El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Nutrición-área 51: ortigas para muscular «natural» (curioso, pero no)

El planteamiento, así de partida, recuerda, y no me digas que no, al rollete de Popeye y sus espinacas… pero en más extravagante. Una particularidad que es precisamente, la de su exotismo, un denominador común de buena parte de todas esas soluciones para obtener grandes resultados a partir de atajos.

Para ser sincero he de reconocer que el planteamiento ortiguero era nuevo para mí hasta hace unas semanas cuando un lector me dirigió esta consulta. La idea, descrita en pocas líneas, viene a sugerir que el extracto de ortiga (Urtica dioica), más en concreto de su raíz, tendría un potencial efecto para aumentar los valores de testosterona basales y, a partir de ahí, favorecer el aumento de la masa muscular.

Una somera búsqueda en internet, en plan a lo bruto, ya sirvió para sacarme de dudas y centrar el tema. Esta “solución” es frecuentemente propuesta en el marco de algunos gimnasios, más en concreto en aquellos en los que el culto al bíceps se ha elevado al rango de religión… supongo que ya te estarás imaginando en cierta medida el aspecto de sus feligreses partidarios.

Así se puso un primo segundo de Bugs Bunny cuando dejó las zanahorias y se pasó a las hortigas

Así se puso un primo segundo de Bugs Bunny cuando dejó las zanahorias y se pasó a las ortigas

Sus defensores alegan que…

Para supuestamente obtener ese aumento de la testosterona circulante y que esta ejerza un efecto anabolizante (efecto más que contrastado de esta hormona) quienes promueven el uso del extracto de raíz de ortiga plantean lo siguiente: en realidad no es que se aumente la cantidad neta de testosterona circulante sino que su efecto radica en que algunas sustancias del extracto de ortiga, los lignanos, interferirían con las moléculas transportadoras de testosterona. De este modo, al no producirse la unión proteína transportadora-testosterona, quedaría más hormona de esta “libre” que es precisamente la forma biológicamente más activa de la testosterona.

En resumen: consumo de ortiga menos uniones de globulinas con la testosterona → más testosterona libre mayor efecto (anabolizante) de esta, que era lo que se buscaba.

Suena bien… pero ¿funciona?

Ortiga

Nadie hasta la fecha ha diseñado y publicado un estudio que con la suficiente calidad sostenga que este proceso… y su resultado sobre la masa muscular sean los que se han mencionado hace un momento. Uno de los más serios realizados hasta la fecha contrastó los niveles de testosterona en 558 pacientes divididos entre aquellos que tomaron extracto de ortiga tres veces al día durante seis meses y los que tomaban placebo… pero no encontró diferencias en la cantidad de testosterona entre los sujetos de ambos grupos. Hay que decir que el estudio en cuestión no estaba centrado en la ganancia muscular y sí en las implicaciones de la testosterona en la hiperplasia de la próstata.

En otro estudio llevado a cabo en ratas, se contrastó que efectivamente la administración de extracto de raíz de ortiga aumentaba la cantidad de testosterona en estas… las pegas metodológicas sin embargo son varias: no hubo grupo placebo, el ensayo no fue “a ciegas”, se midió solo la cantidad de testosterona, no su efecto posterior sobre la masa muscular y, evidentemente, se realizó en roedores con las dificultades que tiene extrapolar las conclusiones a los humanos. Este estudio, de nuevo, estaba enmarcado en la investigación de soluciones en los casos de hiperplasia de próstata, además de que los investigadores ofrecieron otros mecanismos de acción distintos a los anteriormente expuestos.

Por último, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) también tuvo que posicionarse sobre el posible efecto de la ortiga para “vigorizar el cuerpo”. Su respuesta fue que el hecho de “vigorizar el cuerpo” (que era lo que el solicitante preguntaba si podía usar como alegación de salud en un alimento o suplemento) es demasiado genérico y poco específico como para poder hacer una alegación de salud sobre la ortiga… Quién sabe que pasaría si se preguntaran estas cosas a la EFSA con más talento… y además se aportaran algunas pruebas, pero de momento es que nones.

En resumen: La idea de que consumir ortiga de alguna forma (o algunos componentes de esta) pueda tener un impacto sobre la masa muscular de una persona no parece descabellada pero está lejísimos de ser probada… Y es que, si algo tiene el colectivo que generalmente habita en esos tempos de adoración al cuerpo llamados gimnasios, es que suelen flipar un buen rato con este tipo de mensajes guayones.

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Imágenes: Karen Shaw vía freedigitalphotos.net y http://giphy.com/gifs/muscle-bugsbunny-ZKh7vs4vGOqqs

Mi tesoro, mi nevera (relato de una anécdota personal)

Nevera 2Uno de los muchos aforismos que arriman al ascua a la sardina de la importancia alimentaria es aquel que dice que, como definición, el Hombre es una animal que cocina. Al mismo tiempo, en alguna parte leí que no pocas personas atribuyen al frigorífico o nevera uno de los mayores avances de la humanidad por encima de la rueda, el teléfono móvil… o qué sé yo… hasta el Internet.

Pues bien yo soy de esos y, por si tenía alguna duda, la realidad me las arrancó de cuajo el otro día. Un viernes (toma nota, estos datos no son tontería) a las 19:30 cuando en casa nos dimos cuenta de que… ¡joeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer la nevera ha dejado de funcionar!. Y con ella su congelador… Ponte a llamar a nadie, literal, que a esas horas venga a reparar una nevera: más difícil que para el PSOE sacar a día de hoy una mayoría absoluta. Vamos, que muy chungo. Y el sábado, al punto de la mañana, ya ni te cuento, al menos en Zaragoza, el encontrar un servicio técnico que se haga cargo de una nevera “rara” fue imposible (mi nevera es de la desaparecida marca estadounidense Amana, la misma mismita que sale en la peli de ET). Así, pues tocaba…

¡Zafarrancho de cocina! Es decir, sacar todas aquellas cosas de la nevera y del congelador que mereciera la pena aprovechar y ponerse a cocinarlas para comérselas y cenárselas en un plazo de tiempo especialmente breve, además de pedir a vecinos y familiares próximos si nos hacían el favor de guardárnoslas un tiempo (esperemos que poco) en sus respectivos frigoríficos funcionales. Y todo ello sin saber, durante todo el fin de semana y parte del lunes, si la nevera tenía arreglo o no y, en este último caso, si habría que ir de compras caras… muy caras (uf!).

El caso es que en todo ese fin de semana dimos cuenta en la mesa de todo aquello que habíamos podido salvar. Comimos, todo hay que decirlo, cosas raras. Por ejemplo el sábado consistió en gulas con gambas de primero y pizza tuttiguarri de segundo (a base de aprovechar una masa congelada y mil y un ingredientes de origen incompatible… salvo que se encuentren sobre una masa de pizza).

El lunes, con casi todo acabado, tocó cocina de “que no sobre nada” que es aquella que hace buena la ley del pobre: reventar antes de que sobre. Y es que, en casa somos así: la comida no se tira bajo ningún concepto salvo circunstancias de fuerza… muy mayor.

El martes, a primera hora y como si hubiera descendido de los cielos, apareció el técnico de la marca. Eficaz, conciso, concreto… un profesional como la copa de un pino; tanto que en 15 minutos más tarde lo tenía fuera de casa. Comprobó, chequeó, descubrió el problema y cambió la pieza defectuosa: la resistencia que descongela los elementos cuando la escarcha se le acumula. Resultado: una resistencia nueva y 123,44€ menos.

Una vez el técnico salió, me abracé a la nevera. Mis hijas, nada más volver del colegio a la hora de comer, lo primero que preguntaron (y no exagero) fue: ¿qué tal está la nevera?

Así pues, yo estoy convencido, la nevera doméstica es el invento… si no del siglo, seguro sí de la humanidad reciente. Aquel martes, aun con calor, salimos a comprar helados, los comimos… y el resto lo guardamos. Sobró de la acelga que comimos de primero… y también la guardamos… por Dios, ¡qué gusto!

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Imagen: @juan_revenga

Harvard mejora la traducción al español del «Plato para comer saludable»

En el plazo aproximado de una semana desde que me hice eco de la versión traducida al español de España del Healthy Eating Plate de la Universidad de Harvard, esta versión a la que aludía se ha actualizado e implementado con una serie de cambios muy alineados, todos ellos, con las sugerencias que hacía en aquel post para mejorarla. Puedes contrastarlo en este enlace y comparar las leyendas de la imagen acual y la del post mencionado.

Sé de buena tinta que los actuales cambios en la versión actual no son fruto del azar o del normal devenir de mejoras ajenas a mi interacción… y sí en cierta medida de mi opinión pública en este blog. Lo sé porque una de las responsables de la versión oficial traducida en el Department of Nutrition, Harvard T.H Chan School of Public Health así me lo ha hecho saber por correo electrónico. Es decir, en Harvard siguen las actualizaciones de El nutricionista de la general.

 

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Pincha aquí para agrandar la imagen.

Lo que se ha cambiado y no

Se ha cambiado la expresión de aceite de canola en la versión española inicial por la de aceite de colza; se ha cambiado la referencia a limitar la cantidad de la margarina por la de limitar el uso de la mantequilla; en referencia a los alimentos elaborados con cereales se ha cambiado el uso de la expresión “granos”… por la que corresponde “cereales”; se ha cambiado el uso de “nueces” por al de “frutos secos”.

Sin embargo hay cambios que propuse que se han quedado en el tintero y no han sido considerados, al menos de momento, aunque solo sea uno. Me refiero a la dualidad embutidos vs fiambres.

Es probable que en la cultura norteamericana “fiambre” y “embutido” tengan una similar consideración; sin embargo esto no es así en España en donde un chorizo genuino (y no, no hablo de políticos) no tiene nada que ver con un jamón cocido y no digamos con un jamón serrano, qué decir si este es ibérico, de bellota, etcétera. A lo que me refiero es que me gustaría que se reconsiderase como se va a asumir ese mensaje que todavía permanece en la versión renovada de “evite los fiambres”, siendo que desde un punto de vista nutricional no tienen nada que ver nuestros genuinos embutidos (a los que sí se les podría poner la etiqueta de “evite”) con nuestros genuinos “fiambres” con los que cabría ser más condescendiente, (habida cuanta de sus características bromatológicas y efectos sobre el metabolismo) y hacer una recomendación relativa a “limitar”. Es decir, mi propuesta es que dentro del “evite” se sustituya la expresión “fiambre” por la de “embutidos”.

¿Dónde están los huevos?

HUevos variadosAprovechando el contacto en Harvard que mencionaba, he considerado necesario preguntar a esta persona el porqué de la total ausencia de la mención a los huevos como alimento en cualquier indicación sobre su consumo, bien sea favoreciendo su consumo o limitándolo, en esta herramienta. En mi opinión, habida cuenta de lo extendido de su uso, no entiendo como este alimento pasa sin ser mencionado tanto en la versión original del Healthy Eating Plate, como en las versiones traducidas. Creo que su mención en el apartado de “proteína saludable” sería bien acogida entre aquellos alimentos cuyo consumo merece la pena destacar junto con el de las carnes magras, las aves, los pescados, las legumbres y los frutos secos… y si no es así, que se mencione dónde y cómo consumirlos, ya que considero es un recurso alimenticio bastante extendido y que por tanto merece la pena citarlo de algún modo.

Vuelvo a reiterar que salvo pequeños, muy pequeños detalles esta herramienta me sigue pareciendo la más válida entre las guías  dietéticas que conozco. Mi agradecimiento por tener mis sugerencias en consideración y, tal y como decía esta persona en Harvard, entre todos hacemos (o intentamos) que el mundo de la nutrición sea, paso a paso, mejor.

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Imágenes: Derechos de autor © 2011 Universidad de Harvard. Para más información sobre El Plato para Comer Saludable, por favor visite la Fuente de Nutrición, Departamento de Nutrición, Escuela de Salud Pública de Harvard, http://www.thenutritionsource.org y Publicaciones de Salud de Harvard, health.harvard.edu.
amenic181 vía freedigitalphotos.net

¿Pero cómo voy a anunciar eso si ni tan siquiera sé a lo que sabe?

El Sargento York

Aquellos que se prodigan por aquí con cierta frecuencia ya conocerán de mi inclinación al cine clásico y de cómo de esta afinidad suelo sacar algunas lecciones, lecturas, reflexiones…

Para esta ocasión desempolvo un clásico donde los haya que imagino no sonará a la gran mayoría, se trata de “El Sargento York” (1941), una peli basada en hechos reales cuyo cartel no puede ser mejor: dirigida por el genial Howard Hawks, protagonizada por el inconmensurable Gary Cooper y sin hacer de menos a otros importantes secundarios de la época como  Joan Leslie, que le da la réplica femenina al prota o clásicos secundarios de la época como Walter Brennan (qué grande).

En una breve sinopsis, esta película relata los avatares de Alvin C. York (Gary Cooper), un joven campesino especialmente humilde que en los años de la 1ª Guerra Mundial se alista en el ejército norteamericano y que, una vez en Europa, la lía parda deshaciéndose de un montón de enemigos (los alemanes) salvando de una muerte segura a sus compañeros de armas. El caso es que esta hazaña le vale un montón de condecoraciones y de reconocimientos por parte de las autoridades. Así, al volver a su país y ser recibido con los más altos honores, le hospedan para su sorpresa en un extremadamente lujoso hotel y entonces “un señor con chistera”, que hace de lazarillo en ese ambiente tan abigarrado y desconocido para el bueno de Alvin, le pone al corriente del afortunado giro que ha dado su vida… si él quiere, claro, estableciéndose el siguiente diálogo:

– [Señor de chistera]: Usted es un hombre muy famoso y a juzgar por el recibimiento que le han hecho, no cabe duda que el pueblo se da cuenta. Por ejemplo, hay compañías que quieren rodar unas películas, Ziegfeld que participe en su nuevo espectáculo, y aquí hay una oferta para que actúe en el teatro, un fabricante de productos alimenticios quiere que anuncie su nuevo producto…

– [El Sargento York] ¿Y yo qué voy a hacer?

– Bastará que pronuncie unas palabras parecidas a estas… cuanto me gusta para desayunar…

– (le interrumpe) pero si ni tan siquiera sé a qué diablos sabe…

– (le interrumpe) baaaah, eso es lo de menos amigo mío… resumiendo, totalice estos efectos y se encontrará con la bonita suma de un cuarto de un millón de dólares.

– ¿Qué me van a dar tanto dinero?

– Es una simple propuesta comercial.

– Imagine lo que podría hacer con ese dinero… lo primero comprarme una parcela de tierra en el valle y…

– No pierda la oportunidad.

– ¿Y todo eso me lo dan por lo que hice en el frente?

– Pues… eeeh…

– ¿Sí o no?

– Así es.

– ¿Qué… qué haría usted señor Hull?

– Usted es quien debe decidir.

– Sí, es lógico.

– Piénselo bien y ya me dará la contestación

– No hace falta Sr. Hull, lo tengo bien pensado; yo no me siento orgulloso de lo que hice en Francia… muchos hicieron lo mismo y no han vuelto, yo opino humildemente que estas cosas ni se compran ni se venden, y por lo tanto debo renunciar, dígalo así por mí, por favor. Yo me vuelvo a casa.

– Lo haré con muchísimo gusto, Alvin.

– Muchísimas gracias señor Hull.

Bueno, ¿y qué tiene esto que ver con un blog de nutrición? Pues mucho, ya que a día de hoy una buena parte de productos alimenticios (y no alimenticios) son promocionados por personajes famosos dotando a ese producto de una excelencia que no es tal… al menos por el hecho de ser ficticiamente utilizado por el famoso de turno.

Uno de mis primeros recuerdos es por ejemplo el de Isabel Preysler y el famoso “Ferrero Rocher”, por no hablar del de las analgésicas y milagrosas pinzas antidolor Lasvi promocionadas en aquel entonces por el desaparecido Jesús Puente (vale, estas pinzas no se comían)… pero como bien sabes hay muchos otros ejemplos. Entre ellos merecen una mención aparte los de Danone y sus natillas anunciadas por el deportista famoso de turno, Márquez, Ronaldinho, Messi y Villa… por citar solo unos pocos entre los más recientes ya que Danone en este sentido no ha perdido comba desde hace años. O los de Danone, otra vez, y su Danacol (Vicente del Bosque -¿te doy mi palabra?-, Carlos Sobera) y también su Activia (Shakira, Malú, Arguiñano…)

Si necesario es señalar productos multifamosos, quizá más irritante desde mi punto de vista es el contrastar la existencia de famosos multiproducto entre los que la reina indiscutible es Martina Klein la que ha encontrado al parecer un filón en Nestlé… ¿o era al revés? El caso es que los mismos que se preguntan al respecto de la inmortalidad de Jordi Hurtado a día de hoy también se cuestionan la posibilidad de que esta mujer tenga varios clones por ahí rodando anuncios… porque la vida de una persona no puede dar para tanto.

En cualquier caso, y en relación a lo más actual una de las cosas que más me desespera es ver cómo personas a las que verdaderamente admiro en su profesión, por ejemplo Jordi Cruz, se prestan, en marea alta, a ofrecer su imagen para convencernos de lo idóneo de los productos que en ese momento promociona. Y es que puedo llegar a entender que este (o cualquier otro señor) se preste para promocionar productos o servicios relacionados con su desempeño profesional. En este caso y por ejemplo cava, concentrados de caldo, “panes” especiales, tortitas dietéticas… y así un larguísimo etcétera. Lo que no me termina de cuadrar (lo otro tampoco, que conste, pero bueno) es lo de anunciar otras cosas que nada tienen que ver con él, como por ejemplo la vergonzosa publi de Pharmaton complex. Que me parece así porque ningún multivitamínico tiene las propiedades que la marca le atribuye y porque, supongo, el bueno de Jordi Cruz jamás se habrá tomado antes del anuncio en cuestión un multivitamínico de estos… igual que el bueno de Alvin York, el Sargento, que se preguntaba, bendito él, pero como voy a anunciar eso si ni tan siquiera sé a lo que sabe.

¡Ay! Gary Cooper que estas en los cielos.

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#Nutrivideo 2015: Vídeos para promover buenos hábitos alimentarios entre los jóvenes

Nutrivideo 2015Te lo conté el año pasado, “Nutrivideo” es una estrategia de educación nutricional de la Facultad de Farmacia y Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de Navarra, que busca promover los buenos hábitos alimentarios entre los jóvenes. Para ello se realiza un concurso dirigido a chavales de entre 13 y 18 años para que presenten un vídeo en el marco de los colegios, institutos, ciclos formativos relacionados con la nutrición, así como asociaciones o clubs juveniles como motores principales.

Los equipos participantes deben estar formados por un máximo de 4 jóvenes y un tutor del centro o asociación de procedencia, que actuará como responsable del equipo. Su éxito edición a edición es cada vez mayor y, en concreto este año, las cifras cantan solas: 1.200 alumnos de bachillerato de 26 provincias españolas, se han presentado 126 vídeos que entre todas ellas han alcanzado más de 37.000 en reproducciones en Internet. En total, tras esta su séptima edición se han totalizado más de 3.000 alumnos de toda España con una participación global de 676 vídeos presentados y con más de 417.400 reproducciones a fecha de hoy.

Los ganadores este año en las modalidades de “vídeo más visto” (‘Agentes APIO’, del  centro murciano Colegio Maristas Sagrada Familia) y “mejor vídeo” (‘Pepón’, del colegio Orvalle de Madrid) que puedes ver a continuación.

Además, en este enlace, puedes acceder a todos los vídeos, incluyendo los ganadores de ediciones anteriores.

Me parece una oportunidad excelente para incentivar a los más jóvenes en los hábitos de alimentación saludable, así como en la creatividad para divulgarlos. Si tienes oportunidad de participar en las próximas ediciones sería estupendo que lo difundieras. Aquí tienes el enlace para saber todo lo necesario y apuntarse.

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Nota: mi agradecimiento a Elena Gascón  por mantenerme informado.

 

Las resbaladizas recomendaciones sobre las grasas ahora más claras

Consenso FESNAD grasasTal y como comenté en esta entrada, si hubiera de escogerse un tema que en el campo de la dietética más cambios y más controversia está generando últimamente cuando se comparan las nuevas investigaciones con lo que ya se sabía, ese tema sería sin dudas el de las grasas. Tanto las recomendaciones al respecto de la cantidad adecuada presente en la dieta cotidiana como su tipología han sufrido una relativamente importante revolución en base a recientes hallazgos.

Afortunadamente, para facilitar la comprensión de estas cuestiones, así como para realizar una serie de recomendaciones en base a una revisión de la evidencia sobre lo que hoy se sabe sobre el tema se acaba de realizar y publicar este trabajo por parte de la Federación de Sociedades de Nutrición Alimentación y Dietética (FESNAD) titulado: Consenso sobre las grasas y aceites en la alimentación de la población adulta española.

Una de las partes más interesantes para todas aquellas personas a las que les interesan este tipo de cosas sin ser especialistas es el segundo capítulo dedicado a explicar de forma bastante sintética pero al mismo tiempo rigurosa y eficaz la estructura, metabolismo y funciones del conjunto de las grasas y aceites, más formalmente denominados lípidos.

En los capítulos siguientes se van analizando uno por uno los distintos ácidos grasos en virtud a la evidencia científica con la que actualmente se cuenta para posteriormente y en base a esta hacer las correspondientes recomendaciones dietéticas.

Como digo un documento interesante que a mi modesto juicio podría tener algunas lagunas. Me refiero a que para contrastar la evidencia científica, además de contar con bastantes estudios de diversa índole, también se han tenido en cuenta algunos otros consensos de otras autoridades sanitarias, dejándose al mismo tiempo consultar (al menos no aparecen citados en la bibliografía) otros interesantes ensayos que considero imprescindibles sobre sobre esta materia.

Al final, el elemento más práctico son sin lugar a dudas las conclusiones (a partir de la página 64 del documento) y por supuesto el resumen de las recomendaciones que se pueden encontrar en la página 67. Todas interesantes, me gustaría destacar algunas de ellas que supongo pueden o bien sorprender a alguno, o bien servirle de guía:

  • Sustituir los ácidos grasos saturados (AGS) por ácidos grasos poliinsaturados (AGP) o por ácidos grasos monoinsaturados (AGM) para mejorar el perfil lipídico. (Grado de recomendación A, es decir, el máximo, de lo que se está más y mejor convencido)
  • Sustituir AGS por AGP para disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular (Grado de recomendación A)
  • No hay pruebas suficientes sobre indicadores de riesgo cardiovascular para apoyar diferentes recomendaciones sobre AGS específicos. (Grado de recomendación D)
  • Con los datos actuales no es oportuno establecer un umbral preciso de ingesta recomendada de AGS en la población española, pero se recomienda reducir el consumo de alimentos que los contienen en exceso, como la mantequilla, así como de alimentos que, además de AGS, pueden contener compuestos nocivos, como la mantequilla y algunas carnes procesadas. (Grado de recomendación B)
  • La ingesta de ácidos grasos trans (AGT) debe ser lo más baja posible no debe superar el 1% de la energía total. En consecuencia, al establecer objetivos y recomendaciones de nutrientes, debe considerarse limitar la ingesta de AGT. (Grado de recomendación B)
  • Consumir AGM como fuente principal de grasa de la dieta en sustitución de los AGS o los hidratos de carbono para mejorar el perfil lipídico y otros factores de riesgo cardiovascular (Grado de recomendación A)
  • No debe promoverse el consumo de AGP omega-6 para prevenir el cáncer. (Grado de recomendación B)
  • Consumir pescado o marisco al menos 3 veces por semana, dos de ellas en forma de pescado azul, para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. (Grado de recomendación C)
  • Puede consumirse una dieta alta en grasa total en vez de alta en hidratos de carbono sin ningún peligro para la salud y con posibilidad de mejorarla, siempre que se trate de grasas insaturadas de procedencia vegetal. (Grado de recomendación A).

Con todo ello se termina haciendo una recomendación final general:

El rango de ingesta deseable de grasa total para la población española puede variar entre un 20% y un 40% de la energía diaria.

Antes de despedirme, creo que es necesario hacer constar que el trabajo está patrocinado por Unilever, una multinacional que tiene una muy buena parte de su negocio centrado en la comercialización de alimentos manufacturados de naturaleza grasa (margarina, mayonesas, salsas…) pero no mantequilla.

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Nota personal y al margen del trabajo comentado: En la actualidad las relaciones entre la FESNAD y el colectivo que representa a los dietistas-nutricionistas son tensas, hasta el punto que a día de hoy este colectivo no forma parte de la Federación siendo que hace unos meses sí lo hacía. Las razones para la expulsión, cese, veto, baja, salida (tachar lo que no proceda) de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas (FEDN) de la FESNAD son complejas y hay muchos, demasiados, dimes y diretes. A título personal, tengo la sensación de que con la excusa de un “defecto de forma”, se ha prescindido de la presencia del colectivo de dietistas-nutricionistas que se había convertido en un socio “incómodo” para los intereses de la FESNAD. Una pena esta realidad que además se termina percibiendo en la redacción del documento mencionado cuando en su página 64, en las conclusiones, se refiere hacia este colectivo con lo que parece ser una práctica habitual y exclusiva del mismo. Tal y como puede leerse, cita:

¿Significa esto que los nutricionistas pueden ahora permitir el consumo sin límites de todos los alimentos ricos en AGS? No necesariamente, pero sí de algunos hasta hace poco considerados nocivos, tales algunos lácteos fermentados ricos en grasa, como el queso, o las carnes rojas magras.

Con sinceridad veo muy poca profesionalidad al atribuir a un colectivo entero y solo a él una determinada práctica. Sé de no pocos profesionales sanitarios que no siendo nutricionistas, conceden ese tipo de consumo al que se refiere la pregunta. Es más, quizá conozco un mayor número de médicos y farmacéuticos que practican este tipo de recomendaciones que de nutricionistas. En cualquier caso, jamás osaría atribuir a todo un colectivo profesional las prácticas de algunos.

Sobre las explicaciones para justificar la no presencia actual de la FEDN en el seno de la FESNAD puedes leer las dos versiones de las partes en este (versión FEDN) y enlace (versión FESNAD). Con toda sinceridad deseo, en especial por el bien de la ciudadanía, que esta circunstancia cambie pronto. No me parece de recibo que el que debiera ser uno de los principales actores de la alimentación en España, además de ausente de la Sanidad Pública, esté también ausente en este tipo de instituciones (aunque ahora que caigo, igual no es tan complicado atar cabos…)

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Productos y dietas milagro: mucha legislación, (casi) cero control

Método LevUna de las preguntas que más a menudo me realizan es si está permitido (casi) todo lo que vemos en la publicidad y promoción de productos y dietas milagro; y mi respuesta es que ese casi todo al que se refiere mi interlocutor está en la mayor parte de los casos textualmente prohibido por la legislación española o europea que nos afecta. Sin embargo…

Sin embargo, esta contestación suele crear cierta incredulidad en quien la recibe y argumenta, no sin cierta lógica, que si está prohibido, es decir, que si es ilegal, como es que hay tanta basura entre las alegaciones, las promesas y las garantías del peso que se va a perder con la dieta o el producto en cuestión.

Yo que no soy jurista y por lo tanto no soy experto en la interpretación de las leyes, solo encuentro una explicación, y es porque no hay control. Hay mucha legislación, pero (casi) nadie hace nada por hacerla cumplir. Vamos con un ejemplo.

Supongamos algo muy fácil de suponer: que estuviera prohibido conducir un automóvil sin ponerse el correspondiente cinturón de seguridad. Suponiendo, ahora sí, que todos fuéramos unos inconscientes y que su uso solo dependiera de lo que dijera la norma y no de que estuviéramos perfectamente convencidos de su utilidad (yo me pongo el cinturón no para evitar la multa, sino para evitar males mayores en caso de accidente) su uso o no dependería exclusivamente del temor de que a alguien le cazaran sin el cinturón puesto. Pues bien, en estos casos si se supiera que no hay efectivos de la Guardia Civil para hacer cumplir esta norma, o si los hubiera cada rara vez que cazaran a alguien sin el cinturón le pararan para echarle una regañina y decirle que tiene que ponérselo… nadie se lo pondría. Es lo que pasa cuando hay legislación pero no hay (casi) nadie velando por hacerla cumplir.

Pues esto mismo es lo que pasa con las alegaciones referentes a los productos y dietas milagro. Nuestra legislación prohíbe con poco género de dudas:

  • Sugerir propiedades específicas adelgazantes o contra la obesidad,
  • Proporcionar seguridades de alivio o curación cierta,
  • Hacer referencia a su uso en centros sanitarios o a su distribución a través de oficinas de farmacia,
  • Aportar testimonios de profesionales sanitarios, de personas famosas o conocidas por el público o de pacientes reales o supuestos, como medio de inducción al consumo,
  • Pretender sustituir el régimen de alimentación o nutrición comunes,
  • Atribuir a los productos alimenticios, destinados a regímenes dietéticos o especiales, propiedades preventivas, curativas u otras distintas de las reconocidas a tales productos conforme a su normativa especial,
  • Sugerir o indicar que su uso o consumo potencian el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual
  • Utilizar el término «natural» como característica vinculada a pretendidos efectos preventivos o terapéuticos.

Por si te parece poco (lo que está prohibido) nuestra legislación relativa a los productos alimenticios destinados a ser utilizados en dietas de bajo valor energético para reducción de peso prohíbe de forma directa:

la inclusión en el etiquetado, la publicidad y la presentación de los productos cubiertos por las mismas de cualquier referencia al ritmo o a la magnitud de la pérdida de peso a que puede llevar su consumo, así como a la disminución de la sensación de hambre o al aumento de la sensación de la saciedad.

Son muchas las marcas, sistemas, “laboratorios”, franquicias, productos, suplementos y sustitutos dietéticos que se ponen la legislación por montera. ¿Por qué? Pues por que no hay control… y si los pillan, palmadita en los hombros y a no ser malote… un que no te vea yo otra vez… y punto.

Y no lo hacen a escondidas precisamente… desde mi punto de vista, la publicidad ilícita, se realiza a partir de canales de difusión masiva, en grandes medios de comunicación, sin cuya participación esto no tendría tanto sentido. Algo que además está también prohibido según se recoge también en nuestra legislación:

Las agencias de publicidad, periódicos, revistas, emisoras de radio y televisión y cualquier otro medio de comunicación no admitirán publicidad que contravenga lo dispuesto en este Real Decreto.

Pues bien, sin ir más lejos y conste que es uno entre decenas de ejemplos posibles, la foto que ilustra este post de “Método Lev, comer para adelgazar” (¡adiós 7 kilos en 30 días!) está sacada de un número de hace pocas semanas de la conocida revista HOLA.

Pero hay más, mucho más, por ejemplo Naturhouse, que sin ambages y como tantas otras franquicias de su misma clase, ofrece testimonios así como “soluciones” para perder unos kilos de forma exprés. Todo ello por no hablar del “mercado” en Internet… que además de escandaloso es cosa aparte.

En el caso de los escasos “pillados” las sanciones acciones contra ellos son de risa. Como te decía, palmadita en los hombros y a seguir, que son dos días. Esto es lo que se contrasta, por ejemplo en el caso del “denunciado” Té chino del Dr. Ming o con la alcachofa de Laón y tantos otros.

Incluso, cuando el ilícito es especialmente grave (al menos a mi juicio) la solución es la misma, regañina suave, retirada del producto o publicidad y hasta otro día. Tal es el caso del complemento alimenticio “VIGORAXIA cápsulas” que sin ningún género de dudas publicita(¿ba?) ese aumento de la potencia sexual tan deseado por muchos. Y resulta que no lo sancionan, ni lo retiran por la publicidad a todas luces ilícita, sino por contener y no declarar una sustancia farmacológica, tal y como señala la Agencia Española del Medicamento. Te recuerdo que la presencia de fármacos no declarados en determinados complementos alimenticios no es infrecuente. Sin embargo, aquí tienes muestra de cómo se está prohibiendo su comercialización y promoción.

¿La solución? No tengo ni idea de cual es la solución a estas cuestiones ni si esta ha de pasar por sacar los colores a nuestras autoridades.

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Imagen: @juan_revenga

Si los libros de nutrición y dietética fuesen personas…

Lee libros

Acudir a una librería y buscar un libro de divulgación en materia de nutrición y dietética es un deporte de riesgo. Pero a diferencia de este último tipo de prácticas que solo es realizado por una minoría, los hechos nos confirman que este otro “deporte”, el de hacerse con un “libro de dietas”, es una práctica especialmente extendida… a ver, que levante la mano aquel que no tenga en su casa algún ejemplar de este tipo. Creo que es necesario coincidir y reconocer que quien más quien menos está dando asilo en su librería al menos a uno, cuando no a varios, libros de este tipo. No pasa nada… o sí que pasa, pero nos pasa a todos.

Afortunadamente de un tiempo a esta parte el siniestro panorama de enfrentarse a la sección de “dietas” de una librería ha cambiado de forma sensible, y si bien hasta hace unos años era raro encontrar cualquier otra cosa que no fuera basura “dietética” editada al son de las modas del estilo a la dieta del grupo sanguíneo, el método Dukan, la dieta Montignac, la enzima prodigiosa, las recetas anticáncer, etcétera; a día de hoy existe una oferta mucho más imperecedera, adecuada y, en resumidas cuentas, válida en este terreno.

Empezaba a decir en el título que si los libros sobre nutrición y dietética más populares, los más accesibles y divulgativos fueran personas sería interesante poder asistir a la zapatiesta que se montaría cada noche cuando los libros se quedan solos en la oscuridad de la librería (un poco en plan Toy Story, seguro que me entiendes)… Discusiones más o menos eruditas, o más o menos subidas de tono, acalorados debates e incluso con la posibilidad de que estos volúmenes de contenidos tan dispares llegaran a las manos… mejor dicho, a las hojas y a las tapas, ya que de puro divergentes, sus postulados son a todas luces francamente irreconciliables.

Existe una perversión solapada en toda sección de cualquier librería que albergue libros sobre alimentación y dietética. Esta se pone de relieve nada más entrar y preguntar por su ubicación; para ello el usuario suele dirigirse al empleado de turno: “¿Por favor, los libros de dietas?”. Una vez entre ellos la mayoría se pueden identificar en base a dos criterios no excluyentes (es más, buena parte de ellos recogen ambos criterios). Por un lado los que proponen largas minutas alimenticias con indefectibles listados de alimentos permitidos y prohibidos en virtud de sus infantiloides planteamientos y; por el otro, los que prometen un adelgazamiento eficaz, seguro y placentero o, también con frecuencia, una salud de superhombre con el fin de terminar muriéndose uno (esto lo digo yo) con la salud por las nubes. En cualquier caso siempre buen rollo, grandilocuentes promesas de éxito seguro, de revolucionarios métodos, de millones de lectores satisfechos, de obtener incluso un placer supremo en la tarea del adelgazar. Para este tipo de libros, clásicos donde los haya por muy reciente que sea su edición, el adelgazamiento se ejecuta con la alegría de quien impone una orden desahucio a unos kilos okupas que están en casa ajena. Todo muy fácil, placentero, a la última y requeteguay.

La universidad de Harvard recomienda vender así los libros de dietas milagro

Expertos británicos recomiendan un método revolucionario para vender libros de dietas milagro (simulación)

Sin embargo y como decía más arriba, a día de hoy la oferta milagrosa de hace unos años en estas secciones ha variado en un interesante sentido. Ya no solo hay ejemplares buenrollistas que con el fin de explotar las necesidades de una población ávida de soluciones simplistas hace su agosto todo el año en las estanterías de la sección de “dietas”. No, ahora compartiendo ese espacio… o mejor dicho, robándoselo a otros ejemplares de planteamientos absurdos, se pueden encontrar otras obras de mayor enjundia que, en líneas generales, tienen en la sana divulgación su principal leitmotiv. Me refiero a autores como por ejemplo Julio Basulto, Carlos González, Luis Jiménez, José Miguel Mulet, Antonio Palomar, etcétera… y los que seguro que me dejo en el tintero y los que espero vengan.

Porque… ya que estamos de tendencias, confío que esta se quede, me refiero a que cada vez más autores pongan en alza el racionalismo dietético (sin dejar de lado amplias connotaciones hedónicas del asunto) y se lancen a escribir y divulgar todo eso que llevaban profesionalmente bueno dentro de sí. Y es que tal y como propuso de forma especialmente clarividente Luis Jiménez, un buena meta no sé si para este año pero desde luego sí para los 5 próximos, sería convertir el área de “dietética y nutrición” de las librerías en una zona llena de libros dignos y rigurosos.

Al final, mi deseo es que en base a los procesos de selección natural esta nueva forma de hacer divulgación en materia de nutrición y dietética desplace, si no hasta la extinción (eso sería demasiado utópico) sí hasta un rincón, a los anteriores libros “de dietas” y de “adelgazamiento”.

Libros dietéticaSi yo fuera mi libro, me sentiría muy pero que muy incómodo al rozar mis tapas con determinados compañeros de estantería, y al mismo tiempo estaría encantado de rozarlas con las de esos otros que de un tiempo a esta parte están colonizando un espacio anteriormente acotado para la charlatanería y la magufería. Por tanto, no sé si sería demasiado pedir que en las librerías se nos pusiera en espacios diferentes, propongo por ejemplo que se cree la sección de “Dietochorradas y sacacuartos” a la que vayan a parar todos esos libros, clásicos o no, del tipo “Yo sí que como de Patricia Pérez”; “La terapia Gerson”; “El Método Gabriel”; “Es fácil perder peso”… y que en la sección que ya existe “Nutrición y dietética” se mantenga y se queden estas nuevas obras mucho más comprometidas con la realidad y cuyos propósitos originales son otros completamente diferentes.

Espero que este post sirva para animar a que cada vez más gente con criterio, independientemente de su título, se anime a publicar obras con un valor añadido diferente del que hasta la fecha ha sido más fácil encontrar.

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¿Es tan beneficioso para la salud el consumo moderado de bebidas alcohólicas?

BebercioCerrábamos la semana pasada con la noticia de un bastante posible nuevo etiquetado para las bebidas alcohólicas a medio plazo. Y comenzamos esta con un tema bastante relacionado: la absurdez de atribuir al consumo moderado de alcohol, sin dudas, cualquier beneficio sobre la salud.

He querido dejar un tiempo más que prudencial para hacerme eco de esta noticia que al parecer, tal y como ha demostrado el tiempo, ha sido atada, amordazada y, en definitivas cuentas, olvidada por el paso del tiempo. Claro, como no promociona el consumo de alcohol (ni «moderado» aunque sea)… no interesa.

Tal y como se puede contrastar se trata de una reunión en el Hospital Regional Carlos Haya en la que una serie de expertos desmitifican de forma rotunda aquello de que el consumo de bebidas alcohólicas puede reportar beneficio alguno sobre la salud. Estos expertos lo hacen además sin pelos en la lengua:

El alcohol no presenta ningún aspecto positivo para la salud […]. Un buen vino tomado de manera moderada es menos malo que otras bebidas alcohólicas, pero eso no significa que posea efectos cardioprotectores […]

El alcohol es una sustancia tóxica, adictiva y cancerígena, que mata a 130.000 personas en Europa cada año. Hay 242 enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol […]

Las bebidas alcohólicas cuentan con una buena imagen en la sociedad y son bien aceptadas, pero se estigmatiza al alcohólico […]

Cuanto menos alcohol se beba, mejor.

Con estas contundentes palabras se expresó el jefe de la unidad de conductas adictivas del Hospital Clinic de Barcelona, Antoni Gual. A partir de aquí es irremediable hacer la consabida pregunta ¿están estas palabras respaldadas por la ciencia?

Pues lo cierto es que a pesar de haberme desojado buscando la referencia que se cita en el artículo señalado referente a que la prestigiosa revista The Lancet haya hecho una reciente publicación en este sentido… el caso es que no la he encontrado. Al menos como reciente. Pero sí que he encontrado otros estudios interesantes que no creo que deban pasarse por alto, a pesar de que nunca han tenido el impacto mediático de otros estudios de muy inferior calidad que, poniendo el consumo de alcohol en un pedestal, han disfrutado de los fuegos artificiales y el buenrollismo con el que casi no importa qué medio los suele acoger.

Por ejemplo y sin alejarnos de The Lancet, tenemos este de aquí Drug harms in the UK: a multicriteria decision analysis que nos viene a decir que el alcohol es sin lugar a dudas y teniendo en cuenta todos los aspectos (físicos, sociales y psicológicos) la droga más dañina por encima, y no poco, de otras sustancias, otras drogas, consideradas como “duras” (y puedes pensar en la que quieras… el consumo de alcohol le gana en daño general). Pensaras que el anterior estudio descontextualiza el “consumo moderado” y esas cosas, bueno, puede ser cierto, pero aun no he acabado.

Este otro interesante estudio publicado en el British Medical Journal hace apenas dos meses aclara bastante las cosas y deja pocas dudas:

Las asociaciones benéficas entre un bajo consumo de alcohol y la mortalidad por cualquier causa pueden ser atribuibles en buena parte a una selección inadecuada de los grupos de referencia y un inadecuado manejo de los posibles factores de confusión. Cuando se compara la población abstemia (no bebedores) con otros grupos de población que sí bebe el posible beneficio del consumo de bebidas alcohólicas solo se pone de manifiesto en el grupo de mujeres de más de 65 años. En el resto de grupos clasificados por edad y sexo no se ha encontrado beneficio alguno para la salud a partir del consumo de ninguna medida de alcohol. En cualquier caso y además de mínimas, todas las posibles asociaciones protectoras podrían explicarse a partir de sesgos en la selección de la muestra.

En un editorial adjunto a este artículo se explicaba, no sin razón, que incluso si el alcohol resultara tener un efecto protector contra una cierta patología, este también aumentaría el riesgo de contraer otros problemas de salud (cuestión que ya puse de manifiesto en su día en esta entrada).

Vino ¡salud a raudales!... o no

Vino ¡salud a raudales!… o no

En mi opinión estamos de nuevo ante la misma historia anteriormente repetida (o en la actualidad) con no importa casi que alimento, producto o nutriente. Es decir, por la razón que sea en un momento concreto se pone en alza el consumo de un determinado alimento (bien por intereses comerciales poco loables o bien por las limitaciones de la ciencia en un momento dado) o por el contrario se criminaliza. En cualquier caso, de esta forma se tiende a crear una sensación de que ese mensaje forma parte de una especie de Ley universal, al estilo de la Ley de gravitación universal. Luego, con el paso de tiempo, los avances en el conocimiento científico (recuerda “la maleta de Asimov”) no solo pueden llegar a cuestionar los planteamientos anteriores sino que en no pocas ocasiones llegan a contradecirlos de forma bastante contundente (recuerda el caso del huevo).

Creo que este caso, el del alcohol… sea cual sea su matriz alimentaria que lo vehiculice (desde el whisky al pacharán pasando por el vino y la cerveza) a cada día que pasa se añade un mayor contenido a la literatura científica de forma que en este caso se apunta a que beber alcohol es más dañino que lo contrario… que es lo que se ha venido afirmando en los últimos años.

En cualquier caso y suponiendo que yo esté equivocado, en lo que creo que no hay confusión alguna es al respecto de que con el tema del alcohol, a día de hoy, las cosas no están nada claras. Así, en este sentido, estando la salud en juego, yo me quedo con la frase final de este estudio que sostiene lo que a mi juicio debiera marcar la línea de intervención en la promoción de las bebidas alcohólicas a través de la salud.

Lo más probable es que cualquier promoción de alcohol por razones de salud termine ocasionando mucho más mal que bien.

No estaría mal que nuestras autoridades sanitarias tomaran nota de este “principio”. Estoy convencido que será una lucha encarnizada en la que los sectores implicados pondrán todo de su parte para que el paradigma salutífero del consumo moderado de alcohol no pierda comba.

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Dieta neutropénica: más sombras que luces en el ámbito hospitalario

Bacteria (2)No te confundas, más allá de las “dietas” al uso, las adelgazantes, existen otro tipo de dietas terapéuticas que se pautan en función de las circunstancias patológicas de un determinado paciente. Esta área o rama de la nutrición y dietética es poco conocida por parte de la población general (no así por los profesionales sanitarios) y recibe el nombre de dietoterapia.

A su vez, una de las dietas más conocidas en este terreno, y circunscrita principalmente al ámbito hospitalario, es la conocida como dieta neutropénica. Pero que sea conocida, y muchas veces puesta en práctica, no quiere decir que a la luz del actual conocimiento tenga un especial sentido su utilización. Pero antes de hablar de su utilidad, vayamos por partes y veamos en qué consiste esto de la neutropenia.

La neutropenia, tal y como corresponde a su etimología, alude a la situación patológica caracterizada por la disminución de determinados glóbulos blancos de nuestra sangre, en concreto de los denominados como neutrófilos. Como me imagino sabrás, se trata de un corpúsculo celular de cuyas funciones destaca el “defender” al organismo de posibles infecciones. A pesar de ser una circunstancia poco frecuente, la neutropenia se ha descrito con relativa frecuencia en pacientes sometidos a quimioterapia con el fin de tratar un cáncer, pacientes en tratamiento para un trasplante, inmunodeprimidos…

Así desde hace varias décadas se viene planteando una dieta “limpia” o “baja en bacterias” que minimice la posibilidad de infecciones en este tipo de pacientes con motivo precisamente de sus “bajas defensas”. A esta dieta se la denomina dieta neutropénica… aunque en mi opinión debiera llamarse de forma más propia, para su mejor comprensión como dieta para situaciones de neutropenia.

¿En qué consiste?

Pues la verdad es que aquí viene gran parte del problema porque no existen unos estándares uniformes para la administración de una dieta neutropénica y sus variantes son muchas, incluso dentro del mismo centro hospitalario donde distintos profesionales defienden esquemas dietéticos diferentes con el mismo fin.

El caso es que, como digo, no existe una definición estándar de dieta neutropénica. Ni tan siquiera qué características fundamentales se le atribuyen o qué alimentos concretos han de ser restringidos, cómo prepararlos, con qué criterio se deben implantar ni qué limitaciones presenta. Así, solo en lo que respecta a la inclusión/exclusión de alimentos los estudios realizados con el fin de recopilar las distintas prácticas que se utilizan en los hospitales para poner de manifiesto qué se hace en cada uno de ellos cuando se propone una dieta neutropénica han puesto de relieve una amplia gama de definiciones y de prácticas. De lo poco que tienen en común coincide la prohibición de frutas y verduras frescas crudas. Pero algunos centros también restringen con muy poca coincidencia entre ellos los zumos recién exprimidos, las frutas desecadas, el yogur, los quesos, las especias crudas, la miel, los embutidos, los frutos secos, las carnes, pescados y mariscos poco cocinados o los huevos cocidos.

¿Pero funciona o al menos alguna lo hace?

Teniendo en cuenta el fin último de la dieta neutropénica, es decir, disminuir las posibles infecciones en pacientes inicialmente predispuestos a estas… parece que no. O por lo menos hasta la fecha no hay una evidencia clara.

Tal y como señala esta revisión, varios estudios han puesto de manifiesto la inconsistencia en la aplicación de dietas neutropénicas en pacientes con neutropenia diagnosticada por causas diversas. Así, en general tras revisar más de una docena de estudios se concluye que los datos de todas las publicaciones al respecto de esta cuestión no proporcionan pruebas sólidas de que un patrón dietético restrictivo “bajo en microbios” (o dieta neutropénica) proteja a los pacientes con neutropenia frente a infecciones bacterianas mejor que una dieta más o menos “libre”.

En resumen: la evidencia de la que se dispone en la actualidad no contempla a los alimentos como una causa directa de las infecciones bacterianas en pacientes neutropénicos. Así, en virtud de la revisión anteriormente mencionada, habida cuenta de la amplia variabilidad de criterios para pautarlas y sus protocolos, se sugiere que mientras no se pueda probar esta causa y efecto, la conocida como dieta neutropénica no sea empleada, al menos, en los pacientes de cáncer.

En su lugar, conociéndose como se conocen pautas seguras y bien establecidas al respecto de la manipulación de alimentos orientadas a prevenir el contagio de gérmenes de transmisión alimentaria entre la población en general se recomienda que estas directrices sustituyan la utilización de la dieta neutropénica, sean las que sean las características que en cada caso la definan.

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Nota: este post se ha realizado como respuesta a la pregunta que un buen seguidor en Facebook, Roger López Carratala, me ha hecho llegar.

Imagen: cuteimage vía freedigitalphotos.net