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«Somos el eBay de las bragas usadas»

Si hablamos del fetichismo de bragas usadas es probable que venga a tu mente la imagen de las máquinas expendedoras que todas las personas que han estado en Japón afirman haber encontrado por las principales ciudades niponas.

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Pero no hay que ir tan lejos, los fetichistas de ropa interior femenina usada no necesitan mirar hacia el país del sol naciente, ya que, como pude comprobar, en España el mercado de compra y venta de bragas está en plena ebullición.

Todos conocemos casos por redes sociales de intercambios con algún seguidor que te manda un privado preguntándote por esos calcetines, sin embargo yo os hablo de algo mucho mayor y, también, mejor organizado.

En una de mis vueltas por el Salón Erótico de Barcelona me encontré con Elsa Angulo, a quien entrevisté como portavoz de Panty.com, una web que pone en contacto a las vendedoras (que en este caso también son productoras) con los clientes.

Si bien el pago se da fuera de la web, ellos establecen la conexión entre ambos en un espacio seguro, que es el portal. ¿El negocio? Una cuota prémium de 15 euros que solo deben pagar los consumidores si quieren acceder a los artículos en venta.

Además de tomarse la privacidad de las vendedoras y los clientes como prioridad, el sitio da libertad a la hora de hacer el negocio ya que «tú pones el precio, aunque depende de lo que hayas hecho con las bragas puestas«.

De esta manera, si un precio base puede ser de 20 o 25 euros muchas aumentan la cantidad en función de si han ido al gimnasio o si se han masturbado por poner unos ejemplos.

Lógicamente la historia de las bragas vende, por lo que es recomendable hacer descripciones detalladas del producto a la venta para suscitar un mayor interés.

«Solo necesitamos un correo electrónico y en tres minutos puedes tener tu tienda» me dice Angulo. Aunque empezaron con las bragas «luego se extendió. Tienen cabida otras prendas» como es el caso de calcetines o calzado usado para los fetichistas de pies.

Además, como en una especie de TripAdvisor lencero, los consumidores pueden dejar opiniones sobre lo que han adquirido (si el envío fue rápido, la comunicación sencilla…).

No solo encontramos prendas lenceras dignas de desfile de Victoria’s Secret, sino que, como me confirma Elsa Angulo «también hay bragas muy normales», ya que algunas vendedoras usan la plataforma como vía de salida de prendas más antiguas.

A la hora de conocer los patrones de consumo me dice que «un fetichismo es como un capricho» y que lo mismo tienen clientes que compran seis o siete bragas en dos semanas hasta otros que solo una o dos al mes.

Independientemente de si nos atrae o no la idea de deshacernos de esa manera de nuestra ropa interior, ¿no es fascinante que haya quien disfrute de la feromona pura que resulta de un aroma corporal natural?

Como olfateadora profesional de los rincones del cuello de mis parejas, puedo llegar a entenderlo.

Duquesa Doslabios.

(Y acuérdate de seguirme en Twitter y Facebook)

Se venden bragas usadas

Querid@s,

¿Alguna vez han montado una fiesta en casa y al día siguiente le han desaparecido bragas de la cesta de la ropa sucia?¿Siempre ha creído que el vecino o el portero le robaba sus preciadas braguitas? Y usted confiese que alguna que otra braga ajena se ha metido en el bolsillo y ha acabado oliéndola a escondidas en la intimidad.

Estas cosas pasan desde que el mundo es mundo, y desde hace bien poquito ya se pueden comprar y vender bragas usadas por internet en nuestro país. Como lo oyen. El fetichismo por las bragas usadas nació en Japón en los 80 y se conoce como Burusera. Incluso las presas de la serie Americana Orange Is The New Black venden sus bragas usadas.

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El mercado de lencería usada ha crecido estrepitosamente y ha dejado de ser un tema tabú. Este fenómeno se ha instalado ya en nuestra cultura occidental y gracias a Internet los usuarios pueden comprar prendas fetiches de una forma totalmente anónima. Bragas, culotes, tangas, sujetadores, medias, calcetines y zapatos. Esta nueva moda facilita el acceso a esa lencería que antes era tan difícil de conseguir sin parecer un degenerado. Y para las propietarias de la lencería, una forma muy fácil y rápida de ganar dinero sin moverse de casa.

En enero nació Secretpanties.com, en la siempre pionera Barcelona, de la mano de su fundadora, Katia Ehlert. Permite a cualquier mujer obtener unos ingresos extra fácilmente. Cuenta ya con más de 500 prendas de más de 300 vendedoras anónimas y una sección VIP con algunos personajes públicos como María Lapiedra y Roser Amills que ya venden sus prendas más hot.

Mujer, si está pensando en renovar su lencería fina, no tire nada. Cuelgue tres fotografías de la prenda. Lo suyo es que se saque una foto con la prenda puesta, ocultando la cara. En el caso de las bragas, una por delante, una por detrás y una tercera mostrando la suciedad (los hay a los que les va que las bragas estén sucias y corridas) y póngale precio. Usted se lleva el 60%, Secretpanties el 40%. Así de sencillo. No olviden agregar una descripción zorrupia y gorrindanga de su prenda en cuestión. Que sea tentadora para el comprador. A diferencia de otros portales menos discretos, el envío se realiza mediante un sistema de código de barras que garantiza el absoluto anonimato del comprador y la vendedora, ocultando así todos los datos personales. Un secreto que quedará entre nosotr@s.

Yo igual me animo a vender mis bragas que ando mal de pasta.

P.D.: No se admiten devoluciones.

Que follen mucho y mejor.