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¿En qué pensamos mujeres y hombres cuando nos tocamos?

Soy partidaria de que cada uno viva su sexualidad como le salga del genital. Que los gustos sean por colores y que, cada vez que compartimos la cama, sea como un copo de nieve, única.

Pero no puedo evitar analizar hasta qué punto nos creemos que es libre lo que despierta nuestro placer.

Y es algo que me he preguntado viendo el último estudio de Diversual sobre la masturbación.

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PEXELS

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Porque una de las cosas que más me han llamado la atención es que la mayoría de los hombres recurren a la pornografía como recurso principal (81%) para estimularse durante la masturbación.

La mayoría de las mujeres (82,9% en cambio) a la imaginación.

Solo tengo que hablar con un par de amigas para dar con la explicación a esta diferencia, no nos sentimos identificadas con el porno.

Las escenas planeadas desde el punto de vista masculino, los cuerpos hipersexualizados, que solo salgan las actrices en pantalla o que el denominador común de la trama sea la sumisión y usar a la mujer como una vagina en lata, hace que muchas de nosotras no conectemos sexualmente con estas imágenes.

Al no utilizarlas para estimularnos desde pequeñas -algo que sí les pasa a ellos- nos toca buscar una fuente alternativa de placer: nuestra cabeza.

Es ahí donde se desarrollan las mayores fantasías. Que pase algo con el profesor de Pilates, una historia con el compañero de trabajo, sexo en un lugar imposible, esa amiga…

El cerebro es nuestro proyector y, las películas mentales que nos montamos, la pornografía.

Y si algo tiene de positivo es que es única y personalísima. Que se adapta a lo que nos pasa a diario y las cosas suceden tal y como nos gustaría.

Esta ventaja, respecto a las imposiciones de la pornografía, suponen que no estamos sujetas a comportarnos como vemos en una pantalla por lo que ha decidido un director.

Nosotras decidimos y dibujamos cómo queremos que sea.

Te puede interesar: Sí, las mujeres nos masturbamos menos que los hombres (pero eso está cambiando)

Y no digo que cortar con las películas eróticas y empezar a darle a la fantasía sea lo único aceptable desde ya.

Pero sí creo que puede hacernos un favor.

Masturbarse mejora el autoconocimiento que tenemos sobre nuestro propio cuerpo. A mejor autonocimiento, mejor resultado en la cama cuando estamos con alguien más.

Y, si ese conocimiento es impuesto, replicamos lo que vemos, pero no conectamos con lo que nos gusta verdaderamente.

Algo que sí se consigue a fuerza de hacer el trabajo de pensar qué es lo que nos estimula (y usarlo como material la próxima vez que nos toquemos en la intimidad).

Mara Mariño

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Según los hombres, el otro sitio favorito de la casa para masturbarse es…

¡Ah, la intimidad! Esa cosa tan preciada que, durante los meses de aislamiento en casa parecía casi imposible de conseguir. El reto era tener nuestro espacio para quienes no vivíamos solos (ya fuera con familia, amigos o pareja).

Y aunque cada uno se ha apañado como ha podido, me gustaría hablar de las preferencias a la hora de escoger un sitio en el que poder disfrutar con nosotros mismos.

CALVIN KLEIN

En mi caso, la elección está clara. Soy una firme defensora de reencontrarme en la cama, a salvo de miradas indiscretas bajo el edredón y siempre con el valor añadido de que puedes decir que vas a dormir y nadie va a molestarte.

Otros espacios del repertorio apenas tienen peso para mí, pero no es así para ellos, por ejemplo.

De hecho, según los resultados que ha proporcionado el estudio de Arcwave, marca de juguetes sexuales para hombres, sobre sus costumbres a la hora de masturbarse, hay otro sitio de la casa que sigue muy de cerca al dormitorio.

También para ellos, la habitación el lugar preferido para darse placer. Y sí, es fácil entender por qué si pensamos que todos reservamos ese espacio para lo mismo.

Además de ser el lugar de la casa donde pasamos más horas estudiando, trabajando, jugando a videojuegos o leyendo, contamos con la intimidad de antes de ir a dormir.

Como decía más arriba, un lugar en el que sabes que ya nadie va a entrar por la puerta.

Y, justo seguido de la habitación, un poco menos de la mitad de los hombres que participaron en el estudio, respondieron que su otro lugar favorito era el baño.

Si tenemos en cuenta las diferencias entre la eyaculación femenina y la masculina, la explicación llega casi por sí sola.

La opción de poder limpiarse en el mismo sitio es un punto a favor, que el papel esté tan a mano o pudiendo hacerlo en la ducha.

No me olvido de la privacidad que da el baño. Es otro de esos (escasos) lugares sagrados de la casa donde sabemos que no vamos a ser interrumpidos.

Así que también reúne los requisitos para ser uno de esos sitios en los que poder dedicarse un rato. Y tú ¿eres más de baño o de habitación?

Duquesa Doslabios.

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Olvida el café, la nueva pausa del teletrabajo es para masturbarse

Qué locura esto de que ahora la oficina esté en casa. Desde que hemos descubierto que basta poner un jersey por encima del pijama para dar el pego en las reuniones por videollamada, no hay quien nos vista.

¿Nos estamos desatando con esto de estar lejos de la supervisión del jefe o el resto de compañeros? Pues un poco sí. Al menos, tenemos todo de nuestra parte para añadir, a la pausa del café, la pausa para masturbarse.

BIJOUX INDISCRETS

Un rápido sondeo entre mis seguidores me confirma mis sospechas, la mayoría hemos aprovechado la seguridad de estar en casa, así como la ventaja de poder organizarnos la faena a nuestro ritmo, para dedicarnos un rato en la intimidad.

El deseo sexual en horario de trabajo es la razón más común, pero le sigue de cerca, según las respuestas, la necesidad de combatir el estrés.

¿Agobio por la cantidad de trabajo? ¿Una reunión pesada? ¿Se aproxima la fecha de entrega y sigues en pleno bloqueo? Hacer una pausa a solas para aliviarse parece la mejor manera de combatirlo (o al menos de conseguir esa descarga de endorfinas, dopamina y oxitocina inmediata).

Aunque también hay quienes contestan que es una forma de luchar contra el aburrimiento y que la jornada pase de manera más amena.

No podemos obviar que claro que resulta excitante por partida doble hacerlo mientras se supone que estamos trabajando. Tiene el añadido de que es algo prohibido, ya que deberías estar contestando ese mail y no con la mano entre las piernas.

Quizás una de las respuestas que más me llaman la atención es que, a la hora de ver las diferencias entre los hábitos de mujeres y hombres, las que recurren a juguetes y las que pasan de ellos, logran empatar en los resultados.

En cambio, en el caso de los masturbadores laborales masculinos, gana la mano por goleada. Puede que por la comodidad o porque, a diferencia de nosotras, no hay un equivalente al succionador capaz de hacerles la competencia.

También coincidimos en que usar estímulos externos -como pornografía, audios eróticos…- es de gran ayuda. Duplican la cantidad de quienes tiran de imaginación (mujeres en su mayoría).

Y, ¿qué pasa con retomar el trabajo después de masturbarse? ¿El rendimiento mejora, empeora o se mantiene igual?

Pues entre volver a conectarse con las mismas o más ganas, muy pocos consideraran que afecta de manera negativa a la actividad laboral (para la alegría de nuestros superiores).

Duquesa Doslabios.

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Las mejores escenas de masturbación del cine

Querid@s,

Quisiera llamar su atención sobre algo que me inquieta profundamente. En el virtuoso sentido de tan inquietante tetérmino. Existen cintas que son una absoluta oda al onanismo. Precisamente a tal respecto me viene a la cabeza un artículo majadero y creación conjunta entre el diario ABC y la Universidad de Navarra que rezaba alto y claro sobre cómo evitar la masturbación. Fíjense lo escandaloso que era que hace ya tiempo que lo retiraron d e Internet y no hay listo que lo encuentre. Únicamente he podido rescatar este breve fragmento que es más que suficiente para que juzguen por ustedes mismos.

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Masturbación, ¿a favor o en contra? En su momento se comentó hasta la saciedad este polémico artículo sobre cómo controlar el hábito masturbatorio. Tiempo después continúo sin comprender por qué querría nadie en su sano juicio controlarlo. Seamos inteligentes, estoy hablando de una práctica de la masturbación dentro de los límites de la moderación. No se me pongan más papistas del papa, que ya nos conocemos. En las discusiones hubo y habrá mucha paja y yo no quiero ser menos. Ya que mayo  se ha ido con sus lluvias a otra parte – recuerden que fue y seguirá siendo el mes más onanista del año, desde este blog le despedimos (no sin cierto retraso) con un post dedicado al «amor propio» en su versión más cinematográfica. He aquí mi particular granito de arena en forma de un suculento compendio de las escenas de masturbación más soberbias del cine. Pasen y vean, si les pica la curiosidad claro está.

Algo Pasa con Mary: Ben Stiller, a la próxima tenga la decencia de asearse antes de salir del baño.

American Beauty: «Este soy yo masturbándome por la mañana. Este es el mejor momento del día, a partir de ahí, todo va cuesta abajo».

American Pie: Un clásico del cine de universitarios con hormonas revolucionadísimas. Creo que a Jim el tema de la tarta se le va un poco de las manos. Casi me resultó vomitiva la escena. Pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Aquel Excitante Curso: Phoebe pilla a Brad con las manos en la masa.

Cisne Negro: Natalie Portman se masturba de manera gloriosa frotándose como si no hubiera un mañana sobre las sábanas de esa cama deshecha. Lo que dice lo hace: Vete a casa y tócate.

Lucía y el Sexo: Es posible que esta sea la mejor de todas. Elena Anaya, a tus pies.

Los Amos de la noche:  Esta mujer es preciosa y se toca como una auténtica Diosa. Parece estar pasando una velada estupenda, pero como reza el dicho, vendrá alguien y te lo joderá.

Mulholland Drive: Yo creo que aquí a esta Naomi watts tan cachonda también se le va el asunto de las manos. Parece que la estén matando.

No es Otra Estúpida Película Americana

Pleasentville: Muy re-que-te-bien se lo pasa esta mujer en la bañera. Creo que se le queda cara de pensar el tiempo que ha perdido hasta que su hija le enseña de qué va eso del sexo y la masturbación.

¿Se les antoja alguna más? Les invito a que me ayuden a enriquecer esta variopinta oda al onanismo con su particular joya masturbatoria. Les dejo hasta la próxima con una de esas frases geniales sobre sexo del zumbado de Woody Allen. “No te metas con la masturbación. Es hacer el amor con alguien a quien yo quiero

Que follen mucho y mejor.

En mayo, masturbarse o morir

Querid@s,

Hablando de masturbarse, hoy vamos a continuar con el mismo asunto. Mayo ya está aquí y amenaza con quedarse un tiempo. Sepan ustedes que mayo es el Mes de la Masturbación Nacional. Y no me lo estoy inventando.

El Mes Nacional de la masturbación apareció por primera vez en 1995 por el sex shop Good Vibrations, en respuesta al despido del cirujano americano Joycelyn Elders. En una presentación del Día Mundial del SIDA, un miembro del público le lanzó una pregunta sobre el rol de la masturbación a la hora de disuadir actividades sexuales de riesgo entre los jóvenes, y este buen hombre respondió, «Creo que la masturbación es algo que forma parte de la sexualidad humana y parte de algo que tal vez debería ser enseñado». Inmediatamente después el presidente Clinton le puso de patitas en la calle. Precisamente Clinton, al que pillaron infraganti con la becaria de la Casa Blanca. Mira que eres poco original querido Clinton.

El objetivo capital del Mes de la Masturbación Nacional radica en tratar de reducir el latoso estigma que rodea el debate y la pajillera práctica del onanismo. La comunidad LGBT debería mantener bien abiertos oídos y ojos ante este asunto y reclamar, aun más si cabe, el derecho de cada mano a tocarse lo que se le antoje. Por dos motivos.

En primer lugar, los molestos prejuicios que siguen rodeando los debates sobre sexualidad son particularmente dañinos para aquellos cuya sexualidad es percibe por la sociedad como «desviado» o «no natural«. En segundo lugar, una parte considerable de la oposición a relaciones sexuales entre seres del mismo sexo proviene de teóricos del derecho natural – además de la omnipresente y omnipotente (casi como Dios) Iglesia Católica- que persisten en conde denar a capa y espada la conducta homosexual por la misma razón que condenan la masturbación: ambos supuestamente tratan a la persona humana como un mero objeto sin fines reproductores. Qué valor.

La masturbación todavía es material de tabú en nuestra sociedad, tanto que algunos depredadores osan incluso entregarse sin decoro alguno a la propaganda panfletaria y dar consejos que nadie ha solicitado sobre cómo evitar la masturbación. Les hablo de un artículo majadero y del ABC que rezaba alto y claro sobre cómo evitar la masturbación. Fíjense lo escandaloso del asunto que hace ya tiempo que lo retiraron de internet y no hay Dios que lo encuentre. Únicamente he podido rescatar este breve fragmento que es más que suficiente para que juzguen por ustedes mismos.

abc

No entiendo por qué oscuro motivo ha de evitarse la masturbacion, no me cabe en la cabeza. No agregare muchos más comentarios al respecto, pero dejemos de ver paja en el ojo ajeno y que cada uno se centre en lo suyo. Desde este blog insisto en darle a la masturbación la importancia que tiene en la sexualidad de todo hijo de vecino, y desmanchar su reputación después de las barbaridades que sobre ella parlotean las malas lenguas.

Empecemos pues por la teoría de la masturbación. Brevemente, que el asunto tiene paja. Según cuenta el diccionario de la RAE, la masturbación es el acto de estimular los órganos genitales o las zonas erógenas con la mano o por otro medio para proporcionar goce sexual.

Vamos, hacerse el  amor, quererse, amarse y darse placer a uno mismo. Ciertamente no detecto tintes malignos que atenten contra la dignidida de cada individuo.

Quedado claro su significado y aunqeu esto no sea un aula de sexualidad ni de lengua española, pasemos seguidamente y sin más dilación a conjugar alto y claro el verbo MASTURBARSE. Todos junt@s:

 Yo me masturbo

Tú te masturbas

Él/ella se masturba

Nosotr@s nos masturbamos

Vosotros os masturbáis

Ell@s se masturban

Lanzo una pregunta al aire para quien quiera aprehenderla. ¿Usted se masturba? Y no digan mentirijillas, que eso SÍ es pecado. Pecado o no, masturbarse es una de las pocas cosas que no valen dinero. Y en este país maravilloso, que desgraciadamente se están cargando unos cuantos iluminados, queda poco para tener que pagar hasta por respirar. Así que, a follar a follar que el mundo se va a acabar.

Como siempre, hagan lo que les dé la real gana. Yo este mes de mayo me voy a masturbar más que nunca. Ciertamente la primavera me tiene alteradísima y el negocio me pica más de la cuenta. No sé en quién pensare mientras me quiero a mi misma con locurísima, esas cosan suceden solas. Pero recuerden que alguien, en algún lugar, en algún momento, se masturba pensando en usted.

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Y al que no le guste que no mire.

Que follen mucho y mejor.

Durante el embarazo mastúrbese

Queridas,

¿Quién dice que maternidad y masturbación son incompatibles? Pues se equivocan.

La oxitocina, que procede del griego «nacimiento rápido» – se libera durante la excitación sexual y el orgasmo, pero también durante el nacimiento. De tal modo que las hormonas generadas al dar a luz y aquellas que se desatan locamente al mantener relaciones sexuales son del mismo padre y de la misma madre. Por ello no debemos echarnos las manos a la cabeza si durante la recta final de la preñez  una mujer encinta se dedica a masturbarse ella solita. Salvo que el diámetro de la barriga no complique demasiado hasta el simple hecho de introducirse el dedo en la vagina o el omnipresente y ciertamente obsesivo miedo a lastimar al bebé.

Las que no hayan sido mamás nunca no lo saben, pero a muchas mujeres embarazadas les pica el coño más que a las que no nos han hecho un bombo. No sé qué tiene el embarazo que las vuelve locas y la almeja late cual mandíbula batiente. Es así, lo que ocurre es que no todas lo admitirán. No todas reconocerán que su furor uterino está que trina.

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¿Pero por qué? El argumento capital es que durante la gestación del bebé que, en breve vendrá a sumarse a la población que habita la faz de este mundo que todavía no sé si vale la pena vivir en él o no, la zona pélvica recibe más circulación sanguínea que nunca. Este es el quid de la cuestión y la razón por lo que la vagina y toda la parafernalia genital adjunta es más sensiblera al sexo. Incluso los orgasmos son mucho mejores que los del resto de las mujeres que no llevamos ninguna semillita en nuestro interior.

A esta gozosa situación fisiológica, hay que añadir el no poco molesto panorama de que la barriga va adquiriendo, semana a semana, unas dimensiones cada vez más voluminosas. Con ello, solo pronunciar la palabra sexo seguida de con penetración, se convierte en un acto poco apetecible, una prueba de malabarismo en toda regla, hasta una proeza logística que ríanse de las pirámides de Egipto.

Además ese pensamiento que se les antoja tanto a papá como a mamá cuando se van a poner con el tema, y a uno de los dos le entra el apuro y agobiado espeta como medio echando la bronca A ver si al final le vamos a hacer daño al chiquito. Padres de nuestros tiempos, mamas primerizas, lo de que el bebé pueda salir dañado de un pollazo es un falso mito, como que el semen engorda, que con un beso puede usted quedarse embarazada, o que usted no puede bañarse en los dias de regla o… ¿se morirá?

Entre una cosa y la otra, las madres andan con las hormonas revolucionadísimas y más salidas que el capullo de un preso, por lo que no dudan en entregarse al maravilloso entretenimiento de la autosatisfacción sexual metiéndose el dedo como si no hubiera un mañana. Cuentan los expertos que durante el segundo trimestre de embarazo la frecuencia masturbatoria es cuatro veces mayor de lo habitual, y en el último trimestre llega a multiplicarse por un escandaloso nueve, el numero de las canciones de esta pelicula impagable.

Para aquell@s que sean más partidarios del sexo oral, este también aporta los mismos provechos dilatadores para la vagina.

Y lo mejor de todo es que tanto una práctica como la otra son sanísimas para el cuerpo. Primero porque permite que la madre de la criatura continúe con su vida sexual habitual, aunque no haya pene de por medio. Además relaja la excitación sexual sobrevenida por su estado fisiológico. Para más INRI, los sexólogos parecen estar de acuerdo en que la masturbación manual dilata considerablemente la vagina, beneficio que sin duda vendrá de perlas a la parturienta en el momento de la verdad.

*Algunas han confesado meterse varios (dedos), que hay que ir haciendo espacio.    

Que follen mucho y mejor.

Fantasías sexuales que (no) quiero compartir con nadie

Querid@s,

Una pregunta directa al corazón. ¿Se han hecho tan mayores (de alma) que ya no creen en los sueños, ni en las fantasías? Cada día me pregunto por qué pierden o invierten el tiempo leyéndome, qué edad tendrá cada uno de ustedes y si se llaman como dicen. Yo tengo 35 años y me monto cada día una películas en mi cabeza que ni Hollywood. Fantaseo cada día y cada noche. Hace años cuando me dedicaba a otros menesteres escribí esto:

Secretaria. Eso soy. A pesar de ser una chica formada, viajada y con cierta -ni mucha ni poca- experiencia profesional, trabajo de secretaria. Y No, el sexo oral no entra dentro de mis funciones, aunque soy de las que piensa que si una tiene que arrodillarse, pues se arrodilla, eso sí, tacones fuera que es incomodísimo…  Mi día a día consiste en la sistemática introducción de números, nombres, cifras en un complejo sistema informático que vuelca toda esta información en un aún más complejo sistema de gestión integral empresarial. En cristiano, para los que les confunde tanta terminología, meto datos en el ordenador. ¡Excitante labor!

Escena de la película La Secretaria

Escena de la película La Secretaria

De vez en cuando me visto con el Equipo de Protección Individual y bajo al taller, desciendo al campo de batalla y me doy una garbeo. Me dejo ver contoneando mis caderas entre maquinas industriales, operarios sudorosos que irremediablemente paralizan su trabajo para verme pasar. Puede sonar pretencioso, pero es la verdad. Cerca de cien hombres entre soldadores, fresadores, pintores, etc… Literalmente noto sus miradas clavadas en mi espalda, bueno más bien, en mi trasero.

He de reconocer que es un subidón para la autoestima, casi siempre es un halago que a una la miren cuando pasa. Mi trabajo es un auténtico sopor que amenizo con mis escapadas al taller y mis furtivas desapariciones, muchas veces al baño… Pero como todo en la vida, tiene su cara positiva, y es que me exige un no exagerado 0% de concentración e inteligencia, por lo que mi mente ¡vuelva vuela vuela alto! Por eso cada día cierro los ojos, no demasiado tiempo, no vaya a ser que me quede dormida, y me imagino cosas, historias, leyendas, fantasías eróticas, me imagino a alguien, a un hombre. Por ahora me gustan los hombres, los adoro, aunque nunca se sabe, no seré yo la que diga de esta agua no beberé.

Me imagino a ese amante que me visita de noche y se mete en mi cama, sigiloso para no despertarme. Pero su olor es penetrante, sus manos erizan mi piel y su boca sugerente me despierta. Lo pasamos en grande juntos, las mil y una noches. Bailamos, cantamos, él me cuenta cuentos, leyendas, yo bailo para él, a veces desnuda, nos disfrazamos, viajamos, me hace la cena, yo no sé cocinar muy bien, pero invento recetas suculentas y divertidas. Nos bañamos juntos con velas, me lee en la bañera, le susurro palabras sucias, brindamos porque estamos juntos, le sorprendo y me meto en la ducha con él, él me enjabona la cabeza, yo le enjabono el cuerpo. Nos seducimos, nos desnudamos, a veces nos vestimos. Nos enfadamos, doy un portazo y luego nos volvemos a desear como si nos odiáramos. Nos fumamos un cigarrito a medias y a veces, la luna nos pilla bailando. Al día siguiente, cuando me levanto, ahí está, a mi lado. Dormido, desnudo, más guapo que la noche anterior, más guapo que nunca. Me acuesto a su espalda y le cuento un secreto no demasiado alto para que nadie más me oiga.

A ese amante, le abro mi corazón, me desarmo, le confieso mis pecados y mis miedos. A él le doy lo mejor de mí, mis besos más apasionados, mis abrazos más sinceros, la desnudez total de mi cuerpo y mi alma, el más sentido y sucio de los sexos, mis órganos si los necesita, mi vientre para dejar su semilla y crear entre los dos a nuestros hijos que juro que jamás me pertenecerán y que criaremos para que vuelen libres y vivan la vida como deseen.

De tanto fantasear e imaginar muchas veces me excito, me toco, me humedezco e incluso se me nubla la vista mientras dejo volar mi poderosa imaginación. Insaciable y lujuriosa, tiemblo levemente y me entra un escalofrío que me sabe a gloria. Y de repente… ¡es hora de despertar! Así que irremediablemente vuelvo a la realidad, casi siempre en cuerpo, no siempre en alma.

En ‘Las 1.001 fantasías más eróticas y salvajes de la historia’, de la catalana Roser Amils, redescubro a una de mis heroínas sexuales, Adriana Smith, la novia de Steven Adlder, batería de Guns N’ Roses. Me pongo en su piel y fantaseo que soy la novia del batería o del bajista de una banda de rock, la amante de un vocalista. Ir de gira, follar en los camerinos, entre bastidores o en el backstage, entre canción y canción o en los estudios de grabación, entre cables, guitarras, bajos, altavoces, incluso beneficiarme a todo el grupo. Y así lo hizo Adriana Smith, que aparte de pasarse por la piedra a toda la banda, en 1987 tuvo sexo con Axi Rose. En Rocket Queen se escucha alto y claro su orgasmo en forma de gemidos, suspiros y jadeos que pasarán a la posteridad.

Otras veces me traslado a algún siglo pasado y me convierto en una rica e impía dama de la nobleza, bisexual o entregada lesbiana. A mis amadas, a mis conquistas les rompo la ropa interior. Me pica la curiosidad y quisiera saber qué se siente haciendo el amor a una mujer, sentir la excitación al masturbarla o penetrarla con un pene ensoñado, desnudarla, tocarle el culo, comerle las tetas, lamer sus pezones, meterle la mano por debajo de las bragas y descubrirla, romperle las vestiduras y arrancarle las bragas y el sujetador.

Habitación en Roma

Habitación en Roma

Sigo soñando por que ‘La vida es sueño’ y en otras fantasías me convierto en una espía de élite a la que toman presa, convirtiéndome en una rehén del ejército enemigo. Paso a una sala blanca y aséptica, a lo ‘Instinto básico’, en la que soy íntima y profundamente radiografiada por el enemigo, y como la sublime Sharon Stone, cruzo las piernas y consigo mi libertad a cambia de mis favores sexuales.

Y otras, me quedo en mi siglo, me convierto en alguien más mundano, alguien más parecido a mí, soy casi yo. Me imagino haciéndolo sobre la mesa del director de la empresa, emborracharme con vino en una bacanal y participar en una orgía, probar algo de droga y follar toda la noche, hacer el amor con dos hermanos gemelos, que me rasuren como a Francesa Neri en ‘Las edades de Lulú’, que me hagan sumisa, me esposen, me venden los ojos y me aticen con una fusta que no duela demasiado. O que un joven artista, extranjero y bohemio, me pinte desnuda, proponerle sexo a un desconocido, hacerlo en un escenario con música en directo y miles de espectadores o practicar felaciones a un grupo de hombres uniformados. Me ponen los uniforme, qué le voy a hacer.

¿Y ustedes que fantasean? No dejen de soñar. Y entre sueño y sueño,

Que follen mucho y mejor

Mastúrbese, porque más vale prevenir

Querid@s,

¿Qué decir de la masturbación? No vamos a hablar sobre tan y manida y manoseada práctica hedonista, pero discutamos sobre los beneficios de masturbarse o de que le masturben a uno, que si el masturbador lo hace como Dios manda, es mucho mejor que ser un@ onanista mond@ y lirond@.

Allá por el siglo pasado, las abuelas, las monjas y los curas le decían a uno que no se anduviera o anduviese “tocando” que era malo, además de que se les condenaría al infierno y que los pelos que les saldrían en la mano se les caería de la cabeza. Menos mal que en este siglo ya no nos viene nadie (casi nadie) con este cuento chino.

Cada cual que se masturbe lo que quiera. Desde luego es saludable, tanto que hasta podría ayudar a prevenir diversas enfermedades. Un estudio realizado por la University of Sydney, citado por el portal The Conversation, demuestra que al eyacular se liberan hormonas como el cortisol, que ayuda a tener un mejor sistema inmunológico. Por si fuera poco, la masturbación ayuda a prevenir otras enfermedades como:

1. Infecciones urinarias. La masturbación también reduce las infecciones y enfermedades del tracto urinario, como la horrible cistitis entre las féminas. Tocarse la vagina por dentro abre el cuello uterino, liberándose así mucosidad y fluidos cervicales que albergan bacterias non gratas.

2. Diabetes

La University of Sydney cuenta que la masturbación reduce el riesgo de diabetes tipo 2. Brinda una mejor salud general y reduce el terrible mal del insomnio a través de la liberación de tensión y de hormonas, además de que potencia la fuerza del suelo pélvico que provocan las contracciones en el caso del orgasmo ellas.

Recreación de 'Danae' de Gustave Klimt, por Milo Manara

Recreación de ‘Danae’ de Gustave Klimt, por Milo Manara

3. Cáncer.

Aquellos caballeros comprendidos en edades entre la veintena y la cincuentena que se tocan al menos cinco veces a la semana (se) corren menos riesgos de padecer tumores prostáticos o cáncer de próstata, según un estudio del Cancer Epidemiology Centre de Melbourne, Australia.

4. Síndrome de las piernas inquietas: No les estoy tomando el pelo. Hay un síndrome, el de las piernas inquietas, que produce calambres, sensación de hormigueo, dolor, inflamación y calambres en las piernas. Un estudio publicado por el Medical Journal of Sleep Medicine afirma que masturbarse largo y tendido ayuda a tener dulces (y mojados) sueños.

5. Depresión,  la madre del cordero de las enfermedades de nuestra era. La masturbación pone en libertad endorfinas a tutiplén, que son las dichosas hormonas de la felicidad que al combinarse con cortisol, nos ponen de buen humor. Una buena mano ayuda a reducir el riesgo de depresión, sobre todo en las mujeres y especialmente las malfollad@. Que nadie se sient@ ofendid@. Si ven a alguna deprimida potencial, no sea insolidari@ y échenle una mano.

Déjense de atiborrarse a pastillas que eso ya no se lleva. Lo que se lleva ahora para estar más sano que una pera es la masturbación. Y aunque sea un vulgar final, más vale prevenir.

Que follen mucho y mejor.

Masturbarse por primera vez

Para todo hay una primera vez. Con la masturbación pasa lo mismo, solo que nadie nos enseña y suele ser a golpe de intuición y autodescubrimiento. Que si una mano por aquí, que si un roce por allá… Aunque una cosa son los tocamientos iniciales y otra, lo que vulgarmente se conoce como “hacerse una paja” en toda regla. ¿Cuándo y cómo se suele empezar?

GTRES

GTRES

Mis amigos, acostumbrados a mis indiscretas preguntas, accedieron una vez más a dejarse interrogar, y la verdad es que echando la vista atrás en esto del onanismo no nos pudimos reír más. “Yo tenía 12 años. Estaba en la ducha y empecé a toquetearme. Cuando quise darme cuenta estaba ahí dale que te pego y de repente sentí un escalofrío de placer. Casi me desmayo; tuve que agarrarme a las cortinas y todo para no caerme. Y dije ay la leche, ¿esto qué es? Desde entonces no he parado”, añade.

En lo que a los chicos se refiere, salvo las diferencias propias en detalles y matices, las historias suelen ser parecidas. La cama en lugar de la ducha, 13 años en lugar de 12… Pero poco más. En el caso de las chicas, las diferencias son más grandes. No tanto en la horquilla de edad (12-14) como en los métodos. Alguna me dejó con la boca abierta, reconozco.

“Yo empecé muy jovencita, a los 12 años, y lo hacía pensando en los actores de la peli Exploradores”, me contaba una. Esta lo hacía con la mano, pero me encontré de todo. Eso sí, ninguna con penetración, que con esas edades ni se les pasaba por la cabeza. La que más me sorprendió fue la que dijo que se masturbaba frotándose contra el pico del lavabo. “Una vez hice tanta fuerza que acabé arrancándolo de la pared y rompiéndolo. Mi madre se enfadó muchísimo y nunca entendió cómo narices había hecho aquello”. Para otra, su primera vez fue inesperada. “Había un columpio que simulaba ser un cohete, con barras de hierro muy altas por las que trepar. Un día estaba intentado llegar arriba, y de tanto rozarme, acabé teniendo un orgasmo”. Cojines, almohadas, movimientos rítmicos contra pelotas de tenis… el repertorio es inacabable.

Luego, claro, la técnica se va perfeccionando con la edad. Pero eso, amigos, ya lo dejamos para otro post. ¿Recordáis vuestra primera vez?