El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Plan de acción de la OMS sobre alimentos y nutrición para los próximos 5 años

Plan de acción OMS 2015_2020Hace escasos días la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo público su propuesta de Plan de Acción sobre Alimentación y la Nutrición para el periodo 2015-2020. Con sinceridad, me esperaba algo más de chicha. En especial después de conocer las duras palabras de su presidenta, hace apenas un año, al identificar sin pelos en la lengua algunos de los principales riesgos y peligros en la creación de políticas a este respecto; me refiero cuando señaló a la industria alimentaria como uno de los actores principales de este drama y no precisamente a la hora de representar el papel de bueno de la película, sino más bien todo lo contrario.

Así, este documento de la OMS se me antoja más una especie de carta a los reyes magos que un verdadero Plan de Acción que trasladar a los estados miembros y que resulte en cambios significativos. Ojalá me equivoque y tenga que comerme estas palabras. En cualquier caso, en el apartado “Calendario” se afirma que no será hasta dentro de un año (septiembre de 2015) cuando la propia OMS desarrollará una especie de “lista de comprobación” con la que poder cuantificar los avances de los distintos países a la hora de implementar los indicadores más relevantes de este plan. Cuando ese día llegue, no estaría nada mal el poder acceder a esa información, conocer cuáles son esos “indicadores relevantes” y en que situación está cada país a la hora de cumplirlos. Estaremos atentos.

De todas formas, entrando en materia, el documento es un poco más de lo de siempre. Buenas palabras, deseos e intenciones que no por repetirse parezca a estas alturas del cuento que vayan a plasmarse en realidades. Entre sus objetivos, la creación de entornos saludables en lo que a consumo de alimentos y bebidas se refiere; una necesaria especial atención hacia los colectivos más vulnerables (en concreto la infancia); promoción de un estilo de alimentación saludable a todo lo largo del ciclo vital; reforzar los sistemas de salud para que sean promotores de una alimentación saludable; apoyar la vigilancia, monitorización, evaluación e investigación de los alimentos actuales y futuros; fortalecer las alianzas intersectoriales y conseguir un mismo enfoque en todas las políticas; etcétera.

Creo que se me nota un poco pesimista. Quizá sí, pero no es preciso confundirse. Suscribo casi totalmente los puntos que defiende este Plan (hay cosas que me parecen muy matizables). Sin embargo y como ya he dicho, este documento no aporta ninguna novedad, estas cosas ya se han dicho o se dicen cuando en el terreno político se les llena la boca a los dirigentes con el “voy a hacer o haremos”. Vale, esto que propone el plan ya se ha dicho infinidad de veces. Lo que hace falta es hacerlo.

Por ejemplo, el plan menciona, en sus puntos 38, 39 y 40, la necesidad de asegurar que en todos los entornos sanitarios existe un compromiso de promoción de la salud, teniendo en cuenta que la nutrición y la alimentación saludable han de ser dos prioridades clave en los sistemas de asistencia social, de forma que se incluyan breves intervenciones y se dé asesoramiento en nutrición en los centros de atención primaria. Para ello, sigue el texto se requerirá la presencia en los sistemas sanitarios de profesionales especialmente capacitados y formados (cualificados) y que esta atención se haga extensiva a todos los ámbitos de la intervención sanitaria.

¿Estará sugiriendo la OMS que es necesario contar con dietistas-nutricionistas en los Servicios Públicos de Salud? No estaría mal… de hecho España es uno de los países a la zaga de entre los de su entorno en este tema (ver post relacionado aquí, aquí y aquí)

En relación a lo que no me gusta demasiado de esta desiderata, que es poco, refiere en concreto al punto 32 cuando sostiene que uno de los objetivos ha de establecerse en la promoción de la reformulación de alimentos. Ejem, no. Yo al menos no considero esto una prioridad tal y como están las cosas; me explico, no veo yo mayor necesidad en “reformular” una lechuga, un rodaballo o unos espárragos de Tudela. Claro, y no hay necesidad porque la OMS se debe referir a la reformulación de alimentos procesados: reformular una “pizza barbacoa” industrial, una salsa “César” ignominiosa, unos almibarados cereales de desayuno o unos frutos secos tostados, salados y de sabor “tijuana”… por ejemplo. Y no digo que no sea necesario «reformular» tales cosas; opino que esta no ha de ser una prioridad.

Prioridad ha de ser en este terreno poner a cada uno de este tipo de alimentos en el lugar que se merece, acercando los primeros a nuestras mesas y alejando los segundos a partir de políticas claras que no dejen lugar a la menor duda. Alimentos adecuados, sí; y alimentos caca, no… en ese plan.

En fin, ya veremos qué pasa dentro de un año. Ojalá me caiga con todo el equipo, lo digo en serio.
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Nota: Quiero agradecer a Raquel Bernácer (@aliment_ARTE) sus aportaciones para este post.

Imagen:   vía freedigitalphotos.net

Nutrición-área 51: Frutos secos «activados»

Almendras

Recientemente he sido conocedor de una nueva tendencia nutricional consistente en “activar” los frutos secos antes de comerlos y obtener con está práctica una serie de beneficios.

Al menos se trata de una recomendación nueva para mí y que por lo que he podido comprobar está especialmente asociada a los ritos las prácticas de la alimentación alternativa (ya sabes ese tipo de “alimentación” que se encargan de popularizar  Gwyneth Paltrow y otros especímenes afines). Si bien es cierto que el respaldo que tiene esta práctica con respecto a sus beneficios es prácticamente inexistente, hay que reconocer que algo hay que rascar, muy poco, en esta “activación”. No obstante, antes de que lancemos las campanas al vuelo y de que te desesperes buscando el interruptor de cada almendra veamos qué es eso de la activación de los frutos secos, muchas veces asociado a las almendras en particular.

¿Qué se supone que es la activación de los frutos secos?

Según sus defensores y promotores consiste en someter los frutos secos a un remojo en agua durante un tiempo variable. Digo variable porque entre los que promueven este tipo de prácticas no se ponen de acuerdo, llegando a variar entre las 2-3 horas y las 24. En la temperatura del líquido elemento tampoco hay unanimidad, mientras unos dicen que caliente, otros que “del tiempo” (¿del de Suecia o del de Marruecos?), otros que guardarlas en el frigorífico… y así, en fin, obtener una serie de beneficios nutricionales que de otra forma no se obtendrían. Es aquí, precisamente en el punto de los pretendidos beneficios, cuando llega el desmadre buenrollista. Para una buena parte de los defensores (hay cientos o miles de páginas en internet que te hablan de ello) se consigue:

  • Eliminar o reducir el ácido fítico;
  • Eliminar o reducir los taninos;
  • Neutralizar los inhibidores enzimáticos;
  • Promover la producción de enzimas beneficiosas;
  • Aumentar el contenido vitamínico, especialmente el de las vitaminas del grupo B;
  • Descomponer el gluten y hacer más fácil la digestión;
  • Hacer que las proteínas sean más fácilmente absorbibles;
  • Evitar deficiencias minerales y la pérdida ósea;
  • Ayudar a neutralizar las toxinas en el colon para mantener el colon limpio;
  • Prevenir muchas enfermedades y condicionantes negativos de salud.

¿Qué buen rollo, no? Pues no.

Lejos de semejantes planteamientos lo único sobre lo que se sospecha a ciencia cierta que se obtiene como beneficioso es el punto uno. Nunca una eliminación y sí una reducción de la presencia de ácido fítico. Un compuesto que en cierta medida tiene la categoría de antinutriente de forma que, estando presente en una determinada ingesta puede dificultar la absorción de algunos minerales, en este caso y hablando de frutos secos, principalmente del calcio, del hierro, zinc… No obstante, este mismo ácido fítico también tiene su vertiente positiva, y no poca, sobre la salud, así que cuidadín con las demonizaciones descontextualizadas.

En el «mundo real», la «activación» de semillas sí tiene una justificación más que contrastada en el terreno de la botánica y de la producción agraria, pero no tanto, o más bien nada en absoluto, en el de la nutrición.  Además, dicha «activación», la real, la buena… requiere de condiciones cambiantes (tiempo, humedad, temperatura) en virtud de la semilla que se pretenda activar. Para más señas te sugiero que le eches un vistazo a este post “¿Es mejor comer pre-remojados los frutos secos?” de Inés Alonso en su muy recomendable blog ¿Sabemos lo que comemos?

¿Estás seguro de lo que dices, tienes pruebas?

La mejor de ellas, tengo la prueba en boca de quien se dedica a producir y distribuir almendras, en concreto de uno de los mayores productores mundiales, el Almond Board of Australia o Consejo de la almendra australiana (en España la “mesa de productores de frutos secos” no se ha pronunciado a este respecto) quien en este documento afirma que “quienes creen” en esto de la activación de las almendras lo hacen sin ningún respaldo científico ya que no hay publicaciones serias (y creo que de las otras tampoco) en las que se pongan de relieve tales prodigios activadores. Sin embargo, afirma que la venta de “almendras activadas” es un hecho y que por ser un proceso relativamente caro que encarece el precio final del producto sugiere que te las actives tú en casa. Y, ¡oído al parche! en esta activación almendrera se incluye como ya hemos visto el remojo… pero después también una deshidratación.

Por mi parte, y después de haberle dedicado un tiempo a la búsqueda en un sentido u otro de los posibles beneficios de la activación de los frutos secos no he encontrado nada serio (pero nada de nada) y sí mucha palabrería sin fundamento.

Entonces, ¿qué hago, las “activo” o no?

Mi consejo es que no, salvo que seas un seguidor de este tipo de rituales sin mayor fundamento y tu tranquilidad mental espiritual dependa de ello. Incluir una adecuada cantidad de frutos secos en nuestra alimentación cotidiana (en su justa medida) es, en líneas generales, una sana recomendación en el marco de muchas otras. Tu balance mineral, dependerá de muchas otras circunstancias más que allá de que estén “activados” o no. Al final, preocuparse por estas cuestiones tiene el mismo sentido que inquietarse por llevar la bragueta abierta mientras te precipitas desde lo alto de un rascacielos (menudas preocupaciones tienen algunos).

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Nota: Quiero agradecer la iniciativa y aportaciones de Luis Almagro (@drluisalmagro ), de Pablo Zumaquero  (@pzjarana)y de Inés Alonso (@inalma) para la redacción de este post.

Imagen:  lobster20 vía freedigitalphotos.net

Los niños con sobrepeso y sus padres identifican mal su verdadera situación

Taparse los ojosTan solo una cuarta parte de los niños y adolescentes que tienen sobrepeso, así como solo una quinta de los padres de esos niños y adolescentes son capaces de valorar adecuadamente el peso de sus hijos. Dicho al revés, cerca del 75% de los implicados con sobrepeso y el 80% de sus respectivos padres son incapaces de percibir su verdadera situación ponderal cuando se padece sobrepeso. Unas cifras que se suavizan, aunque no lo deseable, en el caso de niños con obesidad.

Esta fue una de las conclusiones más relevantes de un estudio de seguimiento recientemente publicado por el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades Estadounidense recientemente publicado.

Pero no fueron las únicas. Otras de las conclusiones importantes y que ponen de relieve la relevancia de estar objetivamente al tanto del peso de cada uno como del de nuestros hijos radica en saber que la adopción de medidas para controlar ese exceso de peso es casi cuatro veces más probable cuando se hace una estimación acertada que cuando se está equivocado. Es decir, tanto hijos como padres se ponen manos a la obra para tratar de atajar esa situación cuando la evaluación del peso es acertada. Es algo lógico por otra parte que el aporte de soluciones sea más elevado cuando se tiene constancia de la existencia de un problema y no antes.

Al final, con una muestra de cerca de 2.600 participantes se obtuvieron los siguientes resultados en cuanto a la autopercepción del peso y la percibida por los padres según los sujetos en cuestión tuvieran un peso adecuado, tuvieran sobrepeso y obesidad.

Malinterpretación del peso de los hijos

Habrá quien piense que estos resultados no son extrapolables a España, y no seré yo quien le saque de su error ni tampoco el que le diga que está en lo cierto ya que no hay estudios similares realizados en España (o yo no los conozco). Sin embargo, este error en la valoración ponderal de los hijos cuando estos presentan un exceso de peso se ha contrastado en otros estudios cuando los participantes son de otras nacionalidades, por ejemplo, este de aquí en Alemania, o este otro en Finlandia… y no se me ocurren las razones por las que en España este tema fuera distinto. Más al contrario, y siendo como somos uno de los países europeos líderes en obesidad infanto-juvenil, todo apunta a que los resultados irán por el mismo camino. En lo personal desconozco las razones últimas de esta mala interpretación del peso propio por parte de lo chavales o por parte de los padres, pero entre la “estrategia de la avestruz”, la pereza ante las consecuencias de realizarla de forma adecuada y la vergüenza de verse reflejado uno mismo en la misma situación pueden ser parte de las claves lógicas que expliquen esta situación.

Con esta realidad en el horizonte es preciso darse cuenta que de poco o nada sirven todos aquellos esfuerzos encaminados a reducir la obesidad infantil si los propios implicados no se reconocen a sí mismos como portadores del problema. Y es que tal y como menciona Julio Basulto en este post ad hoc, hay muchos padres, y en especial muchas madres, que consideran normal… e incluso deseable que sus hijos estén “fornidos” o “rellenitos”.

El primer paso para aportar una solución es reconocer tener un problema… y así, en este terreno vamos muy mal.

Valorar de forma adecuada el peso de los hijos facilita tomar las medidas oportunas.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Imagen: Personal and Parental Weight Misperception and Self-Reported Attempted Weight Loss in US Children and Adolescents, National Health and Nutrition Examination Survey, 2007–2008 and 2009–2010 vía CDC y sippakorn vía freedigitalphotos.net

Productos ecológicos con más kilómetros que la maleta de la Piquer

manzana ecológica 2Este debate no es novedad, lo sé, pero cada vez que la realidad me pone frente a él me llevan los demonios. Se trata como te puedes imaginar de poder adquirir diversos productos con el sello de “ecológico” cuando su origen o lugar de producción está a cientos cuando no a miles o decenas de miles de kilómetros de distancia. Esto es lo que me pasó el otro día al entrar en mi “súper de conveniencia” (el más próximo a mi domicilio) y contrastar la existencia de unas manzanas ecológicas (con todos los diplomas pertinentes) provenientes de Italia. La distancia, tristemente, ya no es novedad, otros productos de ese supermercado también lucen su lugar de origen y se remonta a países tan exóticos como Sudáfrica, Perú, Marruecos, Chile, pero en estos otros casos o no eran un producto perecedero (estoy recordando una soja ecológica de Chile) o no eran ecológicos (por ejemplo, el caso de las hortalizas y frutas americanas y africanas es habitual, por mucho que en España estemos en plena temporada de esos mismos productos). Pero esto es radicalmente nuevo en mi supermercado: producto ecológico, perecedero y lejano. Una contradicción. Un sinsentido. Una pena. Y las tres, legales.

¿Cómo se supone que han llegado esas manzanas ecológicas producidas en lejanas tierras a instalarse en nuestro supermercado o tienda ecológica? Ya sabemos que esos productos, en pro del “ecologismo” (uso de comillas obligado), han sido producidos sin utilizar “químicos” o determinados fertilizantes o plaguicidas (en el reglamento pone sin que sean “de síntesis”, pero con una boca más ancha que la del metro) pero… ¿acaso hemos de suponer que los camiones que las trasportan funcionan con besos y abrazos? (la irónica propuesta no es mía, es de Antonio Foncubierta, pero tiene más razón que un santo)

Esos camiones, barcos, aviones o lo que sea que las trajo hasta nuestros supermercados para contentar a un consumidor (pijo donde los haya o sin el menor asomo de verdadera conciencia ecológica) sabes muy bien con qué funcionan. Al así hacerlo deja aquello que se conoce como huella ecológica y que en estos casos se mide, entre otras variables, por la cantidad de combustible fósil y de agua que ha sido preciso consumir para hacer llegar ese producto hasta el consumidor final.

¿No sería más ecológico además de más lógico a secas el consumir en este caso manzanas producidas en el entorno próximo? Recordemos que además, en las fechas que corren, las manzanas en nuestra zona están de rabiosa actualidad, perdón… de temporada. De hecho algunos productores de productos ecológicos (Francisco José Acedo entre ellos, @Errolbabash) están que trinan con esta perversión legal de lo “ecológico”.

¿Acaso tienes un miedo cerval a la hora de consumir esas “peligrosas” sustancias químicas presentes en las manzanas de producción convencional? ¿Te asusta el menoscabo que sobre tú salud se puede originar al comerlas? Tres cosas te diré:

  • Puedes lavarlas antes de comértelas,
  • Si aun así no te fías, puedes pelarlas y, en cualquiera de los casos,
  • Has de saber que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria tras un exhaustivo análisis se ha pronunciado en un informe a cerca del peligro que supone la presunta presencia de plaguicidas, y el 98,1% de las muestras analizadas estaba está dentro de los límites permitidos. Es decir, a largo plazo y en el 99% de los casos, cualquier temor sobre este tema es infundado… y a corto plazo habría que comer cantidades ingentes de esos alimentos con niveles por encima como para que pudiera apreciarse. (A este respecto te sugiero que le eches un vistazo al análisis que hace Jose Manuel López Nicolás en su recomendable blog, Scientia)

Yo lo tengo claro y en la práctica me he autoimpuesto un par de normas antes de poner un alimento sobre mi mesa:

  • La primera: Ceñirme habitualmente a la producción nacional de la mayor parte de lo que consumo. Además, si un producto en particular puede tener dos o más posibles orígenes, elegir el más próximo haciendo un balance entre esta variable, el precio y su calidad.
  • La segunda: Adquirir solo aquellos productos que están de temporada.

Esta y no otra es, así por encima, mi conciencia ecológica sobre estos temas.

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Imagen: @juan_revenga

¿Cuánto darías por poder rebobinar el futuro dietético de tus hijos?

Niño cocinaPresta atención: imagina que tienes una especie de máquina del tiempo que te permite apreciar de forma vívida la cadena de acontecimientos que, desde el pasado a nuestros días, terminan en un desenlace fatídico… tu hijo, vuestro hijo, fallece antes que vosotros. Y tú, vosotros, sois parte implicada en ese final. ¿La usarías para evitar ése final? Yo sí. No te preocupes demasiado, a falta de retrospectivas máquinas del tiempo es probable que un álbum de fotos sea suficiente, no hace falta recurrir a que alguien termine por inventar máquinas prodigiosas ni bolas de adivino.

Pues bien, hoy te traigo una realidad teatralizada, una ficción, con la que, a fuerza de repetirse de verdad, dudo mucho que alguien no sea capaz de sacar sus propias (y únicas) conclusiones. Su creador es Strog4Life, una plataforma nacida con el fin de proporcionar el bienestar y propiciar el cambio social para revertir la epidemia de obesidad infantil y sus enfermedades asociadas en el estado norteamericano de Georgia.

Los escasos dos minutos de duración del vídeo consisten en un violento flashback que se inicia cuando un varón de 32 años, 1,75m y 136 kilos aterriza inconsciente en una sala de urgencias médicas víctima de un ataque al corazón. A partir de ahí, de forma fotográfica se relata de modo retrospectivo la cadena de acontecimientos vitales que le han llevado a John (el protagonista y sujeto pasivo de la acción) hasta esa fatídica situación y funesto lugar. ¿Te lo resumo? Venga va.

Se trata de un elocuente vídeo de minuto y pico y refleja la forma en la que la vida de su protagonista ha estado caracterizada por el despropósito dietético (y atlético): mucha comida (de la chunga) y poco ejercicio. Mucho ocio tecnológico y poca comida (de la de verdad)… y todo ello desde sus años del taca-taca en los que se ve a una madre, preocupadísima, por darle lo mejor a su hijo… en este caso, patatas fritas de hamburguesería para que se calme (es lo único que lo consigue, afirma)… y así ambos tan felices.

El desenlace, como en la mayor parte de las retrospectivas cinematográficas, es abrupto. ¿Pero sabes qué? Terriblemente frecuente habida cuenta de los muy extendidos e inadecuados hábitos de vida de la población de nuestro entorno. Te dejo con el video que, por si el enlace en youtube fracasa, puedes visualizarlo aquí a partir de su fuente original.

A modo de guiño (agrio), no puedo dejar escapar la oportunidad de demostrar una especie de autocomplacencia al contrastar que esta estrategia argumental, hoy plasmada en el video de Strong4Life, es similar a la mía cuando en 2005 escribí este relato fantástico acerca de la obesidad infantil y sus consecuencias y que publiqué en este blog hace un par de años: Cuento de miedo grasiento (Fatty and scary tale), capítulo 1 y capítulo 2.

Por último una reflexión, si no eres capaz de hacerlo por ti, al menos hazlo por lo que más quieres en este mundo, sé que su mera presencia puede suponer un importante motor imprescindible para el cambio tal y como he contrastado muchas veces en primera persona y así lo puse de manifiesto en esta entrada.

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Imagen:  marin vía freedigitalphotos.net

Anuncios de comida-comida (la de verdad) en televisión

Deja la comida basuraLa verdad es que esos anuncios a los que me refiero en el título son escasos, la mayor parte de lo que se ve en la parrilla publicitaria de nuestros televisores y que refiere a algo de comer suelen ser alimentos procesados, muchos de ellos de carácter eminentemente dulce, otros son los típicos snacks salados y los demás una amplia panoplia de alimentos también procesados (yogures de sabores imposibles, leches con súper ingredientes, refrescos a tutiplén, productos “sin” y productos “con”, etcétera) y quien dice en la TV dice también en cualquier otro soporte publicitario. Es decir, pocos son los productos que a día de hoy se anuncian y que nuestra abuela podría identificar en su tiempo y en su colmado de referencia. Así, entre estos tres grupos generales de alimentos se copa el prácticamente 100% de lo que se anuncia para comer. Te reto a que hagas la prueba. Un día coges te pones a mirar con detenimiento los anuncios y verás como todo aquello que se anuncia va a parar a uno de los tres grupos mencionados. Una pena.

Una pena porque como ya estarás intuyendo el perfil nutricional, en general, de cualquiera de esos alimentos es entre mediocre, siendo generosos, y lamentable, más en concreto cuando su uso está presente de forma importante en la alimentación de una persona y con su uso se juega a la mala práctica de la “compensación”… y con tanta publicidad no es de extrañar.

Entre tanta vorágine alimentario-inconveniente, de vez en cuando aparece un anuncio de comida de verdad: alguna carne en particular, alguna fruta… y poco más. Flor de un día que rápidamente caen en el olvido (si has tenido la rara casualidad de verla en algún momento) y que si quieres recuperar tienes que recurrir a youtube o recursos online por el estilo.

Como son pocos y la cosa me mosquea suelo hacer un censo (si los veo, porque si no es imposible) Para que te hagas idea ese censo es así de escueto en lo que llevamos de año: Cuatro. No digo no haya más, digo que al menos yo no he visto más que cuatro en lo que llevamos de año. Son estos: El de fresón de Palos, Plátano de Canarias (este he de reconocer que es un clásico y que es el que más se renueva), otro para la promoción de la carne de conejo y otro de la de cerdo. Aquí los tienes:

Bien, como habrás visto los dos primeros, los de las frutas, se centran en el producto en sí, bueno, en realidad el del fresón en una promoción que ofrece la posibilidad de ganar “tablets” con su consumo, y la del plátano en su genuinidad, sabor y demás. Sin embargo, los otros dos, los de las carnes ponen en el acento en los beneficios sobre la salud que tiene su consumo. Un poco en la línea que tienen otros productos alimenticios de la parrilla publicitaria, la de los procesados. Usan sus armas, en especial el de la carne de cerdo, en parte haciendo valer la moda del “nutricionismo” imperante (te lo conté en esta entrada). No me parece mal, tampoco lo mejor, pero no me parece mal.

Si de mí dependiera promovería la aparición de más de estos anuncios, los de comida de verdad, aunque para un resultado satisfactorio habría que cambiar muchas otras cosas: los hábitos de compra de los consumidores, su conciencia culinaria… y desde luego una mayor sensibilidad, de la verdad, no de la de “pegote”, por la salud.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Nota: quiero agradecer a Darío Rubio (@drubis92) su aportación para este post

Imágenes: Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

Tallas XXXS: la banalización de la salud femenina a través de la ropa

cinturaAl parecer una nueva tendencia amenaza con implantarse en el terreno de la moda a partir de poner a disposición de las usuarias ropa de una talla especialmente pequeña. En inglés se le denomina vanity sizing aunque este concepto se estrenó para poner de manifiesto otra tendencia relacionada con el tamaño de la ropa consistente en la práctica de algunos fabricantes de ropa que con el tiempo hacen modelos cada vez más grandes manteniendo el mismo número de talla. Por ejemplo, una misma talla de pantalón, pongamos la 40, con el paso del tiempo termina siendo un modelo más grande a pesar de conservar esa misma cifra nominal, la 40. Por decirlo de algún modo, como cada vez somos más grandes y a la gente no le gusta eso de “ir sumando tallas”, pues se aumenta el tamaño de las prendas pero se mantiene el mismo número de talla. Así, nos da la sensación de que “seguimos en nuestra talla”.

Pero esto es algo diferente. Se trata de poner en el mercado tallas cada vez más pequeñas, hasta llegar a la XXXS estadounidense (que se correspondería con una talla 26 española) y suponer que haya entre las consumidoras adultas de nuestro entorno una demanda relativamente alta. En realidad esta polémica surge cuando la conocida marca de ropa en aquel país, la popular J.Crew , ha dado a conocer que tiene la intención de comercializar este tipo de tallas justificando esta decisión en alcanzar a las consumidoras asiáticas que cuentan con un morfotipo más pequeño.

Como es fácil de prever no han faltado las críticas viendo en este tipo de campañas una invitación, otra más, más o menos solapada al seguimiento de estrategias dietéticas extremadamente restrictivas y el consiguiente riesgo de incurrir en diversos trastornos de la conducta alimentaria, más en concreto de anorexia nerviosa.

Resulta llamativo, pero conocido, que de nuevo este tipo de estrategias se dirijan exclusivamente al público femenino siendo que esta empresa también comercializa ropa para hombres ¿acaso los consumidores varones asiáticos no tienen también un morfotipo más pequeño que la media de los estadounidenses?

Al final, el famoso aforismo de Fatima Mernissi aludiendo al esclavismo al que se ve sometida la figura femenina en nuestro medio: “Nosotras tenemos el burka. Vosotras tenéis la talla 38”, se queda tristemente pequeño, muy pequeño si de una 38, pasamos a una 26.

No es una cuestión exclusiva de los fabricantes de moda, ni de las televisiones, ni de otros medios de comunicación, ni de la educación que se recibe en el colegio, ni de la que se ofrece en casa, ni de las autoridades sanitarias… no: es una cuestión de todos. Y todo pinta que las circunstancias evolucionan en contra de lo que sería deseable

En este blog se ha abordado este tipo de cuestiones en otras entradas. Quizá te interese consultar:

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Imagen: sattva vía freedigitalphotos.net

David de Jorge, la edificante historia de un cocinero y su peso

 

Hablaba el otro día del tema del balón intragástrico, de las oportunidades bien entendidas que ofrece y de las elevadas expectativas que en ocasiones algunos se hacen con respecto a sus posibilidades, muchas veces por parte de sus promotores. Hay ejemplos de éxito, y este que hoy os traigo lo es, al menos de momento y esperemos, de verdad, que este sea sine die.

Estamos hablando de obesidad con todas las letras, sin tonterías (como supongo el propio protagonista diría). No de eso de que me sobran 3 ó 4 kilos; sí de obesidad mórbida… y de sus propuestas resolutivas, en especial cuando la persona es una de las partes fundamentales ya que solo con su implicación es posible el éxito perseguido.

Es la historia de un gran tío, David de Jorge (@robinfood), documentada en vídeo, en el reportaje “El peso y el espejo”. Tanto en lo que respecta a su proyección profesional como cocinero (sobre todo al principio del documental), las relaciones con su círculo más próximo (familiar y profesional), como por supuesto en lo que atañe al abordaje de ese importante problema de obesidad.

Aquí tienes hora y poco de un excelente ejemplo de cómo afrontar esta clase de problemas, cogiendo el toro por los cuernos y sin hacer descansar todo el peso de la “solución” en terceros. Más al contrario, se trata de sentirse la pieza principal del cambio; pieza que puede y se va a beneficiar de la ayuda de otras. En este caso la utilización del balón intragástrico no fue sino un engranaje más dentro de una estrategia general bien planificada de pérdida de peso, previa a una operación de cirugía bariátrica.

La generosa actitud de David al compartir su vivencia espero que sea motivo de ejemplo para aquellos que en algún momento han valorado la posibilidad de afrontar, en serio, su obesidad ayudados (nunca mejor dicho) de los actuales recursos de la medicina… y de la dietética.

 

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Nota: La camaredería con la que me refiero a David se debe a que tuve el placer de compartir las ondas de RNE durante dos veranos en una sección de la versión estival del programa No es un día cualquiera junto al genial Carles Mesa (@CarlesMesa)… para que luego digan que no es posible un encuentro entre gastronomía y dietética… ¡pero si es imprescindible!

Quiero agradecer a Itziar Elizondo Goienetxea, quien vía Facebook me ha hecho llegar este vídeo

¿Cuáles son las bases de eso que se llama “dieta equilibrada”, 55-30-15?

Tooooooooma preguntita… y mira que parece haber una cierta unanimidad en la contestación, pero… ¿es válida la respuesta típica, es útil, es aplicable, es… práctica? porque de eso es en definitiva de lo que se trata, que sea práctica, que sirva a la gente y que no maree la perdiz, tal y como habitualmente sucede para su desconcierto.

Atendiendo a la típica respuesta, una “dieta equilibrada” es, según los cánones, aquella que respeta el aporte de principios inmediatos, es decir, un aproximadamente 55% de las calorías en forma de hidratos de carbono, un 30% en forma de grasas y un 15% en forma de proteínas. Más o menos, aunque sobre estos porcentajes también hay abierto un cierto debate (sobre si esto es lo que marca la ciencia de verdad o más bien lo que le conviene a la “industria”). Sea como fuere y dándolos a priori como buenos, hay no pocos problemas a la hora de interpretar esta respuesta y, como no, formas (buenas) y formas (malas) de llevarlo a la práctica. Así pues, la respuesta (insisto, dándola por buena) si no se aporta mayor información, es una especie de “brindis al sol” que de poco o nada sirve al consumidor medio. ¿Acaso piensas que el nutricionista que escribe estas líneas se preocupa en su alimentación diaria (y la de su familia) de dar cumplida respuesta a estos porcentajes? Ya te lo digo yo: no. Ni de coña.

Como te decía hay muchas formas para tratar de aproximarse a esas cifras… y, al así hacerlo, obtener, también a priori, diferentes resultados. Unos más o menos adecuados y otros, no tanto. Para ponerlo de manifiesto hoy te traigo a colación una excepcional infografía o vídeo (tiene un poco de ambos, llamémosle como propone su autor, un “minidocumental”) que publicó hace ya unos cuantos días mi colega Aitor Sánchez (@MiDietaCojea) en su muy recomendable blog “Mi dieta cojea


¿Has visto? Es tan gráfico el ejemplo que no creo que merezca la pena entrar a desglosar sus contenidos. Ahora, eso sí, me quedo con una frase:

Una dieta equilibrada que tenga solo en cuenta las proporciones [de macronutrientes] puede no ser saludable si está construida con alimentos poco interesantes: si tu fuente de hidratos de hidratos de carbono son principalmente azúcares y productos refinados o tus proteínas y grasas no son de calidad, tendrás una dieta equilibrada… de mierda.

A fin de cuentas, el concepto cuantitativo de “dieta equilibrada” vuelve a poner el acento en el nutriente (en este caso macronutriente) pasando por encima del concepto de alimento. Es decir, a mi juicio, se vuelve a poner en alza uno de los principales errores en la divulgación del conocimiento nutricional, haciendo uso, una vez más del nutricionismo aunque sea de forma grosera (o “macroscópica” por aquello de los macronutrientes) ya que habitualmente el nutricionismo al uso, lo que promueve es la glorificación del micronutriente, es decir, de vitaminas, minerales, antioxidantes, etcétera.

Healthy eating plate

Por tanto, más allá de dogmas difíciles de interpretar como el del 55-30-15, en mi opinión, una adecuada selección de alimentos en nuestra dieta diaria se ha de anteponer a datos y cifras frecuentemente abstractos. Para ello, el uso de las “nuevas” guías alimentarias en forma de “plato” (en especial su paradigma en la versión de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard) pueden resultar un modelo más adecuado para ayudar a estructurar nuestra alimentación cotidiana.

Mi más reconocida enhorabuena a Aitor Sánchez por la idea conceptual de su “minidocumental” y por habérnosla hecho llegar con esa sencillez característica del minimalismo o de ese estilo que algunos, entre ellos un servidor, asocia al concepto sueco de IKEA… ahora uno empieza a atar cabos (seguro que Aitor me entiende 😉 )

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Recomendaciones sinsentido de la cerveza SIN durante la lactancia

Mujer cerveza

En una reciente nota de prensa de Europa Press se da cuenta de una sorprendente recomendación nutricional dirigida a las madres que dan el pecho referente a las bondades de incorporar cerveza sin alcohol en su dieta habitual y en una cantidad de dos raciones al día. Algo que en verdad tampoco nos debería de llamar tanto la atención cuando en su día se recomendó esta bebida a todo tipo de mujeres, ya estén embarazadas, sean lactantes o estén en la menopausia. Más o menos, si eres mujer y por tu salud has de beber cerveza SIN. Y siempre, no solo por aquello de no tomar la cerveza normal, con alcohol, algo lógico por sus claros efectos deletéreos, sino al parecer por las pretendidas bondades intrínsecas de esta bebida en lo que se refiere a su aporte nutricional

Lo que sí es sorprendente se mire como se mire es quienes hacen llegar al alimón esta recomendación, no te lo pierdas: La Asociación Española de Matronas y Cerveceros de España… XD que así dicho (es como está en la nota de prensa) no debe ser, no creo que haya una asociación con ese nombre sino que deben ser dos: la española de Matronas por un lado y la de Cerveceros de España por el otro. Para que luego digan que la política hace extraños “compañeros de cama” (no voy a seguir por este camino que me pierdo)… matronas y cerveceros… bien, bien… quién lo diría. Bueno, vamos al meollo.

No he sido capaz de encontrar y descargar el documento tal cual, del que al menos de momento, la asociación de matronas no se hace eco en su web. No así el Centro de Información Cerveza y Salud (¡como no!, ¿te acuerdas?) que comenta a bombo y platillo su relación con las matronas.

Con el eslogan “Su alimentación depende de ti. Durante la lactancia, bebe SIN” se hace hincapié en diversos puntos, algunos con más insistencia que otros:

  • La incompatibilidad del consumo de bebidas alcohólicas durante el proceso de lactancia [bien]
  • La importancia de que la madre preste una especial atención a su alimentación en este periodo [bien]
  • Los beneficios de la lactancia materna [A medias bien, y me explico: ¿es necesario comentar los beneficios de respirar? No, porque es lo “natural”; pues con la lactancia materna lo mismo (entendiendo en este caso cuando hay una posible disyuntiva entre dar y no dar el pecho)]
  • Comparar cuánto beneficio se halla en la leche de madres que beben cerveza sin alcohol y las que no la beben [mal]

O fatal… el relato de todos estos beneficios surgen al parecer de un único estudio titulado «Efecto de la cerveza sin alcohol sobre la leche materna» que no hay forma humana de encontrarlo publicado. Se habla de él, pero es imposible acceder al mismo y conocer sus entresijos, metodología, financiación, conflicto de intereses… etcétera. Si yo tuviera que apostar, apostaría a que está detrás el ínclito Centro de Información Cerveza y Salud. De todas formas recordemos las preclaras palabras de Ben Goldacre:

Sea como fuere, ya sabes o te imaginas lo que viene a decir el consabido documento: que si la leche de las madres que beben cerveza SIN es mucho más rica en antioxidantes (de los que no se ha constatado beneficio alguno directo), además de muchos otros beneficios que al final por repetirlos se los van a terminar por creer hasta ellos.

Se vuelve a la carga con aquello de que la cerveza, incluida la SIN es rica en lo de siempre: ácido fólico (o vitamina B9), magnesio, calcio, fósforo, potasio y silicio… ¿será cierto? Ya sabes que no, o que no para tanto como para que merezca la pena destacarlo. Recordemos esta entrada:

  • Un vaso de cerveza SIN de 200 ml aporta el 4,10% de la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de ácido fólico. Por su parte, un plátano aporta más del 12% de esa CDR; un plato de alubias rojas el 128%; un vaso de zumo de naranja natural el 68%; un plato de espinacas el 108%… ¿seguimos?
  • En cuanto al calcio, el mismo vaso de cerveza SIN aporta entre el 1% y el 2% de su CDR… sin embargo, un vaso de leche alcanza el 35,6%; un plato de espinacas 35,3%; un puñado de almendras 8,75%; dos yogures 43,1%… ¿seguimos?
  • En cuanto al magnesio, potasio, fósforo, calcio y muchos otros minerales cuya riqueza habitualmente se hace destacar en la cerveza… nada de nada. Pero nada de nada porque son minerales para los que no hay normalmente ningún peligro de sufrir una deficiencia… hay que tener una alimentación francamente desequilibrada para que se presenten deficiencias de ellos. Es decir, no habría porqué destacar a la cerveza, ya sea con o sin, con elementos habitual y constantemente presentes en la mayor parte de alimentos. Ahora bien, está claro que si los mencionas queda muy, muy guay cara a la población general.

Con tanto supuesto parabién en la cerveza SIN, planteo la pregunta de siempre: ¿por qué no aparecen todos estos superbeneficios en la etiqueta de las cervezas SIN? Ya te lo digo yo, porque a pesar de no tener alcohol en esta ocasión el contenido en esos nutrientes es tan exiguo que la legislación no permite ponerlos en la etiqueta… otra cosa es en un panfleto confeccionado entre Cerveceros de España y la Asociación Española de Matronas. Ahí sí que se puede, y todos tan contentos.

Además ¿por qué estos convenios con las matronas no se celebran con la Asociación para la promoción de frutas y verduras 5 al día o con la Asociación de productores de lentejas (que no sé si existe) o con Pescaderías Asociadas Españolas (que tampoco lo sé)?

Vuelta a las suposiciones y a las apuestas… si de mi dependiera respondería que por el maldito dinero que tienen unos y el que les falta a los otros. Aunque igual es una falta de perspectiva y resulta que todas estas asociaciones (5 al día, lentejas, pescado…) y en especial la de matronas, simplemente, no han caído en la cuenta que hay una mejor forma de hacer las cosas.

Post data: Si te preocupa verdaderamente lo de no tomar alcohol en el embarazo o la lactancia te recuerdo que las cervezas del tipo «0,0» son las que menos alcohol aportan (según la legislación no pueden aportar más de 0,09% ) y que las denominadas SIN deben tener menos del 1% en volumen, es decir, pueden llegar a tener un 0,9%.

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Nota: mi agradecimiento de hoy para @SeanMurchainpor hacerme partícipe en TW de esta, en realidad mala, noticia.

Imagen: vectorolie vía freedigitalphotos.net