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¿Cómo saber si eres adicto al sexo?

Querid@s,

La adicción al sexo se conoce en el caso de las féminas vulgarmente como «ninfomanía» y «satiriasis» en el caso de ellos. Esta dependencia de los placeres carnales viene precedida, entre otros comportamientos, por una autoestimulación o masturbación compulsiva, múltiples parejas sexuales en una nochevarias parejas sexuales a la vez, consumo incesante de pornografía, cibersexo, prostitución, exhibicionismo, voyeurismo, incluso acoso sexual.

 

Ya hablamos hace unos cuantos posts de 13 famosos obsesionados con el sexo. Su sinónimo actual, hipersexualidad, puede generar confusión ya que no es lo mismo que una personas sea sexualmente activa que padecer el mal de la adicción al sexo. Para aliviar tales confusiones, ¿cuáles son los síntomas de esta enfermedad, señalada casi siempre como un mal vicio, más castigado entre las mujeres y normalizado (incluso aplaudido) entre el género masculino, y que tanto a ellos como a ellas cuesta admitir por el estigma social que implica?

En los casos de adicción, se concibe el sexo como una forma de solucionar todos los problemas, aliviarse del malestar, aunque se contradiga su propio deseo», afirma Ana Yáñez, psicóloga y sexóloga. La adicción aumenta con la falta de satisfacción sexual y va unida a la ansiedad y la depresión, donde se confunde el amor con el éxtasis sexual, sintiendo el sexo como la única vía para conseguir gratificación personal y afectiva. Otro aspecto característico de esta compulsividad sexual radica en una percepción mecánica del sexo, como una cadena de penetración-orgasmo, sin la existencia de preliminares, afecto o ternura. Considerando a las personas sólo en función de su sexo y viviendo la vida sexual en secreto y de manera culposa.

Yáñez define la adicción al sexo como un comportamiento sexual compulsivo que implica «una pérdida de control y dependencia de la conducta adictiva, junto con la aparición del síndrome de abstinencia cuando la persona deja de realizarla. Se manifiestan recurrentes fantasías sexuales a modo de pensamientos obsesivos y un irrefrenable deseo sexual que las conductas impulsivas intentan, sin éxito, saciar. La persona vive por y para su adicción, siendo el sexo un comportamiento autodestructivo», por lo que normalmente afecta a todas las áreas de la vida, laboral, familiar, pareja e incluso a la salud.

En definitiva, un fenómeno en el que los individuos son incapaces de controlar su comportamiento sexual.

Insatisfacción permanente

Esa insatisfacción permanente le encierra en un bucle de búsqueda insaciable por conseguirlo y librarse del malestar provocado por el objeto de deseo. Aunque el adicto al sexo consiga ese objeto de deseo (disfrutar sexualmente, un buen funcionamiento y rendimiento o alcanzar orgasmos), la persona no queda satisfecha. A los pocos minutos, vuelva a sentirse vacía.

Perfil de la persona adicta

El perfil de la persona adicta al sexo presenta un trastorno de tipo obsesivo que afecta sobretodo a hombres, por una cuestión educacional y cultural. Aunque los expertos no alcanzan un acuerdo sobre el origen de las adicciones sexuales, sí convienen en que pueden influir ciertas dimensiones de la personalidad, familias tóxicas o desestructuradas, y antecedentes infantiles como abusos o traumas sexuales, rechazos afectivo-eróticos en la adolescencia o ciertas situaciones personales como la soledad, vacíos existenciales o una relación de pareja insatisfactoria, o la ausencia de ella.

Lo que no es adicción al sexo es un alto deseo sexual. Que andes más salido que la media, tengas un apetito sexual más salvaje que el de tu pareja o te pases las horas en la cama materializando esa sexualidad y satisfaciendo tus pulsiones carnales, no implica una adicción. Que no te hagan creer lo contrario.

A follar a follar que el mundo se va a acabar.

Ninfómanas que hicieron historia

Mesalina, Cleopatra, Paulina Bonaparte, Catalina II de Rusia, Mata-Hari, Isadora Duncan… La historia está llena de mujeres de vidas apasionantes que siempre serán recordadas, entre otras muchas cosas, por la voracidad de su apetito sexual, en muchos casos considerado insaciable. A muchas se las ha tildado de ninfómanas, una hermosa palabra utilizada para referirse, en el caso de las mujeres, a la actividad sexual excesiva. El término proviene de la antigua Grecia y hace referencia a las célebres ninfas, divinidades mitológicas que personifican la reproducción y fecundidad de la naturaleza. Su vida gira alrededor de las pasiones y los sentimientos y tienen una belleza proverbial. En recuerdo de ellas se empezó a utilizar el nombre, que viene del griego ‘nymphê’ (jovencita) y ‘manía’ (obsesión).

En el caso de los hombres el trastorno era llamado satiriasis y a quien lo padecía se le denominaba sátiro. Ambos conceptos han sido sustituidos hoy en día por el de hipersexualidad o adicción al sexo. Pero, ¿Eran estas mujeres realmente merecedoras de tal nombre? Actualmente la hipersexualidad se contempla como una patología con raíces biológicas y psíquicas, y solo se considera como tal cuando se convierte en una conducta incontrolable que causa problemas en la vida cotidiana. De hecho, lo que realmente se tiene en cuenta a la hora de diagnosticarla no es tanto el número de relaciones sino cómo se viven estas: suelen ser destructivas, provocan sentimiento de culpa, disminuyen la autoestima y suponen disociar el componente emocional del sexual.

Partiendo de esta base, ¿puede considerarse ninfómanas a estas mujeres, o están simplemente pagando el precio de haber vivido libremente en la época equivocada? Os resumo a continuación un breve relato de las hazañas de tres de estas féminas, a las que he querido destacar por encima del resto:

mesalina

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-Mesalina: Está considerada, probablemente, la ninfómana más famosa de la historia. Fue la tercera esposa del emperador Claudio y protagonizó, allá por el 40 después de Cristo, la anécdota más escandalosa de la época. Su lujuria era legendaria, al igual que su belleza y sus continuas infidelidades. En un alarde de lascivia, lanzó un desafío a las prostitutas de Roma. El reto consistía en quién podía acostarse con más hombres en una noche. Las meretrices romanas aceptaron y enviaron a Escila, la prostituta más famosa de la ciudad, que pudo con 25. Mesalina llegó a los 200. “Tiene las entrañas de acero”, dijo su rival cuando se retiraba.

Catalina II de Rusia

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-Catalina II de Rusia: Fue emperatriz de Rusia durante 34 años, desde 1762 hasta su muerte, en 1796.  Mujer de una personalidad tan compleja como arrolladora, fue y es conocida con el sobrenombre de Catalina la Grande. Culta y curiosa, formada en la Europa de la Ilustración y la Enciclopedia, sentó las bases de la grandeza rusa del siglo XIX al tiempo que daba rienda suelta a sus pasiones y a una muy activa vida sexual. Entre amante y amante modernizó el imperio ruso, aumentó su territorio y multiplicó su poder y prestigio. Una muestra de su elevada libido es la llamada “habitación erótica”, una estancia repleta de objetos sexuales que la zarina mandó construir y que fue descubierta en la Segunda Guerra Mundial por un grupo de soldados. Falos de madera de distintas formas y tamaños adornaban el lugar, cuyo mobiliario estaba constituido por un gran número de sillas, escritorios y pantallas con escenas pornográficas.

MATA-HARI

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-Mata-Hari: Es, sin duda, uno de los personajes femeninos más apasionantes del siglo XX. Margaretha Geertruida Zelle se casó muy joven con un capitán y posterior comandante a quien destinaron a la isla de Java. Allí aprendió las exóticas danzas que más tarde, cuando su matrimonio hizo aguas, hicieron de ella una famosa bailarina autobautizada como Mata-Hari, que significa «El Ojo del Alba”. Su fama creció tan rápidamente como su obsesión por los militares y altos cargos políticos, que desfilaron por su cama formando una lista casi interminable. Oficiales, cónsules, jefes de policía, espías… El destino quiso que el estallido de la Primera Guerra Mundial la pillase actuando en Berlín. Su fascinación por los uniformes pronto la condujo a una espiral de amantes de ambos bandos que acabó por convertirla en una espía arriesgada. Reclutada primero para sacar información a los militares franceses, y convertida en agente doble doble después, sus líos de alcoba hicieron que terminase arrestada el 13 de febrero de 1917.»Amo a los militares. Los he amado siempre y prefiero ser la amante de un oficial pobre que de un banquero rico», declaró durante el proceso que la condenó a muerte. Se defendió con el argumento de que se acostaba con ellos por placer, no para sacarles información, y muchos historiadores consideran que fue casi lo único cierto que dijo en su vida. Un pelotón de fusilamiento acabó con ella el 15 de octubre de 1917. Vestida y maquillada como para una gran ceremonia, no permitió que le taparan los ojos. Nadie reclamó su cadáver.