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Llevar el móvil a la cama puede afectar a tu vida sexual (negativamente)

Domingo, once de la noche: deslizas el dedo por la pantalla de tu móvil mientras tu pareja lee el Marca en su teléfono para enterarse de cómo va el mercado de fichajes. ¿Te suena?

GTRES

Mirar el móvil se ha convertido en la última actividad que hacemos antes de dormir, y, por supuesto, la vida sexual se resiente.

Sucede que, si llevas el teléfono a la cama tienes el doble de probabilidades de pasar ese rato previo a acostarte delante de la pantalla que relacionándote con tu pareja.

Algo que, aunque lo han descubierto gracias al estudio de Asurion, una marca de soluciones tecnológicas (¿no te parece irónico?), ya se venía sospechando todo este tiempo.

No es que yo sea contraria a los móviles ni que los quiera prohibir y alejar de nuestros hogares, de hecho soy la primera en estar pendiente de las redes sociales hasta que llega el momento de apagar la luz, pero sí que es cierto que cuando estoy con mi pareja, procuro evitarlo.

Especialmente intento mantenerme alejada cuando se acerca el momento de ir a la cama, ya que no es solo donde dormimos sino el lugar donde más frecuencia tenemos intimidad con nuestra pareja, lo que significa que, lógicamente, el móvil nos puede pasar factura.

De hecho recuerdo cuando antes de coger el mal vicio de tener el móvil pegado a la mano todo el día, antes de ir a dormir hablaba con mi pareja y nos deseábamos las buenas noches. Es algo que creo que muchos echamos en falta y que viene a significar que nuestra relación está perdiendo calidad.

He hablado en más de una ocasión con mi pareja de que creo que pasamos demasiado tiempo con el móvil, de que debemos empezar a poner ciertos límites. Al igual que no nos llevamos los respectivos trabajos al dormitorio antes de dormir, la clase de inglés o las pesas del gimnasio para entrenar sobre la cama, dejemos también el móvil fuera de ella.

Y no, no es fácil, pero puedes empezar a despedirte antes si tienes conversaciones pendientes, dejar las alarmas ya puestas y el móvil lejos del alcance de la mano (y en un modo que no moleste si llegan las notificaciones, claro). Otra opción es que si quieres usarlo, haz que ayude a tu relación siendo el reproductor de una lista que genere un ambiente interesante.

Vamos a ver si entre todos volvemos a conseguir que lo último que veamos al terminar el día sea nuestra pareja y no una pantalla. Puede que con el teléfono sintamos que estamos conectados, pero no es tanto el estar conectado, sino el hecho de conectar realmente. Y repito, realmente, de realidad.

Duquesa Doslabios.

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