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Sexo e infidelidades en la Casa Blanca: se subasta una misiva de amor de JFK a… su amante

Querid@s,

cartas

Esta es una carta que vale más de 30.ooo dólares. Dice asi: «¿Por qué no dejas los suburbios de una vez y vienes a verme, ya sea aquí o la próxima semana en Cape Cod o en Boston el día 19? Sé que no es prudente, es irracional, y que es posible que lo puedas odiar -por otro lado no- y me encantaría. Dices que es bueno para mí no conseguir lo que quiero. Después de todos estos años, deberías darme una respuesta más cariñosa que esa. ¿Por qué entonces no dices simplemente que sí?« escribió a mano en cuartillas con el sello presidencial, descoloridas por el paso tiempo y carcomidas por las polillas de donde fuera que haya estado escondida hasta que se ha destapado la caja de Pandora.

Una epístola de amor que escribió de su puño y letra el difunto JF Kennedy un mes antes de morir. No iba dirigida a la su glamurosa viuda, sino a su amante Mary Pinchot Meyer. Mary y John se conocieron en el instituto y años más tarde la muchacha, ya más crecida, coincidiría con los Kennedy en Georgetown. Por entonces estaba esposada con un agente de la CIA y, ojo al dato, era amiga de Jackie. Las malas lenguas cuchicheaban que visitaba con frecuencia a Kennedy, especialmente cuando su amiga no estaba. Pájara.  

los dos

Pero vamos que Kennedy se carteaba con mucha gente. Incluso consta correspondencia secreta entre él y el también difunto Franco. Imagino que no se dirían guarradas ni lindeces. Se escribían cosas peores seguro. A ojo de buen cubero la dichosa cartita fue escrita en octubre de 1963, un mes antes de que se cargaran de un plumazo al joven Kennedy. La carta jamás fue enviada y Evelyn Lincoln, la secretaria personal de Kennedy, la encontró haciendo limpieza de armarios mientras preparaba la Casa Blanca para el siguiente presidente. A rey muerto rey puesto.

The show must go on como cantaba aquel monstruo y genio.

Yo no dejo de pensar en la pobre Jackie. Si levantara la cabeza y se enterara de esta nueva infidelidad de su presidencial esposo, la volvía a palmar del disgusto. ¿O quizás se entero de los escarceos de su maridito? Un año después del asesinato de Kennedy, ¿a que no saben qué ocurrió? Adivínenlo. La concubina Mary Pinchot Meyer moría también asesinada. El asunto me huele a chamusquina. Y a V de Vendetta.

Pero volvamos a la misiva de amor. Todo apunta a que en algún momento la secretaria la hizo llegar a la casa de subastas de Boston RR Auction que la sacó a puja el pasado mes de junio. La verdad es que no concibo para que quiere alguien tener una carta de amor tan horrorosa y con tan poca chicha, por mucho presidente que fuera. Yo no la quiero ni regalada.

Pero vamos, aunque quisiera hacerme con ella no sería posible. Su precio de salida es de 30.000 dólares. ¿Alguien da más? Aunque por esta impagables palabras yo apoquinaba todo el oro del mundo. Y más.

Mar adentro, mar adentro,
y en la ingravidez del fondo,
donde se cumplen los sueños,
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo.
Un beso enciende la vida
con un relámpago y un trueno,
y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo;
es como penetrar al centro del universo.
El abrazo más pueril,
y el más puro de los besos,
hasta vernos reducidos
en un único deseo.
Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo, sin palabras:
más adentro, más adentro…
hasta el más allá del todo

por la sangre y por los huesos.
Pero me despierto siempre
y siempre quiero estar muerto,
para seguir con mi boca
enredada en tus cabellos.

Porque es sincero, porque es sublime y porque me hace llorar.

Que follen mucho y mejor