Entradas etiquetadas como ‘Miriam Al Adib’

El pudor de desnudarse, que juzgue tu vida sexual… ‘Tips’ para perder los miedos más comunes con la ginecóloga

Hay una relación que nadie te prepara para tener. Y es la relación con tu ginecóloga.

Si has tenido suerte de venir de una familia donde el tema de la sexualidad se habla con la misma confianza que de lo que hay en la nevera, puedes saber por dónde van a ir los tiros.

Pero aun así, resulta bastante chocante cuando vas a la consulta por primera vez y no te queda muy claro qué es esa silla que parece un instrumento de tortura medieval.

Miriam Al Adib ginecóloga

miriamginecologia.com

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Y justo por esa razón, la doctora Miriam Al Adib, ginecóloga y escritora, prefiere utilizar el término ‘ginecología del amor’.

En sus palabras es «pasión, cariño, compromiso, motivación, formación continua… Con todo ello persigo la transformación en la salud femenina: empoderando a las mujeres, aliviándolas, respetando la toma de decisiones libres e informadas, mejorando su calidad de vida, visibilizando la complejidad de los procesos sexuales y reproductivos femeninos para que no se patologice lo normal ni se normalice lo patológico».

Consciente de que podemos tener bastante pudor en el momento de bajarse los pantalones, así de primeras con una ginecóloga con la que apenas has cruzado un «Buenos días», su consejo es el de recordar que son profesionales o incluso compartir que estamos algo tensas.

Además que, compartir nuestra vida íntima en consulta -sobre todo si traemos alguna infección de transmisión sexual, nos hace sentir que se nos puede juzgar por cómo llevamos nuestra sexualidad.

«Recomiendo que tengas muy presente que las personas que nos dedicamos a esta profesión estamos aquí para ayudarte, nunca para juzgarte. No hay nada en tu cuerpo que sea motivo para avergonzarte, ni tampoco para sentirte culpable, sea cual sea el problema de salud sexual que tengas», dice Miriam.

«Puedes exponer tu situación y tus preocupaciones sin miedo, no nos vamos a asustar por lo que nos puedas contar, ni te vamos a recriminar nada, en esta profesión escuchamos y tratamos cada día muchas situaciones y/o problemas como el que puedas tener tú».

«Tampoco te agobies ni tienes que pedir perdón por cosas completamente intrascendentes como no haberte depilado o no tener la vulva recién lavada, no pasa absolutamente nada, con la higiene normal de cada día es más que suficiente, no es necesario hacer nada extraordinario por el hecho de venir a una consulta ginecológica», explica.

¿Será que, ahora que hemos conseguido relajarnos con el hecho de que en la cama se nos vea algún pelo, podremos por fin dejaremos de agobiarnos si llegamos a la cita médica sin depilar al cero? Eso espero.

La conciencia corporal

Pero, más allá de eso, me interesa saber si la doctora opina que hemos ‘recortado’ distancias con nuestros genitales -y estamos familiarizadas con los colores y texturas de las zonas menos accesibles a la vista-, o llegamos a consulta sin saber qué nos pasa en el piso de abajo.

«En las consultas observo bastante desconexión con esta parte del cuerpo», confirma la doctora. «En general parece que no está bien integrada en nuestra conciencia corporal. Hasta el punto de que algunas mujeres se asustan por cosas que no tienen importancia: un simple granito, una carúncula del himen más evidente, mujeres que se asustan al tocarse “algo raro” (y lo mismo se han tocado el cérvix)…»

«Otras mujeres dicen que les da asco sus vulvas o sus vaginas, el flujo, el vello… Algunas creen que tienen un problema porque los labios menores son más grandes (por eso no me gusta llamarlos menores, ya que no tienen por qué hacer honor a su nombre y pueden sobresalir por encima de los mayores). Hay muchos problemas sexuales que derivan también de una mala conciencia corporal».

Entonces, para evitar esta situación, es clave que, como Miriam recomienda, desarrollemos nuestra conciencia corporal: «Cuando tienes buena conciencia corporal detectas enseguida cualquier cambio que requiere acudir a una consulta, y también para justo lo contrario: no te asustas si te ves un simple granito en la vulva porque sabes claramente que no tiene importancia. Cuando no tienes buena conciencia corporal te asustas por todo».

Te puede interesar leer: Mi aventura con la candidiasis o por qué parece que la salud sexual femenina no importa a nadie

No es tanto el convertir en algo rutinario el momento de sacar un espejito y mirarse cada día, pero «mirarse de vez en cuando (sin obsesionarse tampoco con ello ni tomarlo como una “rutina”) está bien para favorecer la conciencia corporal, esto hace que nos conozcamos bien, si hay algún problema puedes ver si algo que cambiado».

«Te pongo un ejemplo: paciente joven que viene a la consulta y tiene un picor crónico en la vulva. En la exploración veo los labios menores muy pequeños, casi ausentes, cuando pregunto si tenía antes así los labios o si ha notado que están cambiando, la mayoría suele responder “no lo sé, nunca me he mirado”. En este caso si me dijera que antes estaban más grandes y que le están desapareciendo podría ayudarme para orientar mejor el diagnóstico diferencial entre determinadas enfermedades como por ejemplo el liquen», dice Miriam.

Además, en lo que se trata de los chequeos médicos habituales como los cribados que ayudan a identificar enfermedades, la experta recuerda que «no hay un chequeo estándar igual para todo el mundo. Depende de los factores de riesgo y de los problemas de salud y/o necesidades que tenga cada persona».

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).