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Cuidado con la romantización de los Beckham

Mentiría si no admitiera que me he ventilado el documental de Netflix sobre la trayectoria de David Beckham en menos de 24 horas.

Y no he sido la única. Aquella fiebre que viví de pequeña ha vuelto a desatarse.

Hilos de Twitter con los mejores momentos de la pareja, fotos de ambos de fondo de pantalla por todas partes, reposteos de sus looks de los 2000 en Instagram…

David y Victoria Beckham

@DAVIDBECKHAM

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Pero sobre todo me preocupa la urgencia femenina de tener que categorizar cualquier pareja de celebridades bajo el paraguas de #relationshipgoals, relaciones ideales, a las que aspirar.

La estrategia de David y Victoria es la misma que sigue Leonardo DiCaprio con su vida personal: darnos a entender que estamos al tanto de todo, que nos colamos hasta en los detalles más casuales como que se vuelva viral la ‘pillada’ de que Posh spice no es de clase obrera por el tipo de coche que conducía su padre.

Pero lo cierto es que a lo largo de los episodios vemos una imagen muy cuidada, pensada y, sobre todo, controlada.

Los largos silencios, las miradas huidizas del jugador de fútbol cuando se habla de su etapa en Madrid y sus amoríos, de los que se hizo eco la prensa del momento, son el mejor ejemplo.

Me escribía mi hermano por WhatsApp poco después de ver el documental: «Hay una cosa que no me ha quedado clara, ¿le fue infiel a Victoria? No lo dicen muy claro ni le dedican mucho».

Dio justo en el clavo.

El escándalo a voces que fueron los affaires del deportista aparecen en el documental de manera muy velada. No se habla de cuernos, escarceos o aventuras extramatrimoniales, sino de «historias de la prensa».

La ilusión de la ‘pareja perfecta’

«Keep calm and carry on», el lema inglés de mantener la calma que se creó para la Segunda Guerra Mundial y se volvió filosofía nacional, es el que predomina en este tema tan candente sobre el que se pasa de puntillas, sin confirmar ni desmentir.

Que es también una forma muy hábil de aumentar el misticismo de la pareja: «No sé cómo superamos eso, sinceramente no lo sé», dice un apesadumbrado David a la cámara.

El misterio de la magia de su relación cobra fuerza y da alas al mito romántico de «el amor todo lo puede». Casi 25 años después de su boda, los Beckham lo vuelven a conseguir: son la relación más admirada.

Y yo no entro en cómo David y Victoria gestionaron en su momento sus problemas de pareja, ni en cómo lo han querido contar en un documental cuyo objetivo es engrandecer la leyenda del jugador.

A lo que voy es a apelar el pensamiento crítico de quienes lo hemos visto, especialmente a nosotras, que somos las más predispuestas a romantizar relaciones de pareja que vemos en redes sociales, revistas o programas.

No tengo dudas de que David y Victoria habrán pasado por momentos muy duros, que se habrán planteado ponerle fin a su historia en algún momento y que la maquinaria de control de daños y trabajo en resolución de conflictos, que habrán tenido que poner en marcha para estar donde se encuentran ahora, habrá sido gigantesca.

Nada de eso lo veremos ni sabremos, pero debemos creer que existe y que incluso las parejas que más brillantes nos parecen, tienen sus momentos oscuros.

Porque solo de esa forma conseguiremos entender, cuando estemos en una de esas etapas, que es normal que las relaciones tengan altibajos, que la clave está en involucrarse juntos, en escuchar las necesidades de la otra persona.

Y que, si viene un conflicto, no es sinónimo de que es un amor menos perfecto que el de los Beckham.

Mara Mariño

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Si tu pareja no te devuelve un abrazo, no es una crisis

Los rumores sobre la posible disolución del matrimonio entre David y Victoria Beckham llevan sonando desde que la pareja se casó en 1999. Supongo que es algo con lo que te acostumbras a lidiar cuando tu relación tiene semejante exposición mediática.

GTRES

Sin embargo, las «pruebas irrefutables» de la decadencia de los Beckham las tenía, supuestamente, un diario inglés que aseguraba haber descubierto lo que los ingleses no revelaban verbalmente pero no podían ocultar a través de gestos.

Según el artículo, en una jornada que pasaron en el parque el día de los deportes, la ex spice se mostró «necesitada» al abrazarle la cintura, al apoyar la mano sobre su pierna para «llamar la atención» o al mirarle sin que David le devolviera la mirada.

Por supuesto no tengo ni la más remota idea de lo que sucede en su matrimonio, pero por experiencia creo que en el caso de los famosos tendemos a hacer sonar las alarmas con demasiada premura.

He tenido varias parejas y no siempre me he sentido igual de cariñosa o con ganas de hacer demostraciones de afecto. En otras ocasiones ha sido la persona con la que estaba quien no me devolvía el gesto o que no agarraba mi mano pese a tenerla sobre la mesa ostensiblemente.

Los seres humanos (todos) experimentamos cambios de humor, que pueden hacer que nos sintamos con mayor o menor ganas de intimidad física y no pasa nada, sino que es algo normal en una relación.

O incluso aún sintiéndonos con ganas de recibir o de dar un poco de caso, nuestra pareja puede estar a otras cosas, sin tan siquiera darse cuenta.

No es un indicativo de crisis, sino una cuestión de sincronización. Pero con la ventaja de que siendo dos personas diferentes, con picos de humor distintos, tienes el doble de oportunidades de poder aprovechar estas ocasiones.

Aunque, francamente, ¿queremos un mundo en el que nos quedamos sin los pequeños placeres de mirar ‘a escondidas’ a la persona a la que queremos?

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Duquesa Doslabios.