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Mujeres guapas, hombres feos o el mito de que la belleza está en el interior

Antes de contarte por qué creo que lo de que la belleza está en el interior, es un cuento contado solo a la mitad de la población, has de saber que llevo un mes desde que me quitaron la cuenta de Instagram.

Y que subía contenido relacionado con el blog con un toque de humor que puedes volver a disfrutar aquí.

Ahora que ha terminado el momento de spam, voy directa al tema que te interesa.

Shrek fue una película revolucionaria a su manera. La conclusión a la que llegué -además de que deberíamos proteger a los burros-, es que triunfaba lo de dentro y no la apariencia de fuera. O eso me pensaba.

Cuando la vi de más mayor, me di cuenta de que, aun bajo los efectos de la maldición, Fiona no era fea.

pareja relación belleza

PEXELS

No solo no era fea, es que era un pibón.

Según los estándares de belleza, tiene unas medidas armónicas y simétricas, los dientes como si hubiera llevado el Invisalign, los ojos grandes, pestañas largas y las cejas perfectamente depiladas.

Vamos, que las únicas diferencias entre la versión humana y la ‘grotesca’ era la piel verde y despedirse de la talla 34.

Pero en cambio a Shrek sí le habían pintado como un señor calvo y gordo –sin faltar a ningún calvo ni gordo– que vive en un tronco de árbol con humedades y rodeado de barro.

La fantasía de que lo importante es lo que está en el interior solo se aplica para el caso de ellos, y es algo que venimos escuchando desde pequeñas.

Fíjate que hasta Fiona se lo tragó.

Lo mismo pasó con Bella, que desde el minuto uno de la película ya nos lo advierte: Gastón es un prepotente. Mucho músculo poco cerebro. Mejor alguien que te secuestra a la fuerza, porque si lee libros y comparte su biblioteca, ¿qué más da lo demás?

Nótese la ironía de esto.

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Cuando empezamos a ser mayores y damos el salto al resto de películas, se le sigue dando la razón a esto.

A ese razonamiento llegué también con Harry Potter, cuando Hermione es criticada por Ron cuando decide salir con Viktor Krum por ser el típico musculoso -que no olvidemos su carrera estelar en el quidditch y que idolatraba a la Gryffindor por ser tan aplicada-.

Y todo para que al final termine con el Weasley que tiene problemitas de falta de atención, por ser uno de los hermanos pequeños, y que además se siente amenazado cada dos por tres por tener una novia más lista que él.

A Hermione, de premio, le queda el tío mediocre, que la ha menospreciado en varias ocasiones, en vez del guaperas famoso.

Repasando las comedias románticas, el capitán del equipo de fútbol siempre va a ser un capullo. El que hace bullying a la chica de gafas.

Respecto a las series, si por un casual sale en Por trece razones o en Euphoria, estarás ante un depredador sexual o un psicópata directamente.

Si es el personaje de Stranger Things, un fanático que no tiene reparos en disparar a quien haga falta.

No te fijes en el guapo, en el que está cachas, porque, aunque no viole o mate, siempre son unos flipados y eso es suficiente como para sacarles de la ecuación.

Como si el ego masculino realmente estuviera relacionado con la belleza. Sí, claro.

Díselo a cualquiera de tus amigas, que han escuchado el «tampoco eres tan guapa» hasta del señor más feo al que no le han contestado con una sonrisa al piropo callejero.

Pero voy a ponerte otro ejemplo. Coge una alfombra roja, la que quieras. Mira a las parejas que posan y dime a cuántos hombres ves con mujeres feas.

Es tan raro que suceda que el único caso que se me viene a la cabeza es de cuando Alexandra Grant, pareja de Keanu Reeves, recibió todo tipo de críticas por llevar el pelo al natural, por no estar operada, por tener su edad y aparentarla (en vez de esconderla como si fuera un secreto familiar).

Por ser natural. La crítica era realmente cómo el actor se atrevía a estar con una mujer que, desde fuera, muchos no consideraban a su ‘altura’ de belleza física.

Pero claro, cómo no vas a llegar a esa conclusión cuando ves El código Da Vinci y Tom Hanks siempre tiene una pretendienta nueva.

Más joven, más guapa y más admiradora suya que la de la película anterior.

¡Si hasta los maridos de Marilyn Monroe eran, además de bastante en la media en cuanto a belleza, unos inseguros que terminaban insultándola o agrediéndola físicamente!

La mujer más guapa de la historia es el perfecto ejemplo de cómo se nos ha comido la cabeza sobre el tema de la belleza interior (y a nosotras parece no importarnos lo más mínimo).

Según un estudio (que podéis leer aquí) se llegó a la conclusión de que esta combinación de ‘mujer guapa+hombre feo’ funciona porque los hombres buscan belleza, pero nosotras buscamos respaldo.

Y que si el hombre está con una mujer, pero considera que puede aspirar a una pareja que esté mejor físicamente, va a vivir en una eterna insatisfacción por poder estar con esa otra persona más guapa (e incluso terminar la relación para irse con ella).

O eso dice el estudio.

Así que, ya que han pasado unos añitos desde que se llegaron a estas conclusiones, propongo lo siguiente.

Que eduquemos a las mujeres en que merecemos respaldo siempre, de una pareja guapa o fea. Pero que si es guapo, pues tanto mejor, porque un feo también puede tratarte mal o carecer de responsabilidad afectiva. Que se lo digan a Marilyn.

Que eduquemos a los hombres en que la belleza, si bien tenemos ojos en la cara y hay un factor de atracción física, no se trata de algo de lo que dependan los sentimientos o sea el único motivo para estar o rechazar a alguien.

Tiene narices que tengamos que deconstruirnos para poder estar también con tíos guapos. Y ellos con alguna fea que, en su interior, es respetuosa, cariñosa y la mejor persona que pueden encontrar por el camino.

 

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Mara Mariño

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