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‘El grosor si importa’, los estereotipos tras las intervenciones para aumentar el pene

Si algo me ha sorprendido aprender como sexóloga es que el sexo tiene más relación con el cerebro que con los genitales.

Un pensamiento incontrolado o las ideas que te rondan la cabeza por la educación que has recibido, pueden alejarte o acercarte al orgasmo.

platano pepino medidas

PEXELS

Por eso, a la hora de tratar las disfunciones sexuales, conocer la mentalidad de la persona al respecto da pistas de por qué puede estar sucediendo el problema.

Es una batalla difícil, la escuela sexual por excelencia es la pornografía y resulta complicado luchar ante la idea de que el sexo no es solo meterla y, por tanto, el pene no es el coprotagonista.

Si a eso le sumamos que por redes sociales están empezando a circular anuncios de intervenciones para el pene, el estereotipo ya tiene un producto accesible en el que sostenerse (y personas que se lucran de ello).

La promesa es que este procedimiento es capaz de aumentar entre dos y tres centímetros el diámetro.

Con mensajes como «No te conformes con lo que tienes», estos anuncios hacen mucho hincapié en el automático subidón de confianza.

Porque hay algo innegable, independientemente de sus medidas, todos los hombres se han sentido inseguros alguna vez acerca del tamaño de su pene.

Los engrosamientos de pene puede que no vayan a llegar al número de operaciones de pecho o nalgas que han logrado las hermanas Kardashian con su influencia.

Pero están lanzando el mensaje tan nocivo como equivocado de que tu pene no es suficiente y eso es caldo de cultivo de problemas sexuales.

La tiranía del tamaño

Al creer que realmente necesitan engrosarse el pene, se sigue perpetuando la presión falocentrista de que una sexualidad placentera depende del tamaño de los genitales.

Y, por ende, la continuación de la falsa creencia de que el coito es la práctica sexual por excelencia.

Con relleno de ácido hialurónico, grasa infiltrada o injertada, si a algo suenan estos procedimientos para aumentar el diámetro del pene es a dolor.

Y, en el caso de algunos de ellos -los menos invasivos-, los resultados no son permanentes y requieren que se vuelva a consulta con cierta periodicidad para mantener la medida deseada.

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Sin embargo, esto de cambiar una parte del cuerpo para que tenga un aspecto que creemos que es el que debe tener, pero al mismo tiempo solo hay un único modelo de belleza (que es tenerlo más grueso), ¿no nos suena a tiranía estética?

Para acabar, quiero recordar que hay un sinfín de prácticas íntimas donde da igual el tamaño que tengas de pene, lengua, manos…

Porque por mucho que vendan este procedimiento como que «ha revolucionado la vida de cada hombre», no hay nada más revolucionario que entender que el sexo se disfruta con toda tu persona y no con solo unos centímetros de tu cuerpo.

Mara Mariño

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‘El tamaño del pene no está relacionado con la capacidad de sentir placer’

Creo que casi todos los chicos con los que he estado se sentían inseguros con su tamaño.

Al menos, con los que hablé del tema, me lo confirmaron.

tamaño pene

PEXELS

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Y lo más curioso es que en ningún caso, tenían de qué preocuparse: se movían en la media.

Pero para ellos no era suficiente y compartían la obsesión por tener entre las piernas una máquina tuneladora que me dejara como el túnel del Metro.

A mí, sinceramente, centímetros de más o de menos, es algo que me da igual. Mientras haya química entre los dos y sepa dónde tengo ubicado el clítoris (y cómo estimularlo), el pene no me preocupa.

Por mucho que he compartido ese punto de vista, la rayada sigue ahí. Pero claro, ¿cómo no tenerla cuando crecemos rodeados con una pasión desmedida hacia el pene?

No faltan en las series o películas referencias a quienes la tienen grande y se convierten en objeto de deseo, mientras los que tienen menos pequeño, son objeto de burla.

Así que he hablado con los sexólogos Andrés Suro y Anel Martínez para arrojar un poco de luz sobre las preocupaciones fálicas.

Ambos trabajan para MYHIXEL, el método natural para controlar la eyaculación, así que son conscientes de que el miedo de ‘no dar la talla’ puede ser una de las razones por las que la erección se pierde.

«La autoestima juega un papel importante en nuestra sexualidad. No estar satisfechos con nuestro cuerpo puede ocasionar pensamientos intrusivos y tener estos pensamientos en la cama, puede ocasionar disfunciones sexuales tales como eyaculación precoz, un gatillazo, disfunción eréctil, disforia corporal…», afirman.

Pero lo cierto es que la vagina no tiene terminaciones nerviosas. Es un canal de salida de bebés, necesitamos que sea a prueba de bombas.

Lo que sí las tiene es el clítoris, de ahí que para nosotras sea prioritario que el placer femenino se centre más en el órgano de placer que en meterla.

Además, en el caso de los hombres, da igual el tamaño que se tenga porque la satisfacción en la relación sexual está asegurada.

«El tamaño del pene no está relacionado con la capacidad de sentir placer. No importa el largo o grosor que se tenga, puesto que el pene tiene alrededor de cuatro mil terminaciones nerviosas», declaran los sexólogos.

El problema, según ellos, viene cuando se tiene algún dolor o malestar que pueda afectar en los encuentros sexuales. Pero careciendo de eso ¿por qué agobiarse tanto por medirlo?

Para romper con los estereotipos de que la masculinidad está relacionada con el tamaño, los expertos recomiendan educación sexual.

«Desde edad temprana tanto del núcleo familiar como en la esfera de instituciones educativas. Debemos entender que la masculinidad no tiene nada que ver con tu performance en la cama, con el tamaño del pene o la virilidad. Dentro de esta educación sexual, se debe hacer hincapié en que el porno son más bien vídeos con contenido erótico de género cinematográfico de ciencia ficción», explican.

Autoestima sexual para aceptar (y querer) tu tamaño

Y la pregunta del millón, ¿cómo se puede trabajar en la autoestima sexual más allá del tamaño del pene?

La lista de los sexólogos incluye:

Apreciar tu cuerpo: no existen los cuerpos perfectos, así que no juzgues negativamente el tuyo. En vez de eso, cuida tu imagen íntima mediante la higiene y la actividad física.
● Proponer nuevas prácticas en tus encuentros: lo que repercute positivamente en la confianza. Experimenta y explora, tanto individualmente como en pareja.
Pedir ayuda a profesionales: acudir a un especialista en sexología te puede ayudar a combatir miedos e inseguridades que dificulten una buena autoestima sexual.

Y, ante todo, huir de los ‘remedios’ que circulan por internet que prometen resultados milagrosos.

«La gran mayoría de técnicas que circulan en internet no tienen un efecto permanente en el pene, solo momentáneo. Otras no llegan a producir ningún aumento significativo», explican.

Además, muchas de ellas no son prácticas seguras: «Pueden tener consecuencias negativas permanentes para el pene y su correcto funcionamiento».

«Incluso las intervenciones quirúrgicas suelen tener efectos secundarios que reducen el placer sentido durante los encuentros. En cualquier caso, lo que te recomendamos es que acudas a un urólogo para recibir asesoramiento o que cuentes con un equipo de especialistas en Sexología para potenciar tu autoestima sexual y que el tamaño del pene deje de ser un problema», recomiendan los sexólogos.

A fin de cuentas, el pene no va a cambiar con el paso del tiempo, «el tamaño y la forma se mantienen», dicen los expertos.

Así que, ya que va a acompañar a su portador el resto de su vida, ¿no es mejor aprender a quererlo tal y como es, con su atractivo sexual, pero sobre todo no convertirle en el único responsable de cada encuentro, sino entender que el placer va más allá de los genitales y aprender a disfrutar de todo el cuerpo con prácticas más allá de la penetración?

Mara Mariño

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Hablando de penes, ¿te suena el concepto ‘boyfriend dick’?

Me he enganchado a un programa de Netflix, es el típico reality en el que sus concursantes parecen recién salidos del gimnasio y del cirujano plástico a la vez.

DEREK ROSE FACEBOOK

¿El objetivo? Que siendo solteros y expertos en el arte del ligoteo, resistan sus impulsos y creen relaciones profundas más allá del físico.

Los diálogos, como era de esperar, son para acuñar. Uno de los que más me llamó la atención fue cuando uno de los participantes hablaba que su secreto para conquistar era su pene.

Parece ser que no tenía un aparato corriente. El suyo era un pene de novio o boyfriend dick. «No es ni muy grande ni muy pequeña. Es perfecta y bonita», explicó el concursante alegando que por esa razón se enamoraban de él.

Y aunque su definición se ha vuelto muy popular (ha llegado incluso a sacar una línea de ropa con el término), hace unos años lo recogió también el Urban Dictionary como «el tipo de pene que puedes montar cada noche porque encaja perfectamente».

Pero, ¿es así como vemos nosotras la pareja? Que yo sepa, no es habitual hacer un test previo preguntando por el tamaño de los genitales no vaya a ser que sean demasiado o demasiado poco.

Es más, solemos estar más preocupadas de que encajemos con la persona que de hacerlo con su pene cuando nos planteamos una relación.

Claro que el sexo es importante, pero a la hora de la verdad, es más crucial cómo se desenvuelve, la química que hay (que puede vencer cualquier problema de tamaño) y las ganas hacia la otra persona.

Tenemos una variedad tan grande de juguetes y tantas posibilidades a la hora de tener sexo que reducir todo el amor y las relaciones de pareja a una cuestión de centímetros, se queda cojo.

Al final, no nos enamoramos de un pene, aunque igual sería más fácil.

Esa prolongación de los órganos sexuales, que es la persona que le acompaña, suele ser la verdadera razón por la que nos animamos a tener pareja.

Duquesa Doslabios.

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¿El tamaño (del pene) importa?

Querid@s,

A colación de aquel post sobre los 10 mejores trucos (infalibles) para saber cuánto le mide sin preguntar descaradamente, me veo en la difícil tesitura y en la obligación moral de decirles algo. El tamaño no importa. Estoy bromeando, claro que sí que importa. Además también les importa a la mayoría de los hombres, de lo contrario no les afectaría tantísimo el asunto, no se pondrían hechos unos basiliscos al escuchar comentarios al respecto, ni se pondrían unos cuantos centímetros extra a la hora de alardear de su colita.

La cuestión del tamaño del pene ha sido objeto de debate desde los albores de la humanidad. Para aquellos que defienden a capa y espada lo que habita en el interior de su bragueta ninguneando la importancia de una buena talla de verga, tengo malas noticias. Un estudio concluye que las mujeres prefieren a los hombres con un gran falo. ¿Y qué estudio es ese? Pues el estudio empírico que extraigo yo tras conversar con sinceridad con las mujeres que conozco y con mis amig@s. Antes de continuar, lo que deberíamos plantearnos es ¿para qué importa? Pues simple y llanamente para dar a ese hombre o esa mujer mayor placer, bien vía anal, vaginal o a la hora de introducírsela en la boca.

Personalmente, me gustan grandes, me gusta sentirlas dentro, que sean consistentes y que me llenen. La misma presión que les gusta a ustedes caballeros sentir en el pene cuando penetran una vagina, un ano o una boca – esa que les hace cerrar los ojos y correrse- es la misma que nos gusta sentir a l@s demás mientras la tenemos dentro.

Algunas cifras

A priori, unos datos empíricos desenvainados a partir de estudios realizados por Universidades de renombre, que sé que les gusta mucho. La longitud media de un pene erecto es de 13,12 centímetros, según un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores del King’s College de Londres y de la Maudsley NHS Foundation Trust. Este estudio recoge además que la longitud media de un pene flácido es de 9,16 cm. Los estudios demuestran igualmente que un pene flácido que mide menos de 7’5 cm aumenta su tamaño aproximadamente un 260% en estado de erección, mientras que uno mejor dotado sólo crece un 165%. Ya hablaremos de estas distintas tipologías de penes en otra ocasión, que hoy la cosa no da para tanto. Por tanto, ríanse ustedes señoras y señores ante aquel que con una seguridad insultante se pasean en cueros presumiendo de misil. Perro ladrador poco mordedor.

Otros estudios empíricos arrojan datos ciertamente reveladores que vienen a re confirmar lo que ya todos ciertamente sabemos desde que el mundo es mundo. Como imaginaban, el tamaño del pene erecto varía sustancialmente de una raza a otra. Y sí, como pensaban, los negros son los que la tienen más grande y musculosa. Y sus testículos son los más lustrosos. Tienen el pack completo.

Groso modo, las dimensiones del falo erecto son las siguientes según las distintas etnias planetarias:

  • Orientales: entre 10 y 14 cm de largo y 3 cm de grosor.
  • Caucásicos: entre 14 y 15’2 cm y 3’8 de grosor.
  • Negros: entre 16 y 20 cm de largo y 5 cm de grosor.

España se encuentra dentro de la media, con un tamaño de 13,85 cm. Los mejor dotados son los habitantes del Congo, con una media de 17,93 cm. En las antípodas de las dimensiones fálicas están los indios, con una media de 10,24 cm. Angelitos.

Resulta que una nueva investigación realizada por biólogos australianos -además de la mía propia- confirma que, en efecto, las mujeres se sienten atraídas por hombres con penes grandes.  «Los biólogos creen que antes de que los seres humanos modernos, el Homo sapiens, lleváramos ropa, las mujeres utilizaron el tamaño del pene como un factor en la elección del mejor compañero posible para la reproducción, pero pocos datos se han añadido para apoyar esta hipótesis», afirma Michael Jennions, uno de los autores de la investigación. Para corroborar si en nuestros tiempos ocurriría lo mismo, los investigadores mostraron a 105 mujeres jóvenes 50 siluetas varoniles con penes de distintos tamaños y anatomías. No había duda, las participantes preferían algo que las dejara con la boca abierta. ¿Caballo grande ande o no ande?

¿Para que nos vamos y les vamos a engañar? Cuanto más grande, mejor. De nuevo, dentro de los limites de cada ano, boca o vagina. Si no cabe, no cabe.

Claro que el tamaño no lo es todo, ni siquiera es lo más importante. Nadie ha dicho lo contrario, así que no pongan en mi boca palabras que no he pronunciado. Nadie cuestiona la potencia y el rendimiento sexuales ni el dominio de las artes amatorias de cada uno, independientemente de las dimensiones del miembro viril. Pero importa.

Y quien se pica ajos come, de toda la vida.

Que follen mucho y mejor.

Los 10 mejores trucos (infalibles) para saber cuánto le mide sin preguntar descaradamente

Querid@s,

Estos días he estado pensando detenida y profundamente en penes. En todos en general, y en alguno que otro en particular. Como ven, cada loca con su tema. No sé si a alguno de ustedes le ocurre lo mismo que a mí, pero cuando se cruza en camino un hombre, independientemente de su edad, complexión y de que me atraiga o no, a veces, -no sé por qué motivo, no sé porque razón- los ojos se me van al paquete. Mi madre me ha dicho que a veces le pasa lo mismo. No es que el sujeto del pene me interese especialmente, es un acto reflejo e instantáneo que escapa de mi control, una suerte de Rapid Eye Movement al que se ve sometida mi mirada sin que yo pueda hacer absolutamente nada al respecto.

Una vez clavado el ojo en el pene en cuestión medito conmigo misma y me pregunto ¿Calzará a la izquierda o a la derecha? Esta pregunta un tanto retórica me fuerza a fijarme con más fijación si cabe en la entrepierna del caballero detalladamente escudriñado. Pero intento que no se me note, aunque a veces poso la mirada una desmesurada cantidad de tiempo y pienso que algún día se me acabará notando. No lo quiero ni pensar, qué vergüenza. Mientras llega ese día o no, yo a lo mío.

Con tanto falo y pelotas bambando por mi cabeza, me ha entrado curiosidad por saber si hay alguna forma humana posible de saber (aprox.) lo que mide el pene sin clavar la mirada en el paquete de un caballero o bajarle la bragueta para medirle el sable con un metro de esos que se utilizan en bricolaje. Gracias a mi concupiscente curiosidad, que en esta ocasión no ha matado a la gata salvaje que llevo dentro, he descubierto unas cuantas bondades de nuestro buen amigo el pene. Concretamente, los 10 trucos para intuir lo que le mide sin bajarle los pantalones.

Para que no nos den gato por liebre, oigan lo que hoy he venido a contarles. Por orden de grado de complicación, y de menor a mayor:

  1. A nariz grande, pene grande. Esta creencia es una de las más viejas que se recuerda. Se extendió y popularizó durante el siglo XIX, aunque en los últimos años esta teoría no se la cree nadie. No sé yo si creerlo, pero por si acaso…Miente Pinocho, miente.
  2. A manos grandes, pene grande.
  3. Hombre pequeño y delgado, pene más grande.
  4. Y al contrario. Si el hombre es alto, el pene es escueto.
  5. A pies grandes, también pene grande. Existe un estudio que avala esta teoría. En 2002 urólogos ingleses midieron el pene de 104 hombres, a los cuales también se les tomó un registro de la talla que calzaban. Los resultados mostraron que existía una correlación estadística entre la talla de pene y la del zapato.
  6. La forma de sentarse. Presten atención cuando un hombre tome asiento. Si se sienta con los pies juntos y las rodillas separadas, mida la distancia entre las mismas y divídalo entre dos. El resultado será el tamaño del pene. Grosso modo, pues nada arrojará resultados a ciencia cierta en torno estos menesteres. Si por el contrario se sienta con los pies separados y las rodillas caídas hacia los lados, la distancia entre ambas se divide entre 3 y el resultado es el tamaño del miembro.
  7. Piernas cruzadas. Cuando un hombre toma asiento colocando una pierna encima de la otra en forma de cuadrado es porque tiene el pene más bien ancho, aunque esto tampoco está comprobado científicamente. Pero tiene sentido, ya que si maneja un pene grueso, es probable que al sentarse le moleste, por lo que ha de poner una pierna encima de la otra para evitar el estrangulamiento testicular y dejar el pene descansarpenesAhora la cosa empieza a complicarse
  8. Pídanle que extienda la mano y midan la distancia entre el dedo pulgar y el meñique. El resultado equivale a la longitud del pene.
  9. Consiga que el caballero extienda una mano (cualquiera vale) y dígale que flexione el dedo índice hasta tocar la palma de la mano, esa que ahora mismo no pueden ustedes dejar de mirarse. Invéntese un truco de magia o tómelo como excusa para calcular su esperanza de vida o los hijos que tendrá en el futuro. Que no se le note, por favor que no se le note. Con la mano extendida pídale que flexione el dedo índice hasta tocar la palma. Que mantenga el resto de dedos extendidos. Calcule – a ojo de buen cubero- la longitud existente entre el punto al que ha llegado al flexionar el dedo y el extremo de ese mismo dedo una vez extendido. Personalmente yo con esta fórmula me hago la picha un lío.
  10. Y para terminar de rizar el rizo, el más difícil todavía. La medida de tres dedos. Según un grupo de médicos y científicos coreanos, autores del estudio Asian Journal of Andrology, existe una relación directa entre la longitud de los dedos anular e índice de la mano derecha y el pene. Para más INRI, esta relación ya se ve clara en el mismo útero durante el desarrollo del feto. En resumen, la teoría viene a decir que cuánto más largo sean esos dedos más largo será el pene. Hasta ahora todo claro. En este estudio se tomaron medidas a 144 hombres mayores de 20 años, tanto los dedos anular e índice como el pene. Los resultados dieron una relación entre la altura de los dedos con el tamaño del miembro viril en estado flácido, mientras que la ratio de ambos daba una equivalencia real del tamaño del miembro en erección. La ratio se obtiene dividiendo la longitud del dedo índice entre la del dedo anular, de forma que, a menor ratio, mayor longitud de pene. Otro truquito (este está chupado) para curiosos empedernidos  es comprobar la medida del dedo gordo. Multiplíquela por tres y tachan…obtendrá la longitud del pene.

Llegados a este punto y leídos las distintos trucos -no tan infalibles- créanse los que quieran. Hasta la próxima les dejo con la reflexión de aquellas fantásticas zumbadas de si puede caber aquí o no.

Que follen mucho y mejor.