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Sábado, sabadete, camisa nueva y polvete

Querid@s,

Sábado, sabadete, camisa nueva y polvete.

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Según este refrán que tiene ya más años que Matusalén, se considera que el sábado es el día indicado para el coqueteo, las galanterías y la seducción amatoria. ¡Cuán lejos está el origen de esta expresión de su significado actual! En el siglo XVII “sabadete” no se empleaba a modo de diminutivo de “sábado”, sino que era una palabra compuesta que se refería al “sábado siete”, o sea, cualquier sábado que cayera en el día 7 del mes. De acuerdo con una superstición judía (Sabbath Setth) muy difundida en la época, esta mágica alineación de los astros (que acontecía la penuria de dos veces al año) era propicia para preparar el polvo de talco. Las malas lenguas decían que este blanquecino mejunje adquiría mayores propiedades si se preparaba en dicha fecha; Tradición y leyenda cuentan que para celebrar este día, médicos y farmacéuticos debían preparar el talco vistiendo una camisa nueva. Ahora me dirán confundidos ¿Qué tiene que ver la chica con la limoná?

No corran tan deprisa, pues el significado sexual de la expresión surgió a posteriori a raíz de la difusión del uso de polvo de talco por parte de las meretrices de la época cuando salían a alternar y se untaban el mejunje en el negocio, ese que todas tenemos entre las piernas. Esta rocambolesca historia y una mentalidad calenturienta fueron suficientes para dotar a este refrán de su significado sexual. Hoy en día se usa entre la población más adolescente y especialmente salida y con hormonas más revolucionadas que los jóvenes del Woodstock del 69 para desearse buena estrella en forma de abundante sexo el fin de semana, especialmente el sábado noche.

Pero este refrán con olor a rancio relata también la historia de un tiempo añejo en el que la gente se pasaba por la ducha tan sólo una vez a la semana, cotidianamente el sábado. La poco esmerada higiene estaba por entonces motivada por falta de cuartos de baño o por la incultura general. El protocolo de aseo personal se limitaba a desvestirse el sábado y echar a lavar la camisa que se había utilizado durante toda la semana y ponerse una limpia. Menudo tufillo el Sábado, sabadete, camisa nueva y polvete. Lo del polvete imagino que haría alusión al cumplimiento semanal de los deberes conyugales entre sábanas y en su defecto, a la visita a las meretrices embadurnadas de polvos de talco a la espera de uno real.

Sea como fuere, este sábado y los del resto de sus vidas, salgan a menear el esqueleto, y cuando regresen de vuelta a sus casas (o en casa ajena), hagan crujir los somieres y que los cabezales retumben contra la pared. No lo olviden. Sábado, sabadete, para echar un casquete.

Que follen mucho y mejor.