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¿Vamos a funcionar si el sexo es aburrido?

Nunca vas a encontrar a nadie que en la cama tenga el mismo gusto que tú.

Habrá personas con quien tengas mucha química, otras con quien las preferencias sean muy parecidas, pero dar con una ‘media naranja sexual’ es tan irreal como esperar encontrarla en la vida real.

pareja sexo cama

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Y es una de las cosas que más nos cuesta entender y posteriormente negociar, ya que lo tomamos como motivo de incompatibilidad y señal inequívoca de que no puede funcionar.

Pero vamos por partes: ahora que ya has identificado que vuestros gustos no parecen aproximarse lo más mínimo o que la insatisfacción empieza a abrirse camino, el primer paso es sacar el tema (y preferiblemente en un contexto que no sea sexual).

Tener la conversación al respecto no es fácil, porque es un tema privado muy personal que no sabes cómo lleva tu acompañante.

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Además puede despertar vergüenza, timidez y otro tipo de reacciones que hagan que se cierre en banda.

Una aproximación asertiva puede ir desde «Me gusta cuando hacemos esto, pero querría probar esto o esto», «No quiero que hagas cosas que no quieres, pero me gustaría que nuestra vida sexual fuera más dinámica y estas son mis ideas» o «Necesito que hablemos de esto y que mejoremos en este aspecto porque siento que desde hace un tiempo el sexo es algo aburrido/estoy insatisfecha/o con nuestra vida íntima y es algo que valoro en la relación».

El segundo punto es escuchar, saber en qué situación está tu pareja y cómo se siente sobre el sexo y sobre lo que le comentas. De esta manera, identificarás en qué punto está y qué puedes aportar que le ayude a abrirse íntimamente.

Puede ir desde que necesita seguridad emocional o quizás un erotismo a vuestra medida (y no el que ves en las películas).

Porque el tercer punto es llegar a la conversación de lo que os excita y cómo podéis trasladar eso a la relación física, teniendo en cuenta las preferencias del otro.

Un trabajo en equipo

Todos tenemos límites y aprovechar que se ha puesto el tema sobre la mesa, es una buena ocasión para marcarlos.

Pero si los límites son no tener la conversación o no tomarse en serio las emociones por la insatisfacción en la cama, el problema ya no es solo el sexo.

Sí, se puede cambiar una visa íntima monótona en el momento en el que las dos personas están dispuestas a trabajar por ello.

Para hacerlo, hay que ir con calma, pasito a pasito, de la mano, dejando claro que el ritmo lo marcará quien necesite más margen de maniobra y haciendo saber que se puede parar o reconducir si hace falta en cualquier momento.

Decir en alto que se tienen nervios o incluso contar por qué aterra el cambio son otras buenas estrategias. A veces decirlo basta sacarlo del pecho para que se pase el miedo.

Mi recomendación es ‘desde abajo’, por lo que gusta a ambas personas y luego, poco a poco, probar un juguete, una práctica nueva, ver una película excitante…

Es clave comprender que la curiosidad sexual no tiene que ser un deber, algo que se hace por otra persona, sino descubrir sus beneficios.

En el sexo podemos explorar sin prejuicios, alejarnos de lo que somos en el día a día y reinventarnos, ir a por nuestro placer y hacernos sentir bien.

Como cierre, recordar que el sexo tiene que ser divertido para todos los participantes, si solo lo es para una persona, tan buen sexo no es.

Mara Mariño

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Qué hacer si no quiere salir del sexo vainilla (y tú sí)

La curiosidad sexual puede ser algo que traemos de serie o un despertar que llega en algún momento de la vida.

Y, por mucho que haya cosas que se puedan hacer en solitario, no hay nada más satisfactorio que poder compartir nuestros fetiches o apetencias.

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Pero, ¿qué pasa cuando la pareja no está en ese punto bien porque no le motiva especialmente o porque prefiere un sexo más convencional?

Como no todos tenemos el mismo gusto sexual, un buen ejercicio es preguntarle a la pareja en qué está interesada de cara a introducir cosas nuevas en la cama.

No solo sus posibles fantasías, también cuáles son sus límites, con qué siente seguridad y con qué no.

Sentir comprensión ante nuestro punto de vista, amor, cariño y apoyo tanto para quien propone como para quien recibe la propuesta de innovar, es algo que puede facilitar las cosas.

La idea es dar con una zona de confort para ambas personas en la que los deseos aparezcan en el punto de mutuo consenso.

Recuerda que tu vida íntima es una carretera de dos direcciones.

Quizás probar el BDSM no sería algo que entraría en nuestros planes, pero ¿por qué no experimentar si la otra persona está interesada?

Es también una manera de descubrir qué más puede gustarnos y abrirnos a nuevas experiencias.

¿Un buen punto de partida? Ir a cualquier tienda erótica, mirar sin prisa, preguntar y decantarse por algún juguete sexual e ir probando.

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Si la experiencia es agradable para ambos, se puede continuar investigando. En el caso de que no también hay que hacer un ejercicio de empatía y no forzar una vez se ha probado (o incluso si no se quiere).

El deseo no puede estar por encima del respeto.

Duquesa Doslabios.
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