Entradas etiquetadas como ‘cunnilingus’

Esto no es un libro de sexo

Querid@s,

Esto no es un libro de sexo es una guía sincera, divertida y libre de censura, by Chusita Fashion Fever. Esta guía sexual está dirigida a los más jóvenes y adolescentes que comienzan a asomarse al mundo de la sexualidad. Como la autora señala en la introducción, ella no está aquí para decirle al lector si ha de tener sexo o no, eso es cosa tuya. Lo que sí pretende la youtuber es informar a los más jóvenes para que sepan lo que se traen entre manos cuando se trata de sexo. El saber no ocupa lugar,ya ven.

esto-no-es-un-libro-de-sexo-1

En un tono relajado y didáctico, la autora recorre sin tapujos las cuestiones más relevantes del sexo. ¿Qué pasa la primera vez? Si llego al orgasmo, ¿Me daré cuenta? ¿Las chicas eyaculan? ¿Cómo sabré si soy gay? ¿Qué es un cunnilingus? ¿Y un 69? ¿Y si se nos rompe el preservativo? Vamos, esos temas de toda la vida, pero tratados con absoluta naturalidad, que es como ha de tratarse y hablarse de sexo. Si no le interesa a usted estos temas y el sexo le provoca urticaria, señala ella, este libro no es para ti dice ella.

Llevado a papel por RBA, en 160 páginas a todo color (más bien, en rosa), Chusita o María Jesús Cama Antón, da respuestas y propone ideas y situaciones para pensar sobre sexo largo y tendido y, de paso, echarse unas risas. Todo ello acompañado de ilustraciones y cómics de lo más interesantes de la artista catalana María Llovet y que dejarán al lector con la boca abierta. ¡Placer 100% Garantizado!

«El sexo es como el carnet de conducir. Tienes que aprobar la teórica antes de empezar con la práctica.» Palabra de Chusita.

Que follen mucho y mejor.

 

La playlist de las mejores canciones que hablan de sexo oral

Querid@s,

El sexo vende, y eso lo saben hasta los chinos. Desde tiempos inmemoriales existe un deseo implacable de compositores y cantantes de hablar entre líneas o en plan deslenguado sobre el sexo y los benditos placeres venéreos. Es como si en sus letras se acurrucaran secretamente en lujuriosas bacanales o esa intimidad en la que los amantes se revuelcan afanosamente.

No es 14 de febrero y seguramente tampoco sea su aniversario – ni falta que hace-, pero hoy, un domingo cualquiera de un mes cualquiera, mi deseo es regalarles esta deliciosa playlist. He seleccionado algunos temazos que ya conocía y me he puesto a escuchar otras canciones que hablan alto, claro y sucio del arte de chupar y mamar, esos placeres de lo oral. Así es como he armado esta lista con las canciones que desconocía y que ignoraba que versaban sobre felaciones y cunnilingus por igual. Aquí encontrarán rock, pop, rap, r&b y otras creaciones de los trovadores más románticos que son indudable e inequívocamente sobre esos gustos de final feliz.

Y ahora relájese, sírvase una copa de lo que más le guste, ponga el volumen lo suficientemente alto como para que le moleste al vecino y disfrute de las mejores canciones concebidas para honrar el sexo oral. Chupado, no?

Lil’ Kim insiste como ninguna otra rapera en recibir igualmente. «I don’t want dick tonight/Eat my pussy right»/ «Hoy no quiero polla/Cómeme bien el coño «. También canta «You ain’t lickin’ this, you ain’t stickin’ this»/»Si no me lo chupas, no me la metes». Y se queda tan ancha. Me encanta.

Aerosmith – Love in an elevator


The Jesus And Mary Chain – Just Like Honey

Missy Elliott – Work It

Bryan Adams – Summer of 69

Kiss – Lick it up

Judas Priest – Eat me alive

Jeffrey Lewis – Chelsea Hotel

Madonna- Like A Prayer 

Lou Reed- Walk on the Wild Side

The Smiths – Reel Around The Fountain

Gotthard – She goes down

Anímense y compartan las muchas canciones que me haya dejado en el tintero.

Que follen mucho y mejor.

Los ‘guilty pleasures’ sexuales de ellas: me gusta pero me da vergüenza pedirlo

Querid@s,

El término guilty pleasure se usa cada vez más, sobre todo entre melóman@s, como defensa/excusa para justificarse cuando un@ siente placer y se la goza tremendamente con algo que a uno supuestamente debería avergonzarle. Cuando se trata de gustos y apetencias sexuales, si un@ no dice lo que  quiere se queda con las ganas.

Hay mujeres que no se avergüenzan en la cama y piden alto y claro lo que quieren. Pero tras agitadas y sinceras tertulias con hombres, varios de ellos me confiesan que las mujeres con las que se acuestan, una vez metidas en faena, se convierten en personas pudorosas, inseguras y temerosas cuando se les pide algo subido de tono. Muchas, cuentan ellos, no les dicen lo que quieren en la cama.

Y me pregunto y les pregunto: ¿realmente tiene algún sentido sentirse culpable por disfrutar con algo que simplemente te gusta? El miedo al qué dirán es tremendamente poderoso en esta sociedad llena de prejuicios y dobles moralinas, así que hoy les pido que rompan con ese silencio y digan qué es lo que le gusta hacer, y que le hagan en la cama. Mujeres que habitan la faz de la tierra pidan por esa boca. Sin estúpidas culpabilidades. Seré yo la quien empiece.

Mírame (mientras me toco, mientras te toco)

Si se ha pasado la vida avergonzada, quizás a su pareja ni se le pasa por la  cabeza una propuesta similar, que ya le digo yo que le va a rechiflar.

Milo Manara

Milo Manara

Quiero más sexo oral: No generalizaré, pero me juego cuarto y mitad a que a la mayoría de las mujeres les gusta sentir una lengua haciéndole un cunnilingus. Aunque no todas lo pidan. Si se quiere ayudar a que ella se desmelene, se puede colaborar alabando la vagina en cuestión. Eso le otorgará a la dueña y señora mayor seguridad y sensación de poder: “me encanta cómo sabes”, “me gusta tu sabor ”, “me gusta verte excitada mientras te hago sexo oral”, etc… Me he decantado por la palabra vagina, pero pueden usar el sinónimo que les apetezca, faltaría más.

Domíname: Durante las relaciones sexuales casi todas las mujeres pensamos en ser dominadas, pero da un miedo inicial investigar estas prácticas no convencionales. En esto de la dominación es importante ir poco a poco, no empiece con la artillería pesada. Pueden empezar con algún kit erótico edulcorado que incluya antifaz, esposas y velas. Con confianza y comunicación se llega todas partes. Pídale pues que la ate, que la espose, que la ponga sobre su regazo y la azote a su gusto (por eso de ir probando, que encienda unas velas y derrame la cera caliente sobre su piel. Ojo, que no se pase el am@, tampoco es el Marques de Sade.

Azótame: Un ligero azote en las nalgas en el momento adecuado es la pera limonera. Un azote genera en muchas mujeres un hormigueo incontrolable en la zona vaginal y anal, a lo que se suma que a un porrón les gusta azotar a una mujer y ver que ella no hace ascos, mostrando ese lado lujurioso que muchas mujeres ocultamos por pudor.

Usted, tóquele el culo mientras hacen el amor apriétenlo, amásenlo, frótenlo, muéstrense muy lascivo con ella. Susúrrele si le puede dar un azote. En caso afirmativo, hágalo y en voz bajita ¿Te ha gustado?”. Si de nuevo le dice que sí, pregúntele si puede hacerlo un par de veces más. Si prefieren pedir perdón a permiso (confío en su criterio), cojan al toro por los cuernos y que vaya bien.

Quiero dominarte: Yo siempre he querido poner a cuatro patas a la autoridad. Y dominar a mi amante bandido. Sé que a alguna de ustedes le pasa lo mismo. Entiendo que puede ser difícil decirle a su chico que lo que quiere es dominarle. La que no llora no mama, así que pruebe con un leve forcejeo entre las sábanas, véndele los ojos. Aviso, algunos hombres pueden percibir el ser dominado como un rol “débil” y no les gustará un pelo. Ellos se lo pierden. Débiles a un lado, piense que a su pareja también puede volverlo loco comprobar que en su cama se ha colado la mismísima Afrodita que no se anda con chiquitas. Tome el control, béselo enterito y lama su cuerpo mientras él permanece con los ojos vendados. Tiene suerte, está con una Diosa del Sexo.

Milo Manara

Milo Manara

Dale a tu cuerpo alegría ponga-aquí- su-nombre.

Que follen mucho y mejor.

Situaciones ridículas y embarazosas durante el sexo

En los libros y en el cine nunca pasa. Sobre el papel y en la pantalla, salvo excepciones, el sexo se suele mostrar en forma de encuentros de pasión desmedida y una erótica perfecta. Pero claro, luego uno vuelve a la vida real y, a veces, se encuentra con algunas situaciones que, o acaban en carcajada y complicidad, o equivalen a un barril repleto de dinamita. Depende, sobre todo, de la relación que tengamos con la otra persona y del nivel de confianza. No es lo mismo una pareja de años que alguien con quien lleves pocas semanas, no digamos ya si se trata de una persona a la que acabamos de conocer.

La horquilla es muy amplia y hay historias de todo tipo, aunque hay algunas, por recurrentes, que son casi míticas. A mí, esta en concreto nunca me ha pasado, lo juro, pero son varios los/las que me han contado que pasaron un momento realmente embarazoso cuando vieron que, al quitarse la ropa interior, ya fueran bragas o calzoncillos, una mancha parduzca de tamaño considerable arruinó la magia del momento. No sé quiénes pasaron más vergüenza, si los dueños de dicha ropa interior o quienes lo presenciaron. No quiero ni imaginarlo.

GTRES

GTRES

Otro clásico son los pedos. Estar ahí, en plena faena, y que a uno de los dos se le escape un “gas” inoportuno. Si encima es de los que huelen mal, apaga y vámonos, sobre todo si es alguien con quien estamos “empezando” y estamos en esa etapa en la que tratamos de parecer perfectos. El colmo de los colmos, según me cuenta un amigo, es que suceda durante el cunnilingus o el 69. La chica le gustaba desde hacía tiempo, pero dice que aquello le cortó “el rollo” hasta el punto de que, al menos esa noche, no fue capaz de nada más.

En el caso inverso, o parecido, está el caso de otro amigo que me contaba, avergonzadísimo, que durante una noche romántica con su chica, con la que llevaba saliendo un mes, tuvo la necesidad imperiosa de ir al baño. El tipo se lo curró mucho, en plan disimulado, ni un ruidito ni nada de nada. Solo que, cuando volvió al catre, ella le avisó de que llevaba trocitos de papel higiénico pegados al culo.

Más de una (y de dos) me han contado a su vez el sonrojo que pasaron cuando, durante una felación, el chico eyaculó sin avisar y ellas, sin poder evitarlo, vomitaron de inmediato. Sobre él o sobre la cama, no importa. El mal rato se lo llevaron igual.

También hay que tener cuidado con el alcohol, que hace que nos desinhibamos y nos puede jugar malas pasadas. Que un streptease está muy bien, pero si el baile no es tu fuerte y te da por improvisar, es bastante probable que acabes haciendo el ridículo. Un amigo de mi ex siempre contaba espantado la performance a lo 9 semanas y media que le montó una chica a la que había conocido una noche y que, según sus palabras, hizo que se le helara la sangre. O el supuesto actor que, flipado perdido, empezó a hacer de Mr. Hyde sin previo aviso, provocando una mezcla entre patetismo y acojone en su compañera de cama.

Como todo en la vida, habrá quien se lo tome con más o menos humor, pero lo que está claro es que son anécdotas que no se olvidan y que forman parte del bagaje vital que siempre recordaremos. Por si acaso, ya se sabéis: echad un vistazo a vuestra ropa interior antes de quitárosla.

Los errores más repetidos en el sexo oral

Hace unos días leí en El Mundo que han abierto una escuela de sexo oral en Moscú, a la que por lo visto acuden rusas a diario para ser mejores en la cama. A mí todo lo que sea para aprender y mejorar me parece estupendo. Y si encima ese afán de superación tiene que ver con el sexo, más aún, pero reconozco que me tocó la moral que la escuela en cuestión sea solo para mujeres. ¿Acaso los hombres lo saben todo acerca de esta materia?

Yo no sé cómo será el tema en Rusia, pero lo que es aquí, el panorama a veces deja mucho que desear. Echando la propia vista atrás y teniendo en cuenta lo que me llega por ambas partes, tanto hombres como mujeres tenemos mucho que aprender. Sin generalizar, por supuesto, pero a menudo somos torpes, muchas veces callamos por no incomodar, y otras tantas olvidamos que el sexo real poco tiene que ver con lo que vemos en las películas. Sobre todo si se trata de cine porno.

Sexo oralLas quejas más repetidas por unos y otras tienen un denominador común: el mal olor y la falta de higiene. Agua y jabón, por favor, que estamos hablando de sexo oral. Esto es como el anuncio de la casera: si no hay fregado, nos vamos. Y no se trata de que uno tenga que ponerse ahí a darle a la esponja justo antes del gran momento, sino de un poco de sentido común… y de compasión por el otro. Empatía.

Pasarse de frenada con los dientes y el aburrimiento por los movimientos repetidos también están en el top five de las quejas en el sector masculino. Para combatir este último sugieren sutiles cambios de ritmo, un poquito de imaginación y no “desgastar el frenillo”, como le he oído a alguno. Lo de acariciar los testículos durante la faena está muy bien, pero ojito con no apretar demasiado. Ellas, por su parte, insisten en que lo de agarrarles la cabeza para marcar el ritmo de la felación no mola. Tampoco está de más recordar a alguno que, cuando se prolonga, las gargantas se agarrotan y que por definición, si se empeñan en introducir el asunto hasta la campanilla, lo único que conseguirán es provocar arcadas.

Muchas mujeres afirman que algunos hombres creen que el clítoris es un interruptor que hace que salten al techo de placer en cuanto se les toca. Cuanto más, mejor. Error. No es tan simple: hay que currárselo. Si uno se cansa, puede ir alternando con la masturbación. Acariciar los pechos también ayuda. Pero claro, hablamos de acariciar tetas, no de estrujar pelotas de goma de esas contra el estrés. Ella puede ir también marcando el ritmo con suaves movimientos, pero con cuidado de no acabar asfixiando a nadie. Que hay veces que apretamos tanto las piernas que, decimos algo en el fragor de la batalla y el otro, ahí casi sin oxígeno, no se entera de nada, con las orejas aplastadas y más rojas que la camiseta de la selección. Ya lo decía Raimundo Amador en esa fantástica canción…

Pues eso. Que viva el aprendizaje y que ya se sabe: despacito y buena letra.

Miedo repentino al cunnilingus

Desde que Michael Douglas soltara la bomba a principios de verano, son muchos los hombres que me han confesado, y lo digo completamente en serio, que el cunnilingus ya no ha vuelto a ser lo mismo para ellos. Refrescaré la memoria a los despitados: el actor, que en su día se confesó adicto al sexo, afirmó el pasado mes de junio en una entrevista que el cáncer de garganta que padeció había sido “causado por HPV (virus del papiloma humano), que proviene del cunnilingus».

Aunque un portavoz del actor trató luego de matizar sus palabras, el escándalo estaba servido. Douglas olvidó mencionar su tabaquismo y lo mucho que había empinado el codo durante toda su vida, motivos ambos que están relacionados «con más del 80% de los tumores de cabeza y cuello». Que sí, que hay muchos tipos de virus del papiloma humano y que alguno puede ser muy puñetero, algo de razón no le falta, pero no es este el tema que nos ocupa.

Miedo al cunnilingusMe sorprendió muchísimo comprobar como, a raíz de aquellas declaraciones, algunos hombres de mi entorno habían cambiado sus hábitos sexuales. Y no hablo solo de encuentros en plan “aquí te pillo aquí te mato”, donde es lógico ser más precavidos. Un amigo que lleva 7 años con su mujer me reconocía que desde entonces no ha vuelto a practicarlo. Ella se ha enfadado porque siente que la acusa de infiel o de portadora de un virus que asegura que no tiene, pero él mantiene que no tiene nada que ver. Argumenta que desde entonces no puede dejar de ver lo que tiene entre las piernas como una posible amenaza, que le dan arcadas solo de pensarlo. Según sus propias palabras, “ha perdido toda la gracia”. Eso sí, no tiene ningún problema en follar sin condón, lo cual es un poco contradictorio, ¿no? Ella está que trina, así que llevan unos meses que ni lo uno, ni lo otro.

Y aunque este es el caso más extremo, no es el único. Ya os digo que son varios los que, de una u otra manera, han dejado de lado esta práctica tan antigua como placentera. Pero claro, tiene que serlo para ambos, si no, no funciona. Me pregunto si será solo algo pasajero, hasta que se les pase la impresión. ¿Os suena de algo esta situación? ¿También se os han disparado los escrúpulos o creéis que están exagerando?