partir de recetas sencillas (no hace falta haber estudiado en escuelas de Alta Cocina) y, si se quiere, también genera una lista de la compra para confeccionar las mencionadas cenas. Esa parte pesada a la que me refiero se puede evitar en cierta medida si tienes suerte, si al introducir el menú de comidas se incluye la información del centro escolar, curso y fecha… hay alguien que ya ha registrado el menú de ése centro escolar en concreto. De esta forma, cada padre o madre “nuevo” que quiera obtener las alternativas para las cenas de sus hijos obtendrá de inmediato las propuestas si otro padre o madre del mismo colegio ya lo ha hecho previamente (y registrado en el sistema).

Pero la aplicación va más allá, y se agradece que además de poder planificar las cenas en base a los menús de las comidas escolares, permita planificar todas las comidas (sé que es raro, pero me han dicho que aún existen niños que comen en casa con sus padres). Pues para ellos, también existe la posibilidad de planificar el menú de comidas y cenas al completo.

Mi crítica particular

La verdad es que me parece una herramienta bastante adecuada para aquellas personas que no tengan demasiado desarrolladas estas habilidades de planificar menús… ya no solo infantiles, sino para toda la familia. Las propuestas de alimentos por grupos, así por encima, me han parecido bastante adecuadas, con una frecuencia también más o menos correcta. Sin embargo…

En el plano más crítico me parece que hay una excesiva fijación con lo de incluir segundos platos a base de carne o pescado (lo habitual por otra parte) con independencia de los primeros. Segundos platos a los que además, a no pocos de ellos, les debería acompañar una guarnición vegetal que no siempre está presente y por tanto se echa en falta. Por otro lado, en el terreno de las recetas, la sensación es que de puro sencillas, caen en el “simplismo”. Lo ilustro con dos casos de entre los varios que he encontrado:

  • En la receta de “pimientos rellenos” (empieza por no decir de qué están rellenos) su elaboración sugiere: “poner los pimientos sin descongelar en un recipiente apto para microondas…” es decir, esos pimientos ya rellenos de… lo que sea, son congelados. Nada en contra en principio, pero menuda forma de plantear una receta. Sencilla como pocas, pero me parece un poco de “jeta”. Además, luego está el añadido de catalogar dicha receta como un plato de “verdura”… algo curioso como poco cuando esos pimientos, al menos en la foto que ilustra la receta están rellenos de carne picada.
  • Otra de las recetas “Coliflor gratinada” sugiere poner la coliflor (una vez cocida) en una fuente de horno, junto a unas cucharaditas de tomate frito, unos taquitos de jamón y espolvorear un poco de queso rallado por encima y al horno… esto… ¿y la bechamel? A mí que me perdonen, pero de esta forma la receta en cuestión está bastante desvirtuada con respecto a lo que viene siendo habitual.

En resumen, detrás de los contenidos de la aplicación, más allá de su funcionalidad, parece que hay gente competente. Según algunas fuentes sus contenidos están desarrollados por “expertos” de la Universidad Complutense de Madrid y la aplicación ha sido galardonada dentro de la primera edición de los premios “Ruralapps”… pero desde luego, y en mi opinión, hay algunas aristas que limar. Para más señas, tienes las respuestas a algunas preguntas frecuentes sobre esta la aplicación en este enlace.

Si te animas a usarla o ya lo conoces, estaría fenomenal que compartieras tus impresiones con el resto en los comentarios.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

—————————————-

Nota: Mi agradecimiento a mi querida Regina Aragonés (@ReginaAragones) por sus incesantes aportaciones e ideas (entre muchas otras cosas)

Imagen: AKARAKINGDOMS vía freedigitalphotos.net

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (5): cosas que se beben

Anteriormente, en esta serie de post:

Agua cristalina

Qué escaso interés o preocupación suele manifestar la población general por lo que bebe y su impacto sobre la salud dentro de la alimentación. O al menos, cuánto menor es ese interés por las bebidas frente al que de forma habitual se manifiesta por la comida. También es cierto que como todo argumento para defender esta postura solo tengo mi opinión, el pálpito que me genera observar la realidad a mí alrededor. En este sentido y en general andamos muy pero que muy preocupados por el qué comer, cuándo, cuánto y cómo combinar eso que comemos, y prestamos muchísima menos atención al qué bebemos. No digo que lo que se beba no se tenga en cuenta, pero sí que por lo general se le presta mucha menos atención que a aquello que se come. Sin embargo, aquello que solo tragamos es tanto o más importante que aquello que además “masticamos”.

El papel de las bebidas en el rédito alimentario

En este sentido, es importante destacar que en las últimas décadas algo ha cambiado al respecto de cómo bebemos y además, este hecho podría estar relacionado con algunos de los problemas alimentarios más evidente en nuestro tiempo. Por ejemplo, en el estudio Shifts in Patterns and Consumption of Beverages Between 1965 and 2002 (Cambios en el perfil y consumo de bebidas entre 1965 y 2002) queda bastante bien reflejado que en las últimas décadas el patrón de consumo de bebidas ha cambiado de una forma sustancial. Es probable que estés pensando en el aumento del consumo de refrescos… y tendrías razón, pero no toda, ya que por lo general ha aumentado también el consumo de todo tipo de bebidas que aporten calorías, incluidas las alcohólicas.

Aunque el artículo anuncia las diferencias metodológicas en la obtención de los datos de todo el periodo en estudio, resulta significativo el conocer que, al menos en EEUU:

  • En 1965 el 66% de la población ingresaba con las bebidas menos del 15% de las calorías que consumía en todo el día. Sin embargo, en 2002 esa población que tan poco ingreso hacía de calorías líquidas cayó hasta el 42%.
  • En 1965 el 17% de la población ingresaba con las bebidas entre el 15 y el 25% de las calorías ingeridas… en 2002 el porcentaje de población en esa situación aumentó hasta el 27%.
  • En 1965 había también un 17% de la población que incluía con las bebidas más del 25% de las calorías totales consumidas… sin embargo, en 2002 el 30% de la población estaba en esa situación.

Dicho claramente, a medida que los años avanzan, cada vez se incorporan más calorías a través de las bebidas… sea el que sea el origen último de estas.

Además de este, otros estudios ponen el acento en otro tema muy relacionado, como es el de las asociaciones entre los que se bebe y se come. Así, el estudio U.S. adults and child snacking patterns among sugar-sweetened beverage drinkers and non-drinkers (Patrones de consumo de aperitivos en estadounidenses adultos y niños en base al consumo de bebidas azucaradas y no azucaradas) concluye de forma bastante convincente que:

Tanto los adultos como los niños que consumen bebidas azucaradas tienen más probabilidades de picotear y consumir más calorías a partir de los “aperitivos” que los no bebedores de bebidas azucaradas […]

Y es que, tal y como señala esta otra publicación y en relación a la población estadounidense de menor edad:

Existe una superposición redundante entre las principales fuentes de energía y de calorías vacías: refrescos, postres elaborados principalmente con harina, pizza y leche entera. El catálogo de opciones disponibles para los niños y adolescentes debe cambiar con el fin de aportar menos alimentos poco saludables y más alimentos saludables con menos energía. […] La reformulación de productos por sí sola no es suficiente, el flujo de calorías vacías en el suministro de alimentos debe reducirse.

La situación en España

Por estos lares andamos bastante parecido, nada extraño, ya que las diferencias al respecto de estas cuestiones en los países occidentales tienden a ser cada vez menores cuando no a desaparecer. Según el estudio Fluid intake from beverages in Spanish adults; cross-sectional study (Ingesta de líquidos a partir de bebidas en adultos españoles; estudio transversal) se concluye que:

La mitad de la población estudiada no cumple las recomendaciones de la EFSA para la ingesta de fluidos. El agua embotellada o del grifo es la principal bebida consumida. Existen diferencias en el consumo de bebidas en relación a la edad y género. Una cuarta parte de la población estudiada consume un exceso de azúcar procedente de las bebidas.

Si el estudio anterior hacía referencia a la población española adulta, en cuanto a los niños y adolescentes podemos consultar este otro estudio Fluid intake in Spanish children and adolescents; a cross-sectional study (Ingesta de líquidos a partir de bebidas en niños y adolescentes españoles; estudio transversal) que concluye que:

La gran mayoría de nuestra población no cumplió con las recomendaciones de la EFSA sobre la ingesta total de agua. Por ello, se debería promover un aumento en el consumo de agua en niños y adolescentes, para poder satisfacer las necesidades de líquidos sin aumentar la ingesta calórica.

En resumen

BebidasBebemos poca agua y bebemos mucho de lo que no es agua y que además no es generalmente beneficioso a la luz de las implicaciones que este comportamiento tiene en materia de Salud Pública.

Dada la elocuencia de los datos opino que si estuviera en mis manos la realización de unas guías dietéticas el mensaje en la promoción del consumo de agua, y solo agua, habría de ser tan importante o más que cualquier otra indicación. Por tanto, y aun sabiendo que hay muchas otras formas de hidratación compatibles con un patrón de alimentación equilibrado, no haría mención alguna hacia el consumo de cualquier otra bebida como tal, del tipo infusiones, cafés, refrescos (aun sin calorías), zumos de frutas y demás. Nada de nada de estas cosas en las recomendaciones y, si de poner mucha letra se tratara, invitaría a limitar su consumo más que fomentarlo. En cuanto al tema de sopas, cremas (frías o calientes) y purés los considero comida, más que bebida y es que ¿acaso no se suelen utilizar cubiertos en su consumo? Así pues, eso, cada uno de esos platos, aun servidos en tazas o boles, entrarán dentro de las recomendaciones de esos otros grupos de alimentos en función del ingrediente principal al que pertenezcan, pero no serán considerados bebidas.

En pocas palabras: para beber, como norma general: agua. En letras grandes y nunca de forma marginal.

——————————

Imagen:  Danilo Rizzuti,  tiverylucky

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (4): cosas con proteínas

Anteriormente, en esta serie de post:

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (1): Frutas y verduras

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (2): cereales

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (3): lácteos

Siguiendo con los “grandes grupos de alimentos” dentro de esta saga hoy abordaré varias categorías de alimentos (“grupos” si se prefiere) que reúnen una característica nutricional a modo de denominador común: se trata de alimentos o grupos de alimentos ricos en proteínas o que de alguna forma son considerados una buena fuente dietética de este macronutriente o principio inmediato.

Proteínas

En este punto la cosa se complica un poco. Hasta ahora ninguno de los grupos abordados en anteriores capítulos debían, en general, su inclusión en las guías alimentarias a su aporte de proteínas. Si acaso los lácteos, cuya principal virtud para aparecer de forma destacada en algunas guías se justifica principalmente por su riqueza en calcio (y creo que ya quedó claro este punto). Y si bien es cierto que la leche aporta cierta cantidad de proteínas, esa cifra no es como para tirar cohetes precisamente (100 gramos de leche aportan sobre los 3 a 3,5 gramos de proteína) aunque, también hay que reconocerlo, en el caso de los quesos este aporte podría ser considerable. Sin embargo, también es cierto, que en el caso de los niños el aporte de proteínas en su dieta a partir de los lácteos es un elemento a considerar tal y como señaló en su día el estudio EnKid.

Así, los grupos de los que trataré hoy son considerados buena fuente dietética de proteínas: las carnes, los pescados, los huevos, las legumbres y los frutos secos. Sí, ya sé que lo más probable es que haya quien discrepe, por eso hagamos algunas aclaraciones.

Proteína de alto vs bajo valor biológico

Además de la cantidad de proteína que un alimento sea susceptible de proporcionar está la cuestión de su “calidad”. Así, es frecuente referirse a fuentes dietéticas con proteínas de alto valor biológico para mencionar aquellos alimentos que aportan en esas proteínas una cantidad relevante de los denominados como aminoácidos esenciales (“esenciales” porque son aquellos que no podemos sintetizar y cuya incorporación ha de hacerse de forma obligatoria a partir de los alimentos). En sentido contrario las proteínas de bajo valor biológico son aquellas que propias de aquellos alimentos con una escasa presencia de alguno de esos aminoácidos que hemos catalogado de esenciales.

En líneas muy generales y salvo excepciones de libro, se considera que los alimentos de origen animal presentan, todos, proteínas de alto valor biológico y que los de origen vegetal aportan solo y con independencia de su cantidad proteínas de bajo valor biológico. Por aquello de aclarar una de las preguntas más frecuentes en este terreno… sí, es posible seguir una alimentación vegetariana estricta (o vegana) gracias a la adecuada combinación de fuentes alimentarias vegetales; afortunadamente los aminoácidos esenciales escasos en alimentos con un determinado origen vegetal, están presentes en otros alimentos con otro origen también vegetal. Usando el ejemplo clásico: lo que les falta a los cereales en términos de aminoácidos lo tienen las legumbres y viceversa. Por tanto, el déficit de aminoácidos esenciales no debería constituir problema alguno dentro de un patrón vegetariano bien estructurado.

Es más, a este tenor y a pesar de lo que sé que me expongo con este comentario, en nuestro entorno, sin carencias energéticas evidentes, no hay pruebas de que sea necesario una combinación consciente de aminoácidos entre la población vegana.

El tema del primero y segundo (carne) como ¿axioma universal?

Además del tema de la naturaleza de las proteínas está, la cuestión de que en nuestro medio, al parecer resulta impensable imaginarse alguna de las comidas principales (comida y cena) sin la presencia de un segundo plato en forma de, principalmente, carne o los derivados de esta en cualquier receta. Y lo cierto es que no es necesario hacerlo así. Digo que no es necesaria tanta carne, todos los días, y al menos dos veces por día.

Además, este patrón de consumo de alimentos se traduce, como no podría ser de otra forma, en un exceso de proteínas de origen animal, muchas veces concretado en un exceso de carnes grasas y embutidos tal y como señala el Libro Blanco de la Nutrición en España en base a las estadísticas más recientes. Así, según esas encuestas y tal y como te comenté en esta entrada la ingesta observada de proteína en España en hombres es de 109 g/día y en mujeres de 88 g/día. En ambos casos estos valores son muy superiores a las Ingestas Dietéticas de Referencia para la población española, establecidas en 54 g/día y 41 g/día respectivamente (Moreiras et al., 2011) y a las establecidas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

A este aporte de proteínas contribuyen de forma relativa y de media los siguientes grupos de alimentos: Cárnicos y derivados 31%; Pescados, moluscos, crustáceos y derivados 27%; y ya bastante por debajo, Huevos y derivados 11%; Lácteos y derivados 10% y Legumbres, semillas, frutos secos y derivados 6%.

Dicho de otra forma, en mi opinión consumimos demasiados productos cárnicos (en general sin entrar de momento en más detalles) y dejamos de lado otras interesantes fuentes de proteína que tienen muchas menos dudas al respecto del incremento del riesgo sobre determinadas enfermedades metabólicas, es decir que a priori se postulan como más saludables y que al mismo tiempo, además, son más económicas.

En resumen sobre las “cosas con proteínas”

Si de mí dependiera haría un especial hincapié en fomentar el consumo de aquellos grupos más penalizados en el actual patrón de consumo, en concreto: legumbres, huevos, semillas y frutos secos, al tiempo que desplazaría el uso de los productos cárnicos en general, muy en especial aquellos más grasos, los definidos como “carne roja” y los procesados. Y lo haría, no por mejorar el balance de cuentas de los sectores alimentarios más desfavorecidos en la actualidad, sino porque opino que con un patrón de consumo de alimentos más diversificado en cuestiones proteicas como el que indico se incidiría de forma positiva en los factores de riesgo de varias patologías metabólicas.

Sobre el consumo de pescados mantendría las actuales recomendaciones ya que, además de las proteínas que pueda aportar al pescado, le adornan otras interesantes características nutricionales en especial aquellas referidas a su perfil lipídico.

Nos vemos la semana que viene con más temas sobre esta cuestión de las guías.

———————————–

Imagen: sritangphoto, amenic181, Maggie Smith, Stoonn vía freedigitalphotos.net

Tres cosas que estoy seguro mis hijas harán de mayores a la hora de comer

Gambas curry_ensalada

Bueno… seguro, lo que se dice seguro 100 % no lo estoy, ahora bien, sé que las probabilidades de que así lo hagan son bastante altas. No me entretengo, te las cuento y luego me explico:

1º Incorporarán de alguna forma una ración de alimentos vegetales en todas las comidas principales.

Tomarán fruta de postre.

No se “jartarán” de nada, incluso de aquello que más les gusta.

Mi mujer y yo tenemos la suerte de poder tener a nuestras hijas en todas las comidas principales del día. Suerte digo, por la oportunidad que tenemos de poder transmitirles, sin decir nada especialmente, solo “haciendo”, una serie de conductas alimentarias que consideramos las más adecuadas y por tanto las mejores para ellas… y la suerte también de poder disfrutar de ellas, de su compañía. Desayunamos con ellas y también comemos y cenamos… en realidad, salvo el almuerzo o la merienda, que las hacen en el colegio a lo largo de la semana laboral, todas las ingestas del día las hacen en casa. E incluso esos almuerzos y meriendas, aunque se consumen fuera, se hacen con alimentos o productos elaborados en casa… o sea, bocadillos en la mayor parte de las ocasiones.

Así, al respecto de los tres ítems mencionados, ellas saben, hasta el punto de echarlos en falta en las raras ocasiones que se cambia alguna de estas rutinas, y así nos lo hacen saber: ¿hoy no hay ensalada, ni verdura o guarnición vegetal? preguntan con extrañeza. Al mismo tiempo, no se cuestionan qué hay de postre sino que preguntan directamente qué fruta se va a tomar de postre. Es decir, estas cuestiones las tienen absolutamente interiorizadas… y lo que es mejor, las asumen con agrado más que como una obligación.

Carolina Naranja (480x640)Cada una, no sé hasta que punto es lógico o no, tienen sus propios gustos y apetencias, y además de una forma bastante marcada (te lo conté en esta entrada hace un par años, y el paso del tiempo no ha hecho sino remarcar esas diferencias). Carolina, la pequeña (6), y por citar solo unos pocos ejemplos, prefiere las naranjas, el pescado, el apio y en general los sabores exóticos. Por su parte Adriana (10) le encantan las manzanas, la carne en su más amplia definición, el tomate y los platos y sabores más tradicionales. La primera, creo, come más con sus papilas gustativas, y la segunda con lo ojos.

El caso, es que estas pequeñas-grandes diferencias nos importan y nos afectan bastante poco en la rutina diaria. Se soluciona con una oferta relativamente variada que unas veces, está claro, satisface más a una y otras a otra. Unas veces, va por días o temporadas, cada una de ellas tiene más hambre o apetito… y otras menos. Comen la cantidad que les apetece, ni más ni menos; rebañan o no el plato, según les apetezca. Pero lo que desde luego sí que me llama la atención es lo ¿perfectamente? que regulan su pulsión por comer incluso en aquellas ocasiones que encima del plato tienen el más codiciado de los manjares. Digamos que en el caso de Adriana, la mayor, ese plato podría ser cordero al horno, y en el caso de Carolina merluza a la romana. Pues bien, sea lo que sea que a cada una de ellas más les prive (y te aseguro que es algo que cualquiera de las dos manifiesta de forma bastante elocuente), paran de comer cuando… ¿consideran que ya han comido suficiente… o cuando están llenas? Pongo entre interrogantes ambas posibilidades porque la primera se me antoja demasiado reflexiva para su edad; y la segunda porque viendo lo que comen, tampoco creo que sea porque están “hartas”. No sé, no he llegado a comprender bien porqué dejan de comer ante los platos que más les gustan.

Sea como fuere, si faltan unos trigueros, unos pimientos, una ensalada… o lo que sea vegetal, máxime si de primero no ha habido acelgas, brócoli, alcachofas… nos lo van a recordar. Como también sabemos que, en virtud de sus distintos gustos, cierta polémica está servida cuando llega el momento del postre… ahí deciden ellas, teniendo que ponerse de acuerdo qué fruta van a comer, siempre de entre las de temporada, eso fijo.

Hueso de la suerte

Te cuento todo esto porque a pesar que las vivencias personales tienen muy poco peso a la hora de recomendar patrones de conducta a la población general, estas, las mías, las nuestras coinciden al 100% con las conclusiones de algunos estudios que, en relación a educar en materia de alimentación a los hijos, concluyen que tiene mucho mayor peso el modelo que ofrecen los padres que todos aquellos esfuerzos que de palabra, con presiones, chantajes, negociaciones, amenazas, premios y castigos estos tratan de condicionar los patrones de alimentación de sus hijos. Por ejemplo:

Influencia de las actitudes parentales en el comportamiento alimentario de los hijos

El ejemplo positivo de los padres podría ser el mejor método para mejorar la alimentación de los niños, antes que aquellos intentos por “controlar” su dieta.

Influencia familiar sobre la conducta alimentaria y su relación con la obesidad infantil

Existen evidencias que indican que el patrón de conducta alimentaria familiar tiene un papel relevante en el comportamiento de alimentación del niño.

“Solo tres bocados más”: análisis observacional de la socialización parental durante la comida de los hijos

El deber de los padres consiste en proporcionar a sus hijos un catálogo de alimentos nutritivos; y son los niños, no los padres, los que deben decidir qué y cuánto de esos alimentos comer.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interés leer:

———————————–

Foto 1: Gambas con curry y ensalada en casa.

Foto2: Carolina disfrutando como una loca de sus naranjas.

Foto 3: Adriana y Carolina con el “hueso de la suerte” tras comer pollo asado.

 

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (3): lácteos

Antes de comenzar con este post, te sugiero leer:

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (1): Frutas y verduras

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (2): cereales

Jarra de leche

Leche y lácteos constituyen uno de los grupos de alimentos que más controversia y posturas encontradas suscitan entre la población general. Por un lado están los que defienden a ultranza un consumo diario obligatorio, más allá de la evidencia científica con la que a día de hoy se cuenta; y por el otro tenemos los que con argumentos bastante desustanciados condenan y desalientan su consumo alegando su uso contranatural por parte del ser humano (tal y como se comentó en el post ¿Es el Ser Humano el único que consume leche tras la lactancia?)

En la actualidad: a toda leche

La presencia de la leche y sus derivados en las guías dietéticas más conocidas ha sufrido una considerable evolución aunque, todo hay que reconocerlo, en la mayor parte de las oficiales los lácteos siguen teniendo un papel destacado. Pero antes de seguir, me vas a permitir que ponga de manifiesto una de las mayores incongruencias que nos podemos encontrar entre esas guías oficiales que hacen en el consumo diario de lácteos (y además en varias raciones al día) una de sus más fervorosas recomendaciones. Lo voy a dejar en forma de pregunta: ¿Por qué todas aquellas guías que inciden en la “necesidad” del consumo diario de leche o sus derivados (normalmente de 2 a 4 raciones al día como nuestra actual “pirámide”) incluyen el icono de este grupo en el tercer peldaño de la pirámide? si es tan “importante” ¿no debiera figurar este grupo de alimentos en el primero y más importante de los peldaños? Esta es una de las razones, como veremos en capítulos sucesivos, por las que el esquema “piramidal” me parece un desacierto: no hay forma de interpretarlo de una forma lógica y se presta a no pocos contrasentidos.

En mi opinión, la insistencia con la que se presentan de forma tan habitual los lácteos en buena parte de las recomendaciones obedece a dos circunstancias, la una derivada de la otra pero, sinceramente, no sé en qué orden (y quizá prefiera no saberlo): por un lado la importante cantidad de calcio de la que efectivamente este grupo de alimentos son una buena fuente dietética y, por el otro los intereses de la industria para que este tipo de alimentos figure de forma tan destacada en las guías, algo de lo que se puede encontrar buena muestra en las vicisitudes del informe McGovern (ver capítulo anterior).

De hecho, una de las campañas publicitarias más exitosas en el ámbito de la alimentación en Estados Unidos es la conocida como Got Milk? (¿Tienes leche?) la que desde su nacimiento a principio de la década de los años 90 catapultó el consumo de leche y derivados en aquel país de forma espectacular cuando precisamente el sector vivía una de sus peores y más largas crisis. Así con estrategias francamente impactantes (y a veces controvertidas en relación a su idoneidad) la campaña Got Milk? remachó en la conciencia de los nortemericanos la necesidad de tomar leche para alcanzar una salud ósea de hierro. El primero de los vídeos que aquí te dejo fue con el que debutó la campaña (francamente divertido y sin mayor malicia) para terminar, entre otras, en apuestas tan arriesgadas como la segunda.

Sin embargo, a día de hoy y a pesar de que las recomendaciones oficiales estadounidenses siguen destacando de forma importante la idoneidad, cuando no necesidad, de los lácteos en la alimentación diaria a partir de su más moderna herramienta, My plate, (al igual que en nuestra actual pirámide, y por lo que se ha sabido también en su próxima sucesora) hay otras recomendaciones que con más ciencia y, a priori, quizá menos intereses comerciales, no están por la labor de hacer tanto énfasis en la necesidad de su consumo y, más allá de este, poner el acento en que lácteos sí, más o menos, pero sin pasarse.

La dicotomía

Tal y como ya esperarás, una de esas guías a las que me refiero es el Healthy Eating Plate de la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) que argumenta que que hay muy poca o ninguna evidencia de que una alta ingesta de lácteos favorezca una salud ósea o proteja contra la osteoporosis, y que más al contrario, sí que hay una evidencia considerable de que realizar un consumo elevado puede ser más perjudicial que beneficioso. Cuestiones todas sobre las que merece la pena entrar en detalles.

Tal y como se pone de relieve en este artículo de la propia HSPH:

Decir que el calcio es un elemento clave para la salud de los huesos no es precisamente una noticia de última hora. Así, la inclusión a partir de la dieta de suficiente calcio desde la infancia hasta la edad adulta ayuda a la formación y fortalecimiento de los huesos al principio y, posteriormente a retardar el deterioro óseo a medida que envejecemos. Sin embargo, no está nada claro que necesitamos más calcio que el que generalmente se recomienda, así como tampoco está claro que los productos lácteos sean realmente la mejor fuente de calcio en general.

Mientras que el calcio o los lácteos pueden disminuir el riesgo de osteoporosis y cáncer de colon, un alto consumo de este grupo de alimentos podría, posiblemente, aumentar al mismo tiempo el riesgo de cáncer de próstata y de ovario.

Hay una clara dicotomía entre quienes defienden la recomendación del consumo de leche en pro de una salud ósea superior, y aquellos que sostienen que el consumo de lácteos además de tener una modesta incidencia en las roturas óseas también puede suponer el incremento de ciertos riesgos entre ellos y principalmente sobre la salud cardiovascular y los cánceres de próstata y ovario. El caso es que nos pongamos como nos pongamos no hay una decisión contundente. Pero hay margen para poder razonar.

Sobre la primera cuestión (resumida en la forma “toma mucha leche para tener unos huesos fuertes”) hay que tener en consideración múltiples factores más allá de este consejo que es un tanto simplista y excluyente. Simplista porque para alcanzar una salud ósea adecuada hay muchos factores en juego. La presencia de calcio en la dieta es solo uno de ellos (y no tiene porqué ser el más importante); además influyen y de forma muy importante: la adecuada presencia de vitaminas D y K, no pasarse con la cantidad de vitamina A, tener una adecuado, pero no excesivo, aporte de proteínas, no pasarse con las refrescos en particular de cola, y tener un patrón de vida activo. Y excluyente porque la leche no es ni de lejos la única fuente de calcio dietético, ni tan siquiera es imprescindible. Se puede llegar sin problemas a una adecuada ingesta de este mineral sin recurrir a la leche o los lácteos, por ejemplo con: vegetales de hoja oscura (acelga, espinacas, coles…); las legumbres, los frutos secos, las conservas de pescado en conserva tipo sardinas o anchoas o muchos pescados, en especial los que se consuman “enteros”.

En relación a la segunda cuestión (resumida como “el tomar demasiados lácteos aumenta el riesgo de padecer distintas patologías”) no está claro. Hay ciertas evidencias que apuntan en esa dirección así que, siendo realista, no se debe ser tajante. Habrá que esperar a futuras investigaciones para ver si se puede aclarar, en un sentido u otro, esta problemática.

A modo de síntesis

Por tanto, con toda esta información concluyo. Primero: habida cuenta de que en la actualidad el consumo de más de una ración de leche al día dentro de una dieta razonable con otras fuentes de calcio no vaya a suponer una mayor reducción del riesgo de fractura de huesos; y segundo: teniendo en cuenta el posible, aun no esclarecido, aumento del riesgo de padecer ciertos trastornos a partir del aumento de este tipo de alimentos con sus nutrientes… podría ser conveniente no recomendar un mayor consumo que el ya mencionado de una ración al día… como mucho.

En resumen: en mis recomendaciones sí que estarían presentes los lácteos, pero no para potenciar o favorecer su consumo (como el actual, cifrado en 2 a 4 raciones al día) sino para invitar a su control al tiempo que se invitaría a una mayor diversificación dietética con otros grupos de alimentos fuente de calcio.

——————————————-

Imagen: John Kasawa vía freedigitalphotos.net

Nutrición-área 51: La prodigiosa, pero a todas luces falsa, longevidad de los Hunza

HunzaDentro de los misterios poco misteriosos y más legendarios, los del tipo Monstruo del Lago Ness o Abominable Hombre de las Nieves, figura la existencia de un pueblo de leyenda (nunca mejor dicho) cuya asombrosa longevidad se ha hecho descansar en cuestiones dietéticas. Me refiero a los Hunza.

La región geográfica existe, el valle de Hunza, enclavado a una considerable altitud en el marco de un valle montañoso dentro de Paquistán. Como también existe una población autóctona que recibe el nombre de pueblo Hunza. El caso es que sobre este pueblo se han hecho de descansar una serie de prodigios entre los que destacan su extrema longevidad cifrada en no pocas ocasiones más allá de los 120 años, así como una especial apariencia de juventud a pesar de su avanzada edad y el no padecer enfermedades. Las causas que habitualmente se esgrimen para justificar estas maravillas son variadas, entre las más habituales figura su particular estilo dietético del que se han apuntado “secretos” varios: desde que su dieta es especialmente parca en calorías, a que apenas consumen proteínas de origen animal siendo su patrón dietético principalmente vegetariano, pasando por los habituales periodos de ayuno o las excepcionales características del agua que consumen. En particular, en referencia al agua, las explicaciones son de lo más variopintas y divertidas: algunos hacen destacar su riqueza en cesio, otros afirman que al venir de los glaciares del Himalaya, el agua tiene una viscosidad diferente con un pH alcalino mayor, otros que unos niveles altos de hidrógeno activo, otros que posee un potencial redox negativo y otros más que el contenido de este agua es especialmente rico en minerales coloidales (sean las que sean que estas supuestas propiedades del agua impliquen sobre la longevidad y la posibilidad de enfermar). Internet, fuente inagotable de mitos y justificaciones varias, ofrece una amplia muestra de lo que comento; tienes algunos ejemplos en este enlace o en este otro.

La verdad sobre los Hunza

Antes que buscar las verdaderas razones sobre su excepcional longevidad habría que cuestionarse si en verdad este pueblo vive tanto tiempo y con tan buena salud. Y las respuesta verdadera es que de eso nada. Más al contrario, existen datos que afirman que los Hunza tienen una vida media por debajo de la edad media de las poblaciones del primer mundo y que además enferman como todo hijo de vecino. Muchas veces esas enfermedades que son especialmente prevalentes en esta población son fruto, precisamente, de una alimentación con no pocas deficiencias.

Conviviendo con los cientos de páginas que pululan en Internet al respecto de esta fantástica leyenda que repiten incesantemente las mismas palabras pero sin aportar prueba alguna, también se encuentran las vivencias de un tal John Clark que en su obra Hunza – Lost Kingdom of the Himalayas.pdf (Hunza: El Reino perdido del Himalaya) recapitula, en una especie de diario de bitácora, sus experiencias tras 20 meses de convivencia en el seno de los Hunza allá por la década de los años 50. En esta obra el tal Dr. Clark da cuenta de las frecuentes enfermedades observadas en este pueblo entre las que destacan: disentería, tiña, impétigo, cataratas, infecciones oculares, tuberculosis, escorbuto, malaria, caries dental, bocio, bronquitis, sinusitis, beriberi, neumonía… entre otras. Si bien es cierto que la mayor de estas enfermedades son infecciosas y degenerativas (tanto o más probables en función de la edad) no se da cuenta de patologías psicosomáticas más propias de las civilizaciones occidentalizadas. Así, en este estudio Hunza – a healthy and a long living people (Hunza-un pueblo saludable y longevo) una serie de investigadores búlgaros dan cuenta al parecer de este hecho: los Hunza no presenta enfermedades psicosomáticas fruto del estrés… aunque, todo hay que decirlo, en esta publicación se sigue atribuyendo a los Hunza una vida especialmente feliz y longeva.

Sobre su excepcional longevidad, el hecho incontestable es que más allá de las habladurías que crecen con un efecto bola de nieve, nadie en absoluto ha sido capaz de presentar una sola prueba tangible de que sea una realidad. Bastaría con una foto de familia en la que se pudiera ver a ocho generaciones juntas: el gran patriarca (o la gran matriarca) con 145 años, su hijo de 125; su nieto de 105; su bisnieto de 85; su tataranieto de 65; su chozno de 45; el hijo de su chozno de 25 y; por último el nieto de su chozno de 5 años. Así de “fácil”.

Es más, volviendo al escrito de John Clark, este da cuenta (página 170) de una particular encuesta entre los nueve niños que asisten a las clases que él había establecido y les preguntó al respecto de los familiares que habían perdido. Su resultado fue bastante elocuente: un primer niño había perdido a su madre, tres hermanos y dos hermanas; el segundo a un hermano y una hermana; el tercero a su madre, dos hermanos y dos hermanas; el cuarto a su madre y a una hermana; el quinto a una hermana y un hermano; el sexto a su madre, dos hermanos y una hermana; el séptimo a dos hermanos; el octavo a un hermano y; el noveno a su padre. Significativo.

En resumen

Ya no estamos en el siglo XIX o mediados del XX cuando los primeros exploradores occidentales se adentraron en aquellas remotas tierras. Con la racionalidad en la mano, creo que está bastante claro que si algo verdaderamente excepcional se estuviera cociendo en esta indómita región ya se estaría investigando (o ya se habría hecho). Ahora, el hablar de las cuestiones dietéticas para explicar su excepcional longevidad cuando la causa de así merecerlo ya no solo está en entredicho, sino que todo apunta a que es más falsa que un billete de 13 euros, carece de todo sentido.

Quizá, el conocer que este pueblo se asiente donde, más o menos, se supone que se encontraría aquel lugar ficticio descrito en la novela de 1934 Horizontes perdidos, conocido como Shangri-La (utopía mítica ubicada en el entorno del Himalaya consistente en una tierra de felicidad permanente, aislada del mundo exterior y cuyos habitantes son casi inmortales) tenga parte de la culpa.

———————————–

Nota: el pasado viernes aparecí, brevemente, hablando sobre este particular en el programa de radio “Levántate y Cárdenas” (@cardenaseuropa) de Europa FM. Puedes escucharlo en este enlace (minuto 53:48)

Imagen: John Hill vía en.wikipedia

Con médicos así la lactancia materna no necesita muchos enemigos más

Pulgares abajo

En poco tiempo he sido conocedor de un par de hechos francamente alarmantes al respecto de la percepción que algunos profesionales sanitarios tienen de la lactancia materna.

El más gordo de los dos y que ha generado un revuelo considerable en las redes sociales ha sido el anuncio de la próxima aparición de un libro titulado “Víctimas de la lactancia materna ¡Ni dogmatismos ni trincheras!» cuyo autor según parece es el médico pediatra José María González Cano. El caso es que el anuncio de su presentación, habida cuenta de lo que del libro se sabe por su contraportada, pone en entredicho las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de la Asociación Española de Pediatría (AEPED).

Esto es lo que se podía leer en una página que anunciaba el evento correspondiente a la presentación del libro y que está(ba) previsto precisamente para hoy, 5 de febrero:

La LM Prolongada está generando muchos ingresos en los Hospitales por desmedro. No es lo mismo dar pecho tres meses que darlo durante seis y no digamos nada si se prolonga por encima del año de vida. Por poder hacerse, puede hacerse. Pero ¿es bueno o malo para los niños? ¿Acaso un niño de dos años de edad medio desnutrido, con estigmas raquíticos y anémico, no es una «víctima» del actual dogmatismo? Y eso sin hablar de los complejos de Edipo severos que están aflorando ante amamantamientos tan prolongados. En contra de las Recomendaciones actuales, considero que en los países desarrollados el destete total o parcial debe hacerse a los cuatro meses de vida. A partir de ese momento llega la primera papilla de cereales y progresivamente de fruta, verduras etc. Si el destete es más tardío, casi siempre hay problemas con las papillas y eso conduce inevitablemente a carencias nutricionales y a convertir a esos niños en «victimas» del actual dogmatismo.

Como se ve, más que cuestionar las recomendaciones de la OMS las contradice sin ambages, ya que tanto este organismo como la AEPD y por ejemplo también la Academia Americana de Pediatría recomiendan la lactancia materna en exclusividad durante los seis primeros meses de vida y, partir de ese momento, mantener la lactancia materna junto con la alimentación complementaria… hasta el año, los dos años, o hasta que el bebé y la madre lo quieran (depende de las fuentes consultadas).

Tal y como comentaba, el escándalo que ha generado la presentación de este libro ha sido mayúsculo, las redes sociales ardían (aun hay bastantes brasas) e incluso se ha planteado una recogida de firmas en la plataforma Change.org para solicitar: la corrección de los contenidos del libro según indicaciones de la OMS al respecto de la lactancia materna; y la supervisión del trabajo de José María González Cano como pediatra en la sanidad pública. Si quieres ver y firmar esta petición, lo puedes hacer en este enlace.

Si bien me parece que hay frases o contenidos del libro que van en contra de lo que se debería hacer como profesional sanitario y que por tanto difícilmente se pueden salvar, opino que lo correcto sería contar con todo el libro y dejarle explicarse a su autor por ver si opta por la conveniencia o no de rectificar en algún sentido. De entrada, parece que habida cuenta de la que se ha montado la presentación del libro se ha suspendido tal y como reflejan algunos medios de comunicación (aquí, aquí y aquí).

El colmo: la lactancia materna observada como una enfermedad

Y tal y como anunciaba al principio, esta no es la única cuestión rocambolesca al respecto de la lactancia materna. Cambiando de tercio, el otro día una seguidora de Twitter (@batnaigz), me hizo llegar esta foto en la que, en el marco del informe de un reconocimiento médico laboral, la anamesis recoge la situación de ser una madre que da el pecho dentro del epígrafe patologías comunes:

 Lactancia materna2

¿Error a la hora de redactar… hábito de poner estas cuestiones en ese curioso lugar? No lo sabemos o yo al menos no he llegado a enterarme si la afectada (la que indignada twitteó la foto de su informe colocando las letras en rojo sobre la misma) ha preguntado sobre las razones de esta situación o si le van a recomendar algún tratamiento para su curiosa “patología”.

Viendo a la lactancia materna ser tratada con este desdén…. cuando no menosprecio, que mal futuro le veo.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

—————————-

Nota: Mi agradecimiento a @batnaigz, “madre reciente” (@madrereciente), @jmarinosa y @Pilar_Mtnez (ver en este enlace su post)

Imagen: stockimages vía freedigitalphotos.net

 

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (2): cereales

Antes de comenzar con este post, te sugiero leer:

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (1): Frutas y verduras

CentenoA día de hoy nuestra Guía Alimentaria de referencia (la famosa pirámide SENC 2004, página 20) hace el mayor de los énfasis sobre aquello que es beneficioso comer (es decir, con mayor frecuencia y en mayor cantidad que ningún otro grupo de alimentos) en el grupo de alimentos derivados de los cereales. Para ello figuran en el primer y más grande peldaño de la pirámide y así han estado durante mucho tiempo (pretérito imperfecto) en muchas guías alimentarias de otros países. Me refiero al arroz, la pasta alimenticia, el pan y las patatas (aunque estas no sean de origen cereal, pero ahí se incluyen en la mencionada Guía, supongo, por ser ricas en hidratos de carbono).

El origen de la cerealofilia

Que así sea, deriva en gran medida de lo acontecido en 1977 en Estados Unidos. En aquel entonces se emitieron una serie de directrices nutricionales para los estadounidenses con las que se pretendía combatir a través de la dieta las principales enfermedades metabólicas que azotaban a la población (las de todos los países industrializados por otra parte). Así, con el título Dietary Goals for the United States, (conocido más en concreto como el «Informe McGovern«) se propusieron una serie de directrices generales con el fin de sugerir, muy en resumen, unas recomendaciones especialmente bajas en grasas, con menos colesterol, menos azúcares refinados y procesados, y más carbohidratos complejos y fibra.

Estos matices son importantes porque de hecho fue el informe McGovern el que utilizó por vez primera el término carbohidratos complejos. Así, la mayor parte del consenso en el informe se centró en aumentar el consumo de frutas, verduras y alimentos elaborados principalmente con cereales enteros. Sin embargo, no sé por qué, tras el informe McGovern las primeras guías norteamericanas (hoy ya en desuso) y que sirvieron para inspirar las de muchos otros países (entre ellas las españolas y hasta el día de hoy) pusieron el mayor de los acentos en los alimentos elaborados con cereales antes que en las frutas, verduras y hortalizas. ¿Por qué se hizo así? Con sinceridad no tengo la certeza, pero mi opinión es que se pudo deber a las presiones de los sectores industriales implicados. Ninguna novedad por otra parte, ya que si algo caracterizó aquel informe McGovern fue precisamente eso… el cómo los distintos sectores implicados presionaron para cambiar la redacción del informe final. De hecho, dentro del propio informe se contrasta que la publicidad en televisión de los alimentos basados en los cereales era varios órdenes de magnitud mayor que la de frutas y verduras. Y si la publicidad era mayor (como hoy) los ingresos derivados de la misma también. ¿Alguien estaría dispuesto a cargarse la gallina de los cereales de oro, así por las buenas? Pues eso, y conste que es solo una opinión.

Importante: los cereales suelen ser algo más que cereales

Otro de los problemas es que cuando alguien habla de “alimentos de origen cereal” (aunque sean integrales) al mismo tiempo, se abre la puerta para que en ese mismo peldaño entren otros alimentos altamente procesados y, muy habitualmente ricos en azúcares refinados. Es más, tal y como sentencia el Dr. David Ludwig de la Escuela de Medicina de Harvard: “Tanto te da comerte un bol de cereales sin azúcar añadido, que un bol de azúcar sin cereales añadidos” (ver documental en esta entrada, minuto 30:10). Al final la respuesta metabólica va a ser casi idéntica. Sobre el tema de los cereales “saludables” te sugiero que eches un vistazo a este post sobre como pueden ayudar a “cuidar la línea” de Lidia Folgar – @Lidia_Folgar-)

El caso es que mientras en otros países la mayor parte de las recomendaciones hace tiempo que han cambiado haciendo pasar los alimentos procedentes de los cereales al menos a un plano de menor importancia que los vegetales frescos, en España las guías siguen igual… y lo peor es que por lo visto en esta entrada tienen pinta de continuar en el mismo sentido.

No hay nada de malo en dar la justa y en mi opinión adecuada presencia en las guías alimentarias a este grupo de alimentos, pero habría que dejar las cosas suficientemente claras como para que el ciudadano entienda que de forma general, cuando se dice arroz, se quiere decir arroz integral, que cuando se dice pasta, debería ser también integral, que con el pan lo mismo, que también tienen cabida en ese nicho otros cereales, más o menos poco usuales en nuestro entorno… pero sobre todo, lo que habría que dejar claro, es que en este grupo de alimentos no tiene cabida la galletería, ni la bollería, ni los típicos cereales de desayuno o barritas de tal por muy bajos en grasas que sean. No, ante todo, sobre este grupo de alimentos de lo que se trata es de potenciar los alimentos poco refinados que cada uno se cocina en su casa. La cultura del “vivan los cereales” y así ponerlos en el primer peldaño, ha servido para meter un gol por toda la escuadra en las políticas de salud pública que en cierta medida han pagado y siguen pagando los ciudadanos.

Así, mientras el mensaje sobre el consumo de alimentos provenientes de los cereales no se minimice, al tiempo que se detalle y aclare qué se quiere decir y hacer llegar a los ciudadanos sobre este grupo de alimentos, la confusión va a seguir siendo importante para deleite de una buena parte de la industria alimentaria, de la española, que viviendo de las rentas del “bajo en grasa”, y que poniendo faldones en sus anuncios, parece que le sirve para que todo lo demás pase a un segundo plano.

En resumidas cuentas, alimentos cereales sí, pero:

  1. Dejando de ser “la base” de la pirámide o el centro de cualquier recomendación general;
  2. Puntualizando (como ya se hace, pero con muy poca fuerza en mi opinión) que la presencia de los integrales ha de ser mayoritaria frente a los refinados y;
  3. Destacando que los alimentos procesados, por muy “de cereales” o “con cereales” que sean no tienen cabida en estas recomendaciones (que para eso de momento son mías)… Vamos que si tiene más de cuatro ingredientes (y soy generoso) mejor que nos olvidemos.

Nos vemos el martes que viene con el siguiente capítulo: los lácteos

———————————–

Imagen: Serge Bertasius Photography vía freedigitalphotos.net

TomTato® y Potato Tom®: Plantas combinadas para tus platos idem

Patata-tomateRecuerdo con verdadero deleite la clase magistral que en el marco de mi licenciatura de CC. Biológicas nos ofreció el profesor de Ecología Arturo Ariño. En ella, y en tono de humor, el Dr. Ariño pretendió abrirnos los ojos ante el fabuloso mundo profesional que como biólogos se abría ante nuestros ojos. Entre las más prometedoras de esas futuras realidades estaba la ingeniería genética y con ella, además de otras disciplinas biotecnológicas la posibilidad de dar pie a plantas y animales fabulosos mucho más productivos, más nutritivos, etcétera. Uno de sus ejemplos fue maravilloso… podríamos crear las reses con dos cabezas que serían mucho más productivas al poder comer mucho más deprisa. Pero no te equivoques no se trataba de poner las dos cabezas una al lado de la otra, si no de poner la segunda en sustitución del ano, en su parte posterior; de esta forma el animal, además de poder comer el doble, también le aprovecharía al máximo ya que todo lo que entrara le quedaría dentro… todo beneficio.

Así dicho, hay que reconocerlo, suena raro de narices pero créeme si te digo que el hilo conductor de aquella clase fue soberbiamente hilarante, incluso nuestros familiares que nos acompañaban acabaron desternillándose. Fue una buena elección para aquella clase magistral.

Bueno, el caso es que la noticia que hoy acerco hasta el blog tiene algo de aquel espíritu frankenstiniano, ya que al parecer dos empresas, cada una por su cuenta han creado y están comercializando una planta que, ella misma, es capaz de dar al mismo tiempo tomates en su parte aérea y patatas en la terrestre… una planta combinada en toda regla.

Tal y como se lee en el título se llaman TomTato® y Potato Tom®, y son un buen exponente de lo que podría tildarse como una quimera hortícola. En la mitología griega se entendía por “quimera” un animal imposible, un monstruo, con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón… una engendro contranatural fruto de las fábulas clásicas.

Pero en este caso no hay nada fabulístico, son bien reales, y se han obtenido después de mucho trabajo mediante técnicas de injerto. En este sentido, ambos productores ponen de forma reiterada el acento en este matiz, al hacer destacar que no siendo plantas transgénicas, la planta es completamente “natural”. Sí, ya ves, una risa esto de lo “natural”.

Más allá del distorsionado concepto de “natural”, la planta resultante es posible, en cierta medida, gracias al estrecho parentesco taxonómico del tomate y de la patata. Ambas plantas pertenecen a una misma familia, las Solanáceas. Esto no quiere decir que llegar a este resultado haya sido fácil, ni mucho menos, pero sí bastante más fácil que, por ejemplo, obtener una planta viable a base de injertos de remolachas con manzanas. Salvando las muy enormes distancias, esto de los injertos vegetales funciona en cierta medida como los trasplantes. Hay que encontrar dos organismos más o menos similares para que el injerto o el trasplante funcionen como se pretende, de otro modo, cualquiera de estas operaciones no serían viables a la larga.

No me extrañaría que, como a mí, esta cuestión te traiga a la cabeza aquel capítulo de los Simpson en los que esta amarilla familia descubre por azar un híbrido entre la planta del tomate y la del tabaco, dando lugar a una nueva planta bautizada como Tomacco. No creas que esta posibilidad es una originalidad de los guionistas de esta genial serie, ya que el Tomacco tiene al parecer un trasfondo real… y es así que porque también el tabaco pertenece a la familia de las Solanáceas (como el tomate).

¿Qué inconvenientes tiene o puede tener cualquiera de estos dos productos?

Con sinceridad los desconozco. Desde luego, me costaría creer que sus inconvenientes pudieran estar relacionados con algún problema de salud. Aunque bien mirado, tampoco sería esta una posibilidad descartable al estar esta familia de las Solanáceas especialmente relacionadas con la producción de ciertos alcaloides como la solanina, la nicotina, la atropina, etcétera. Así que habría que ver.

En un sentido más práctico los principales inconvenientes los veo en el terreno de su excelencia como alimentos. Aunque sus productores hablan de patatas y tomates “comestibles” me costaría creer (en especial sin haberlos probado) que sean los mejores tomates o las mejores patatas en su género. Además está la cuestión de la cosecha… ¿qué madura antes, qué se cosecha antes: las patatas o los tomates? si la respuesta es las patatas… adiós tomates (parece que según se explica en una de las páginas webs, primero se cosechan los tomates y después las patatas). Otro tema, es el uso de fertilizantes y fitosanitarios ¿lo que le va bien al cultivo de las patatas, le va bien también al de tomates?

En definitivas cuentas, así a bote pronto yo veo en estos TomTato® y Potato Tom® más un juego de salón o si se prefiere de jardinería que un método productivo realmente eficiente. Ya me contaréis qué os parece a vosotros.

———————————–

Nota: Mi agradecimiento a José Miguel Mulet (@jmmulet) por las reflexiones al hilo.

Imagen: Thompson & Morgan’s TomTato® video vía youtube