Entradas etiquetadas como ‘conocer persona’

De ligar mal en peor

Ligar es como mentir en el currículum. Te puede salir bien la jugada, por pura suerte, o te puede salir fatal (y caerte con todo el equipo).

Y yo quiero hablar de esas ocasiones o formas de entrar que, en mi experiencia, son la crónica de un fracaso anunciado.

PEXELS

Porque de todas las maneras que hay de llamar la atención de una persona, no hay nada peor que

  1. Despistar haciendo algo tan raro que resulta incómodo. No, soplar el pelo para que me gire a hablarte no es gracioso. Tampoco cuando dices que era para ver mi melena al viento. No te pongas poético. Aunque es solo aire, siento que invades mi espacio personal, estás interrumpiendo mi baile/conversación con mi amiga y me hace sentir insegura (así como que me planteo cuánta saliva habrá en tu soplido y si será la suficiente como para contagiarme coronavirus).
  2. Menospreciarme. Si ponerte a hablar conmigo es tu objetivo, dejarme a la altura del betún para ello le ha funcionado a un total de 0 hombres. Esto no es el colegio. Puede que con 15 años colara, pero a las mujeres adultas no nos interesa ganar tu aprobación. Ni te la hemos pedido ni la necesitamos, podemos vivir sin ella. Así que no me entres metiéndote con mi ropa ni asegurando que no sé decirte el artista de la canción que suena. Me da igual, me lo estoy pasando de maravilla bailándola.
  3. Tocarme o pegarte a mí. Forzar el contacto físico ya era desagradable antes del Covid-19. Ahora ni te cuento. No, por mucho que me metas el codo todo el rato en la discoteca para llamar mi atención, no lo vas a conseguir ni voy a pensar «Oh, cuántas ganas de conocer a este hombre que clava su brazo en mis costillas, seguro que es igual de intenso en la cama».
  4. Decir que soy «muy madura para mi edad». La edad es un número y todo lo que quieras. Pero ver que personas mucho (pero mucho) más mayores intentan algo con alguien mucho (pero mucho) más joven, es raro. Sobre todo porque nunca ves que se acerquen a las de su edad. La frasecita es la guinda del pastel. No es que yo sea muy madura, es que tú eres un poco asaltacunas.

    Te puede interesar: Hombres mayores con mujeres jóvenes, ¿qué es lo que realmente les gusta?

  5. Invadir mi privacidad rozando la ilegalidad. A esa gente que utiliza mis datos privados para ponerse en contacto conmigo, me encantaría decirle que, además de poco profesional, no, en el amor no vale todo. El límite está en que le hagas sentir inseguridad a la otra persona. Quien te está arreglando el móvil, entregando un paquete o incluso quien los tiene en tu ficha de empleada/o debería dejar tu información personal fuera de la ecuación y entender que va a jugar más en su contra. No vamos a pensar que es un gran gesto romántico, lo probable es que la primera impresión sea la de «qué tío más pirado, me siento acosada».

Duquesa Doslabios.
(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).