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Sí, puedes tener un orgasmo y no sentir placer

¿Hay algún momento de nuestra vida donde pasen cosas más curiosas que en el sexo? Tengo mis dudas…

Objetos inesperados, posturas que solo se limitan por la imaginación, sonidos que nunca habías escuchado y sensaciones que, hasta ese momento, desconocías.

Resumen: en la cama y fuera de ella puede pasar de todo.

pareja cama placer

PEXELS

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Pero -claro que tenía que haber un pero-, aunque sea algo que practicamos por puro placer, no siempre lo conseguimos.

A mí me ha pasado que, justo cuando todas las señales de mi cuerpo indicaban que estaba a punto de caramelo, cuando parecía preparada para tener un orgasmo espectacular, se ha quedado en nada.

Me ha recorrido un pequeño temblorcillo y fin. Hasta ahí. Como cuando pones cava en una copa y parece que estás desbordando, pero luego apenas llega el líquido a la mitad.

Además, sabía que había terminado todo porque, si seguía tocando, mi cuerpo respondía raro. Con ese espasmo incómodo que parece decir «Ya. Se acabó. No doy más».

La primera vez que me pasó, me quedé helada. «¿Pero dónde está?». Casi me daban ganas de buscar entre las sábanas o mirar debajo de la cama.

¿Es posible que se me haya perdido un orgasmo? Lo cierto es que sí, no todos los orgasmos son iguales y el caso que he relatado, es más común de lo que parece.

Porque podemos alcanzar el clímax sin que el placer le acompañe.

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La práctica llevada a cabo es algo que tiene poca relevancia, da igual si sucede durante la penetración, sexo oral…

Desde Lelo, la marca de juguetería erótica, desvelan el misterio de los orgasmos poco placenteros: es una falta de entendimiento entre la excitación del cuerpo y la mente.

Lo que significa que, de la misma manera, nos puede pasar sin estar en compañía de nadie durante una sesión de masturbación -especialmente si es durante el teletrabajo, porque la cabeza puede seguir ‘conectada’ al ordenador dándole vueltas al mail sin contestar-.

También puede que haya motivos físicos o psicológicos de por medio (que pueden necesitar que lo abordes con un profesional).

O, directamente, una falta de deseo porque una de las dos personas está más predispuesta que la otra.

En mi caso, siendo algo tan puntual, tiendo más a pensar que mi cabeza no estaba donde tenía que estar.

Por eso, en vez de agobio, me ha servido como reflexión, la de que el orgasmo no puede ser el fin último.

Porque puede darse o no. Y, si se da, quizás no es tan placentero como esperábamos. Entonces podemos seguir obsesionándonos con perseguirlo como si fuera el único premio…

O empezar a disfrutar de una relación sexual desde el momento que comienza en nuestra cabeza, con la anticipación de que va a llegar un encuentro con otra persona, y hasta que nos vestimos de nuevo.

Porque el placer está en todo: en la piel, en el olor, en el sabor, en el sonido, en él apoyado contra la pared mirándote desde arriba… En el orgasmo también, claro, pero no dejemos que lo monopolice todo.

El sexo es demasiado grande como para limitarlo a esos 11 segundos.

Mara Mariño

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El rechazo de tu pareja no es el fin del mundo, ¿pero cómo gestionar su falta de ganas?

Una de las frases que más me gustan de la vida en pareja fue la que me dijo mi abuelo de que la convivencia era la reunión de voluntades. Algo tenía que saber al respecto, ya que estuvo la mayor parte de su vida viviendo con mi abuela.

De todas y cada una de las facetas: desde qué gel traer a casa hasta el restaurante al que ir a cenar.

Y eso incluye el sexo.

pareja rechazo

PEXELS

Porque pasa una cosa muy curiosa cuando por fin tienes tu espacio privado y estás a solas con tu pareja: vuestros calendarios parecen no coincidir nunca.

Es como si hasta ese momento cualquier hueco que antes era aprovechado (que si en el coche, algo rápido en el ascensor o escabulléndote al baño en una fiesta) desaparecieran y solo existiera la posibilidad de hacerlo en casa.

Aunque es habitual que se dé esta falta de sincronización, la persona que ha dado el primer paso, puede sentirse un poco chafada de que no haya ido a más.

Y quien dice chafada, dice también enfadada, rechazada y decepcionada.

Un combo muy explosivo que, por mucho que se quiera a la pareja, hay que gestionar para que no se vuelva en nuestra contra.

Para esos casos, antes que nada, hay que poner en práctica la empatía.

Puede que nuestra pareja haya tenido un día complicado, se sienta con el humor bajo, con la salud regulera o, simplemente, se caiga de sueño.

Entender que no es nada personal es el primer paso.

En segundo lugar, la masturbación es un aliado perfecto para cuando el deseo se ha quedado a la espera. Hacernos cargo de él es nuestra responsabilidad y de nadie más.

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Cuando el rechazo se mantiene, y ya no es algo puntual, es el momento de sentarse a hablar.

Tener la conversación de por qué no se quiere tener sexo es algo que se debe hacer de una manera muy cuidadosa, para que no resulte ni incómodo ni un ataque.

Olvídate de plantearlo desde un enfoque del tipo «es que ya no follamos tanto como antes» o «¿ya no te gusto?». Lo único que consiguen es hacer sentir a tu pareja mal.

Abórdalo preguntando qué está en tu mano para mejorar la situación o cómo puedes ayudar para que se sienta bien.

Tampoco saques el tema nada más haber intentado tener un acercamiento físico, porque está todo demasiado reciente.

Date un tiempo prudencial para que se enfríen las cosas.

Recuerda que el consentimiento no es una barra libre en la relación de pareja, tienen todo el derecho del mundo a decirte que no.

Intenta quitar la presión al asunto. No hay reglas que debáis seguir ni una cifra que alcanzar sobre la frecuencia.

Esto no es la Liga, no gana el equipo que tenga más puntos.

De la misma forma procura no reaccionar con enfado o decepción si ves que la otra persona no está interesada.

No significa que no te quiera, quizás lo que necesita es que cambiéis la forma de empezar, que sea el que tiene menor deseo quien tome la iniciativa (cuando sea), añadir juguetes o nuevas experiencias, fijarse un momento a la semana o, en el caso de que esté relacionado con la autoestima, que sienta que te gusta y que es deseado/a por ti.

Y, si nada de eso funciona por vuestra cuenta, es el momento de pedir ayuda a una profesional. El sexo es una parte importante que con el asesoramiento indicado se puede trabajar.

Mara Mariño

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