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Antes de hacerle ‘ghosting’ a tu amor de verano, lee esto

Puede haber sido patinando por la Barceloneta, en una terracita de Jávea o incluso la última cita Tinder con la que diste una vuelta por el Museo del Prado (que además de la dosis de arte, siempre se agradece el aire acondicionado).

Este verano ha dejado historias de amor tan variadas como nuestros destinos vacacionales.

Y, a menos de dos semanas de ponerle el punto final a estos romances, tengo una petición que hacerte.

Pase lo que pase, no hagas ghosting.

UNSPLASH

Puede que fuera el calor, el romanticismo de las noches de verano con la nueva canción de Aitana de fondo, que necesitabas compensar el efecto de 2020 en tu vida sentimental o que, simplemente, no te planteas una relación a distancia.

Da igual. Tus razones tendrás, ahí no me meto ni nadie tiene por qué opinar.

Pero recurrir al ghosting, esa fácil puerta de salida sin mirar atrás, es egoísta y la prueba de que todavía te queda mucho por madurar.

María Mavji, sexóloga y directora de operaciones en TherapyChat, la plataforma líder en psicología online, afirma que hacer esta práctica «es un gran indicador de la falta de responsabilidad afectiva de la persona».

Pero, ¿implica ser responsables afectivamente ir con un paquete de pañuelos y un trozo de tarta de chocolate en el momento de decirle a la otra persona que se ha acabado para que le sea más llevadero el trago?

Aunque está en tus manos cómo lo gestiones, el primer paso es tan sencillo como entender que «la responsabilidad afectiva es tener en cuenta que todo acto tiene sus consecuencias», dice la sexóloga.

Unas consecuencias que deberíamos poder afrontar porque somos conscientes de que lo que decimos, nuestra decisión, afecta también a los sentimientos de alguien más.

«El daño psicológico que puede causar a la otra persona es algo serio; cualquier tipo de rechazo activa en nosotros circuitos del dolor y hay que saber cómo gestionar la situación y la ruptura», afirma María Mavji.

Actuar con transparencia y decir las cosas de manera sincera es el punto de partida.

Hacer uso de la empatía y estar ahí cuando la otra persona reciba la noticia para poder ayudarla en el proceso (ya sea dar un abrazo, escuchar o -que también puede pasar- enjugar sus lágrimas) sería la forma de acompañar y hacerla sentir que nos preocupamos por sus sentimientos.

No solo damos una explicación que, puede gustar más o menos, pero es comprensible y lógica, sino que no desaparecemos de golpe por respeto a sus emociones.

En definitiva, la forma de «cerrar de manera saludable este tipo de relaciones» que la experta aprobaría.

Duquesa Doslabios.

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