Entradas etiquetadas como ‘inseguridad’

¿Por qué el pasado sexual de una pareja puede hacer sentir inseguridad?

Al poco de conocer a una persona, entras en esa fase de la luna de miel donde predomina la emoción de ir descubriendo cosas que te gustan.

A la vez que pueden aparecer miedos o inseguridades. Porque, cuando pasas al plano sexual con alguien, ¿quién no se ha preguntado alguna vez si lo estará haciendo bien o le gustará tanto como en otras ocasiones?

pareja beso

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

El hecho de que cada persona tenga unos gustos irrepetibles así como el ámbito sexual, que siendo algo tan visceral, escapa de todo control o planificación, es normal que puedas sentirte en terreno inestable.

Y, cuando eso sucede, raro es que no acudan esos pensamientos intrusivos -siempre listos para sabotearte-, de que quizás con su ex lo pasaba mucho mejor que contigo.

Sí, al cerebro le da igual que esta idea de que con quien estás tuviera una vida sexual digna de estudiar por Masters & Johnson sea algo que solo sucede en tu mente.

La sensación de agobio, de miedo, de sentir incluso cierta amenaza por el fantasma de unas experiencias que han tenido lugar en el pasado, no solo es real, sino que se vive en tiempo presente y te deja tocada la autoestima.

Te puede interesar leer: Estar en relaciones de parejas largas me han enseñado que el sexo…

Ahora que ya sabes que es habitual que puedan llegar estas ideas a tu mente (aunque ojalá que no), es buen momento para que hagas un trabajo de autocrítica y te preguntes qué es lo que te provoca esa inseguridad.

¿Es el miedo a que te comparen con otras parejas sexuales y que vuestras relaciones no sean igual de satisfactorias? ¿Que consideras que ha vivido una vida íntima que te causa prejuicios por las prácticas realizadas o la cantidad de parejas sexuales?

¿O es el temor de no ser «suficiente» y que pueda querer a otra persona?

Cualquiera de estas razones puede provocar cierta ansiedad, de ahí que averiguar cuál de ellas es la causante de los recelos es el primer paso.

Una vez se ha llegado a la raíz de nuestras preocupaciones, es más fácil poder trabajar en ello ya sea hablándolo con tu pareja, comunicándole tus emociones o buscando ayuda profesional.

Buena química, buen sexo

De cualquier manera, a veces necesitamos recordar que quien nos gusta es de esa manera también en parte por esas experiencias que ha vivido.

Si nos centramos en su pasado, estamos dedicando la energía a un momento de su vida en el que ya no se encuentra y perdiendo la oportunidad de disfrutar el presente.

Además, en contra de lo que puede parecer con la pornografía, no basamos la satisfacción de nuestros encuentros en que haya un pene o unas tetas de dimensiones industriales, ni que tenga una pulida técnica de hacer el tornado con la lengua cuando te han practicado sexo oral.

Lo que suele convertir los polvos en polvazos es la química.

Que te sientas con total comodidad en su compañía, que te rías si pasa algo fuera de lo esperado, que haya emoción en el momento… Esos son factores que hacen que sea una experiencia difícil de olvidar.

Además, debes recordar que el comienzo no lo es todo. Cuando pasas al plano físico tienes que darle margen al periodo de adaptación en el que aprendes los gustos de la otra persona.

Y, para quitarte la última preocupación de encima, el sexo es solo una parte de la relación en la que además se puede mejorar (como en el resto de ámbitos de la pareja).

Trabajar en vuestra sexualidad compartida es lo que realmente va a hacer que tengáis una vida íntima épica.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

‘Mi novio se siente inseguro si uso juguetes, pero no hago nada malo’

Cada cierto tiempo, abro en Instagram mi ‘Consexionario’, un espacio en el que cualquiera puede mandarme mensajes anónimos, bien para que les guarde el secreto o para que tengan a quien contarle sus dudas de sexualidad (y recibir una respuesta).

Juguetes sexuales Lelo

LELO FACEBOOK

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Una de las que me llegó consiguió marcarme especialmente, ya que me sentí identificada: «Mi novio se siente inseguro si uso juguetes, pero no hago nada malo».

Lidiar con una pareja que se pone en alerta o incluso ve en nuestra colección privada una amenaza, es algo que nos ha pasado a muchas de nosotras.

En especial las primeras veces que tirábamos del primer cajón de la mesilla, cuando su uso no era tan popular como ahora.

Esa inseguridad vendría de que se nos ha dicho que la sexualidad son genitales, que no hace falta nada más y, en el caso de necesitar complementos, es porque alguien ‘no da la talla’ en ese aspecto.

Valérie Tasso, sexóloga, escritora y embajadora de LELO, tiene una teoría muy interesante que va más allá de la concepción mainstream que tenemos de los encuentros sexuales.

«Hablar de objetos de placer ha permitido visibilizar la sexualidad femenina», afirma.

Y es algo que «durante tantos siglos se nos ha negado, incluso se ha demonizado (acordaos de la “histeria” en la época victoriana) y ha sido sometida a un control férreo por parte de los hombres y de la Clínica (sobre todo, la psiquiatría)».

«Por otra parte, hablar de juguetes eróticos visibiliza la masturbación femenina en particular, algo impensable hace décadas atrás. El placer y la masturbación siempre eran cosas del hombre. Y nuestro propio placer siempre dependía del placer masculino».

«La masturbación femenina era, por lo tanto, impensable (siempre se ha pensado que las mujeres no nos masturbábamos), ya que nuestros orgasmos dependían de un modelo de sexualidad masculino: el coito».

Te puede interesar leer: Ellos no contemplan ‘la idea de que un juguete erótico reemplace la mano’

Así que la conclusión de la sexóloga es que «se está ‘culpando’ a los juguetes eróticos de sustituir a las personas, pero la verdadera lectura que tenemos que hacernos es la siguiente: es una manera retorcida de tener miedo a nuestra sexualidad (femenina) y nuestro propio placer, a través de la masturbación».

El problema, como la propia Valérie explica, radica en que «es algo que todavía está anclado en la mentalidad colectiva y deshacerse de esta creencia es complicado. Pero es mejor echarles la culpa a los vibradores que reconocer que la sexualidad femenina les/nos da miedo».

«Primero, porque es de una incorrección política inadmisible. Y, segundo, porque es seguir tratando nuestra sexualidad como dependiente de la sexualidad masculina. Hablando en claro: nuestro placer dependería de un pene (con un hombre pegado a él…)».

Sin embargo, por mucho que parecería lógico que esto estuviera normalizado, y los juguetes se vieran como un añadido y no rivales en la cama, la sexóloga confirma que todavía no se ha superado, ya que lo ve a diario en su consulta.

¿Me puede sustituir un juguete?

Cuando hace una década toda la variedad posible de juguetes, que encontrabas en una tienda erótica, se limitaba a reproducciones en silicona de penes (algunos incluso simulando las venas), podía tener algo de lógica ese rechazo por parte de algunos, al sentir que estaban siendo reemplazados.

Pero la industria de juguetes sexuales ha ido evolucionando hasta el punto de que no solo ofrecen productos de tecnología punta, sino que el diseño se ha ido perfeccionando hasta ser auténticos objetos de lujo que poco o nada se parecen a sus antecesores.

Como por ejemplo los estimuladores de clítoris, que los hay tan pequeños y discretos que podrían pasar como un dispositivo de limpieza facial, como es el Lily 3 de la marca de juguetes LELO.

Lo que es indudable es que la conexión física y emocional también se crea a través del sexo -entre otras cosas-, por lo que este miedo no debería aparecer.

Quien piense que un objeto puede sustituir a un humano, «no cree en la humanidad», sostiene Valérie Tasso.

Además la sexóloga opina que, en ese caso, se debería hacer un ejercicio de introspección mediante unas preguntas: «¿Por qué me siento ‘amenazado’ por este estimulador de clítoris tan pequeño pero muy potente? ¿Por qué estoy haciendo agravios comparativos entre mi ‘yo’ y un objeto de placer?»

Quiero pensar que, una vez llegado a la conclusión de que la diversión y variedad son características deseables que puede tener nuestra vida sexual, los juguetes representan ambas cualidades.

Por lo que es el momento de que quien piense que vienen a sustituirle, se aleje de esa idea y lo vea como un complemento (y hasta un aliado).

Cuando la pareja no lo entiende

Pero si no sucede y tenemos a una pareja que, como comentaba mi seguidora del principio, nos cohíbe en ese sentido, ¿qué podemos hacer? Valérie lo tiene claro.

«No deberíamos aceptar que una persona nos haga sentir mal por usar un juguete. Es hasta ridículo. Aquí, el problema no está en nosotras/o, sino en la otra persona (por problemas de autoestima, por no haber entendido bien que la sexualidad humana es un juego, etc.)».

«Aun así, siempre invito a que se dialogue sobre este asunto. No tengamos miedo a comunicar. Una pareja no es sinónimo de confrontación, sino de entendimiento», explica.

«Si después de eso, tu pareja no lo entiende, siento decirte lo siguiente: ¿qué haces con esta persona?»

Una de las consultas más frecuentes que recibe la sexóloga es la de cómo combatir la monotonía sexual, por lo que una de las primeras cosas que ‘prescribe’ es un juguete erótico para parejas.

Además de ser algo con lo que poder llegar por otro camino al orgasmo (o simplemente despertar sensaciones distintas en el cuerpo) «suelen fomentar una comunicación honesta, mucha complicidad y permiten hablar sin tapujos de lo que nos gusta y de lo que no».

Lo que, de paso, ayudaría a dejar de sentir cualquier posible amenaza. «Lo desconocido suele generar mucho discurso equivocado y un miedo irracional. Así que, lo mejor para ambas partes, es que lo desconocido se pueda palpar y compartir», afirma Valérie.

No hay nada más excitante que tu pareja se involucre en tu placer y coja un juguete involucrándolo en el juego: «Cuando un juguete se comparte, curiosamente se le suele perder el miedo».

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).