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Formas de dar el primer paso cuando tienes ganas de…

Cuando quiero tener sexo no me escondo.

Soy obvia hasta el punto de que mi ‘ritual’ muchas veces es preguntar si quieres follar.

¿Para qué perder el tiempo?

pareja sexo ganas

PIXABAY

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Pero claro, que mi libido esté ‘estirando’ en ese momento para la que se viene, no significa que la otra persona esté en el mismo punto.

Decir «¿follamos?» no siempre funciona como un interruptor que automáticamente cambia el humor y despierta el deseo a la persona que tengo delante.

Así que para esos casos, es hora de que abra mi repertorio de maniobras que dejan entrever que quiero tener sexo pero sin resultar tan directa -y quizás fría-.

Todo encuentro sexual empieza antes de tocarnos, por eso insinuarse es también un arte.

El de dejar salir tu calentón y a la vez transmitírselo a la otra persona para llevártela al huerto, a la cama, a la encimera, al suelo o a la terraza, a la vista de todo el vecindario.

Así que, como el arte, puede ser romántico, sutil, inocente o de alto impacto.

Puedes empezar por, si vais a quedar, mandar mensajes a lo largo del día que vayan subiendo la temperatura. Decir lo que le espera, en qué fantaseas mientras mandas ese mail o qué tiene que hacer al llegar es una manera buenísima de ir generando expectación.

En vivo y en directo puedes optar por expresiones sugerentes. El contacto visual acompañado de morderse el labio o acariciar partes de su cuerpo, como los brazos o la pierna, dejan claro las intenciones sin resultar chocantes.

Decir que le deseas puede ser otra forma de abrir la puerta. Además, puedes comentarlo en un momento inesperado, cuando está terminando de fregar los platos o en medio del capítulo de la serie. Para quienes tienen deseo reactivo, sentir que otra persona les tiene ganas, es el mejor detonador.

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Saliendo de las sutilezas y entrando en la parte que me gusta a mí, la de ir a saco, tienes la opción de que te encuentre sin ropa. El juego de las miguitas de pan con prendas es un aliciente estupendo. Aunque también que te pongas por encima una bata o kimono y debajo no lleves nada. Hay gente elegante que le gusta acompañar ese momento de frases interesantes del tipo «¿Te atreves a descubrir qué hay aquí debajo?». Yo soy más de «Si hoy no es Navidad ni tu cumpleaños, ¿por qué te han traído estas peras de regalos?» Y bamba, tiras la prenda al suelo. Humor y sexo son mis dos cosas favoritas.

Si te sientes con la autoestima por las nubes y sabes que la visión de tu cuerpo es un estimulante instantáneo, puedes ponerte algo sexy y pasearte cerca de la otra persona como si nada. O, aprovechando el subidón de confianza, marcarte una aparición más teatral para impresionarle.

Y, para terminar, la propuesta más evidente (que además no suele fallar) es la de ir a por su entrepierna. Primero tocando de manera suave, como si fuera un roce casual, y luego aumentando la intensidad.

La conclusión, después de todas estas opciones, es que tires por lo que más te apetezca y sientas en ese momento. Algo que te parezca sexy pero siempre respetando sus límites.

Si ni con esto te queda muy claro por donde tirar, otra alternativa es imitar lo que hace la otra persona, porque sabes que es su forma de transmitir su deseo y es una indirecta que va a pillar al momento.

Mara Mariño

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