El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Madres dietéticamente ineptas (por ser suave) y víctimas de la publi

Ineptas, incapaces, inútiles… e incluso negativas, perniciosas, dañinas. Me refiero a ese tipo de madres que el otro día ponía de relieve una comentarista (“Una”) en esta entrada a colación de la educación nutricional que transmitimos a nuestros hijos a propósito del Día Nacional de la Nutrición 2014. Te lo copio-pego para que veas la simpleza y juzgues por ti mismo/a

Hace un par de semanas una amiguita de mi hija (7 años) me decía, mientras se estaba comiendo una manzana para merendar, “es que mi madre me ha puesto a dieta porque tenemos una comunión”.

Ayer se metió entre pecho y espalda para merendar un bocata y un croasan.

A mi entender, con el bocata, era suficiente. Pero lo que más me impactó es… ¿cómo puede decirle su madre que la pone a dieta para que quepa en la ropa porque tenían una comunión y nada más pasar, otra vez a comer guarradas?

Es de locos y de poco sentido común…

Mi madre me ha puesto a dieta porque tenemos una comunión”… Ya ves con 7 años. ¿Pero qué clase de madre es esa? ¿Qué valores le está transmitiendo a la niña en cuestión… es más, incluso a las amigas de su hija…? Por favor, un poquito de respeto… de seriedad… de responsabilidad… de sentido común, tal y como decía “Una”.

Luego no me extraña que pase lo que pasa, y conste que no hace falta ser madre para debutar con estas estupideces, probablemente esa niña, antes de ser madre y si la estupidez generacional no ha calado en ella (Dios no lo quiera) se ponga a hacer de las suyas por su cuenta… a dar ejemplo. Y además contará con todo el tonto-arsenal que aquellas empresas con pocos escrúpulos pongan a su disposición para invitarle, empujarle y animarle a seguir haciendo estupideces dietéticas. Empresas que se publicitan en medios acríticos con estas circunstancias.

Quieres ejemplos. Allá van dos (solo dos, por no aburrir más que nada)

Bikini PompadourAquí tienes la gloriosa publicidad de temporada (bikini) que se ha marcado Pompadour.

Un coctel de infusiones sin pies ni cabeza en cuanto a sus pretenciosas e inútiles alegaciones: eliminar toxinas –ya ves– eliminar líquidos y mantener la línea. ¿Esto que no hace lo que dice que hace no debería ser catalogado de fraude? Desde mi punto de vista contraviene, tanto la legislación correspondiente al alimento como la de publicidad. Pero bueno, nada nuevo bajo el sol o que no conozcamos. La cosa en este caso tiene algo más de miga (y aprovecho para relacionarlo con el tema que nos ocupa) La foto de la izquierda está tomada de la publi que este fin de semana pasado podíamos encontrar entre las páginas de un suplemento, pero no cualquiera, es “Mujer hoy”, un suplemento que se define como “Revista especializada en el público femenino”… Menuda especialización. En lo que se refiere a su publicidad podría mostrar un poco más de delicadeza en vez de apretar los imaginarios, anacrónicos y sexistas golletes de la discriminación sexual en base a los estereotipos de la imagen femenina y demás. Y no, no es una excepción, no hace mucho pudimos ver esta otra publicidad en el mismo suplemento, esta vez a cargo de Lipograsil -ya ves, otra vez- En esta ocasión, además, con un tinte sexista muy feo.

Dieta lipograsil

No sé, me parece que una revista verdaderamente preocupada de las mujeres debería criticar estas cuestiones, su contenido y como son tratadas, antes que dar pábulo a: 1) Productos milagro y; 2) el machismo más retrógrado (disfrazado de feminismo) en relación a hacer, aun más si cabe, a las mujeres esclavas de su imagen (y con chorradas).

Con la forma de permitir este tipo de publicidades, con lo presentes que están y con la presión que hacen, no me extraña que cuando llegue el momento esas niñas de 7 años, ya creciditas, reaccionen como estas mujeres en este otro anuncio, esta vez a cargo de Bimanan… ignominioso.

Pero soy yo que tengo la mente muy sucia o a juzgar por lo que se ve en este anuncio estas mujeres… ¿están o no como… muy bien? ¿Acaso necesitan adelgazar? ¿No sería más recomendable que hicieran lo contrario? En fin.

Señores de las empresas en cuestión, señores publicitarios, señores de los medios (prensa, tv, etc.) y madres dietéticamente ineptas… algún día alguien, quien corresponda, les llamará al orden. Espero que sea temprano. Lo que están haciendo por la salud (física y mental) de la población, femenina en este caso, no tiene nombre. Yo os repudio.

Firmado: el padre de dos niñas de 5 y 9 años.

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Dietas hiperproteicas y enfermedad renal: más evidencia sobre lo evidente

CarnazaDentro de las infinitas propuestas dietéticas a la hora de adelgazar (o incluso con el fin “solo” de llevar una alimentación saludable) la que se lleva la palma en la actualidad y desde hace unos años en nuestro entorno son las dietas hiperproteicas. Te lo conté en cierta medida en este post y cuestioné su necesidad en este otro. Necesidad, me refiero a que a día de hoy, la población general ya realiza un consumo de proteínas muy por encima de las necesidades o de las recomendaciones.

Sea como fuere, al final a quienes nos toca de vez en cuando contestar a las preguntas de diversos medios de comunicación al respecto de diversos planteamientos dietéticos, cuando nos ha tocado hablar de los riesgos asumidos cuando se cuestionan las dietas hiperproteicas casi de forma indefectible ha salido a relucir el aumento del riesgo de la patología renal ante este tipo de planteamientos hiperproteicos.

También es cierto que cuando se nos ha preguntado al respecto de las evidencias en las que poder justificar esta advertencia nos quedábamos un tanto en blanco. Veamos, es algo similar a cuando a alguien se le pregunta sobre la efectividad de los paracaídas para evitar lesiones cuando se salta desde alturas importantes… el hecho es que no hay demasiadas evidencias desde el punto de vista científico. Nadie, afortunadamente, se ha encargado de realizar un estudio de intervención y tirar a 400 personas desde un avión (200 con paracaídas y 200 sin él) para luego certificar las diferencias entre las lesiones y los fallecimientos en uno y otro grupo. En este caso, el de los paracaídas, la cosa es tan de cajón, que no hacen falta estudios clínicos de intervención (aquellos que aportan una alta evidencia) para contrastar la bondad del uso del paracaídas en las caídas desde alturas importantes. Te sugiero que no te pierdas este artículo en el que se cuestiona este tema de los paracaídas y la evidencia de la bondad de su uso. Interesante, divertido y, sobre todo, instructivo.

Pues en el caso de la enfermedad renal parecido. La cosa era, o es, tan de cajón que tampoco hace falta cogérsela con papel de fumar: el exceso de proteínas se elimina a través de los riñones, a más proteínas más eliminación y más, por tanto, riesgo de sobrecargar su funcionalidad llegando al punto de comprometerla. No harían falta, en principio, demasiados estudios para llegar a esta conclusión.

Pero afortunadamente para quienes nos dedicamos a esto de vez en cuando salen a la luz estudios que sí cuestionan estas, otra vez en principio, realidades ¿inevitables?. La semana pasada se publicó una revisión sistemática y metaanálisis (esa clase de estudios que aportan la máxima evidencia científica) que observó esta cuestión: ¿Cómo se afecta la función renal cuando se siguen distintos patrones dietéticos en lo que respecta al aporte de proteínas?

Riñón

En el estudio titulado Comparison of High vs. Normal/Low Protein Diets on Renal Function in Subjects without Chronic Kidney Disease: A Systematic Review and Meta-Analysis (Comparación de dietas con alta cantidad de proteínas frente a aquellas con cantidad normal o baja en la función renal en sujetos sin enfermedad renal crónica: una revisión sistemática y meta-análisis) se abordó esta cuestión y se llegó a la siguiente conclusión:

Las dietas hiperproteicas se asociaron con un aumento de la tasa de filtración glomerular [un dato que explica el “mayor” trabajo de los riñones], de urea sérica, de la excreción urinaria de calcio y de las concentraciones séricas de ácido úrico.

Algo que cabría esperarse… más “deshechos” igual a más trabajo para aquellos sistemas fisiológicos encargados de deshacerse de los “deshechos”. Pero la cosa no acaba aquí, la conclusión del estudio continua del siguiente modo:

A la luz del alto riesgo de enfermedad renal entre los obesos, los programas de reducción de peso que recomiendan dietas hiperproteicas, especialmente de origen animal, deben ser observados con precaución.

Y esto, queridos lectores es especialmente importante cuando se tienen en cuenta las advertencias que desde las más implicadas sociedades sanitarias especializadas en estas cuestiones se nos hacen llegar al respecto de la enfermedad renal.

Así, desde la Sociedad Española de Nefrología (SEN) se destacan y advierten algunas cuestiones importantes al respecto de la patología renal, por ejemplo que:

Según el reciente estudio EPIRCE, el 9,2% de la población adulta en España padece una enfermedad renal crónica (ERC) y un 6,8% insuficiencia renal. Por tanto, y en total, unos 4 millones de españoles sufrirían hoy alguna enfermedad renal, unas cifras que, para el presidente de la SEN, “suponen sólo la punta del iceberg, pues entre el 12% y el 15% de la población del país tendría en estos momentos problemas renales sin diagnosticar, desconocidos incluso para el propio paciente, que correría el riesgo de desarrollar lesiones cardiovasculares o el de llegar a fases avanzadas de esta patología, que conllevarían la necesidad de diálisis o trasplante.

En similares términos se expresa la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria cuando dice:

Un número importante de pacientes con ERC está sin diagnosticar

Así pues, ante la hiperproteica realidad de nuestro tiempo en el que ya incluimos más proteínas de las que indican todas las recomendaciones; ante la presión de hacer más hiperproteica nuestra existencia; ante lo apremiante de dietas adelgazantes que ponen el acento en esta cuestión y ante la evidencia con la que hoy ya contamos (más allá incluso de lo que dice la lógica) te queda a ti por decidir: ¿vas a bailarle el agua a todos aquellos que te proponen una mejora de la salud o te fían el éxito de un programa de adelgazamiento a través de una dieta hiperproteica?

Yo, desde luego, no.

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Nota: quiero agradecer, de nuevo y con el deseo que sí sirva de precedente, a Julio Basulto () las inestimables aportaciones recibidas para este post.

Imagen: Maggie SmithAnusorn P nachol freedigitalphotos.net

Síndrome de ovario poliquístico y dieta

Ovario poliquísticoCon el nombre de Síndrome de Ovario Poliquístico (SOPQ) se conoce la afección causada por un desequilibrio en los niveles hormonales de las mujeres, con origen en las glándulas suprarrenales o los ovarios, que resulta en el desarrollo de quistes (cavidades llenas de líquido) en los ovarios. El desequilibrio hormonal consiste en la producción anormal y excesiva de andrógenos, hormonas típicamente masculinas. Este síndrome es más frecuente en las mujeres que padecen obesidad sin que hasta la fecha esté del todo claro que circunstancia es predisponente para la otra o incluso se hay una relación causal obesidad-SOPQ o viceversa. A día de hoy no se conoce la o las causas concretas del SOPQ sin embargo, también parece estar relacionado de alguna forma con la manera en la que el cuerpo gestiona la glucosa, la insulínresistencia y la diabetes.

En la actualidad se estima que afecta a más del 10% de las mujeres en edad fértil y su diagnóstico, en base la European Society for Human Reproduction and Embryology y la American Society for Reproductive Medicine se realiza ante la existencia de dos o más de las siguientes situaciones: 1. Ovarios poliquísticos; 2. Anovulación u oligoovulación; y 3. Valores bioquímicos que indiquen hiperandrogenismo y/o presencia de vello en la línea media del cuerpo.

Entre los síntomas físicos más frecuentes del SOPQ destacan la infertilidad, el dolor pélvico, el exceso de vello en el rostro, pecho, abdomen, dedos de los pies y manos, calvicie o debilidad capilar, acné, piel grasa, caspa y parches de piel gruesa de tonalidad oscura. Ni que decir tiene que esta sintomatología en el caso de la mujer puede propiciar la aparición de otra de carácter más psicológico (en relación con su imagen, seguridad…)

Tratamiento dietético del SOPQ

Según esta reciente revisión sistemática de la literatura científica, las intervenciones en el estilo de vida forman parte del tratamiento de primera línea del SOPQ habiendo no pocas dudas al respecto de las características de las cuestiones dietéticas, en especial en lo referente a los macronutrientes (cantidad de hidratos de carbono, proteínas y grasas). En cualquiera de los casos y con independencia del patrón dietético seguido, entre los estudios que formaron parte de esta revisión los autores concluyen que la pérdida de peso debe ser un objetivo de todas las mujeres que padecen SOPQ y que al mismo tiempo tengan sobrepeso u obesidad. Este adelgazamiento se ha de conseguir a través de la reducción de la ingesta calórica a partir de una dieta equilibrada en lo que respecta al resto de nutrientes, mediante la elección de alimentos considerados como “saludables” y con independencia de la composición de la dieta (en macronutrientes).

A una conclusión similar llega esta revisión Cochrane, poniendo el acento en los beneficios que tiene para estas pacientes la mejora de los estilos de vida: “las pruebas actuales indican que seguir un estilo de vida saludable reduce el peso corporal y la grasa abdominal, reduce la testosterona y mejora el crecimiento del vello, así como la resistencia a la insulina. No hubo pruebas de que un estilo de vida saludable mejore los niveles de colesterol o glucosa en las mujeres con SOPQ”.

Sin embargo, hay cierta controversia en cuanto a la composición en macronutrientes de la dieta. Por ejemplo, en este estudio de intervención con 60 mujeres aquejadas de SOPQ y durante tres meses se compararon los efectos de dos patrones dietéticos: uno “tradicionalmente hipocalórico” aportando un 15% del valor energético total (VET) a partir de las proteínas; y el otro, claramente hiperproteico (30% VET) y la especial inclusión de alimentos de bajo índice glucémico. En los resultados, ambas dietas hipocalóricas redujeron de manera significativa tanto el peso corporal como el de andrógenos. Sin embargo, la opción dietética de combinar un alto contenido de proteínas y alimentos de bajo índice glucémico mejoró de forma significativa la sensibilidad a la insulina y otros parámetros relacionados con el metabolismo de la glucosa.

Una lectura relativamente similar se obtuvo en este otro estudio con unas condiciones ligeramente cambiantes (6 meses de intervención, menos hidratos de carbono en la dieta “hiperproteica” y 27 mujeres) a favor de las dietas hiperproteicas.

Mi conclusión

Parece claro que el tratamiento dietético del SOPQ tiene bastante que decir y esto es algo de especial importancia ya que se trata de un trastorno crónico. De él, parece bastante determinante el control del peso para tratar que las pacientes se acerquen todo lo posible a una situación más beneficiosa en cuanto a la expresión de los síntomas. En este sentido, aunque cualquier patrón dietético considerado como saludable es beneficioso per se, parece interesante el papel que podrían desempeñar las dietas con una mayor proporción de proteínas en su composición junto a la presencia de alimentos de bajo índice glucémico. Ahora bien, las evidencias que se tienen en este sentido son limitadas debido fundamentalmente al escaso tiempo en el que se ha controlado este tipo de tratamiento y el número de la muestra que ha participado en los estudios de intervención. En cualquier caso, mi consejo sería el de acudir al médico y después a un dietista-nutricionista para que articulara un patrón dietético lo más adecuado posible.

Actualización: Tal y como siempre suelo recomendar en estas situaciones, aconsejo ponerse en contacto con la respectiva asociación de afectados por la enfermedad que sea, en este caso y tal y como se señala ya en los comentarios (gracias) con la Asociación Española de Síndrome de Ovarios Poliquísticos. Mis disculpas pon no haber facilitado de entrada esta información.

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Imagen: Kauczuk vía Wikimedia Commons

Angela Merkel adelgaza 10 kilos: un modelo, más que un milagro

La noticia la conocimos la semana pasada. Al parecer lo ha hecho por motivos de salud aconsejada por su equipo médico, como debe de ser. Este blog ha dado cuenta en no pocas ocasiones de los argumentos que se suelen utilizar para la promoción de la dieta o sistema milagro de turno cuando en esa promoción intervienen los famosos o las celebrities, casi siempre para ponerlos de vuelta y media ya que, qué demonios hace un famoso convirtiéndose en un prescriptor de salud que es, en definitiva de lo que se trata. O debiera tratarse, por que esa es otra.

Angela Merkel dieta

Como digo y en este caso, utilizando como elemento precipitador un accidente que al parecer sufrió recientemente Angela Merkel, los médicos le recomendaron perder peso y se ha puesto manos a la obra. Y lo ha hecho, a mi juicio, y según todas las fuentes consultadas, de una forma bastante adecuada. No se conocen muchos detalles tan solo que está aprendiendo y llevando a la práctica el hecho de elegir mejor la calidad nutricional de lo que come. Sin tonterías. Sin dietas milagro, sin dietas “con apellido”, sin alambicados y lustrosos planes dietéticos adquiridos en una farmacia, sin potingues, sin batiditos, sin sustitutivos de comidas, sin complementos quemagrasa, ni inhibidores de la absorción de hidratos de carbono. No puedo por menos que repetirme: sin tonterías.

De todas formas, no ha faltado quien no ha dudado en rotular el acontecimiento de la siguiente forma: “La milagrosa dieta de Ángela Merkel. La canciller ha perdido 10 kilos en cuatro meses”, lo que no me parece nada justo ni acorde con la realidad a tenor de lo que se sabe (que es poco, será porque no hay detrás un gurú que medie)

Pues no señores, no, la dieta de Angela Merkel no tiene nada de milagroso (insisto, con lo que se ha dejado saber). Empezando por el propio titular: perder 10 kilos en 4 meses está muy dentro de lo que se considera un adelgazamiento saludable, tal y como recomiendan las máximas instituciones sanitarias: Un ritmo adecuado de pérdida de peso está alrededor de los 0,5 kg por semana debiendo evitarse pérdidas rápidas de más de 1 kg por semana.

La población general merece otro tipo de información y no creer que cualquier adelgazamiento notable haya de considerarse como “milagroso”, máxime cuando este se realiza por la salud y con salud.

Un ejemplo a seguir el de Angela Merkel, al menos en este terreno, que lejos del boato y el relumbrón de sistemas comerciales pone de relieve que se puede perder peso haciendo las cosas bien. Ojalá su caso sirva de ejemplo. Sin embargo, mucho me temo, que en vez de ser ella la que acapare todas las miradas en este terreno, esta primavera-verano sean otros personajes famosos los que se acaparen buena parte de la atención mientras de forma desustanciada promocionan el sistema dietético-comercial de turno.

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Imagen: REUTERS / GETTY

El mito inagotable de la Candidiasis y los hidratos de carbono

Hay mitos que se resisten a caer. Será porque suenan bien, será porque son acogidos con una especial complacencia. No lo sé. Y no importa lo absurdo de sus postulados y justificaciones. Pero el caso es que no caen.

Uno de ellos es el de la dieta anti-cándida. Un supuesto patrón dietético que hace remitir las infecciones propiciadas por un microrganismo que recibe el nombre de Candida albicans (C. albicans). Antes de empezar hagamos una breve introducción.

¿Qué es la candidiasis?

Candida albicans

Por Candida albicans se conoce a un hongo, en concreto una levadura, ubicua que vive en casi todas partes entre las que se incluye nuestro propio cuerpo. Por lo general, nuestro sistema inmune mantiene a raya este microrganismo e impide una excesiva proliferación.

Cuando por la causa que sea este control no es lo suficientemente eficaz como para mantener bajo control la población de C. albicans (uso de antibióticos, estados deprimidos del sistema inmune…) el hongo puede multiplicarse hasta el punto de hablar de una infección. Estas infecciones por C. albicans pueden afectar a distintas partes del cuerpo y de forma diversa. Así, la candidiasis oral afecta a esta zona anatómica que suele presentar manchas blanquecinas; una infección que puede llegar al esófago y provocar una esofagitis; al mismo tiempo en el caso de las mujeres, estas pueden sufrir infecciones vaginales por C. albicans que cursan con picores, dolor y secreciones anormales; al mismo tiempo la infección de esta levadura puede interesar a la piel y ser causa de picazón y erupciones cutáneas; sin embargo la más grave de todas las infecciones en este sentido es aquella sistémica y que implica la candidiasis en sangre pudiendo suponer un importante peligro para la vida.

¿Cómo se tratan los distintos tipos de candidiasis?

La respuesta a esta pregunta sería compleja y además no se halla dentro de la temática de este blog ya que ninguno de los recursos terapéuticos comúnmente aceptados como válidos al respecto de la infección por C. albicans implica las cuestiones dietéticas. Así, los diferentes tipos de infección se abordan con distintas estrategias que puedes consultar en este enlace: Clinical Practice Guidelines for the Management of Candidiasis: 2009 Update by the Infectious Diseases Society of America o en este otro documento más breve y práctico que a modo de síntesis recoge los diversos tratamientos. En general, se trata de la aplicación y dosificación de distintos remedios antimicóticos.

La dieta anti-candida

CharlataneríaSin embargo en el mundo de medicina complementaria-alternativa … o como quieras llamarla (en este caso yo me referiría a ella como magufa) es bastante frecuente aludir a un tratamiento dietético para las infecciones por C. albicans. En su esencia se trata de restringir la ingesta de alimentos con hidratos de carbono, especialmente azúcares ya que (argumentan quienes postulan este tipo de tratamientos) la C. albicans es un micoorganismo con una dependencia voraz de este tipo de sustratos. Así, no es infrecuente escuchar que la justificación del tratamiento pase por “matar de hambre a la C. albicans” a base de no aportarle esos hidratos de carbono que tanto demanda. En el colmo del despropósito este tipo de terapias explican que los pacientes con candidiasis sienten un hambre descontrolada por aquellos alimentos que aportan más azúcares y que esto se explica porque esto es lo que demanda el microrganismo. Si no me crees le puedes echar un vistazo a este tipo de planteamientos en esta página en donde se dice textualmente que:

El ansia continua por comer dulces o alimentos ricos en carbohidratos puede responder a una infección por hongos llamada candidiasis

O sea, que uno tiene ganas de comer dulce porque al hongo en cuestión le entra el “hambre” de dulce… A mí qué quieres que te diga, este tipo de “justificaciones” me parecen increíbles más allá de los relatos de ciencia ficción y sus extravagantes propuestas entre los parásitos y sus hospedadores. Claro. Allí sí; aquí, en el mundo real, no.

En una vuelta de tuerca más, a la hora de plantear dietas anti-candida libres de hidratos de carbono, me he encontrado con que algunos “profesionales” que la promueven hacen las siguientes indicaciones a sus pacientes:

Dieta de 25 días anti-cándida sin un solo gramo de hidratos de carbono complejos, ni integrales, ni refinados, pero fruta sí… Sin lácteos, salvo el queso del tipo havarti y gouda que si están permitidos.

En fin, sorprendente (e inexplicable, aventuro)

En resumen

  • Candida albicans es un microrganismo habitual, y normal hasta ciertos límites, dentro del ecosistema microbiano de nuestras mucosas.
  • Las distintas infecciones ocasionadas por este microrganismo suelen ser debidas a un sobrecrecimiento. Su localización determina el tipo de tratamiento de elección.
  • Ninguna, absolutamente ninguna, sociedad médica de reconocido prestigio acoge entre los posibles tratamientos de las distintas infecciones cualquier disposición dietoterapéutica.
  • Solo las ramificaciones más rancias de la mal llamada medicina complementaria plantean tratamientos basados en una supuesta dieta anti-cándida.

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Esta entrada participa en la VII Edición del Carnaval de la Nutrición

 que organiza el blog Una pizca de vida.

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Nota: De nuevo, quiero agradecer a una seguidora ejemplar, Geraldine, el hacerme partícipe de sus dudas para que sean tratadas en este blog

Imagen:  Y tambeKevin Dooley vía Wikimedia Commons

La mala alimentación entre los niños españoles es patente y las soluciones claras

Niños comerLo he venido contando en infinidad de ocasiones, pero eso no quita para volver a recordarlo, máxime cuando nuevos datos vuelven a ratificar lo que ya sabíamos: nuestros niños ingresan más calorías que las que necesitan; entre ellos, la mayor parte por no decir la práctica totalidad estadísticamente hablando, no alcanzan las recomendaciones diarias de vitamina D; un 64% no llegan a esas recomendaciones de hierro y un 40% no alcanzan las de ácido fólico. Datos extraídos del  Proyecto Europeo Nutrimenthe, tal y como se hacía eco hace unos días este medio. Datos que ya se pusieron de manifiesto en otros estudios observacionales como este llevado a cabo en el marco de la Unión Europea, en el que además de los antedichos nutrientes se ponía de manifiesto una posible deficiencia en la ingesta de ácidos grasos de la familia omega tres y yodo.

Buenas soluciones vs malas soluciones

A tenor de los anteriores datos no me extrañaría que te entraran los miedos y que antes de terminar de leer este post ya estuvieras camino de la farmacia más cercana para proveerte de unos buenos y completos suplementos vitamínico-minerales que les rescaten a tus hijos de esas posibles deficiencias. Espera, no te precipites, hay una solución mejor. Y desde luego tampoco pasa por hacer acopio de alimentos ultraenriquecidos tal y como puse de manifiesto en la entrada Las mal llamadas “leches de crecimiento”: innecesarias y caras”; cualquiera de esas (malas) soluciones no harían otra cosa que incidir en la práctica del poco recomendable nutricionismo, mientras, además y probablemente nuestros hijos sigan comiendo más proteínas de las aconsejadas, más grasas saturadas y más azúcares, que son otras de las características de su alimentación y que se han puesto de manifiesto en el mencionado Proyecto Nutrimenthe.

No, la solución no consiste en poner malos parches a una prenda, la de su alimentación, que en general tiene más agujeros que un tapete de ganchillo. La solución pasa por “cambiar de prenda” y usar una más acorde a sus necesidades. Como digo, la solución no pasa por recurrir al aporte “artificial” de estos nutrientes al estilo del ejemplo que puse en el post Sucedió en una farmacia.

Más al contrario el posible camino hacia el deseable cambio consiste en que reviséis en casa qué es lo que coméis todos, recuerda que un niño no come lo que no tiene, y solo come lo que tiene porque tú lo pones a su disposición.

Estamos donde estamos porque, probablemente, la alimentación de nuestros niños está cuajada de alimentos superfluos y es deficitaria en alimentos… básicos, normales, de esos que yo llamo mudos, sin alegaciones sobre la salud. Estaríamos hablando de lácteos básicos, frutas, verduras, hortalizas, frutas, pescados, carne, huevos, etcétera.

Tomar pastilla

Ya que he tocado el tema de los pescaditos, alimentos que constituyen una importante fuente de ácidos grasos omega tres, quizá te interese saber que antes de incluir en la dieta de tus hijos ese tipo de suplementos que tan torticeramente de moda se están poniendo, que incluyáis más pescado en vuestra dieta. Tal y como le oí decir el otro día a Aitor Sánchez (@MiDietaCojea), antes que dar este tipo de suplementos (que aportan la ridícula cantidad de 250mg de omega tres) igual compensa que te pasees de vez en cuando con tus hijos por una lonja de pescado… si van con la boca abierta es posible que metan para dentro más omega tres que la que aportan estos suplementos en una de sus pastillas. Sí lo sé es una exageración, pero es una exageración graciosa. Pero igual te interesa saber que con una simple ración de sardinas o de salmón, o de atún, o de caballa o de otros pescados similares, estarás incorporando de 10 a 30 veces más omega tres que con los comprimidos de marras.

Un dato y una puntualización

Y por último, un bonito dato para que tengas en consideración y una puntualización. El dato hace referencia a que los padres, con no poca frecuencia, suele subestimar el peso de sus hijos o, peor aun, que estando “gordicos”, “rellenitos” o “majos” (es decir, con un sobrepeso u obesidad clínicos en toda regla) piensan que están mejor que si estuvieran en su peso. El problema es que el estatus de “estar en el peso” es observado no pocas veces en el caso de los niños como un signo de debilidad, y en esas circunstancias se les considera más dentro del estatus de “delgados” que en el de “normales”. A este respecto te recomiendo que le eches un vistazo a este post de Julio Basulto (@JulioBasulto_DN), ¿Considera normal que su hijo esté “fornido” o “rellenito”? Se equivoca.

La puntualización hace referencia a las recomendaciones de una pediatra que se incluyen en la mencionada noticia. En mi opinión, Cristina Campoy, tras haber hecho una defensa bastante buena sobre los elementos que deberían estar presentes en la dieta de esos niños, vuelve la vista a los padres como responsables (perfecto) diciendo que estos han de mantenerse firmes (¿cómo en un cuartel?) para inculcarles buenos hábitos. Y ahí, la cosa, para mí, desentona un poco. Lo de firmes me ha traído a la memoria el relato corto de Carlos González “La carga de la brigada nutricional” (incluido en su libro “Mi niño no me come”) y el adoctrinamiento con el que a veces se persigue que nuestros hijos coman mejor. Y lo de inculcar, pues lo de siempre… por muy buena (o mala ya no lo sé) prensa que tenga este término, significa lo que significa: “Apretar con fuerza algo contra otra cosa” y otras definiciones poco amables. Supongo que esta pediatra lo habrá hecho con su mejor intención, en cualquier caso considero necesario hacer estas matizaciones.

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Imagen: stockimages y imagerymajestic vía freedigitalphotos.net

¿Comida que adelgaza? Pero qué me estás contando

Comida que adelgaza… comida que adelgaza… comida que adelgaza…

El eslogan publicitario resuena en mis oídos de forma machacona. No me lo puedo creer; los ojos me escuecen; mis meninges se contraen en un atávico escalofrío, el vello de mi antebrazo se ha erizado… ¿veo borroso? ¿será algún cartel anunciando un menú en algún desustanciado restaurante? NO

Se trata de parte del eslogan de un cartel publicitario de gente que sabe lo que hace:

¡Disfruta! Comida que no engorda, comida que adelgaza

Comida que adelgaza

Y digo que se supone que saben lo que hace porque uno presume que son “profesionales”. “Profesionales” de la dieta sí… pero en su faceta más mercantilista: manda webs. Es el eslogan de algo que se hace llamar “El Super de la dieta”. Así, sin tilde, “Super”, como si las prisas en la perspectiva de las jugosas transacciones de venta les hubiera hecho olvidar no ya cualquier atisbo de deontología dietética (eso está claro) sino además las mínimas normas ortográficas.

Tirando un poco del hilo, observo con no poco hastío que se trata de la enésima estrategia de venta de una conocida franquicia con el sibilino objetivo de la “perdida de peso”. Se trata de DietFlash Medical, cuyo leitmotiv es la dieta proteinada (estos son de los que no les gusta llamarla hiperproteica) y las famosas dietas por fases para perder peso. Chupi, la cosa mejora por momentos.

Su negocio consiste en la venta de productos que no alimentos (el asesoramiento es «gratuito»): preparados de tortitas, helados, galletitas, “tortillas” listas para ser reconstituidas, sopas, cremas, purés, pudins, gelatinas… y demás productos a precio de oro, todo ello en vez de alimentos de verdad, para que puedas hacer la compra en este particular “Súper”

Y digo yo… ¿acaso todos estos productos no tienen una pretendida finalidad sanitaria, me refiero al tratamiento del sobrepeso y la obesidad? Lo pregunto porque no siendo alimentos como tal, si no substitutos, productos y demás según la normativa que me imagino los debiera regular, el Real Decreto 1907/1996 está textualmente prohibido: “sugerir [a esta clase de productos] propiedades específicas adelgazantes o contra la obesidad” (artículo 4.2)

En su descargo pueden argumentar que ellos no lo sugieren… lo afirman de forma categórica y sin ambages… “comida que adelgaza”, con un par. Y luego está el tema de la utilización, una vez más, de testimonios para avalar el producto… El mismo Real Decreto 1907/1996 deja claro en su artículo 4.7 que está prohibido el uso de este tipo de estrategias como medio de inducción al consumo. Sin embargo, este enlace de “El Super de la dieta” no ofrece demasiadas dudas de qué parece importarles a esta gente el RD en cuestión.  

Y es que, ya me disculparán, pero no se trata ya de tirar de legislación ¡leches! Es simplemente una cuestión de mínima de coherencia. ¿Qué demonios es eso de comida que adelgaza? ¿Acaso se refieren a que esa comida provee al consumidor de calorías negativas?

Para terminar de cerrar el círculo de esta ignominia dietética, vuelta también a los profesionales que, con la carrera que sea, terminan por darle cobertura. Un caso flagrante de lo que yo entiendo por venta de su presunta profesionalidad abusando bajamente de ella por interés o adulación.

Con estos antecedentes y sin la necesidad de entrar en cualquiera de estos negocios a contrastar sus bondades, yo lo tendría clarísimo… date antes una vuelta por cualquier Súper con alimentos de verdad o, mejor aun, por un mercado en los que encontraras muy pocas tonterías. Y si necesitas consultar con un profesional, al hacerlo, asegurate de que este no haya vendido su alma al diablo.

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Nota: Quiero agradecer a @Velyncita5 que vía Twitter me hizo llegar la imagen que ilustra este post en el que se recoge el eslogan en cuestión.

Nuevo libro: Comer sin miedo

Comer sin miedoSé que te hace falta, lo has de leer. A ti que tanto te preocupas por lo que comes y dejas de comer, a ti que realizas tantas elecciones y tantos descartes alimentarios con el motivo que sea, te mereces este libro. No, no te lo mereces, lo necesitas.

¿Eres vegetariano porque no soportas la muerte de animales? Bien, pues cada vez que abres la boca para meter comida, aunque sea para comer un suculento salteado de germinados ecológicos, mueren animales por ese motivo. ¿No me crees? Vale, ya te lo decía yo, tienes que leer el libro.

¿Odias todo lo que lleve química o aditivos? ¿temes el hecho de comer alimentos transgénicos y los genes que estos aportan? Estupendo también, seguro que tienes tus argumentos (o deberías tenerlos) para mantener esas conductas. Pero que sepas que cada vez que te llevas un bocado a la boca, atiende: de lo que sea, estás introduciendo química, con mucha probabilidad aditivos (sean naturales como la mayoría o artificiales) y, 100% seguro, genes ajenos a tu especie. ¿Sorprendido? Lee el libro.

¿Te acuerdas de las bayas de goji? Hace cuatro años hacían furor y todo el mundo las conocía. Las vendían, te lo aseguro porque lo viví, en la farmacia, en la verdulería, la tienda de herbodietética, la de frutos secos a peso y, pásmate, también las vi en una carnicería. Estaban en todas partes. ¿De donde vino aquella fiebre, porque ha desaparecido y ahora la gente ya no sabe de qué les hablas, cuál era su verdadero origen, era el Himalaya a más de 4.000 metros? Más bien no. Tendrás que leer el libro.

¿Sabías que lo de que las zanahorias sean buenas para la vista deriva de una ardid histórica en el marco de la guerra aérea acontecida entre la RAF y la Lutwaffe durante la II Guerra Mundial? Pues sí, pero habrás de hacerte con el libro.

¿Son los antioxidantes buenos, son malos, es mejor el vegetarianismo que otras soluciones dietéticas, qué patrón dietético es mejor para adelgazar, está el bisfenol A dejando estéril a la población varonil…? Y así una larga lista de de cuestiones que son abordadas con mucho sentido común en “Comer sin miedo”… ya se sabe muchas veces el menos común de los sentidos.

Es posible que muchas de tus decisiones alimentarias las tomes completamente convencido, estoy seguro, pero, ¿te has parado a preguntarte si estás equivocado, es decir, completamente equivocado ya que lo que te hayan contado o hayas oído poco o nada tenga que ver con la realidad? Te lo pregunto porque se puede estar plenamente convencido de algo y, al mismo tiempo estar equivocado. Esas cosas pasan (Nota: ya que estamos en tiempo de rebajas, hoy te recomiendo dos libros por el precio de uno: “Convencidos pero equivocados” una guía para reconocer espejismos en la vida cotidiana. De Thomas Gilovich, Ed. Milrazones, 2009. Te adelanto que este no es sencillo de encontrar)

Volviendo al tema que nos ocupa, J. M. Mulet, es el autor del libro al que me refiero hoy: Comer sin miedo, Ed. Destino, 2014. En él se ofrecen una serie de perspectivas mucho más amplias al respecto de decenas de temas alimentarios sobre los que, quizá amplíe tu perspectiva y te ofrezca una serie de puntos de vista que, es posible no tuvieras. En sí mismo, no me digas que no es una buena propuesta: ofrecer más puntos de vista, no solo los que tienes. Luego ya si eso, que cada cual haga lo que quiera, pero que al menos que se tomen decisiones tras haber observado estas cuestiones con todos sus matices. Al menos más matices, no solo unos pocos.

Lo más gracioso del tema es que no se trata de las opiniones del autor, sino que en la mayor parte de las ocasiones esa nueva perspectiva se desprende, simplemente, de analizar la cuestión de cada momento (los alimentos ecológicos, las elecciones dietéticas personales, la química de la cocina, etcétera) con una racional lógica o de ponerla bajo el microscopio de la historia. En muchas ocasiones las dos cosas, lógica más historia. No suele hacer falta más para aportar una visión quizá poco frecuente pero terriblemente racional al mismo tiempo sobre cada uno de los temas. En otras ocasiones, las menos, porque no suele hacer falta, se recurre a estudios científicos como estrategia probatoria de sus argumentos o bien como elemento para sembrar la duda razonable. Lo que no es poca cosa cuando la salud está en juego.

Se trata de un volumen de fácil lectura, que consigue a la perfección los que intuyo serían dos de los objetivos originales de su autor: arrojar luz sobre una de las cuestiones más mundanas y debatidas en nuestras vidas que es aquello que comemos; y entretener ya que las bromas y los guiños irónicos son frecuentes a lo largo de toda la obra.

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Post Data: Me siento profundamente agradecido por la mención expresa que J.M. Mulet hace a este blog “El nutricionista de la general”, entre otros, como una fuente de consulta fiable y precisa. Orgulloso me hallo. No es para menos.

Las 10 «dietas» de mayor crecimiento en Internet en España en 2013

Stuart Miles vía Freedigitalphotos.net

Stuart Miles vía Freedigitalphotos.net

Comentaba el otro día el habitual Top-five de los peores planteamientos dietéticos para perder peso que la Asociación Británica de Dietética publica periódicamente a finales de año. Al final, en algunos comentarios tanto en Twitter como en este medio se preguntaba a resultas del post si se podría hacer un Top-five similar pero en España. Yo la verdad no me veo capaz… de dejarlo solo en cinco y menos teniendo en cuenta que habría de explicar primero qué criterios he utilizado para ello, para lo cual creo que además me faltarían herramientas, es decir datos objetivos.

En cualquier caso Javier Salas, un periodista con un perfil más que interesante en Twitter (@javisalas) y cofundador de la recomendable web Materia, me hizo llegar este listado referente a las 10 busquedas con mayor crecimento en internet conteniendo la palabra dieta. Es preciso aclarar que no son, o no tienen porqué ser las búsquedas más populares, son las que más han crecido en este último año.

El listado incluye desde búsquedas referidas a dietas milagro a otras búsquedas en las que la palabra dieta no está circunscrita (al menos de forma intrínseca) al tema de las dietas milagro. Veamos cuáles han sido las búsquedas en internet que más han crecido este 2013 conteniendo la palabra dieta, de más a menos:

Primer puesto

Dieta macrobiótica: Un planteamiento dietético que mezcla ciencia (poca) con abundantes sinsentidos (muchos) y basa el modelo de alimentación ideal en el principio de equilibrio ying-yang. Ya adelanto que no soy ningún experto en el conocimiento de este tipo de planteamientos, así que si quieres saber un poco más te sugiero que mires esta entrada de la Wikipedia o que preguntes a Isabel Preysler.

Segundo

Dieta mediterránea: Evidentemente esta es una de esas búsquedas que no está vinculada al seguimiento de una dieta milagro. Tampoco sé muy bien qué tipo de dieta sería esta, ya que a pesar de lo que yo entiendo por dieta mediterránea no todo el mundo lo tiene igual de claro. De hecho lo que yo pienso de la misma tampoco lo tengo muy seguro. Si quieres conocer un poco más de la dieta mediterránea te sugiero que te leas este monográfico por capítulos que publiqué el pasado verano.

Tercero

Dieta del ayuno: Es difícil explicar, por no decir imposible, que es la “dieta del ayuno” ya que hay diversas variantes… ayuno dentro de unas determinadas horas de un día, ayuno a días alternos o seguidos en una misma semana, etcétera. Pero como ves, así, sobre el papel, no suena muy atractivo. Hice un post en su día sobre la dieta de las 8 horas que podría aplicársele.

Cuarto

Dieta de la alcachofa: Aaaaay, esta sí que sí. Esta sí que sí da guerra y mira que es más vieja que mear contra la pared, parece mentira que décadas después de su inicial planteamiento a base de capsulitas y ampollitas, siga dando el mal que da (que no te engañe el título, porque de alcachofas nada de nada). Es más, lo que me llama la atención es precisamente que haya crecido tanto como para estar en este Top-ten. Quizá me quedé corto en su día cuando abordé sus planteamientos en el blog y la tildé de la madre de las dietas milagro (en España, me refiero). En fin, ver para creer.

Quinto

Dieta Del Delfín: En sentido contrario, esta sí que no me extraña que haya crecido tanto como para estar en este listado. Ahora bien, sus planteamientos son de risa (como la de estos salados cetáceos). Sobre sus planteamientos tienes un resumen en esta entrada, aunque te recomiendo que empieces por esta introducción.

Sexto

Dieta Bonn Appétit: Aquí me han pillado (ahora es cuando me ves corriendo a Google a investigar que tipo de dieta es esta). ¡Aaaay sí! ahora que lo veo me acuerdo, el planteamiento adelgazante de Jean-Michel Cohen, el acérrimo y galo enemigo de Dukan. Lo cierto es que no he leído demasiado de este planteamiento, pero de lo que sí me acuerdo es que ponía el acento en dos elementos. El primero en ser un plateamiento dietético más o menos equilibrado (me refiero a la proporción de macronutrientes: grasas, hidratos de carbono y proteínas) y, el segundo, en el disfrute en la mesa de las recetas propuestas. Sin embargo, la primera entradilla que me ha ofrecido el buscados de Google empieza mal o al menos con algo que no me gusta nada: “La dieta Bon Appétit para adelgazar rápido y barato con Jean-Michel Cohen”. Ya ves, promesas de rapidez, seguridad y precio… elementos los dos primeros prohibidos en la publicidad de este tipo de servicios con pretendida finalidad sanitaria. En contraposición, lo mejor de este tema, a mi modo de ver, radica en el no plantear fases, ni periodos de duración de la dieta, sino establecer el modelo dietético como un cambio vitalicio saludable.

Séptimo

Dieta enzima prodigiosa: Que decir ya que no se haya dicho de este despropósito ¿dietético? En fin, te dejo con la entrada que hice al efecto (no dejes de leer las otras que hay de otros autores al final del post)

Octavo

Dieta Thinking: Había oído hablar vagamente del tema, pero no demasiado. Puede tratarse de un abordaje más o menos original y diferente de estas cuestiones del adelgazamiento, centrado al parecer más en especial en las cuestiones psicológicas que nos pueden hacer terminar comiendo mal. Une psicología, el famoso coaching (un poco demodé a estas alturas) ejercicio físico y nutrición. Buenos planteamientos en principio pero tengo que decir esto porque si no reviento: me mosquea que entre tanto equipo del “Método Thinkingno haya ni un solo dietista-nutricionista… un montón de psicólgos, personal trainers, licenciados en derecho y empresariales, un par de médicos, una licenciada en nutrición, pero ni un solo dietista-nutricionista. Lo considero un desacierto y un punto para mejorar. Aparte de estas cuestiones “menores” me molesta mucho la utilización en su web de testimonios “reales o ficticios” para dar credibilidad al método (que además vuelve a ser ilegal), así como al parecer ofrecer una garantía de éxito.

Noveno

Dieta Gourmet: Tampoco la conozco demasiado. Sus planteamientos están recogidos en un libro que no he tenido la oportunidad de contrastar. No obstante sé de boca de su autora, la médico Ana Luzón, que se trata de ofrecer una serie de herramientas para adelgazar alejada de las dietas milagro al uso, poniendo el acento en el disfrute de lo que se come, mientras se hace forma “equilibrada”. Ahora bien, como digo, no puedo decir en base a qué se establece ese equilibrio, ni como se articula.

Décimo

Dieta Smart: Su presencia en este listado es otra de las sorpresas para mí. Conocí el libro “la dieta Smart” en 2012 y por lo que sé ha pasado sin pena ni gloria. Está escrito por la Dra. Reina García Closas y no coincido con sus planteamientos dietéticos. Básicamente altos en proteínas y con una estrategia de dietapor fases” (para mí un error), con listados de alimentos permitidos y prohibidos en cada una de esas fases, con más instrucciones que un sumbarino nuclear (es decir, nada claro y menos para un profano en la materia) y también poniendo el acento en su publicidad sobre su garantía de eficacia. Y me da igual que el libro esté prologado por Walter C. Willett, a mí ni me convence, ni me gusta.

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En resumen, ¿con qué me quedo? pues posiblemente con la mezcla de la parte buena de aquellos planteamientos que no sean, en mi opinión, abiertamente malos. Y aquí hoy ya he dejado buenas pistas.

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Bendito o maldito chocolate

No me digas que no disfrutaste con la noticia hace unas dos semanas en no importa que medio de comunicación, con aquello de que el consumo de chocolate es no ya un alimento beneficioso, sino que además puede ser un aliado contra la obesidad, fíjate que maravilla de titulares:

Etcétera

Boians Cho Joo Young (freedigitalphotos.net)

Boians Cho Joo Young (freedigitalphotos.net)

Todos estos titulares y en la mayor parte de los respectivos contenidos lanzan un mensaje a la población general sin aparentes contradicciones y contundente que, no me extraña, termina por provocar un cacao importante contrario a la creencia popular sobre el tema.

En realidad estas noticias parten de la publicación de un estudio científico de carácter observacional en el que se cuantificó el consumo de chocolate en una población de 1458 adolescentes europeos (entre 12 y 17 años) al tiempo que se valoraron distintas variables antropométricas y analíticas. El resultado: que aquellos participantes que según el procedimiento del estudio consumían más chocolate tenían al mismo tiempo una menor cantidad de grasa corporal total y de grasa abdominal. ¿Quiere decir esto que consumir chocolate lejos de engordar puede ayudar a adelgazar? La respuesta obviamente es: No. Veamos porqué.

Los estudios observacionales

Los estudios que observacionales que contemplan la evolución de dos o más variables no implican causalidad y menos una causalidad unidireccional.

Imaginemos dos variables, A y B que en este caso no serán el consumo de chocolate (A) y el grado de adiposidad (B) sino otras, y veamos hasta que punto se puede establecer una relación de causalidad (en cualquier dirección)

Imaginemos ahora que la A es el consumo de sandía, y que la incidencia de muertes por ahogamiento es la B. Un sencillo análisis estadístico podría apuntar que cuanta más sandía se consume (A) más personas mueren ahogadas en el mar o en las piscinas. ¿Es esto cierto? Totalmente: cuando más sandía se consume, más ahogados hay. ¿Acaso piensas que prohibir el consumo de sandía ayudará a evitar o a reducir el número de ahogados? La respuesta, ya la sabes, es no. La correlación existe entre A y B (aumentan al mismo ritmo) pero no implica causalidad. La población toma más sandía cuando hace más calor (en temporada de sandía, en verano)… y también entonces se baña más, con lo que las probabilidad de que haya más ahogados aumentan. En este caso, además de A y B hay otra variable, C, que sería el calor. Es decir, C favorece tanto a A como a B.

Luego está el tema de la direccionalidad, podemos comprobar que dos variables evolucionan aparentemente relacionadas, pero suponiendo que haya una relación de causalidad, ¿qué dirección tiene, A es causa de B, o es al contrario y B es causa de A? Como bien se explica en el blog comer o no comer, supongamos que quieres ser millonario (variable A) y has observado que entre los millonarios se hace un uso extendido de los relojes de la marca Rolex (variable B). Así pues te gastas un pastizal y te compras un Rolex… ¿aumentarán las probabilidades de hacerte millonario? Ya sabes que no, porque en este caso esa causalidad lleva un sentido inverso al que tú buscas.

Y para acabar, puede ser que A y B evolucionen al mismo ritmo (directa o inversamente) por mera casualidad y que no haya nada que las relacione. Es el caso como bien se apunta en el blog de alimmenta de la observación de que el uso de lentillas y de las cifras de obesidad llevan caminos paralelos: cuanto más se extiende el uso de lentillas más obesos hay. ¿Tú crees que habrá alguna relación? Pues eso.

Consumo de chocolate, función intelectual y premios Nobel

Todos estos frecuentes errores de apreciación en los estudios observacionales le llevaron a Franz H. Masserli a publicar con toda la ironía del mundo este editorial. En él y con el sarcasmo más exquisito posible (fruto de considerar estudios observacionales) concluía que ya que el chocolate estimula las funciones intelectuales y que estas representan un importante factor para ganar el premio Nobel se debería promover su consumo. Máxime cuando está más que comprobado que el número de premios Nobel de cada país se correlaciona de forma directa y casi perfecta con el consumo de chocolate. Es decir, cuanto más chocolate consumen los ciudadanos de un país, más premios Nobel hay entre las personas de esa nacionalidad; y cuanto menos chocolate, menos premios Nobel. Te recomiendo que leas el editorial mencionado ya que los detalles humorísticos y la fina ironía están presentes en todo el texto desde los conflictos de intereses de autor (que dice consumir frecuentemente chocolate negro de la marca Lindt) hasta el cómo analiza las limitaciones de “su estudio” y da sus explicaciones.

Las limitaciones (no pocas) del estudio «coma chocolate para adelgazar»

Más allá del sensacionalismo periodístico con el que se tergiversan los resultados de un estudio más o menos bien planteado, el propio estudio motivo de discordia hoy en esta entrada recoge muchos otros resultados y se hace eco de sus no pequeñas limitaciones. Todo ello, en suma, hace que nos tengamos que cuestionar los titulares que hemos visto más arriba.

Por ejemplo, entre los resultados más silenciados está el de dar a conocer que precisamente los adolescentes que más chocolate consumían realizaban al mismo tiempo más actividad física, algo que, así a bote pronto, creo que tiene algún impacto sobre el grado de adiposidad final.

Entre las limitaciones, también reconocidas en el propio estudio (y que se obvia mencionar en la mayor parte de las noticias) está el propio método… ¿Cómo se llegó a cuantificar el consumo de chocolate entre los adolescentes? Pues muy sencillo preguntando dos únicos días tomados en semanas correlativas cuánto chocolate habían comido (entre otras cosas) ¿Acaso dos días tomados al azar representan el consumo habitual de chocolate de los encuestados? Yo diría que a medias, muy a medias o que al menos con no pocas reservas.

Otra de las limitaciones fue el no distinguir en ese consumo las distintas variedades de chocolate existente ¿acaso tendrá el mismo impacto comer chocolate negro que blanco que con leche? Yo apostaría a que no y es algo que no se valoró (y así lo dicen los propios autores en el estudio al completo)

Y ya que estamos con el tema de las causalidades y demás… se me ocurre plantear una posibilidad para explicar estos aparentemente sorprendentes resultados. ¿Sería descabellado pensar que los padres de aquellos jóvenes que están más en forma y tienen menos obesidad permitan a sus hijos o pongan a disposición el comer más chocolate? Si respondemos de forma afirmativa, esta sería una buena explicación para los resultados.

Así pues, ya termino, te recuerdo un par de útiles estrategias para manejar este tipo de titulares en los medios de comunicación. Por un lado: si algo suena demasiado bonito como para ser verdad, lo más probable es que no lo sea. Y por el otro, que acudas a las fuentes, en el propio artículo los autores dicen textualmente que:

 “los resultados de este estudio han de ser tomados con precaución debido a la propia naturaleza del estudio [obeservacional]”

Una precaución que ha pasado inadvertida en las noticias mencionadas.

De todas formas para los amantes de las noticias sensacionalistas, aquí les dejo más madera, en otro estudio observacional que también contrastó esta realidad al comprobar menores Índices de Masa Corporal entre aquellos adultos que consumían más chocolate dentro de la población en estudio.

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