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La deconstrucción sexual será feminista o no será

¿Cómo que ahora hay que deconstruir el sexo? ¡Si has tardado toda tu vida en averiguar cómo va (y especialmente los últimos 10 años) en ponerlo en práctica intentando mejorar!

Entiendo que suena dificilísimo. Como montar un mueble de Ikea o explicarle a tus padres cómo adjuntar archivos en un mail.

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PEXELS

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Pero en el momento en el que dejamos que nuestra vida íntima se contagie de lo que sucede a nivel social -y esa sociedad no nos da los mejores ejemplos en cuanto a relacionarnos- es cuando toca desmontarlo todo.

El proceso puede ser igual de divertido. Pero además, mucho más placentero.

Primero, olvida todo lo que has aprendido del porno. Todo es todo.

La forma de los cuerpos, los pelos (o la falta de ellos), los roles, los movimientos, la violencia…

En serio, no me vengas con golpes o brusquedades, a lo mejor prefiero un trato cariñoso, ternura antes que rudeza.

En el cóctel molotov de la pornografía se suman cánones físicos inalcanzables, genitales descomunales, pieles que solo cambian de color para ser sexualizadas y una serie de coreografías perfectas para cámara -y para un espectador mayoritariamente masculino-.

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Pero ni representan cómo son las personas con las que vas a encontrarte ahí fuera (a no ser que solo salgas con actores y actrices porno) ni enseñan lo que queremos en la cama.

De verdad, no quiero que la metas durante 45 minutos sin parar. La lubricación vaginal tiene un límite y empiezo a sentir la fricción en mi vagina como cuando retiras un velcro.

Deconstruirte significa aceptar que, a diferencia de quedarte con un producto mainstream como es la pornografía, tu sexualidad es como tu cepillo de dientes. Tuya y solo tuya.

Debe ajustarse a lo que te pone, a lo que te gusta. A ti. Es algo que incluye dejar de pensar que, si también te gustan las mujeres (o los hombres), es solo una fase. Que es lo que te dicen sin parar.

Que solo estás experimentando o que no eres bisexual o gay de verdad, de los de ‘pura cepa’.

Pero lo cierto es que con la deconstrucción, te animo a que dejes las etiquetas solo para la ropa. Porque eso significa que lo que hagas en la cama -o en la parte de la casa que te dé la gana- no está sujeto a nada.

Eso significa que puede gustarte una zona concreta, un fetiche distinto, que te llamen al oído de cierta manera porque es lo que te pone.

Y a lo mejor es algo que no te parece que pegue con lo que te han enseñado. Por eso tienes que olvidar ese imaginario que te has montado y disfrutarlo.

A ti, amigo, te invito a que gimas. Aunque nunca hayas escuchado a ningún otro hombre hacerlo. Porque es algo que se te engancha en la garganta y merece que lo dejes salir.

A que respetes un ‘no’, pero también a que frenes si no lo oyes. A que ni drogues ni esperes a recoger a la chica más borracha de la discoteca, esa que ha perdido a sus amigas y casi la capacidad de hablar.

Porque está igual de mal y la falta de consentimiento es la misma, aunque pienses lo contrario.

A ti, amiga, despréndete de la culpa y la vergüenza, de vivir tu sexualidad casi en secreto y siempre al servicio de los demás. No eres el objeto de consumo, ¡eres la coprotagonista!

Sí, me refiero a esos orgasmos que a día de hoy todavía finges, la prueba de que para ti es más importante que la otra persona sienta que lo estás disfrutando a que verdaderamente goces de tu sexualidad, abriéndote y diciendo qué te gusta.

Y a ambos, a que dejemos de pensar en la primera vez como un examen de valía.

Que si no sale bien, o la erección brilla por su ausencia, ya no se puede disfrutar de la velada.

También que si sucede al poco tiempo de conocernos es porque no nos valoramos lo suficiente, cuando es algo que ni nos planteamos en el caso de que ellos quieran sexo a la primera.

La mayor deconstrucción es que la libertad sexual la tengamos por igual.

Mara Mariño

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Decálogo para una vida sexual feminista si no sabes por dónde empezar

En el día de la igualdad por excelencia, estoy segura de que estás reflexionando sobre si realmente eres una persona feminista. Si protestas por la brecha salarial, los techos de cristal, ves a tus compañeras como hermanas (o como iguales si eres hombre), no te cuestionas los logros de una mujer que está en un puesto de poder, ni la sexualizas por su ropa, ya estás en el camino. Pero, ¿cómo aplicarlo a tu vida sexual? Te dejo 10 ideas para que sepas por dónde empezar:

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  1. Orgasmos para todos, que la satisfacción sexual no se dé solo en uno de los miembros de la pareja
  2. Adiós prostitución, combatir la explotación sexual también es dejar de formar parte de la demanda
  3. Más sexo que quieres, menos sexo que crees que deberías querer por lo que has aprendido en la pornografía
  4. Tócate y conócete, entiende que lo que tienes entre las piernas es normal y aprende cómo funciona
  5. Libérate de los estereotipos de tu cuerpo. Da igual que tengas celulitis o estrías en los brazos. Estás aquí para disfrutar
  6. Domina o déjate dominar, la cama es un juego y puedes adoptar el rol que te apetezca
  7. ¿Un nivel más duro? Que no signifique solo violencia, la intensidad se puede transmitir de muchas formas
  8. Ten un juguete sexual, es por tu bien. El que quieras y para esos momentos en los que te lo pide el cuerpo.
  9. Coito sí, pero hay vida más allá. No centres tus encuentros en la penetración, el sexo es un mundo muy variado
  10. Y si quieres tener todavía sexo más feminista, busca a alguien feminista con quien tenerlo

 

Duquesa Doslabios.

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