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No vas a tener buen sexo con una persona narcisista (y este estudio lo reconfirma)

A la mayoría se nos viene un nombre a la mente cuando leemos rasgos de la personalidad como son la exageración de logros, superioridad respecto a los demás o necesidad de admiración por parte del resto.

Y es porque, durante más o menos tiempo, casi todos hemos tenido una expareja narcisista.

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Lo que quizás no sabíamos en ese momento es hasta qué punto esa forma de ser del compañero o compañera podía estar afectando nuestra vida sexual conjunta, de una manera muy negativa.

El narcisismo no se queda en esa necesidad de ser el centro de atención de la mesa cada vez que hay un evento social o incluso en ponerte a ti por el suelo, si hace falta, para engrandecer su figura.

También en el plano íntimo tiene una serie de consecuencias, ya que este tipo de personas ven la sexualidad desde el mismo egoísmo que el resto de factores de su vida. No como un encuentro mutuo y recíproco, sino como un derecho.

Que los aires de grandeza se trasladen al terreno de las sábanas, parece un mal menor de la personalidad narcisista en comparación con la falta de empatía hacia la persona con la que está compartiendo ese momento.

Puede que ya hubieras identificado esto o no, en mi caso no vi esa relación para nada, pero hay otro componente de este tipo de personalidad que igual te resulta familiar.

Y es que las personas narcisistas son grandes expertas en manipular y salirse siempre con la suya, en hacer lo que sea necesario para poner sus necesidades y deseos por delante de los del resto y lo aplican también al sexo.

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Como comentaba, esa firme creencia de que el sexo es un derecho que tienen, junto a las tácticas que emplea para salirse siempre con la suya, les convierte en malos compañeros de intimidad.

Las parejas narcisistas no dudan en el empleo de una persuasión persistente, manipulación («He tenido un día durísimo, un polvo me haría sentir mejor») o avances continuos de besos y caricias aunque ya hayan recibido una negativa.

En otras palabras, las probabilidades de tener sexo por coerción y no por tu propio deseo se multiplican si tienes al lado a un narcisista.

Factor de riesgo en las agresiones sexuales

Quienes hemos caído en este tipo de trampas, conocemos la sensación de vacío y desencanto de después. Porque entiendes que por mucho que respondas o finalmente accedas a ello, no era algo que quisieras hacer.

El sexo no debería ser algo a lo que se accede mediante el uso de trucos, sino algo que apetece sin reservas a todos los participantes. Aunque no se quedan solo ahí los métodos para tener sexo.

Un estudio en la Universidad de Basilea, en Suiza, ha querido investigar los factores de riesgo que predicen la violencia sexual en los campus universitarios.

Como habrás podido imaginar, según ibas leyendo, el narcisismo sexual era uno de ellos.

Además de todo lo anterior, de la manipulación o la insistencia, es más probable que, en su afán por llegar al encuentro sexual, estas personas empleen tácticas como llevarse a la persona a la que tienen ‘fichada’ lejos de los demás o negarse a devolverla a su casa a menos que tengan relaciones.

Pero también realizar prácticas sin escuchar las oposiciones que se puedan tener al respecto o incluso aprovecharse de un estado de menor consciencia de la otra persona.

Tras poder afirmar que el narcisismo estaba ahí como factor de riesgo, el equipo de psicólogas quiere seguir investigando si es posible reducir los niveles de narcisismo para prevenir las agresiones.

Así que si todavía no veíamos el narcisismo como una bandera roja a la hora de conocer a alguien, es la señal de que nos alejemos definitivamente.

Mara Mariño

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Narcisistas en el amor: cuando el encanto se convierte en toxicidad

Hasta hace poco, cada vez que hablábamos de relaciones donde la sensación de malestar o el daño eran el denominador común, las definíamos como «relaciones tóxicas».

Te sonarán porque, a modo resumen, son aquellas en las que brillan por su ausencia el respeto y los cuidados, la culpabilidad es tu fiel compañera y, aun notando que algo no está funcionando, te es prácticamente imposible imaginarte saliendo de ahí.

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Salvando las diferencias, esas son algunas de las características más comunes de este tipo de vínculos destructivos.

Sin embargo, hoy me gustaría darle una vuelta y preguntar si deberíamos empezar a hablar más de relaciones con narcisistas.

Porque puede que no todas las relaciones tóxicas sean con narcisistas, pero sí que todas las relaciones con narcisistas son tóxicas.

Una persona narcisista es como un insecto palo: si te lo describen, sabes reconocerlo a la perfección, pero una vez está en su ambiente, te cuesta identificarla hasta el punto de que pasa desapercibida ante tus ojos.

Así que, como expareja de un narcisista, quería compartir mi experiencia con algunos ejemplos concretos por si, a diferencia del insecto, te vuelves inmune a su mimetismo.

Lo primero que debes saber de un narcisista (voy a emplear el masculino porque aludiré a mi caso, pero también puede darse el narcisismo en mujeres) es que es una persona que te atrapa de primeras.

Nada más conoceros es todo amabilidad y encanto. Imposible que no caigas rendida, como fue mi caso, ante esa persona tan carismática que te cuenta una vida que daría para serie de Netflix.

Además de parecerte alguien de admirar -se pintan a sí mismos como auténticos cracks de lo que sea, los aires de grandeza son propios de esta personalidad-, su interés por ti solo va a más.

Cuando te quieres dar cuenta está haciendo gestos románticos sin parar e incluso alguna prueba de amor que te parece algo desmesurada para la etapa de conoceros en la que estáis.

No es la prueba de que sea la persona de tu vida, es el lovebombing (de lo que te hablé aquí).

Una vez estás conquistada, ennoviada y convencida de que aquello es amor, la fachada comienza a desmoronarse.

Las palabras románticas, los detalles, la sensación de que eres única en el mundo cada vez son menos frecuentes.

Se ven sustituidas por la inseguridad y culpabilidad por tu parte, generalmente porque te hace sentir inferior respecto a él, por cualquier cosa: puede ir desde querer tiempo para ti, hacerle un comentario que no le ha gustado escuchar, derramar un vaso de agua o llegar tarde al concierto.

En cualquiera de esas ocasiones, su actitud es la de reprenderte como si fueras una niña pequeña y entráis en una dinámica maestro-alumna: bien porque sabes menos que él (o eso dice), porque tienes menos experiencia o menos poder y tienes que ser aleccionada de alguna manera.

La relación ya no es entre iguales, dejáis de ocupar la misma posición. La persona narcisista patroniza: te domina y tú ejerces un rol de plegarte a lo que quiere. La codependencia está servida.

Y es que el narcisista ya ha conseguido su objetivo, que era el de tener una relación que le sirviera a modo de fuente de alimentación de su ego, un vínculo en el cual satisfacer sus necesidades sin tener en cuenta las tuyas.

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Si algo se ha repetido en las ocasiones en las que me he encontrado con narcisistas es que nunca te abandona la sensación de que vas pisando huevos.

El agobio de que cualquier cosa pueda sentarle mal pesa en tu vida hasta el punto de que realmente crees que tienes la responsabilidad de sus comportamientos (e incluso te empieza a afectar al sueño).

Si además se da alguna situación de tensión en la que ves las orejas al lobo y tratas de abordarlo desde una perspectiva asertiva, marcando tus límites, la respuesta que sueles recibir es la del gaslighting.

«Eso no ha pasado», «Estás exagerando», «Creo que estás un poco alterada«, son algunas maneras de desacreditarte, también clásicas de la manipulación emocional.

Abordar discusiones con personas narcisistas es una misión imposible y no las tramas de las películas de Tom Cruise, que en comparación son pan comido.

Y es que como los narcisistas tienen la necesidad de estar siempre en el centro, de sentirse importantes en todo momento y sobre todo de que su ego no se vea tocado por nada, la inteligencia emocional les resbala como el aceite. No asumirá una sola crítica.

Así que la resolución de conflictos es que su pareja asuma todo lo sucedido o bien hacer uso de humillaciones, comentarios que despierten su culpabilidad o, directamente, amenazas.

Si por un casual te encuentras con alguien así, no es tu deber rescatarle ni hacerle ver nada. No va a aceptar que hay algo de su personalidad en lo que puede trabajar ya que se siente superior.

Si no ves por su parte que esté dispuesto a escuchar, a asumir responsabilidad, disculparse, examinarse sin empequeñecer al resto y compromiso con su cambio que pase por regular sus emociones o reconocer los sentimientos de los demás, sal de ahí y no mires atrás.

Mara Mariño

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¿Qué significa que diga que sus exnovias están locas?

Hay momentos cuando conoces a alguien en los que sabes que el tema de conversación va a ser definitorio.

Un speech sobre su ideología política o su punto de vista -tan diferente al tuyo- del aborto, son cosas que van a hacer que termines de formar la imagen de tu acompañante.

Y no tienen por qué encajarte, lo que puede significar que es el momento de que le pongas punto y final o, ¿por qué no?, que te limites a que sea algo meramente físico, porque no quieres conectar más allá.

UNSPLASH

Hablar sobre las exparejas entra en la lista de temas más delicados que el cristal.

Puedes sacar tantas lecturas de lo que dice de las personas con las que ha estado…

Por lo pronto, si no deja de hablar de él (o ella), te llega la sospecha de que es probable que no haya pasado página.

Que lo vuestro vaya a ser algo de un mes pero nada más.

Que al principio todo será estupendo, pero luego empezará a flaquear y terminará diciendo que no puede seguir porque no siente que esté en ese punto en el que tú sí que estás.

No tiene por qué pasar en todos los casos. Quizás justo mientras os vais conociendo, por su parte, lo va superando.

Pero mantente en alerta por si se da lo contrario.

Sobre todo presta atención a cuando lo que diga de sus exs no sea del todo bueno. O directamente si es malo y punto.

Quédate con esos comentarios sutiles, si te dice que no le dejaba en paz, que se enfadaba por cualquier cosa, que le tenía machacado, que era posesiva y celosa, que estaba loca de la cabeza…

Que le hacía unas broncas espectaculares o que a día de hoy, sigue obsesionada con volver juntos.

Piensa que lo que está haciendo es posicionarte para que empatices con él. Vas a conocer solo su versión, no vas a poder hablar con ninguna de ellas.

Coge esas respuestas con pinzas y cuestiónate todo. Cuestiónate por qué ella se tenía que enfadar tanto con él, cómo había llegado al punto de ser celosa, qué tanto daño le hizo tu pretendiente para que él considere que estaba desquiciada.

En vez de ponernos del bando de quien nos cuenta su versión, empaticemos más con la mujer que no está presente. Hagamos piña con ella, aunque sea mentalmente.

No hagas lo que hace él, no invalides las emociones de sus anteriores parejas por mucho que sea lo más fácil o porque él te parece muy atractivo.

Nosotras también hemos sido la ex de alguien y sabemos que para llegar a los enfados, los comportamientos desesperados o los abusos han tenido que hacernos mucho daño.

Desacreditar y mentir son dos cosas que hacen las personas manipuladoras cuando buscan esconder la verdad y enredar a alguien nuevo. Desconfía de quien hable así.

Además consigue que si la exnovia intenta ponerse en contacto contigo o prevenirte, no escuches sus palabras y pienses que forma parte de que está haciendo una de sus escenas.

Porque amiga, si te dice que todas sus ex novias están locas, ten cuidado.

Lo probable es que el loco de quien tienes que protegerte sea él.

Duquesa Doslabios.
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Cómo detectar a los narcisistas, esos vanidosos que no saben amar

Querid@,

«NO SER AMADO ES UNA DESVENTURA, LA VERDADERA DESGRACIA ES NO SABER AMAR»

¿A quién no le han roto el corazón alguna vez? Sin, embargo, otra cosa muy distinta, es padecer de exactamente lo contrario. ¿Tiene usted la desgracia de no haber amado nunca? Entonces es usted un narcisista, y eso sí es realmente triste. Por el contrario, ¿Esta enamorado de alguien que no tiene ni pajolera idea de lo que es querer? Andese con ojo y lea.

NARCISO

Amar es un arte, innato, que rebosa y asoma cuando menos te lo esperas, un sentimiento al que ningún ser humano puede resistirse. «Los seres humanos somos capaces de sentir amor, odio, alegría, miedo, es decir, experimentar sentimientos y emociones, gracias a un cerebro que lo hace posible, tanto estructural como funcionalmente, así como a relacionar dichos sentimientos con estructuras que hacen posible su verbalización, su materialización en forma de palabra», explica Pablo Duque San Juan, Coordinador de la Sección de Neuropsicología de la SEN. Pero, «Si se nace con alguna una anomalía en zonas cerebrales que se encargan de analizar y formular las emociones, o se produce alguna lesión que interrumpa el circuito de conexión entre estructuras, es cuando se puede generar la imposibilidad de verbalizar e identificar sentimientos».

Estas personas existen; se llaman narcisistas y la mayoría de ellos parecen como usted y como yo. Pero no es oro todo lo que reluce, ya ve. No pueden enamorarse de nadie porque están enamorados de sí mismos. Algo así, escuche.

El narcisismo es el amor que el sujeto dirige a sí mismo tomado como objeto. Alude al mito de Narciso, amor a la imagen de uno mismo y su mecanismo. Parece que el joven Narciso no tenía abuela. Dotado por la naturaleza de especial hermosura, se enamoró endiabladamente de su propia imagen reflejada en el agua. La leyenda, según Wikipedia reza que

A lo largo de su vida, Narciso provoco en hombres y mujeres, mortales y dioses, grandes pasiones, a las cuales no respondió por su incapacidad para amar y reconocer al otro. Según el relato de Ovidio, entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta le había condenado a repetir las últimas palabras de todo cuanto se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor por él, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando Narciso preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco contenta respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, él le gritó: «¡Ven!». Después de responder: «Ven, ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. El canalla de Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor. Maldito. Tentado por la Afrodita, al contemplar su imagen en el espejo de la superficie del agua, el flipado de Narciso sintió una fascinación por su propia imagen de la que no pudo sustraerse. No podía tocar ni abrazar al ser que veía reflejado en el agua, pero tampoco podía apartar su vista de él.

Narciso, subyugado por la bella imagen de sí mismo que le devolvía el río, se retrajo de toda posible relación amorosa con otros seres, e incluso de atender sus propias necesidades básicas. Su cuerpo se fue consumiendo para terminar convertido en la flor narciso, una flor tan hermosa como pestilente. Mientras tanto, la pobre Eco, consumida de melancolía, se retiró a una cueva donde su cuerpo también se consumió, quedando de ella solo una voz sin forma que repite, en la lejanía, la última frase o sílaba que se pronuncie.

Menudo panorama. Si es usted una Eco que se ha pillado por un Narciso (hablo de usted, si es que es usted uno de ellos), he aquí las señales para tener el mejor radar para detectar narcisistas,. Y ya de paso, ahorrarse el disgusto.

1. La experiencia es un grado, desde luego. Si es usted primerizo en esto de toparse con narcisistas y vanidosos, igual lo tiene difícil a la primera, pero todo es ponerse. Si usted se ha enamorado por primera vez de un uno de estos especímenes es fácil que se ofusque y no sea capaz de percibir la realidad. Le advierto que una persona que no sabe amar puede ser encantadora, hermosa e, incluso, generosa. Pero todas esas cualidades no se las dedica a usted, ni están ahí por usted. El motivo es que simplemente desean sentirse bien consigo mismos.

2. Se dice que los narcisistas no pueden enamorarse de nadie porque ya se enceuntran enamorados de sí mimos, pero esto no es del todo cierto. Se odian, aunque tienen unos egos enormes que están dañados. Los narcisistas poseen unos egos enormes que están dañados. Estas personas requieren urgentemente de la admiración, la atención, y el amor de los demás para alimentarse de él y así poderse tolerarse a sí mismos.

Los narcisistas tienen un trastorno de la personalidad que no les permite ser sinceros consigo mismos. Si lo fueran, se darían cuenta de que no saben amar y de que su comportamiento es tremendamente infantil. Son como niños sensibles que consideran que son el puto ombligo del mundo, que o son el centro o ni hablar del peluquín. Si no se les baila el agua en todo momento se ofuscan, se enfurecen y acaban deprimidos y frustrados en su particular danza miserable. De este modo suelen pasarse media vida cabreados con los que le rodean, y odiándose (en el fondo y en la superficie) a sí mismo por ser así. Vamos, ni Falcon Crest.

3. El narcisistas realmente no le ve por lo que es, no le valora, usted le importa un miserable comino. Esto no quiere decir que no le entienda; es solo que, aunque le entienda, no les importa nada. Esto ocurre porque, a los ojos de un narcisista, usted está ahí para él. Sí, está ahí para él y, además, es usted un reflejo suyo. Como el narcisista se odia a sí mismo (algo encuentran para echárselo en cara de por vida), desea que usted sea mejor que él y sentir que alguien mejor le quiera, le consienta, se preocupe y lo ame. Paradójicamente, si esto ocurre, le juzgará por el hecho de que usted le quiera. Si usted cree que ese narcisista es lo bastante bueno para usted, entonces el narcisista pensará que usted no es lo bastante bueno para él. ¿Cómo se queda? No entiende nada, no. No lo intente, o acabara como las maracas de Machín.

4. Parecen el hombre o la mujer ideal.

Cuando tenga una cita con un narcisista, ocurrirá lo siguiente. Se mostrará altamente interesado y encantador, ahí está el quid de la cuestión, la letal. Depende de usted salir airoso de su engañosa maquinación, porque el narcisista no puede evitar ser así. Como el rebelde, que lo es porque el mundo le hache así. ¿Me entiende? Se trata de un trastorno de la personalidad que al parecer no tiene cura ni tratamiento. Nadie dice que sea fácil resistirse al embrujo de un narcisista, pues ahí reside su único gran talento. Durante los primeros compases de una relación, pocas personas serán tan convincentes como un narcisista, que más bien engatusa con sus malas artes.

5. Al final, solo usted puede protegerse del terreno pantanoso que supone pillarse por un narcisista. Que le quede dejo muy clarito que, una vez que comience una relación con alguien así, jamás saldrá de ella a menos que él acabe hasta el pirri de usted. Recuerde que para el narcisista usted directamente no existe como ser humano, no significa nada. No es de extrañar que le día menos pensado le deje tirado como una colilla en medio de una cuneta. Y sin que le tiemble el pulso, ni el corazón. Sin mirar atrás. Nada hará que esa persona vuelva: ni lo que les haya unido el tiempo que haya malgastado su tiempo junto a ese ser vanidoso, ni pasta, ni hijos que alimentar o educar, ni leches en vinagre. Y mucho menos, ni, mucho menos, súplicas o lamentos en los que usted le muestre con desgarro su maltrecho corazón. No se apiadará de usted, recuerde que usted ni siquiera existe. Solo le miraran con desprecio y hastío. Ni se le ocurra humillarse,  por la gloria de su madre. Respétese, valórese y no derrame ni una lágrima por aquel al que jamás le importó, aquel que jamás supo verle, y mucho menos quererle.

Y si es usted uno de estos diamantes en bruto, identifíquese de inmediato y no haga perder el tiempo.

Que follen mucho y mejor.