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¿Es machista tu próxima despedida de soltero?

Este año se casa mi mejor amiga y uno de los requisitos que me puso, cuando estábamos hablando de lo que podría gustarle y lo que no, era que no hubiera penes.

Ni en diademas, ni en camisetas ni pegados a strippers. Veto total a los penes.

despedida soltero stripper

UNSPLASH

(Inciso: ¿no me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Claro que, de la teoría a la práctica, hay un paso grande.

Porque, curiosamente, cuando entras a una tienda erótica buscando con qué aderezar la fiesta de tu amiga -como me pasó a mí-, son este tipo de artículos los más populares (no los strippers, claro, sino todo lo demás).

Un pene de peluche en el velo (muy realista además, con cordones negros a modo de pelos), pajitas con forma de pene para que beber tu copa se convierta en la versión mini de una felación, piruetas fálicas, vasos con pegatinas, chupetes, el aviso de que hacen tartas personalizadas con el nombre de la novia encima de un pastel también con forma de pene…

Incluso si es una noche de chicas, el pene tiene que ser el protagonista.

Mi crítica viene cuando es algo que a la inversa no pasa. En las despedidas de soltero, no ves a un grupo de chicos con vulvas como decoración en forma de chapas, bandas o gorritos.

Lo más parecido que puedes encontrar a una referencia sexual femenina, es al futuro novio disfrazado de Satisfyer. Poco más.

Para ellos, los genitales femeninos no forman parte de la noche. O al menos, no en la versión de juguete o plástico.

Es importante puntualizar esto porque es más probable que los vean en vivo y en directo.

Y la stripper que no falte

No hace falta tirar de estadística. Solo necesitamos hablar con nuestros amigos más cercanos para confirmar que sí, es en las despedidas de soltero donde se suelen contratar espectáculos de desnudos (ofrecidos por mujeres, por supuesto).

O echarle un vistazo a la oferta. Mientras que para ellos hay un sinfín de locales y catálogos de mujeres con una ristra de detalles (que si altura, las medidas de su cuerpo, etnia, opción a disfraces de geisha, enfermera, catwoman, policía, marinera o azafata de vuelo…).

En el caso de los boys, además de las dificultades de encontrar sitios donde sean ellos los que se desnuden; haciendo la comparativa, ellos se dedican a esto menos, por lo que las opciones son más limitadas.

Sí, la cosa está desigualada. Otra amiga que se casa este año, puso la misma condición de evitar todo tipo de show que implicara a un hombre quitándose la ropa.

En cambio, en planes de deporte, comida, baile o fiesta, que aparezca un hombre como animador es más que bienvenido. En resumen, contratar a un stripper es, para mis dos amigas, algo con lo que no se sienten cómodas.

¿Se da en el caso contrario que el futuro novio no quiera que sus amigos paguen por algo así porque le genera incomodidad? Me consta que los hay que sí, pero no todos han llegado a ese punto de deconstrucción.

Porque si, socialmente hablando, algo reúne toda buena despedida organizada por colegas, es la expresión de la masculinidad.

El griterío de las voces (que todo el tren, avión, calle, bar o discoteca sepan que están de despedida), el control sobre el cuerpo femenino y la gran potencia sexual en comentarios jocosos o acoso a desconocidas, son cosas que no pueden faltar.

¿Qué tiene de gracioso disfrazar al novio de mujer?

Y no solo el poder sobre la mujer se traduce en pagar a la stripper -porque ya no voy a abrir el melón de que se puedan pagar otros servicios aún más deplorables-, los disfraces son otra prueba de ello.

Lo ideal en una despedida -de ellas o ellos- es buscar algo divertido. Mientras que nosotras vestimos a la protagonista de princesa, patatas fritas o superheroína, uno de los más habituales para el futuro novio es el de mujer.

Esto me llamó la atención especialmente en una de las despedidas que me crucé el sábado. Todos los amigos iban vestidos de tiroleses y el novio llevaba una peluca rubia de trenzas, medias altas y el dirndl, el clásico vestido bávaro.

Otro amigo que ha coincidido con varias despedidas este fin de semana me cuenta lo mismo, al darse cuenta de que el disfraz más repetido, es el de mujer.

Y claro, cuando siendo mujer, te cruzas con algo de este estilo, con un futuro novio llevando peluca, tetas falsas, un vestido que seguramente es de su novia y la cara medio pintarrajeada por sus amigos -que en su vida han cogido un pintalabios-, te preguntas que qué tiene de gracioso.

O, por qué les resulta en su grupito tan divertido que uno de ellos se disfrace de mujer. Que por qué tu género es una caricatura.

Una despedida de soltero feminista, pasaría por dejar a las mujeres fuera de la ecuación siempre y cuando su participación sea o como inspiración para el disfraz o bien porque deben desnudarse a cambio de dinero.

Porque ni somos un chiste ni un bien de consumo. Que es lo que se fomenta si continúas incluyendo esto en tu próxima fiesta o dejando que lo organicen por el grupo de WhatsApp sin decir nada al respecto, no vaya a ser que te llamen ‘cortarrollos’ o te acusen de ser menos machote que el resto.

Luego mándame la foto felicitándome el 8M, claro que sí.

Mara Mariño

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