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Si que te ‘busquen’ te despierta las ganas, eres del club del deseo reactivo

Eres o de mañanas o de noches, una persona madrugadora o trasnochadora, dejas el gimnasio, la mayor carga de trabajo o estudiar para nada más levantarte o prefieres hacerlo en las últimas horas del día, y lo mismo pasa con tu vida sexual.

pareja deseo sexual

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Y tener un momento del día favorito para quitarte las ganas -hace un tiempo os conté que por logística, para mí era después de la siesta-, no supone un problema si no coincide con el de tu pareja.

Porque esa falta de acuerdo se convierte en que una vez se tendrá sexo por la mañana y otro por las tardes.

Pero de lo que quiero hablarte hoy es de cuando no dependes tanto del día o la noche y te apetece cuando te buscan, te desean, cuando se cuela la mano entre tus dos piernas o los besos pasan de la boca al cuello y continúan su camino más abajo.

Si es en esos casos cuando te apetece, tienes un deseo sexual reactivo.

Cuando eres del club del ‘se me despiertan las ganas según lo que me rodea’, todo tu contexto es susceptible de convertirse en detonador.

Desde ese libro en el que la descripción de una escena de sexo oral entre los dos protagonistas te hace volver al principio de la página al capítulo de la serie mexicana donde se montan un trío en el que no te importaría participar.

Y claro que recibir esos estímulos por parte de la otra persona, ya sea porque ha optado por no cerrar la puerta cuando se ha metido en la ducha o porque, como decía antes, ve más interesante empezar a besar otras partes del cuello mientras contestas un mail, se convierten en el despertador sexual.

Una alarma que dice ‘aquí y ahora’.

Cuando tu pareja es activa

Pero, ¿qué pasa si llega un punto en el que te acomodas a esa situación porque es tu manera de sentir el deseo?

En el momento en el que te has acostumbrado a darle rienda suelta a tus ganas, siempre después de que te lo hayan activado, puedes recibir algún tipo de comentario de «es que siempre me toca a mí empezar«.

Ahí tienes que coger a tu pareja y quitarle esas inseguridades de golpe (porque seguramente piensa que o no tienes interés o que ya no le tienes ganas) y explicarle cómo funcionas.

Tenemos que recordar que, al igual que nuestros gustos con la comida o la música son diferentes, nuestra sexualidad también.

Y que no importa tanto quién empiece, sino cogerse con ganas cuando eso pasa.

Mara Mariño

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