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El sexo no importa a partir de los 50, según el Tribunal Supremo de Portugal

Una vida sexual limitada a los 50 años. Eso es a lo que pueden aspirar las mujeres en Portugal, según se desprende de la sentencia que acaba de emitir el Tribunal Supremo del país vecino. La resolución de la que hablo, que ha dejado ojiplática a gran parte de la sociedad lusa y, afortunadamente, ha despertado todo tipo de críticas, se refiere al caso de una mujer que fue operada a esa edad de una cirugía vaginal por un problema de glándulas y que, por un error médico, quedó imposibilitada para mantener relaciones sexuales.

GTRES

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Dolor crónico agudo e incontinencia urinaria completan el cuadro, pero total, la tipa ya tuvo dos hijos, que es al fin y al cabo el fin último del sexo, y a esa edad ya no folla ni Dios y, si lo hacen, es poco y mal, así que, ¿qué más da? Ironías aparte, es algo parecido a lo que les ha debido de pasar por la cabeza a los jueces de este tribunal, que tienen entre 56 y 64 años, en vista de su veredicto. En este, deciden rebajar la indemnización atribuida a la señora en más de 60 mil euros, con el argumento de que “en la fecha de la operación ya tenía 50 años y dos hijos, es decir, una edad en la que la sexualidad no tiene la importancia que asume en edades más jóvenes”. De esta manera, el precio de la vida sexual de esta mujer ha quedado fijado en 111.000 euros. No importa cuantas veces lo lea, sigo sin dar crédito. Y luego dicen que hemos avanzado…

Yo no sé cómo son las personas con las que se relacionan esos jueces, pero puedo asegurar que muchos hombres y mujeres que conozco tienen vidas sexuales más plenas y satisfactorias a los 50 que a los 20, libres ya de complejos, prejuicios y comeduras de tarro varias. Así opina también la Asociación Portuguesa de Mujeres Juristas (APMJ), que ha reaccionado indignada al veredicto y ha recordado que «la edad potencia el pleno goce” de la sexualidad. Así, exigen que se revise la sentencia, a la que consideran inconstitucional por ir “en contra de los derechos sexuales y reproductivos, que son derechos fundamentales personales, protegidos y tutelados por la Constitución de la república y por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos”. La asociación cree que ni la edad ni la maternidad impiden el ejercicio de tal derecho y que “la práctica sexual no se agota ni se reconduce de modo exclusivo a la procreación”.

Que a estas alturas haya que dejar claro este tipo de cosas, que haya siquiera que debatirlo, es tan indignante como desalentador. A la pobre mujer le han jodido la vida, pero no sé quién me da más pena, si ella o los que han emitido la sentencia.