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El arte del spanking: guía para dar y recibir una buena azotaina

Querid@s,

El azote es el mayor homenaje que se puede rendir a la más digna, más refinada y más generosa parte de la mujer: las nalgas (Jean Pierre Enard) y su reina es Bettie Page, estrella de cine con una gran cantidad de cortos spankos. ¡Ojo con la dulce Bettie!

El spanking o azoting es todo un arte y forma parte del sado light que tan presente está en nuestras vidas desde que Christian Grey y la señorita Anastasia Steele se lo montasen en la habitación roja de la edulcorada Cincuenta Sombras de Grey. Aunque no lo creáis, el spanking es una práctica mucho más profunda de lo que parece a primera vista. Implica un juego de roles de dominación / sumisión y supone a la vez una fantasía sexual para muchos acólitos del sexo más allá del misionero. Antes de continuar quisiera dejar claro que estamos hablando de azotes consentidos dentro del terreno sexual entre dos personas adultas, en el que la sumisión y la dominación son perfectamente válidas y consentidos entre el spanker (azotador) y el spankee (azotado). Obviamente fuera de la cama y de estos términos, ni un azote ni medio. Mira que me gusta a mí Clark Gable, pero en el largometraje Más allá del Missouri se comporta como un jodido cabrón.

Por si os hubiera contado poco sobre mí, confieso que me fascina que me sorprendan con una azotaina. Me pone que me zurren con fundamento. Eso sí, con una fusta que no duela demasiado o una mano firme pero tierna. Los azotes, también conocidos en la jerga como nalgadas, no tienen nada de malo ni son una práctica enfermiza, por si algun@ se está echando las manos a la cabeza. Y yo no soy ninguna indecente ni enferma degenerada porque me gusten estas cosas ni por admitirlo en público. Y a l@s que os gusten azotar o ser azotad@s tampoco. ¿Que a mí me gustan los azotes? Por supuesto. ¿Que no tienen por qué gustaros a todos? También por supuesto.

La primera vez que me dieron unos azotes me pidieron permiso y eso no me gustó. La segunda fue mucho mejor. Aquel hombre me cogió en brazos con la fuerza de un volcán y me lanzó a la cama como si fuera un zeppelín. Me dio la vuelta y comenzó a acariciarme con firmeza, recorriendo mi cuello con su lengua caliente, mordisqueándome la espalda y apretándome el culo con unas manos que daba gloria sentirlas.

Milo Manara

El arte del azote, Milo Manara

Entonces de sopetón me entraron unas tremendas ganas de que me azotara. Esta ve fui yo quien los pedí. ¿Serías tan amable de darme unos azotes? Se le quedó cara de pastel de boniato, más que nada porque no se lo esperaba. Tardo muy poco en digerir mi petición y enseguida se puso manos a la obra. Le cambió el rostro enseguida.

– ¿En serio puedo azotarte? ofreció con alegría infantil.

– Todo tuyo querido.

Y hasta aquí puedo contaros. Aquel hombre era un maestro del spanking, aunquw no todos lo son. Vayamos pues con unos consejos básicos de spanking para principiantes.

1. Un azote bien dado: Los azotes han de propinarse secos, con contundencia y sin titubear. Así es como se dan los azotes. Para que sea un buen cachete también ha de ser sonoro, que se oiga bien el zas, plas o la onomatopeya de turno. Intentad evitar siempre el refilón, como esas bofetadas de medio lado que me daba mi padre cuando quería corregir mi comportamiento. No apuntaban bien pero me dejaba el rostro escaldad@. Pues lo mismo ocurre con los azotes de refilón, que dejan las nalgas demasiado escocidas. Así que mano firme, que no dura, con los azotes.

The Art of Spnking, Erika Lust

2. En cuanto al ritmo, conviene comenzar suavecito. Azotar no es pegar y las nalgas no son tambores. El spanking tiene una fortísima carga erótica y sexual, significa acariciar y violentar a la vez. Lo que no estáis dando es una paliza de órdago, sino un regalo en forma de placer para que el otro lo disfrute. Nadie tiene que sangrar.

3. Para que no os perdáis, aquí tenéis un esquema de las zonas a azotar. En la anatomía de un spanking básico disciplinario correctivo la distribución es clave. Tratad de distribuirlos equilibradamente entre la totalidad de ambas nalgas.

El 70-80% del spanking debería realizarse en la zona de la nalga propiamente dicha.

El 20-30% de azotes extra en ese pliegue que existe entre las nalgas y las piernas.

El 10-20% con suavidad en la parte superior trasera del muslo. Y nunca se ha de golpear por encima de las nalgas o podrían dañarse los riñones o el coxis. Por supuesto, evitar golpear los genitales.

 

4. Como en todo, una de cal y una de arena. Cambiad el ritmo. Según veáis que el culete se va poniendo rojo como un tomate, azotad con más o menos fuerza. Deteneos para después proseguir con cachetes más cortos. Luego uno suave, uno duro… Repetid la secuencia y de vez en cuando acariciad las nalgas para aliviar la rojez de la piel y dar un poco de tregua mientras besáis sus posaderas, las tocáis, las mordisqueas, las chupáis, las amasáis, las apretáis con mimo. Lo que os venga en gana azotadores.

El bueno de James Spader se lo hace bastante bien a Magie Gyllenhaal en Secretaria (2002), film que marcó el mundo del spanking. Tomad buena nota de esta clase magistral.

5. ¿Cómo colocarse para recibir los azotes?

He aquí sólo algunas de las muchas posiciones del spanking, por no abrumar con demasiada teoría y dejar que paséis lo antes posible a la práctica.

*A cuatro patas sobre la cama, al estilo perrito.*

*Sobre las rodillas del azotador

*De pie, apoyad@ ligeramente sobre alguna superficie.

* Tumbad@ en alguna superficie en la posición en la que se pone a un bebé para cambiarle el pañal.

Existen tantas formas como gustos, encontrad la vuestra. Eso sí, tened en cuenta que las distintas posiciones están estrechamente vinculadas con la intensidad del dolor, que se evalúa de menor a mayor en la escala de Arkham, que va del 1 al 10,5. Según la posición de los músculos de las nalgas, los azotes serán más o menos dolorosos. No sois el Marques de Sade ni estamos aquí para infligir daño a nadie, así que os recomiendo empezar light. A cuatro patas sobre la cama o mientras se practica el sexo con el azotad@ encima, por ejemplo.

6. Instrumentos del spanking: Además de la mano pueden utilizarse instrumentos y juguetes varios como látigos, fustas o varas. Incluso podéis echar mano de raqueta de tenis, zapatilla de deporte, la alpargata de ir por casa o el el cepillo de pelo. También pueden ser útiles como los utensilios de cocina. En la variedad está el gusto. Pero ojo, al igual que ocurre con las posturas del spanking, escocerá más o menos según el objeto empleado para la azotaina. Zurrad con cuidado y medid vuestra fuerza, no se os vaya a ir la mano y la liéis parda.

7. Para meteros más en el papel, os propongo desempeñar algún juego de rol.  Usad vuestra  imaginación, intercambiad papeles convencionales. Policía- mal ciudadano, enfermero-paciente, profesora-colegial o cura-feligresa pecadora. A mí esta última me pone os pelos de punta, pero para el que le ponga el rollo sacrosanto religioso. No seré yo quien juzgue los gustos sexuales de nadie, Dios me libre.

8. Tras la azotaina toca redimirse. Para el alivio y bienestar del spankee conviene aplicar sobre la zona de la nalga afectada loción calmante, prepararle un baño de agua caliente con espuma y velitas de esas que huelen de miedo, descorchar una botella de champagne para celebrar que nadie ha salido herido.

Por si os interesa instruiros más y mejor en estos menesteres, no dudéis en consultar el titulo publicado de Milo Manara, con textos de Jean Pierre Enard, El arte del azote.

A follar a follar que le mundo se va a acabar.