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Cómo enloquecer a su amante sin usar las manos

Querid@s,

Si siente que su vida sexual está pasando por un bache, que líbido y lujuria están alicaídos, le desafío a que la reactive y se encomiende a los siguientes pasatiempos eróticos la mar de entretenidos. Tiene usted luz verde para servirse de todas las partes de su cuerpo serrano; lengua, labios, cabello, pecho, vientre, brazos, piernas y pies. Todo está al servicio del placer, todo menos las manos. De rienda suelta a toda la imaginación de la que sea capaz. Sólo existe una regla, no la olvide.

Entreténgase pues con estas infalibles armas de seducción y conviértase en un@ auténtic@ expert@ del sexo sin manos. Empecemos pues, poquito a poco, pasito a pasito.

Lama su cuello: Recréese en su cuello y béselo, béselo mucho. Para estas deliciosas caricias, complemente la acción con roces de su nariz.

Escuche al oído: Diviértase con el lóbulo de su oreja, sírvase de la lengua para humedecer y calentar esta zona altamente erógena. Lama el borde y luego sumérjase hasta el interior, y finalice regalándole una mordidita de su boquita.

A chupar  muslo: Ábrase camino por el muslo interno con dulces ósculos y tiernos lamidos. Si tiene usted pechamen, apoye su pechos sobre la zona a excitar y dedíquese al movimiento sexy.

Una cubana: Utilice los antebrazos para unir sus pechos y generar más presión. Balancéese al ritmo de la masturbación, rematando la faena con alguna lamida que otra y un poquito de sexo oral. No demasiado, que todavía no hemos terminado.

Culito: Cuando pille usted a su amante medio desprevenido y entregadísimo a la causa, péguele un exquisito mordisqueo en las nalgas y acarícielo con dedicación y esmero sirviéndose de toda su anatomía. Salvo las manos, recuérdelo.

Sexo: Y para finalizar esta sesión de prolegómenos de lo más intensos, diríjase con premeditación y alevosía al sexo de su pareja. Si él es hombre, conduzca el pie hasta el pene y manténgalo entre el dedo gordo y el siguiente. Ahora mastúrbelo y ande con cuidado, tenga en cuenta que la sensibilidad del pie no es la misma que la de la mano. Si ella es mujer, mastúrbela igualmente. No con los pies (o sí), pero si sorprendiéndola con alguno de sus juguetes sexuales que esta vez será usted quien controle.

Que follen mucho y mejor.