El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Conoce, firma y comparte esta petición para apoyar la educación alimentaria en los colegios

Una de las personas más activas en el panorama internacional a la hora de promover unos adecuados hábitos alimentarios entre la población general y más en concreto entre los niños es Jamie Oliver (protagonista en varios post de este blog).

Siempre activo en la defensa de los derechos que promueven una cultura alimentaria más saludable entre los más pequeños, acaba de lanzar una iniciativa de recogida de firmas en la plataforma Change.org, con el fin de apoyar la educación alimentaria obligatoria en los colegios de todo el mundo.

Este es el vídeo en el que Jamie te invita a que conozcas los porqués, y si te parece adecuado firmes su petición y compartas en tu entorno. A continuación me tomado la libertad de hacer una traducción (no oficial).

En el día de la revolución alimentaria 2015 he puesto en marcha una petición que me gustaría que firmases con el fin de forzar de alguna forma a que todas las administraciones del mundo se comprometan y pongan en marcha programas para que cada niño aprenda en el colegio qué es lo que tiene que hacer para crecer y cocinar alimentos frescos y nutritivos. Y para eso necesito tu ayuda.

En la mayor parte de los países las enfermedades vinculadas a una mala alimentación se llevan por delante a un número de personas sin precedentes… pero con un pequeño matiz: se trata de muertes prevenibles. A día de hoy son 42 millones los niños que con la edad de cinco años o menos padecen sobrepeso u obesidad; no pocos son los casos de chavales que a la edad de 8 años están siendo diagnosticados con diabetes de tipo 2, una enfermedad que hasta hace unos pocos años solo se diagnosticaba en personas de más de 40 años… Esta situación debe cambiar; los niños están sometidos a un sufrimiento innecesario… y para tratar de solucionarlo tengo un plan:

En mi opinión, el futuro próximo ha de partir desde la educación alimentaria… creo por tanto que uno de los derechos fundamentales de los niños consiste en que se les enseñe a crecer y a cocinar alimentos frescos en el colegio. Pelear por los derechos de cada uno de los niños con el fin de que obtengan una educación de calidad en materia alimentaria nos ayudará a su vez a invertir el aumento global de la obesidad y sus enfermedades asociadas.

Nuestra unión servirá para obligar a que todos los gobiernos del mundo dejen de mirar hacia otra parte en este importante terreno. Si crees que esta ha de ser la primera línea de combate en la lucha contra la obesidad y la de aquellas otras enfermedades relacionadas con una mala alimentación … por favor firma esta petición con el fin de gritar nuestro mensaje a los cuatro vientos.

¿A qué estás esperando? sigue el enlace, firma la petición y… sobre todo, compártela.

Gracias.

Está bien… pero hay más cosas y más importantes

NIñas cocina (480x640)

No obstante, lo dicho y tras haber firmado un servidor esta petición, hemos de ser conscientes que, al menos en mi opinión, no se puede o debe hacer descansar en las escuelas todas las responsabilidades educativas de nuestros hijos. Por ejemplo, me parece estupendo que en el colegio se impartan una serie de conocimientos y materias con una metodología y estructura coherente (trigonometría, historia, música, ciencias naturales, gramática, física, literatura, química, etcétera) cuestiones en las que es improbable que todos los padres o cuidadores tengan una formación adecuada así como una faceta pedagógica convenientemente desarrollada… o más simplemente tiempo para poder dedicar a los hijos en la adquisición de esos conocimientos. Ahora bien, hay otras cuestiones que, de nuevo en mi opinión, están al margen de las materias mencionadas. Me refiero a ciertos valores éticos, de educación, de valores, de respeto… en los que los padres o cuidadores han de desempeñar un papel, desde luego no único, pero sí prioritario. Y esto nos lleva al tema de la cultura culinaria y alimentaria.

Bien está por tanto que en los colegios se refuerce en este sentido, pero he de insistir que creo que habrán de ser los hogares los verdaderos motores de este tipo de cambios. De hecho, por mucho que en el colegio se enseñe, por decir algo, a cocinar… si en el hogar de un determinado niño no hay esa costumbre, va a ser muy difícil que o bien la iniciativa prospere en el sentido que se espera, o bien que el niño se lo tome ni medio en serio… o bien ambas cosas.

Dicho de otra forma, en mi opinión, la verdadera causa del problema para que un niño no tenga una mejor educación alimentaria y culinaria está dentro de su casa… y la solución (la más importante) también.

Si te ha gustado te invito a que eches un ojo a estos otros post:

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“Apología del gordo”: Carta-respuesta a Juan Manuel de Prada

Buda feliz

Los motivos de este escrito se remontan a hace dos semanas cuando se publicó un artículo firmado por Juan Manuel de Prada en el suplemento dominical XLSemanal titulado, tal cual, “Apología del gordo” que se puede leer íntegro en este enlace.

En él, el autor hace una pueril defensa de su ponderal circunstancia, la gordura, atribuyendo a esta característica una serie de elevados valores morales y de carácter en virtud de, según parece, una relación causa y efecto entre el ser “gordo” y poseer una juiciosa ética. Hecho que por lo que se lee le hace levitar dos palmos por encima de los demás.

Los demás, los que no pertenecen a su casta, la de los “gordos”, somos, según de Prada, una especie de masa aborregada por las modas que, o bien somos víctimas propiciatorias de la liposucción, o bien solo sabemos circunscribir nuestra existencia a través de las periódicas vistas a “esos manicomios con olor a sobaquina llamados gimnasios”. No contento con esa clasificación, absurda dicotomía de la naturaleza humana en virtud de su peso en la que al parecer no hay sitio para los grises, aventura de forma gratuita y bastante mezquina que quienes al gimnasio acuden regularmente con el fin de rebajar unos centímetros de su perímetro abdominal, además, “le ponen los cuernos a su mujer con una monitora machuna e inflada de anabolizantes”… y remata la jugada con una frase lapidaria, su conclusión pues, a resultas de esta (su) realidad, no puede ser otra:

Ser gordo, en fin, se ha convertido en un acto de distinción y aristocracia

Así, Juan Manuel, haciéndote pasar por un moderno intelectual, guía espiritual del populacho inconsciente (no sé dónde acabaríamos sin tus escritos) terminas, quieras o no, por poner en alza las trasnochadas y decimonónicas teorías del positivismo criminológico, aquellas de Cesare Lombroso y Raffaele Garofalo, quienes de alguna forma hacían descansar en la fisionomía del sujeto, si acaso no una causa directa de su inclinación al delito, desde luego sí un libro abierto sobre el que leer su carácter o, por ceñirme a tu bodrio satinado, el valor de su moralidad y humor.

… es una evidencia que todos los mandamases de la Unión Europea, esos tiranos disfrazados de eficientes burócratas, son flacos como anchoas; y también que los escritores más revirados y consumidos por los celos se preocupan mucho de mantener la línea. A los gordos, en cambio, nos asiste la virtud de la apacibilidad; y tenemos un aplomo, una forma de llenar el traje y de repantigarnos en el sofá que transmite confianza, empaque, sosiego y majestuosidad.

Como se puede contrastar, mejoras conforme sumas líneas a tu apología. Solo te faltaba haber mencionado que Hitler era delgado, al igual que Himmler… y qué decir de Goebbels, escurridizos flacuchos de carácter tiránico, avinagrado e incluso sádico como bien todos conocemos. Más aún, por si acaso tu absurda teoría falla (los gordos son gente simpática de generosa inteligencia, y los delgados ásperos y de escasos valores morales) aportas tus retorcidas explicaciones ante las posibles excepciones insistiendo una vez más… ¿en la auto complacencia?:

No negaré que haya gordos histéricos y culebrillas, acomplejados y cagapoquitos; pero estos gordos indignos no son sino flacos que viven prisioneros dentro del cuerpo del gordo, flacos disfrazados de gordo a los que conviene encerrar de inmediato en un manicomio con olor a sobaquina, para que se froten la cebolleta con una monitora machuna e inflada de anabolizantes, mientras recuperan su verdadero ser.

De_PradaDicho de otra forma, para ti los gordos chungos en realidad no son otra cosa que flacos cautivos en un cuerpo que no les pertenece… De otro modo no se podría explicar el carácter de determinadas personas que teniendo sobrepeso se comporten de forma mezquina. Déjame decirte pues tocayo, en confianza, que si solo por tu argumentario hubiérase de juzgarte, en mi opinión tú mismo… sí, tú, eres la viva representación de la radiografía de un silbido. Para que me entiendas: por cómo te expresas y solo por ello, aparentas ser un flacucho que te cagas. Siguiéndote la corriente y en el ejemplo que te negaste mencionar, tu caso sería similar al de Göring. Supongo que a estas alturas ya te estarás dando cuenta de la absurdez de tu escrito.

No obstante lo dicho, quiero que sepas que he tratado de comprenderte, algo que en cualquier caso no llegaría a justificarte. Leía el otro día a Luis Jiménez un buen compañero en esto de la divulgación dietética alimentaria, que es preciso coincidir en que sobre las personas aquejadas de obesidad planea un estigma demoledor. Sobre los “gordos” (como tú dices) se hace descansar una torcida imagen, verdaderamente negativa en su resultado, fruto de los prejuicios que la población general les traslada: las personas “gordas” pasan por ser torpes, estúpidas, zafias, cortas de miras y de luces, toscas, necias, vagas, adocenadas… sea como fuere, dignas al parecer solo de mofa y desprecio. Y yo estoy al cien por cien de acuerdo con ese colega: ésa es la injusta imagen que tienen asociada algunas personas cuando, además, se les hace culpables solo a ellos de su crasa circunstancia. Me consta que tú también te has dado cuenta de este ilógico ultraje tal y como has puesto de manifiesto en otro artículo y, de rebote, ahora vas y pagas el agravio con la misma moneda, con la misma injusticia. Pero en tu caso esta forma de actuar es doblemente perversa ya que dándote cuenta de la insustancial ofensa, dando por cierta tu elevada posición y empleando una plataforma pública de amplia difusión y prestigio, aprovechas estas circunstancias para pagar ojo por ojo, diente por diente. El resultado, por tanto, es paradójico. Vomitas críticas sobre aquellos que no son como tú aduciendo una elevada benevolencia fruto de tu genuina condición ponderal y, al mismo tiempo, utilizas los mismos procesos (i)lógicos que el objeto criticado utiliza habitualmente contra las personas en tu condición. Y todo ello como te decía sin dar la posibilidad a los matices de grises. O se es un gordo afable, bonachón, inteligente, aristocrático como tú… o se es una especie de forzudo narcisista, un Hommo croassanis de moral distraída con menos luces que una vespa.

A mí Juan Manuel, qué quieres que te diga, tu escrito, además de no ser el primero en esta línea auto justificativa y autocomplaciente fruto de tu cosecha, me da la sensación que responde a un profundo complejo. Pero no seré yo quien asegure tal diagnóstico, a fin de cuentas, solo soy un ciudadano que no tiene más idea de psicología que aquella que pertenece a la culturilla popular media.

Creo, ya termino, que tus escritos (los del dominical) tratan de ser complejos y, no pudiendo alcanzar la coherencia, se quedan en confusos. En este caso, añado porque me toca… lo profesional, peligrosamente confuso. Digo así porque que a día de hoy haya una persona ilustrada y premiada como tú lo eres haciendo una defensa moral del sobrepeso y la obesidad me parece una grave imprudencia habida cuenta de los muy contrastados riesgos que sobre la salud tienen asociadas tales circunstancias. Déjame decirte que además, en este caso sí que hay verdaderas evidencias de lo que te cuento. Me refiero a esas otras evidencias distintas de las que tú esgrimes de forma torticera en tu artículo.

Por ejemplo, tal y como menciona la propia Organización Mundial de la Salud al hablar de los importantes riesgos sobre la salud de la obesidad, destacan:

  • las enfermedades cardiovasculares (principalmente cardiopatía y accidente cerebrovascular), que en 2012 fueron la causa principal de defunción;
  • la diabetes; y
  • los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante)

Como es fácil de comprobar, no se trata de un mensaje aislado. En Estados Unidos, el reconocido Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades menciona reconoce que la obesidad supone un incremento del riesgo para sufrir determinadas situaciones patológicas, entre ellas (aunque hay más): enfermedad coronaria del corazón, derrame cerebral e hipertensión arterial, diabetes tipo 2, cánceres, tales como endometrio, de mama y cáncer de colon, colesterol total alto o niveles altos de triglicéridos, enfermedades del hígado y la vesícula biliar, apnea del sueño y problemas respiratorios, la degeneración del cartílago y el hueso subyacente dentro de una articulación (artrosis), complicaciones de salud reproductiva, como la infertilidad y problemas de salud mental.

En nuestro continente el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) advierte de las consecuencias de la obesidad en similares términos.

Para terminar, es preciso recordar que según una muy reciente publicación en The Lancet en el que se aborda de forma extensiva el problema de obesidad en el mundo con una meticulosidad encomiable, se vuelve a poner de relieve el efecto tanto del exceso de peso como del perímetro de la cintura a la hora de convertirse en riesgos para la salud… con todo el impacto que esto puede tener en la calidad de vida las personas, la salud pública y no nos olvidemos sobre la economía.

Por todo lo dicho, me parece muy peligrosa, desacertada e inconveniente tu apología de la obesidad, Juan Manuel, máxime cuando además se basa en argumentos falaces y contrarios a la verdadera evidencia.

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Posdata: Juan Manuel, sería ridículo pretender competir contigo en tu terreno, el de las palabras, la expresión escrita y demás, pero como última sugerencia te invito a que cuando quieras decir obeso, digas eso, obeso… y no gordo. No solo porque el DRAE le reconoce una acepción, aunque anticuada, claramente negativa, sino porque su uso popular sigue teniendo un clara inclinación peyorativa tal y como se recoge en este recomendable post de un buen compañero Julio Basulto.

Imagen:  Lavoview vía freedigitalphotos.net y De Prada vía Wikimedia Commons

La dieta del grupo sanguíneo: tan útil como la del color de ojos

Jeringa

Como ya he dicho a menudo, las diferentes dietas milagro que en la actualidad gozan de una mayor o menor presencia en la población general distan mucho de ser novedosas. Algunas, las más clásicas, conviven sin apenas variaciones desde tiempo casi inmemorial entre nosotros. Entre estas, las más típicas serían por ejemplo, la dieta de la alcachofa, la de la sopa de col (con amplio seguimiento en el mundo anglosajón), la del sirope (de arce)… y, por supuesto, la del grupo sanguíneo. Cierto es que estas dietas “clásicas” alternan periodos de esplendor con otros de aletargamiento, pero a fin de cuentas siempre están ahí para poder echar mano de ellas cuando la absurda necesidad por encontrar una solución mágica, rápida… pero también ineficaz, aprieta. Otras, menos clásicas en su apariencia, no suelen consistir en otra cosa más que en un lavado de cara de otras dietas anteriormente olvidadas a las que se le cambia el nombre, se le pone una imagen diferente y se las recicla… uno de los ejemplos más típicos de este caso sería la dieta Dukan… una dieta hiperproteica como cualquier otra anterior pero con el sello de calidad de un médico francés. Es decir, más de lo ya conocido (y olvidado en cierta medida) pero con otro nombre y merchandaising para que parezca algo nuevo.

Bueno, a pesar del rutilante éxito del ya casi extinto método Dukan (quién lo hubiera dicho hace un par de años, ¿eh?) el post de hoy está dedicado a una de las clásicas, una de esas que apenas sufren modificaciones a lo largo del devenir de los años. Me refiero a la dieta del grupo sanguíneo.

¿En qué consiste la dieta del grupo sanguíneo?

Este sistema dietético es aquel que postula que nuestra salud se va a ver influida de forma importante en virtud de nuestro patrón alimenticio (algo con lo que no cabe sino estar de acuerdo) pero que a su vez habrá de ser diferente en base al grupo sanguíneo de cada persona. Es decir, la dieta del grupo sanguíneo postula que con el fin de obtener un máximo beneficio sobre la salud, incluido el adelgazar, cada persona debería comer de forma diferente en base a los diferentes grupos sanguíneos básicos A, B, AB y 0. No tengo la menor intención de entrar a definir que es lo que deberían comer y evitar las personas en función de su grupo sanguíneo, para eso ya están las páginas que defienden su utilidad… Quién mejor que el hijo del fundador de esta propuesta dietética (y principal impulsor actual de la misma) para que nos explique en qué consiste la dieta ideal de las personas con el grupo A, con el grupo B, con el grupo AB… y con el 0. Así pues, hablando como es el caso de una “dieta generacional” en el sentido de que es el hijo el que defiende las propuestas originales del padre, creo preciso hacer un poco de historia.

La historia de la dieta del grupo sanguíneo

SangrePara conocer el germen de este planteamiento es preciso retrotraerse hasta principios del siglo XX cuando Karl Landsteiner descubrió y tipificó los grupos sanguíneos que hoy conocemos como A y B, y su distinta expresión fenotípica en virtud de los 4 serotipos que todo el mundo conoce: A, B, AB y 0.

A partir de este conocimiento con importantes implicaciones en el terreno de las transfusiones un tal James D’Adamo (el padre) se inventó allá por la década de los años ’50 una película que, carente de todo rigor científico, tenía cierta lógica interna a la luz de la ciencia de aquellos años. En resumen, el argumento de esa película viene a decir que la existencia de los distintos grupos sanguíneos no serían otra cosa que el fruto de la evolución y que surgieron como respuesta al distinto entorno alimentario en el que vivieron nuestros antepasados. Así, según el inventor (que gran adjetivo) de esta teoría el grupo 0 se consideraría el fenotipo “ancestral” o primigenio, grupo a partir del cual evolucionaron el resto (algo bastante cuestionable de entrada ya que todo apunta a que realmente fue el grupo A ese serotipo “ancestral”). En este caso pues el grupo 0 sería el cazador-luchador y le correspondería comer cosas que se hacían bajo este perfil (y evitar el resto), el grupo A sería el recolector-agricultor (ídem que anterior), el grupo B el ganadero (ídem que anteriores) y el grupo AB, el más evolucionado, sería una mezcla de los dos anteriores y podría beneficiarse, más o menos, de una dieta mixta.

La verdad sobre la dieta del grupo sanguíneo

A pesar de lo bonita de esta historieta y de lo coherente que pudiera resultar a primera vista y en aquellos años, se trata de una patraña como la copa de un pino a la luz de evidencia más actual.

Aunque jamás de los jamases sus defensores (primero el padre y luego el hijo, Peter) han podido demostrar fehacientemente su eficacia (lo que le va bien a las personas de un grupo sanguíneo le va mal a otro y viceversa) este método ha gozado de tiempo en tiempo de cierta relevancia entre la población general, nunca entre la comunidad sanitaria. Precisamente por su elevado impacto popular se han publicado algunos artículos que dejan más que clara su escasa validez. El primero de ellos una revisión sistemática de todo aquello que pudiera aportar cierta luz sobre el tema: Blood type diets lack supporting evidence: a systematic review (Ausencia de pruebas que apoyen la evidencia del grupo sanguíneo) que deja poco margen para la duda ya en su título… y concluye que:

En la actualidad no existe ninguna evidencia que otorgue validez a los supuestos beneficios sobre la salud de las dietas basadas en el grupo sanguíneo. Para validar sus afirmaciones, se requerirían estudios que compararan los resultados de salud entre aquellos participantes que siguieran una dieta en base a su grupo sanguíneo concreto (grupo de intervención) y aquellos otros participantes que continuaran con una dieta estándar (grupo control) con el mismo grupo sanguíneo.

Y claro… a pesar de lo que ha llovido desde los años ’50 y como esto no se ha hecho… no hay pruebas de que funcione.

Otro de los artículos, más reciente, de 2014: ABO genotype, ‘blood-type’ diet and cardiometabolic risk factors (Los genotipos A, B y 0; las dietas en base al grupo sanguíneo y los factores de riesgo cardiometabólico) concluye que:

Seguir determinadas propuestas dietéticas según el patrón de las conocidas como dietas del grupo sanguíneo está asociado con algunos beneficios sobre los factores de riesgo cardiometabólico. Sin embargo, estas asociaciones son independientes del genotipo A, B, AB o 0 de los individuos. Por tanto, estos hallazgos no apoyan la hipótesis de las dietas basadas en los grupos sanguíneos.

Alerta fraude

¿Qué quiere decir esto? Pues muy sencillo, que alguna de las cuatro propuestas típicas que se incluyen dentro del planteamiento dietético “del grupo sanguíneo” parece ser beneficioso para la salud cardiovascular, pero que el efecto de dicha dieta, es independientemente beneficioso del grupo sanguíneo del individuo. Es decir, imaginemos que alguien propone tres dietas diferentes en virtud del color de ojos: marrones, verdes o azules. La primera dieta podría estar caracterizada (por decir algo) por la riqueza de dulces, bollería y refrescos; la segunda por la presencia de grasas trans, sal y la ausencia de fibra… y la tercera, para los de ojos azules, por verduras, frutas y hortalizas. Lo que nos está queriendo decir este estudio es que, efectivamente, hay una dieta dentro del planteamiento “come en virtud del color de tus ojos” que es más beneficiosa que el resto (la dieta para ojos azules) pero que esta es beneficiosa con independencia del color de ojos.

¿Y cuál es la dieta que según la teoría de “come según tu grupo sanguíneo” es más beneficiosa… pero para todo el mundo? Pues sin lugar a dudas aquella que supuestamente está indicada, solo, para personas con grupo sanguíneo A. Es decir, la que enfatiza un amplio consumo frutas y verduras, al tiempo que un bajo consumo de productos cárnicos. Algo que no tendría que extrañar a nadie ya que este patrón es similar al que recomiendan todas las instituciones sanitarias serias con el fin de reducir el riesgo de las enfermedades cardiovasculares.

La puntilla adelgazante

Además de lo dicho, suficientemente contundente y de rabiosa actualidad, en 2007 el Ministerio de Sanidad Español realizó una revisión de las dietas milagro más frecuentes en nuestro entorno en la que la dieta del grupo sanguíneo era una de las incluidas. Así, en un trabajo firmado por la Organización Médica Colegial, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética se afirma de esta dieta que:

No existe una relación comprobada desde el punto de vista científico entre el tipo de sangre y la utilización de tejido graso. La prohibición de alimentos hace que la dieta esté asociada con sensaciones de hambre y sufrimiento, e induce a la pérdida de masa libre de grasa, en vez de masa grasa.

Por su parte el portal de Internet MedLine (un servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU) incluye esta estrategia adelgazante dentro de las consideradas dietas milagro o de moda.

A pesar de lo dicho, todo apunta a que los libros que promueven esta solemne tontería a partir de diversos autores, además del original, seguirán siendo un éxito editorial. Es lo que tienen los clásicos… que mucha gente es fiel a ellos .

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Nota: agradezco a Luis Jiménez (@centinel5051) y a Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) sus aportaciones para la realización de este post

Imágenes: gameanna, dream designs, Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

Nuevo libro: “Adelgázame, miénteme”

Adelgázame miénteme

No sin cierto apuro (y espero que también con cierto orgullo) hoy quiero compartir con vosotros la puesta a la venta de mi segundo libro, titulado “Adelgázame, miénteme” y de la mano de Ediciones B.

Aunque podría, yo no soy quien para criticarlo y por tanto prefiero dejar esta cuestión en vuestras manos. Pero lo que sí quiero hacer es una breve sinopsis del mismo para que el lector interesado sepa qué se puede encontrar entre sus páginas. Al mismo tiempo me gustaría comentar algunas cuestiones al respecto de la justificación para escribirlo.

Agradecimientos sinceros

Antes de nada, sí que quiero agradecer a dos personas concretas el hecho de que este libro hoy vea la luz. La primera de ellas es, sin lugar a dudas, Bittor Rodríguez (@bittoriyo) ya que fue él y no otra persona quien hace ya casi tres años me animó a escribir un libro sobre la fraudulenta industria del adelgazamiento. De hecho él y yo, ambos, íbamos a tener una cierta relación en su edición… sin embargo, y por esas raras vueltas que da la vida, al final me quedé con un manuscrito terminado en el cajón derecho de mi escritorio durmiendo, con toda paz y sin editarse, el sueño de los justos. Y así fue, hasta que Ediciones B apareció en escena.

Otra de las personas de las que es imposible olvidarse es el gran José Manuel López Nicolás (@ScientiaJMLN) quien sin pensárselo dos veces se prestó a prologar la obra. Es más, su texto gustó tanto en la editorial que se tomó parte del mismo para ilustrar la solapa de la contracubierta.

El adelgazamiento fraudulento es el meollo del libro

Tal y como se puede prever por su título, el libro está dedicado a desentrañar ese lucrativo negocio que se ha creado desde hace décadas en torno de la espuria pérdida de kilos. Más que nada porque, no sé a ti, pero a mí me hierve la sangre ese dato facilitado por la Eating Disorder Foundation que afirma que:

La industria del adelgazamiento es el único negocio rentable del mundo con una tasa de fracaso del 98%

Una afirmación que, sea o no cierta ya que la mencionada fundación no aporta mayor prueba del dato, no hace si no poner de relieve lo que todo el mundo sabe: aquello que con tanta fuerza, vehemencia y simplicidad habitualmente se vende para adelgazar no funciona. Me refiero en especial a las tan habituales dietas de moda y productos milagro.

Así, para introducir el tema, el primer capítulo (“La obesidad, los kilos de más y sus problemas”) comienza con un repaso al concepto de obesidad, su categorización (o no) como una enfermedad con entidad propia; y se mostrará una película a cámara rápida al respecto de cómo ha sida abordada la cuestión del adelgazamiento en diversas épocas a lo largo de los siglos hasta llegar a nuestras días cuando, enfermedad o no, a la obesidad se la cataloga con pocas dudas como una epidemia de nuestro tiempo.

En la segunda parte de la obra (“La industria en torno al adelgazamiento”) se describen por un lado los puntos débiles de la población a la hora de enfrentarse al problema de los kilos que más, y por el otro las estrategias más habituales de los “cazadores de incautos” para fidelizar a la población a partir de un producto milagro o una ineficaz dieta.

La tercera parte (“Adelgazar no es fácil”) analiza las razones que terminan por explicar por qué este tipo de planteamientos, aunque muy habituales, no terminan nunca por funcionar, al menos a nivel poblacional y dejando de lado los casos aislados o el «éxito» puntual. O dicho de otra forma, más directa, por qué el adelgazar es tan complicado aunque nos lo vendan tan sencillo. Así, los factores sociales, culturales, económicos, hedónicos… y sin tocar la inherente variabilidad fisiológica y genética ponen las cosas verdaderamente difíciles.

Después de tanto nubarrón y tanto despotricar en anteriores capítulos, en el cuarto, titulado “El vaso medio lleno”, es momento de aportar algunas de las claves para ponerse manos a la obra una vez que ya se ha aprendido a discriminar las malas propuestas adelgazantes de las válidas. Pero como no podría ser de otra forma, no hay claves milagrosas que valgan (reconozco que de haberlas sería un bonito contrasentido). Se trata de más bien de una especie de “plan de obra” para ponerse manos a la tal. Un planteamiento más conceptual de lo que se quiere obtener y qué actitudes serían las más adecuadas para conseguirlo.

Público objetivo

Mi objetivo inicial cuando empecé a escribir era dirigir esta obra al ciudadano de a pie, a la población general que pretende, si ella quiere, obtener una fotografía general de la situación al respecto de los métodos y productos fraudulentos. Aunque se mencionan dietas y productos concretos a modo de ejemplo para una mejor comprensión del texto, no es la norma y por tanto en él no se va a encontrar una lista detallada de dietas o productos milagro. Y es que el resumen es muy sencillo: Si alguien te dice que adelgazar es fácil… o has leído mal o miente como un bellaco. No hay vuelta de hoja.

Supongo que además la obra puede ser interesante para algunos profesionales que, preocupados de alguna manera por las cuestiones ponderales, de los alimentos y demás, quieren tener una visión, creo que diferente, de lo que habitualmente circula por ahí y se conoce como “opinión general”.

A modo de aliciente, es preciso saber que los tres primeros capítulos comienzan con un cuento corto, una alegoría que, como si fuera una fábula ayudará a la reflexión a partir de sus analogías y dobles sentidos. Los tres cuentos, ya lo adelanto, han sido publicados en este blog y posteriormente adaptados para la obra.

Y nada más, ahora precisamente, os toca a vosotros más que a mí, ejercer de críticos y llegado el caso de jueces. Espero que os guste.

Ni que decir que se puede encontrar en las librerías y canales habituales tanto en formato tradicional como de libro electrónico.

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“Adelgázame, miénteme. Toda la verdad sobre la industria del adelgazamiento” por Juan Revenga. Ediciones B. Páginas: 200 / Formato: 15 x 23 cm / ISBN: 978-84-666-5635-1

El irresoluto e ¿irresoluble? problema de la obesidad: Segunda serie sobre el tema de ‘The Lancet’

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Brutal e imprescindible, son los adjetivos que primero me vienen a la cabeza con el último trabajo publicado por The Lancet al respecto de la obesidad.

No sé qué tal andas de inglés pero para sacarle todo el jugo a la información que hoy traigo, merecería la pena (muchísimo) que hicieras los posibles por ponerte al día. Tal es así, porque la prestigiosa revista The Lancet (una de las más antiguas y prestigiosas entre las publicaciones de ámbito médico… por no decir la de más prestigio) ha publicado su segunda serie de artículos centrados en el tema de la obesidad. Digo la segunda, porque la primera aconteció en 2011.

A pesar de que no ha llovido tanto desde entonces, The Lancet aborda de nuevo el tema, imagino que movida por lo dramático de la situación, y aporta seis artículos que no tienen desperdicio, palabra. Así como una introducción en la que plantea el punto de partida y los motivos que justifican esta nueva Serie.

Con el fin de ponerte los dientes largos y de ayudar a vencer tu pereza (si es el caso) para enfrentarte a un texto en inglés (bueno, en verdad son seis, más un par de reflexiones) me he tomado la libertad de hacer un resumen traducido a mi manera del artículo que abre esta serie para que contrastes qué te vas a encontrar en los sucesivos artículos:

Así, el artículo Rethinking and reframing obesity (Replanteamiento y reformulación de la obesidad) dice más o menos tal que así:

En 2011 publicamos la primera Serie sobre la en la obesidad que resumía los conocimientos entonces disponibles sobre sus orígenes, su carga económica y de salud (con las perspectivas de futuro que se abrían ante nosotros), y la fisiología de control y mantenimiento del peso. La Serie concluía con varias recomendaciones basadas en la ciencia para llevar a la acción (ver enlaces 1, 2, 3 y 4). En un editorial adjunto a dicha Serie, se propusieron diversas “respuestas” que se concretaban en cinco mensajes urgentes para la acción:

Los cinco mensajes de The Lancet  sobre la obesidad en 2011 fueron:

  • La epidemia de la obesidad no revertirá en tanto en cuanto los gobiernos no asuman el liderazgo en este tema.
  • Las consecuencias de no hacerlo repercutiría como de costumbre en estos casos, en importantes costes de salud pública, en gastos de atención sanitaria, y en la pérdida de productividad.
  • Las suposiciones que habitualmente se hacen al respecto de la velocidad del adelgazamiento y del mantenimiento del peso perdido son erróneos.
  • Es preciso vigilar y evaluar con precisión los datos básicos referidos al estatus ponderal de la población, así como los resultados de las distintas intervenciones que se lleven a cabo.
  • Es imprescindible realizar un enfoque de multifactorial de la solución que implique a todos los sectores involucrados.

¿Qué ha pasado desde entonces? Por desgracia, se ha avanzado muy poco en este tema salvo reconocer [de nuevo] que se trata de un problema a escala mundial con importantes consecuencias tanto para la salud como para el bienestar. Así, en 2013 el estudio “Peso de las enfermedades en el mundo”, […] mostró que el 37% de los hombres y el 38% de las mujeres tenían un índice de masa corporal por encima de 25 kg/m 2, lo que supone un aumento del 28% y del 47 % en adultos y niños respectivamente desde 1980. En este sentido, las estimaciones apuntan a que en la actualidad 2.100 millones de personas en todo el mundo tienen sobrepeso. Es más, mientras en algunos países desarrollados se ha observado una aparente ralentización en el aumento de la prevalencia de la obesidad desde 2006, ningún país ha reportado una disminución significativa durante tres décadas.

Además, el debate está cada vez más polarizado con falsas e inútiles dicotomías: el culpar al individuo particular frente a la inculpación de un entorno obesogénico; la consideración de la obesidad como una enfermedad frente a considerarla “nada más que” una secuela esperable de una gula desenfrenada; observar la obesidad como una discapacidad frente a su consideración como una nueva normalidad [fruto de su prevalencia]; la escasa actividad física como una de las causas principales frente al consumo excesivo de alimentos y bebidas poco saludables como causa; la prevención frente al tratamiento; la sobrealimentación frente a desnutrición. [Ejemplos no faltan de estas dicotomías, el texto original contiene varios]

[Lo cierto es que…] En algunos países existen intentos aislados de puesta en marcha de políticas dirigidas a la prevención de la obesidad, pero en resumen, en la actualidad estamos tan lejos de realizar un esfuerzo mancomunado como lo estábamos en 2011. El Plan de Acción Mundial de la OMS para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles 2013-2020, aprobado por la Asamblea Mundial de la Salud en 2013, tiene marcado el objetivo del “no aumento” de la prevalencia de la obesidad entre los años 2010 y 2025. La fecha límite para este modesto objetivo estaba entonces a 10 años de distancia. Sin embargo, las políticas (parciales) que hay en la actualidad en marcha y las promesas “voluntarias” [de compromiso realizadas por algunos países] son insuficientes para alcanzar el objetivo fijado. Es necesario un replanteamiento urgente de las causas, los elementos que las facilitan y las barreras que dificultan ese cambio imprescindible que implique empezar a marcar una senda diferente de la que hasta ahora se ha observado en la pandemia mundial de obesidad.

Esta segunda Serie de The Lancet sobre obesidad […] brinda una interesante oportunidad para replantearse la situación comentada. La Serie examina falsas dicotomías y propone un replanteamiento de la obesidad como una consecuencia fruto de la «naturaleza recíproca de la interacción entre el medio ambiente y el individuo», en la que la constante retroalimentación termina por perpetuar la elección de alimentos y el comportamiento de los individuos.

En el primer artículo de la Serie […] se revisan algunas de las acciones adoptadas hasta el momento, se discuten las razones para el progreso desigual, y se introduce una nueva forma de pensar acerca de la obesidad.

El segundo artículo […]  se observa cómo se desarrollan las preferencias alimentarias y los porqués de la toma de decisiones en este sentido por parte de la población; se sugieren algunas políticas “inteligentes” de alimentos que podrían desarrollarse para la prevención de la obesidad.

En el tercer artículo […] se argumenta al respecto del importante rol, no explotado, hasta la fecha de la población general a la hora de erigirse en protagonista de las demandas de políticas y campañas de prevención frente a la obesidad.

Un cuarto artículo […] enfoca hacia el problema de la obesidad infantil y juvenil como una parte del problema general. […] Margaret Chan, Directora General de la OMS, reconoció […] que “acabar con la obesidad infantil es uno de los retos de salud más complejos a los que se enfrenta la comunidad internacional en este siglo”. […] Al mismo tiempo, es importante evitar el riesgo de desnutrición y las obsesiones enfermizas al respecto de la pérdida de peso en niños y adolescentes que tienen un peso normal. […]

En el quinto artículo se señala a la comunidad de profesionales sanitarios que, en la actualidad, está mal preparada tanto para hacer frente al problema general de obesidad como a los pacientes que la sufren. Entre otras, la estigmatización y la falta de voluntad para reconocer el problema son las difíciles barreras que se levantan en la relación entre los pacientes y los profesionales de la salud.

En el sexto y último artículo […] se hace un llamamiento para poner el acento en la responsabilidad de todos los actores implicados [en la solución] y proponen cuatro estrategias para así hacerlo. Además se concluye con ocho recomendaciones para dar impulso a un nuevo y muy necesario enfoque de prevención de la obesidad global y su tratamiento.

 Como te digo, si estás interesado en estas cuestiones, merece muy mucho la pena ponerse las pilas con este trabajo de The Lancet… pero más aún merecería la pena que nuestras autoridades sanitarias se lo leyeran. A mí me ha gustado tanto que no descarto que en futuras entradas se aborden cada una de estos artículos por separado. ¿Os gustaría?

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Nota: Puedes acceder a todos los resúmenes de los estudios sin mayor problema a partir de los enlaces facilitados. Pero además, la parte buena es que todos los artículos están disponibles al completo, para ello solo hay que registrarse como usuario, gratis, en The Lancet.

Imagen: GTRES

Quiero perder peso: ¿Cada cuánto tiempo he de pesarme?

Báscula macizaEl título tiene trampa, lo reconozco… pesarse o no, el acto en sí, no va a influir directamente sobre la evolución de nuestro peso salvo… (y esto es importante) si su lectura condiciona nuestros hábitos. Es decir, si alguien se pesa y no va a adoptar cambio alguno en virtud de su resultado, el hecho de subirse a una báscula con mayor o menor frecuencia no va a influir en el peso de nadie.

Ahora bien, parece que hay una cierta relación en la trayectoria ponderal de las personas y el hábito que tengan de pesarse. Sea como fuere, las recomendaciones en este sentido son especialmente divergentes (para no variar). Por ejemplo, la conocida franquicia Weight Watchers recomienda a sus afiliados pesarse una vez por semana. Sin embargo, otros sistemas recomiendan olvidarse de pasar periódicamente por la tortura de subirse a una báscula y deshacerse de ella(s).

Antes de continuar es preciso aclarar que el peso de las personas puede fluctuar en no poca medida en el transcurso de 24 horas, casi 1 kilogramo, y que esta variabilidad parece estar relacionada más con la retención de líquidos que con el ingreso o gasto calórico.

Centrándonos en el adelgazamiento, aumento de peso o mantenimiento del mismo sí que algunos investigadores han encontrado una frecuencia óptima asociada (que no causalmente relacionada) con el hecho de pesarse. Así, en este estudio, se analizó la trayectoria de pérdida de peso de una muestra de 40 personas que tenían la intención de perder peso y que estaban, en principio, realizando una serie de cambios en sus estilos de vida conducentes a tal fin.

Así, se contrastó que las personas que más peso perdían eran aquellas que se pesaban al menos una vez al día. No es probable como decía una relación causa y efecto, pero sí que es más probable que aquellas personas que más fidelizadas están con sus cambios se suban más a menudo por que les gusta ver el resultado… a diferencia de aquellos que habiendo hecho mayores o menores transgresiones dietéticas prefieren no ver lo que marca la báscula. Una especie de mezcla entre el “ojos que no ven… corazón que no siente” o la estrategia del avestruz al pensar que por meter la cabeza bajo tierra el peligro o la situación incómoda va a dejar de existir. En este sentido, el promedio de tiempo sin subirse a la báscula que resultó en no ya pérdida de peso, sino en al menos no ganancia, fue de 5,8 días.

El estudio señalado coincide con otros hallazgos. Está bastante bien documentado que en un promedio de tres a cinco años una buena parte de las personas que en su día consiguieron perder una cantidad significativa de peso, lo vuelven a recuperar. Sin embargo, este estudio observó que aquellas personas que se pesaban a diario tras haber adelgazado de forma importante tenían menos probabilidades de engordar con el paso del tiempo.

En la misma línea de resultados se encuentra este otro estudio que concluye que:

El hecho de pesarse puede ayudar a mantener con éxito el peso perdido ya que permite tomar medidas conducentes a la prevención del aumento de peso. En sentido contrario, la disminución de la frecuencia en el pesarse se asocia de forma independiente con una mayor ganancia de peso.

Sea con el fin que uno se suba a una báscula es importante tener en cuenta que en condiciones normales el peso individual, además de tener una previsible fluctuación diaria, también es objeto de cambios cíclicos y normales a lo largo de la semana: aumenta durante el fin de semana hasta un máximo obtenido el domingo o el lunes para, luego, en el transcurso de la semana ir disminuyendo para volver a empezar otro ciclo conforme se acerca el fin de semana. Pero también se pueden sacar ciertos patrones al respecto de esta fluctuación semanal. Este estudio pone de relieve que aquellas personas cuyo peso tiene una mayor horquilla de variación de peso en el transcurso de una semana eran los más propensos a mantener su peso estable a largo plazo. ¿Curiosidad, casualidad, o las dos cosas?

Por último y a modo de consejo, yo me quedo con esta frase lapidaria de la Academia Americana de Nutrición y Dietética que en su muy recomendable documento de posicionamiento sobre el control del peso (Position of the American Dietetic Association: Wheight Menagement) sentencia:

La meta en el control del peso trasciende los kilos que marque la báscula: tanto si el peso cambia, como si no, el cambio de hábitos ha de ser uno de los objetivos [por no decir «el objetivo»]

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Imagen: Ambro vía freedigitalphotos.net

¿Tendrá el género masculino (obeso) mayores problemas reproductivos en el futuro?

Lunes pollasExiste cierta evidencia basada en la observación que sostiene que aquellos varones con mayores índices de masa corporal y mayor perímetro de cintura tienen una peor calidad de esperma. Las deducciones, aunque sean así a vuela pluma, no parecen muy complicadas: la cifra absoluta y el porcentaje de obesos en el mundo está en constante aumento y, si esto continúa en este sentido y el “fluido vital” de los varones obesos es cada vez menos eficaz en su única función conocida… ¿habrá un momento en que estos no se reproduzcan o que su éxito sea menor en estas lides que el de aquellos varones que no padecen obesidad?

Bromas (que no tanto) a parte, este estudio The relationship between male BMI and waist circumference on semen quality: data from the LIFE study (Relaciones del IMC y el perímetro de cintura masculino con la calidad del semen: datos del estudio LIFE) pone de relieve lo que te cuento:

Al examinar los parámetros de calidad del semen, el volumen eyaculado mostró una disminución lineal a medida que aumentaba el IMC y el perímetro de la cintura [a más IMC y a más perímetro de la cintura, menos semen]. Al mismo tiempo, el recuento de espermatozoides se asoció de forma negativa al perímetro de la cintura [a medida que este aumentaba, menos espermatozoides se constataban]. […] El porcentaje de hombres que presentaban un volumen anormal de esperma, que tenían una menor concentración de espermatozoides y un menor conteo total de estos, aumentaba a medida que aumentaba el volumen corporal […]

No sé si en este momento el decir “blanco y en botella” es una expresión adecuada… pero seguro que me entiendes.

En cualquier caso, ya se han hecho otros estudios en esta línea y, aunque de resultados variables, los más recientes apuntan hacia resultados similares a los comentados. En sentido contrario a lo dicho, este artículo, con metaanálisis incluido, no encontró asociación alguna entre el IMC y los parámetros de calidad del semen… la contrario que este otro, más reciente y también con metaanalísis, que sí:

El sobrepeso y la obesidad se asociaron con un aumento de la prevalencia de la azoospermia y la oligozoospermia […]

Sea como fuere, si las cuestiones del esperma no te interesan demasiado, pero el tamaño de tu “herramienta” sí, has de saber que perder peso, en especial perímetro de la cintura (barriga) puede ayudar a que esta luzca mayor (no a que aumente su tamaño) es decir, que parezca mayor. La razón, facil de comprender, la encontramos al saber que un vientre más o menos prominente invade en cierta medida la base del pene, y hace que el órgano parezca más pequeño. Así, perder grasa abdominal, podría ayudar a lucirla mejor.

Como ves, tanto en este sentido, como en el horizontal, no hay mayores ventajas de estar por encima de tu peso.

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Nota: esta entrada, como la del lunes anterior (#lunesTetas) se ha realizado a colación de la iniciativa #lunesPollas convocada a través del portal Naukas (@Naukas_com). A este paso, el lunes que viene toca #InglesBrasileñas.

Imagen:  Ambro vía freedigitalphotos.net

Piensa en los factores que condicionan la obesidad: apuesto a que te dejas los más importantes

Habitualmente para los objetivos de un post como el de hoy bastaría con compartir la información de la que he sido conocedor en las redes sociales (típicamente Twitter o Facebook)…. pero no, hoy no, ya que la información, desde mi punto de vista se merece la mayor de las visibilidades.

marionnestle

El caso es que el otro día un buen compañero dietista-nutricionista, Alex Pérez Caballero (@elPiscolabis) realizó en su blog una entrevista a una persona a la que pocos tenemos acceso, aunque solo sea por la distancia. La dificultad, me refiero, es por la figura objeto de la entrevista, una de las personas más influyentes, independientes, formadas, con mayor claridad de ideas y con menos pelos en la lengua que se pueden encontrar en el panorama de la divulgación nutricional y alimentaria. Me refiero a Marion Nestle (para los despistados, nada que ver con la homónima multinacional). Desde aquí mi enhorabuena y reconocimiento al bueno de Alex por haber aprovechado la oportunidad de acercarnos, en primera persona, las opiniones de este monstruo de la divulgación.

No voy a realizar una mayor glosa de la persona de Marion Nestle, no porque no la merezca sino porque para eso ya está la introducción del post de Alex en El Piscolabis.

Lo que sí que quiero es recomendarte de forma muy encarecida que leas dicha entrevista de cabo a rabo. Además, también me gustaría destacar algunas de las afiladas y oportunas respuestas de esta mujer.

[…]

Pregunta: La obesidad tiene un origen multifactorial: sedentarismo, alimentación, descanso, genética,… ¿Cuál crees que es el factor o factores más importantes a abordar? ¿Crees que hay otros motivos que pueden provocar obesidad?

Respuesta: Te has dejado los factores más importantes: el marketing alimentario y un entorno de oferta alimentaria que empuja a la gente a comer más cantidad y más a menudo. Por eso  son tan importantes las intervenciones públicas y políticas.

P: Coca-Cola ha emprendido una línea de acción en la lucha contra la obesidad. […] ¿Qué opinas sobre esta estrategia de venta a la que se van sumando otras compañías del sector alimentario? […]

R: El objetivo principal de las compañías de bebidas azucaradas es vender el máximo de producto posible al máximo de gente posible. Una manera de pasar por encima de la normativa es dar la apariencia de que hacen las cosas bien. Tienen una gran experiencia en marketing y ganan premios por sus iniciativas publicitarias y las estrategias que mencionas.

[…]

P: En materia de alimentación y nutrición, ¿qué crees que es más peligroso?, ¿el exceso de información (con el desinterés y confusión que a veces puede generar) o la ignorancia?

R: Ni una ni la otra. El verdadero problema es que la mayor parte de la información alimentaria procede de grupos con intereses comerciales para vender productos. Las agencias independientes no tienen recursos suficientes para hacer llegar mensajes más adecuados a la población.

[…]

Como se puede apreciar se trata de una persona que habla claro, que no se anda por las ramas y que no tiene problemas para señalar con el dedo a quien ella considera que se ha de señalar.

Tal y como comenté en esta entrada, también otras personalidades con un importante peso específico han levantado su voz para decir, sin ambages, que gran parte de la culpa de nuestra obesa situación es de la industria y de las malas prácticas que se derivan de las relaciones de esta con las administraciones públicas. Me refiero a Margaret Chan, directora general de la OMS… su opinión se puede sintetizar en una de sus magnificas frases que lo dice todo:

Son pocos los gobiernos que han priorizado las cuestiones de salud frente a los grandes negocios [en referencia a los negocios que establecen estos gobiernos con la industria alimentaria]

Así que olvídate en cierta medida de las cuestiones metabólicas, genéticas y demás. Tal y como has leído, Marion Nestle no solo opina en la misma línea que la directora general de la OMS sino que, además, atribuye a estas acciones de la industria y a su connivencia con las administraciones las causas de mayor peso en las grandes cifras de la obesidad.

En mi opinión es más que posible que no le falte razón. Es difícil, por no decir imposible (o yo al menos no lo conozco) atribuir un porcentaje concreto a la influencia de cada uno de los factores que han intervenido en la actual epidemia de obesidad. Pero sin duda alguna, el entorno, es decir, el ambiente en el que vivimos modulado como está por las campañas publicitarias de tantos alimentos insanos; unido a la inacción, cuando no a la complicidad de las administraciones sanitarias con las industrias que los producen, son con muy poco margen para la duda un factor causal muy, pero que muy importante. Mientras este marco no cambie, de poco servirá poner el foco de atención en otro lado mientras se finge que nos les preocupa el tema.

Ahora, el cómo provocar ese cambio es el gran problema. Parte de las claves creo que también las apuntó Marion Nestle: soluciones políticas e iniciativas públicas que faciliten a las personas el tomar decisiones más saludables y dirigidas a una población más formada, con mayor accesibilidad a determinados alimentos (y quizá no tanta a otros).

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Imagen: http://elpiscolabis.com/2015/01/05/marion-nestle-y-food-politics/

Fexaramina: ¿futura píldora adelgazante?

Ratón de laboratorio

A parte de con roscones nos desayunamos en este 2015 con una noticia de impacto referente a un nuevo estudio cuyos resultados apuntan la posibilidad de una novedosa línea de acción farmacológica en el tratamiento de la obesidad. El estudio, publicado en Nature Medicine, ha evaluado en ratones los beneficios metabólicos de la fexaramina, un compuesto químico recientemente identificado y patentado por Thomson Pharma. Puedes acceder a las noticias de los medios de comunicación en este enlace y en este otro.

Así, según el trabajo publicado (Intestinal FXR agonism promotes adipose tissue browning and reduces obesity and insulin resistance) en los ratones tratados con fexaramina se redujo la ganancia de peso inducida por la dieta, así como la inflamación y la producción de glucosa en el hígado. Además, se contrastó en ellos un aumento de la termogénesis a partir de la transformación de tejido adiposo blanco en tejido adiposo pardo (o marrón). Vamos a ver si me sale esto de explicar su mecanismo de una forma más o menos sencilla.

¿Cómo funciona la fexaramina?

FexaraminaUna vez administrada la fexaramina trabajaría como un agonista de los receptores FXR celulares. Para que me entiendas, un agonista en realidad es una sustancia capaz de unirse a un receptor celular y provocar en dicha célula una respuesta similar a la que se produciría si ese mismo receptor celular fuese activado por una sustancia fisiológica.

Tal y como puedes interpretar, en este caso la clave son esos receptores FXR (receptor X fernesoide) así como las acciones que estos llevan a cabo una vez que son activados. En condiciones normales estos receptores presentes en la membrana nuclear de las células son activados por ácidos biliares y su activación desencadena la expresión o represión de determinados genes especialmente relacionados con el metabolismo de las grasas y del colesterol. En este sentido, la presencia de fexaramina, como agonista que es de estos receptores provocaría ese mismo tipo de respuestas ya mencionadas.

En condiciones normales, sin fexaramina, los receptores FXR son especialmente activados tras la ingesta de alimentos lo que muy en resumen conduce a un mayor uso de las grasas como sustrato energético. La utilidad de la fexaramina se pone de relieve cuando, sin haber comido, se pueden replicar este mismo tipo de respuestas típicas de haber comido… y por tanto sin el aporte de las calorías.

De todas formas esto que te cuento es bastante sobre el papel ya que sobre el funcionamiento de los receptores FXR, las moléculas que sobre este actúan, los agonistas, los antagonistas y sus posibles efectos existe todavía bastante incertidumbre.

Las pegas

Sin embargo hay aún varias pegas e incertidumbres con respecto a su uso futuro como un tratamiento contra la obesidad.

Receptor FXR

En primer lugar hay que felicitar al equipo de investigación porque la activación de los receptores FXR mediante agonistas era ya un tema bastante investigado, pero hasta la fecha, todas las drogas propuestas activaban todos los receptores FXR del organismo con independencia de su localización. Aunque los receptores FXR están presentes en las células del intestino, también los encontramos en otras células con otras localizaciones, en especial el hígado y los riñones. La activación sistémica de todos los receptores FXR era una de las pegas de este tratamiento a causa de sus efectos secundarios no deseados. Sin embargo, la fenxaramina, y por eso lo de la enhorabuena, solo activa de forma selectiva los receptores FXR presentes en las células del intestino evitando así los mencionados efectos secundarios.

Ahora bien, la primera pega que le veo yo a la fexaramina como futuro tratamiento es que tal y como reconocen los autores del estudio, su uso no parece modificar el apetito. En mi opinión esta es una cuestión importante ya que “la pulsión” hacia los alimentos es crucial para abordar el tema de la obesidad. No sé hasta que punto puede ser efectivo una pastilla que desencadene procesos metabólicos similares al haber comido (y que pueden ser beneficiosos en la lucha contra la obesidad y el síndrome metabólico) si al mismo tiempo el individuo sigue manteniendo el mismo apetito o la misma “pulsión” hacia la comida.

La segunda pega también es importante. No es lo mismo decir que la pastilla evita la ganancia de peso en una dieta “x”, que decir que la pastilla adelgaza. Y es que, lo creas o no… y a pesar de los que puedan apuntar los medios de comunicación, el estudio no observó ninguna pérdida de peso en los ratones que usaron la fexaramina.

La tercera pega es más conceptual. No todos, pero sí la mayor parte de los tratamientos farmacológicos o quirúrgicos ya estén actualmente en aplicación, en desuso (por sus efectos secundarios) o en investigación contra la obesidad, están centrados en ofrecer una “solución” más o menos rápida (cirugía bariátrica, anfetaminas, los que se centran en la mal absorción, etcétera) mientras se puentean las causas originales y… qué quieres que te diga, a mí esa solución me parece pan para hoy y hambre para mañana. O bien por que no todo el mundo se puede pagar el tratamiento que sea en cuestión; o bien porque aun en aplicación la mayor parte de estos tratamientos tiene importantes efectos secundarios indeseables, o bien (y fundamentalmente) porque no se hace frente a las verdaderas causas, insisto, todas estas “soluciones” dudo mucho que puedan, ninguna de ellas, establecerse como la “solución definitiva” para la obesidad y sus enfermedades asociadas.

Afortunadamente y a pesar de los iniciales inconvenientes los propios autores del estudio ya han dicho que ni en el mejor de los casos se podrá hablar de “pastilla mágica” y que de terminar siendo útil, al final, la fexaramina será…

una ayuda más dentro de un plan para adelgazar. Es decir, el medicamento no permitiría dejar de lado el gimnasio y la actividad física ni seguir una dieta razonable.

Acabando ya, entre las incertidumbres está la propia naturaleza del estudio. Es uno de los primeros (por no decir el primero) de los ensayos realizados en ratones. Hay que ser cautos ya que como la experiencia nos ha puesto de relieve en innumerables ocasiones, la realidad observada en estos roedores no siempre es reproducible posteriormente en otros animales o en humanos. O si lo son, habrá que tener en cuenta los posibles efectos secundarios. Por ello y aun apostando por el mejor de los futuros, aun queda un larguísimo camino por recorrer antes de lanzar las campanas al vuelo.

Por último, es preciso tener presente que la mayor parte de los autores de este estudio «son co-inventores de las moléculas y los métodos de uso FXR, y pueden tener ciertos derechos derivados de su uso». Algo que podría revelar un posible conflicto de intereses.

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Nota: Quiero agradecer a Guillermo Peris (@waltzing_piglet ) y a Julio Basulto (@JulioBasulto_DN ) sus aportaciones para este artículo, así como remitir al lector a consultar la opinión del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS Choices, @NHSNewsUK ) al respecto del artículo científico y su impacto en los medios de comunicación.

Imagen: Bigplankton y Emw vía Wikimedia Commons; y http://pubchem.ncbi.nlm.nih.gov/

Garcinia cambogia: el inútil suplemento adelgazante de moda

Garcinia fruto

Más que cualquier otro complemento adelgazante los productos a base o que contienen (o dicen contener) Garcinia cambogia son lo más de lo más en lo que a este superpoblado mundillo se refiere. Olvídate de la alcachofa, del té verde, el café del mismo color, la faseolamina o de cualquier otro chupi-producto que se te cruce por la cabeza. Lo cierto es que ofrecen las mismas garantías que el resto de complementos adelgazantes, es decir, ninguna, pero si tomas G. cambogia estarás a la última. De hecho, se trata de uno de los complementos fetiche del ínclito Dr. Oz y es, sin lugar a dudas, el complemento por el que más me han preguntado recientemente. Pero antes de continuar arrojemos un poco de luz al respecto de qué es eso de G. cambogia.

La planta y las teorías más ilusorias

En realidad Garcinia cambogia es el nombre científico en desuso por el que se conoce popularmente al tamarindo malabar, hoy referido verdaderamente como Garcinia gummi-gutta. Se trata de un árbol o arbusto que crece fundamentalmente en India y que ofrece un fruto de aspecto relativamente similar al de una calabaza, pero más pequeño. De su contenido en compuestos activos destaca el ácido hidroxicítrico, sustancia a la que se le atribuye la propiedad de inhibir una enzima llamada citrato liasa y con ello disminuir la síntesis de ácidos grasos y aumentar la de glucógeno; este efecto en teoría, influiría en una menor sensación de hambre y de ahí, su utilidad para perder peso.

Otras fuentes, en mi opinión poco documentadas aunque muy populares, incluyen también en la composición de G. gummi-gutta una cierta cantidad de L-carnitina. Se trata de un elemento asociado a la pérdida de peso alternativa puesto en valor en aquellos foros más entusiastas de los productos milagro. Sobre el papel de la L-carnitina en el metabolismo de las grasas te hablé en esta entrada ya que se le han atribuido propiedades “quema-grasa”. Muy en resumen, te diré que es cierto que la L-carnitina es un elemento que efectivamente intervine en la obtención de energía a partir de los ácidos grasos… pero se necesita la cantidad que se necesita y por aportar más a través de cualquier tonto-complementos no hará que se utilicen más ácidos grasos. Veámoslo con un ejemplo: uno de los elementos que necesita tu coche para funcionar es la batería, pero una vez que tiene ya una… ¿crees que el ponerle más baterías hará que funcione mejor? Pues con la L-carnitina lo mismo, es necesaria pero “poner” más en circulación (con la toma de complementos) no hará que se quemen más rápido las grasas.

La ciencia, la legislación y la realidad

Hay numerosas publicaciones, pero entre los estudios más serios al respecto de la utilidad de esta planta o de sus extractos en el adelgazamiento tenemos esta revisión y metaanaálisis de ensayos clínicos The Use of Garcinia Extract (Hydroxycitric Acid) as a Weight loss Supplement: A Systematic Review and Meta-Analysis of Randomised Clinical Trials. Su conclusión, tras analizar los resultados de 12 ensayos clínicos que reunían la mínima calidad exigible y que incluían los resultados de más de 700 participantes fue:

Las pruebas sugieren que los extractos Garcinia/ácido hidroxicítrico favorecen la pérdida de peso en el corto plazo. Sin embargo, la magnitud de este efecto es pequeña y tiende a desaparecer cuando se consideran los ensayos más rigurosos; además la relevancia clínica [su importancia general] parece ser cuestionable.

Más reciente pero con similares conclusiones es este otro estudio Evaluation of the safety and efficacy of hydroxycitric acid or Garcinia cambogia extracts in humans que afirma que:

Hay poca evidencia que apoye la eficacia y posibles beneficios a largo plazo de los extractos de G. cambogia. Con respecto a la toxicidad y seguridad, […] salvo en casos excepcionales, los estudios realizados en animales de experimentación no han reportado un aumento significativo de la mortalidad o de la toxicidad. […] En los estudios con humanos tampoco se han descrito diferencias en cuanto a los efectos secundarios negativos entre individuos tratados con G. cambogia y controles.

Y es que, por mucho que ahora esté más o menos de moda, el rollete de utilizar los fito-complementos con extractos de esta planta no es precisamente reciente. Ya he comentado alguna vez que la fama de los absurdos planteamientos dietéticos y de productos milagro responde a ciclos en los que la exaltación y el olvido de los mismos se usan de forma comercialmente conveniente y en virtud de la (escasa) memoria popular. Siendo así y como cabría esperar en tales circunstancias la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recibió hace tiempo la consulta al respecto de poder atribuir en los preparados comerciales a base de G. cambogia algún tipo de alegación que hiciera referencia a sus supuestas propiedades adelgazantes. Sin embargo, a pesar de que la consulta figura que se realizó en 2008 (página 55), la EFSA aún no se ha pronunciado. Seguiremos esperando, aunque sea cual sea su opinión, la mía la tengo bastante clara.

Garcinia EFSA

Así pues, en lo que a una lectura más conceptual se refiere sobre este tipo de “ayudas” para adelgazar, me gustaría que reflexionaras al respecto de un hecho. Si bien algunos tratamientos médico-sanitarios no inciden directamente sobre las causas del problema pero sin embargo se consideran al mismo tiempo válidos, en el caso del posible adelgazamiento con estos remedios fitoterápicos ni está relacionado con las causas ni tampoco hay una mayor evidencia que vincule su uso con ningún efecto beneficioso real. Por tanto… ¿para qué demonios pueden servir salvo para hacerle el caldo gordo a los que nos plantean falsas pero melifluas y atrayentes soluciones?

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Imagen: Vssun vía Wikimedia Commons