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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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‘No seas pesado’ un mal planteamiento de Telecinco

Sobrepeso

El pasado sábado dio comienzo en Telecinco un reality cuya esencia consiste en observar las andanzas de un grupo personas aquejadas de obesidad a la hora de enfrentarse a un tratamiento adelgazante de la mano de un equipo multidisciplinar especializado en las diversas áreas implicadas.

En esta entrada me centraré en la sección ‘No seas pesado’ del programa ‘Abre los ojos y mira’, un espacio que aparte del reality en sí, de momento, no ha sido muy bien acogido por la crítica de las “cosas televisivas” en las que, desde luego, yo no me pienso meter. Me centraré solo en el reality y la forma de plantearlo, siempre con el ánimo de hacer una crítica constructiva y con la intención de que estas cosas mejoren en futuros programas de similar temática (de esta o de cualquier cadena).

Antes de continuar es preciso que un servidor haga una declaración sobre posibles conflictos de intereses: dos semanas antes de su arranque, la productora La fábrica de la tele contactó conmigo para ofrecerme la posibilidad de participar como dietista-nutricionista (tal y como me consta se ofrecio a otros). Ya en el transcurso de la conversación telefónica, y con una escasa información sobre el programa ofrecida con cuentagotas, tenía dos cosas claras y así se lo hice saber a mi interlocutor:

  • No participaría bajo ningún concepto ni por el incentivo que fuera en un programa en el que la pérdida de peso alcanzada por los concursantes en cualquier periodo de tiempo fuera uno de los criterios que marcaran las posibles expulsiones.
  • Que más allá de que finalmente fuera o no fuera yo la persona escogida, que por favor, por favor… por favor, se preocuparan porque fuera un dietista-nutricionista la persona encargada de dirigir los aspectos dietéticos.

Tras una amable y larga conversación, a las pocas horas, me enviaron por correo electrónico una invitación para realizar una entrevista personal. A pesar de mis reticencias (reality, Telecinco, etc.) manifesté mi intención de acudir a la entrevista. Una entrevista que no tuvo lugar porque al día siguiente me comunicaron que “la dirección” ya habían contactado con una persona que les había encantado y que, por tanto, ya tenían a la persona para cubrir ese apartado del programa.

Pues bien, con la tranquilidad de no estar en directo, el sábado me instalé cómodamente en el sofá de casa para poner Telecinco y comprobar de qué iba exactamente el programa en cuestión. Lo cierto es que quedé bastante desencantado. Y estas son mis tres razones fundamentales:

  • Quedó más que claro que la pérdida de peso sería el primer criterio que marcaría las nominaciones de los concursantes. El que menos pierda obtendrá una nominación directa. Mal.
  • El trabajo con el que la psicóloga del equipo empezó a intervenir con los concursantes fue, desde mi punto de vista, deplorable.

Y ahora, también desde mi perspectiva, te explico estas razones:

El tratamiento de la obesidad es una labor francamente compleja. Pero si en algo hay un consenso más menos unánime entre la comunidad científica a la hora de abordar cualquier tratamiento serio, es que este no se ha de basar nunca en la magnitud del peso alcanzada, tal y como señaló en 2009 la American Dietetic Association. De nada sirve perder tropecientos kilos en seis meses si a la vuelta de dos años se pesa igual o más que en la actualidad. El abordaje multidisciplinar del adelgazamiento ha de centrar sus metas en el cambio y mantenimiento de hábitos, unos hábitos saludables se entiende. Sin embargo, en el transcurso del programa se repitió hasta la saciedad y también se recordaba infinitamente en un faldón que recorría la imagen, que el que menos peso perdiera sería expulsado (o nominado) y que el ganador sería el que más peso perdiera.

«Experto en lo que sea» es una pseudocategoría profesional que no requiere titulación de ningún tipo y cuyo uso hace mucho daño al colectivo que sí ha estudiado y se ha preparado en esa área de conocimiento y también hace mucho mal a una sociedad que puede llegar a considerar que cualquiera vale para cualquier cosa siempre que sea un “experto”. Todo el mundo puede denominarse o hacerse llamar «experto en lo que sea». Creo que con esto de la dietética no se ve del todo claro. Por eso te voy a poner un ejemplo. ¿Crees que la audiencia de Tele Cinco hubiera aceptado mano sobre mano que se hubiera llevado al plató a un “experto en medicina” en vez de a una médico especializada en endocrinología? La audiencia imagino que no, y el Consejo General de Médicos te aseguro que no. No dudo que el Sr. Javier Martínez sepa un montón de aquello de lo que va a hablar en público (bueno, un poco sí que lo dudo, luego lo veremos) pero no es de recibo que habiendo como hay cerca de 3.000 o más dietistas-nutricionsitas en este país (la mayoría en paro) hayan tenido que poner en el escaparate dietético a un profesional que no es el de referencia en estas materias. Recuerdo que en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias es el dietista-nutricionista el único profesional sanitario con formación universitaria al que se le reconocen competencias directas en este terreno (art. 7.g):

Desarrollar actividades orientadas a la alimentación de la persona o de grupos de personas, adecuadas a las necesidades fisiológicas y, en su caso, patológicas de las mismas, y de acuerdo con los principios de prevención y salud pública

Conste que no digo que los tecnólogos no sepan o puedan saber de reumatología, de física cuántica, de historia antigua, de dinámica de fluidos, de literatura… o de dietética; lo que digo es que en principio, no son los “expertos” de referencia en esas áreas de conocimiento.

Y también decía que dudaba de sus conocimientos. Bueno, al menos en la forma de transmitirlos. El Sr. Martínez intervino poco, pero nos dejó algunos detalles que no son de recibo en un “experto”. Por ejemplo, al glosar las virtudes de un “alimento-premio” (mal sistema el de andarse con premios y castigos en estas cuestiones) como la cerveza sin alcohol, refiriéndole una riqueza destacada en ácido fólico. Si sigues este blog ya sabrás que de riqueza nada de nada, 100g de cerveza están muy lejos de contener el 15% necesario de este nutriente como para poder decir, legalmente, que es una fuente apreciable de esta vitamina (puedes contrastarlo en esta entrada). Como siempre, lo peor es lo que reciben los espectadores y con lo que se quedan. Me explico. ¿Habrá alguien que influido por la desafortunada afirmación del “experto” se lance a beber cerveza en vez de, por ejemplo agua, en base a su riqueza en ácido fólico? Me temo que sí. Este por ejemplo es un twitt de una compañera de hace solo dos días en referencia clara a esta cuestión:

 

Captura

Pero hay alguna otra cuestión dietética implicada con la que no sé si estoy de acuerdo. Digo que no sé porque como espectador veo solo lo que me muestran y no sé si la realidad es otra. Me refiero en este caso al tema del pan en la cena. Resulta que el programa hacen gala de recomendar una dieta mediterránea equilibrada, algo con lo que coincido bastante siempre que entendamos a esta como Dios Keys manda (ay, otra vez). El caso es que en las escasas imágenes de la única cena que nos dejaron ver, por ahí no aparecía ni una triste miga de pan… ¿Se lo habrían comido los concursantes antes de que les grabaran; habrá considerado “el experto” que el pan no era un alimento básico en la dieta mediterránea tradicional; estarán haciendo sus propias adaptaciones mediterráneas (algo bastante frecuente); será este partidario de la absurda y popular corriente de quitar los hidratos de carbono de la cena? Quien sabe.

Y me permito opinar de la labor de la psicóloga. Sin ser yo psicólogo, sí. Y lo hago porque, por ejemplo, a pesar de no ser mecánico y no haber estudiado mecánica, si veo a alguien reponer el aceite de un coche como si estuviera aliñando el motor en vez de rellenando su depósito, le diré que lo está haciendo mal. Y tendré todo el convencimiento y el derecho al hacerlo así. La psicóloga se permitió el lujo de vejar a los concursantes en público hasta hacerles llorar. Les preguntó de forma incisiva sobre su aspecto y aplaudió a aquellos a los que les consiguió arrancar una auto confesión de “darse asco” al ver su imagen reflejada en el espejo. Les llamó “gordos” a la cara de la forma y manera más ultrajante. Además les culpó directa y exclusivamente a ellos de su situación, debida a su falta de voluntad manteniendo una actitud claramente peyorativa. Y antes de que te adelantes, eso no es psicología inversa, en todo caso será psicología retorcida. Que no es lo mismo. Puedes ver el fragmento de la intervención de la psicóloga en este enlace.

En resumen

Por todo lo demás, todo aquello esperable de un reality: escarnio público a la hora de subirse a una báscula con aspecto industrial y con muy poca apariencia seria; los consabidos enredos de dimes y diretes; supuestos piques entre concursantes (haciendo gala de profesión la cadena para sacar de donde claramente no había nada); forzando la situación hacia posibles romances futuros, etc., es decir, un reality en toda regla.

De momento solo puedo sacar dos reflexiones-resumen sobre este programa:

  • La primera, en referencia al planteamiento general del reality. Habría que ser muy ceporro para hacerlo todo mal. Seguro que en el transcurso del programa se dan buenos consejos, y de hecho ya se han dado algunos. Espero que aquellos espectadores más interesados en el trasfondo que en el reality sepan apreciarlos. Pero será algo complicado ya que esos buenos consejos se aderezan con malas estrategias. Es decir, no se puede pretender el enseñar a jugar a tenis como lo hace Nadal y dar a los concursantes clases con los mejores profesores del mundo (que en este caso además no lo son) mientras empuñan bates de beisbol. O se educa bien, o se educa mal. En cualquier caso, creo que una cadena con el perfil de Telecinco jamás vería aliciente en mostrar al público un correcto tratamiento de la obesidad ya que como cualquier verdadero tratamiento es muy difícil asumir este como un espectáculo. Salvo que trates de llegar a otro tipo de audiencia. Pero no creo que sea el caso.
  • En segundo lugar, sobre la idoneidad de la presencia en este tipo de programas de un dietista-nutricionista. No sé hasta qué punto la imagen de un profesional universitario prácticamente desconocido por la opinión pública (algo que solo ocurre en España) podría salir beneficiada mientras se es cómplice de los planteamientos del programa y se presta al juego establecido por el  reality. Todo un dilema porque mal si no estamos (no se nos reconoce como el profesional de referencia)… pero mal también si estamos (ya que las condiciones no son ni muchos menos las mejores).

El próximo sábado supongo que lo volveré a ver. No creo que le conceda muchas más oportunidades, el formato me irrita y me parece poco útil y en ocasiones negativo con respecto al tema objeto del reality.

No quiero despedirme sin antes referirme a los propios concursantes. Quiero mandarles todo mi ánimo, no tanto para afrontar el programa (que también) sino en especial para desearles lo mejor en su batalla contra la obesidad. Si eres uno de ellos y estas leyendo estas líneas me gustaría hacerte saber que hay otra forma mejor, menos mediática, de abordar tu situación. Quizá la que ahora has escogido no sea la más adecuada, pero tampoco tiene porque ser la peor. Mucho ánimo, en especial más allá de los cuatro meses que dura el concurso.

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Nota: Quiero agradecer las aportaciones a este post de la dietista-nutricionista y compañera de profesión Lidia Folgar (@Lidia_Folgar)

Imagen: AKARAKINGDOMS vía frredigitalphotos.net