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Algunas precauciones para probar el ‘sploshing’, la práctica erótica más deliciosa

Fíjate si hay relación entre el sexo y la comida que es casi imposible decantarse por una de las opciones, renunciando a la otra.

O, al menos, eso es lo que han averiguado desde LELO -la marca de juguetes eróticos de lujo-, con su último estudio donde pedían elegir y, como resultado, el 56% de los encuestados afirmaron elegir el placer carnal antes del alimentario.

sploshing

PEXELS

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Comida y sexo están conectadas hasta el punto de que «¿Qué es un beso sino degustar a tu pareja?», reflexiona la sexóloga y escritora Valérie Tasso en el evento organizado este jueves por la empresa sueca en Ditaly.

«La función del beso es ver si nos va a gustar la otra persona, ver si seremos compatibles sexualmente. Tiene mucho de canibalismo sexual», comenta la experta.

De hecho, que la gula se puede llevar también a la cama es algo que demuestra otro de los resultados del estudio que nos explica la sexóloga.

Un 27% personas entre 35 y 46 años fantasean con comida y sexo, lo que tiene nombre propio: sploshing.

Esta práctica erótica, que consiste en la estimulación a través de la comida, va desde el universal juego de untar un poco de nata o helado en alguna parte del cuerpo, a versiones más duras donde se ven involucrados mares de espagueti cubiertos en salsa de tomate.

Un auténtico festín.

Además es otra de las cosas que comparten un encuentro sexual o una comida, con la calidad de la materia prima -es decir, teniendo buenos ingredientes– poco más hace falta.

Que según el estudio el 91% de los españoles no conozcan el sploshing, aunque lo hayan puesto en práctica sin saberlo, hace evidente que hay que repasar una serie de básicos para poder practicarlo sin riesgos.

Recomendaciones de seguridad para el sploshing

Por lo pronto, todo lo que son alimentos picantes -especialmente salsas- deberían estar fuera del menú del encuentro sexual.

Las mucosas, ya de por sí sensibles, pueden verse afectadas hasta el punto de cargarnos por completo la flora íntima vaginal o anal.

Si queremos untar o escoger comida que repartir por el cuerpo, lo recomendable es hacerlo solo de uso externo.

Aunque, como bien me recuerda Valérie, en contextos de BDSM sí hay personas que buscan placer en el dolor, para evitar afectar a la salud, mejor evitar introducir alimentos por la uretra u otros orificios.

Otro ejemplo que se ha vuelto muy popular es el jengibre, cuyo efecto picor parece dar un plus a cualquier práctica, pero, por muy natural que sea, mejor utilizar solo en zonas como «los pezones», aconseja la sexóloga.

(Además, siempre puedes reciclar la raíz más adelante para hacerte una infusión.)

La higiene posterior es fundamental para evitar que los restos se introduzcan por donde no deben -y puedan derivar en una infección-.

Y otra recomendación de seguridad que apunta la experta es la de prestar especial atención a los recipientes que se usan para soportar los alimentos.

En pleno arranque pasional, mejor dejar todo lo que sea de cristal alejado de la zona de acción y optar por platos o fuentes de plástico (u otros materiales flexibles que no corran el riesgo de fracturarse).

Una vez tienes estas recomendaciones claras -y a punto- es el momento de pasar a la acción. Planea con antelación el encuentro, organízate para comprar todo lo necesario (nata, sirope, helado, yogur…) y disfruta.

Porque, como Valérie nos recuerda, también tenemos que implicarnos en la búsqueda de nuevas prácticas cuando estamos en una relación.

«La gente tiene tiempo de buscar un buen restaurante, pero no de trabajar en la intimidad de la pareja», afirma.

¿Te atreves a llevarle la contraria y montarte el show cooking erótico en casa?

Mara Mariño

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Si te encantan la comida y el sexo, es momento de que pruebes el ‘sploshing’

Morder, chupar, lamer, probar, degustar… Que tantos verbos se puedan aplicar tanto al sexo como a la comida podría ser todo menos casualidad si hablamos del sploshing.

Esta filia consigue unir las dos pasiones de los que encontramos, a partes iguales, auténtico placer en la comida y el disfrute sexual.

UNPLASH

Y aunque el nombre suene a chapuzón en la piscina -más que a una modalidad que pueda excitarnos-, el fetichismo tiene su público.

Como una de las variantes del WAMlas siglas de la parafilia wet and messy-, esta tendencia consiste en añadir todo tipo de alimentos (a ser posible semilíquidos o que puedan frotarse o deslizarse por el cuerpo), que es muy distinto a sacar cualquier ingrediente aleatorio de la nevera y echárselo por encima.

Son los favoritos para el sploshing la nata montada, los siropes, el helado, el chocolate fundido, la mermelada, la miel, la mantequilla de cacahuete, la leche… Pero también puedes probar con ketchup, mostaza o mayonesa si eres más de sabores salados.

Una serie de alimentos con doble estímulo, el de degustarlos -por supuesto-, así como el de extenderlos de una forma sensual (por eso es mejor que optes por los que sean tipo crema). Como tercer aliciente, habría que mencionar el morbo de lo prohibido.

El de «con la comida no se juega».

Texturas que se pueden poner tanto por la piel como en los genitales sin que generen un problema (no puedo decir lo mismo de la salsa picante de Taco Bell).

Eso sí, el riesgo que existe es el de terminar manchados. Aunque, por suerte, una toalla negra sobre la cama o el sofá a modo de protección -o simplemente darse una ducha posterior-, son las formas de poner en práctica la parafilia sin que la casa sufra sus efectos.

¿Te atreves a visitar la cocina para darle rienda suelta a tu imaginación?

Duquesa Doslabios.

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