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¿Cree usted en el amor verdadero?

Querid@s,

¿Cree usted en el amor verdadero?

Creo que en este mundo existen dos tipos de personas, bueno tres. Las que creen en el amor verdadero, aquellas a las que les importa un soberano pepino y las que directamente reniegan de su existencia. Intuyo que a estas alturas del partido que les ha tocado jugar con más o meno fortuna ya le habrán hecho trizas el alma, al menos una vez, ya ha sido víctima, quizás verdugo, de una de esas indeseables relaciones tóxicas, y todavía sigue sin poderse quitar de la cabeza a ese amor que le arrebató la vida. Porque uno de los dos dejó al otro plantado como una lechuga y se fue a pasar la resaca en otros brazos, porque se les acabó el amor de tanto usarlo, porque de tanto que se querían no se querían bien o, en el peor de los escenarios, su amor se fue para el otro barrio.

Ghost, Patrick Swayze y Demi Moore

Ghost, Patrick Swayze y Demi Moore

En cualquier caso, porque el amor dura lo que dura y nunca es eternamente, por mucho que el criogenizado Walt Disney nos lleve intentado meter en la cabeza desde que somos niños que una vez hallado el amor verdadero, viviremos felices para siempre. Incluso comeremos perdices. Menuda trola. Cuánto daño ha hecho Disney. Y Hollywood. No digo que no haya leído yo y disfrutado de sus novelas, pero los empalagosos manuscritos de Corín Tellado y Danielle Steel también tienen su parcela culposa. Tampoco se me escapa la televisión con sus programas destinados a que lo tortolitos extraviados por fin se encuentran en un plató de televisión de la mano de maestros de ceremonias de la talla de Jesús del Puente o Isabel Gemio. Creo que algún ente supremo debería juzgarlos a todos por instaurar una idea equívoca y enfermiza del amor.

Pero esta eterna estupidez de vender esa falsa idea del amor que todo lo puede, a nada teme, todo lo perdona, y para más inri, por el que hay que sacrificarse y ceder hasta el infinito es una pantomima de padre y muy señor mío que existe mucho antes de cualquiera de ustedes o yo hubiéramos nacido. Sólo por mencionar algunas obras clásicas, tampoco es cuestión de abrumar; Romeo y Julieta o La Celestina. Vienen a engrosar esta lista personajes como el imberbe y a alado Cupido o el moreno San Valentín, por los que no pocos profesan un odio a muerte, literatos y trovadores románticos que han cometido tan atroz atentado contra el concepto del amor.

Disfrute sino estas líricas musicales y entienda que no es lo mismo cantar a al amor -o al desamor- de este modo

O así

O así, ya de perdidos al río

Que así

O así

Mejor así, ¿no cree?

Yo quiero un amor de película exclamé hace más de una década clavada en la butaca del cine junto a mi amigo Alain mientras lloraba a moco tendido y veíamos esa película que tantas otras veces me hizo llorar como una magdalena. El diario de Noah. ¿Para qué quieres un amor de película si sólo dura dos horas? ¿No entiendes lo que pasa después? No enseñan la parte en la que la cosa se jode. Ahora que ya no soy esa, sí sé lo que pasa después. Pasa que una preciosa noche de verano los amantes se juran amor eterno y la vida se entromete. Pasa que un día, después de muchos días que se convierten en años, ve que ha cambiado, se le antoja que el otro ya no es el que era, que todos los días son iguales, que ya no hay arrebatos, que el amor funciona a medio gas y ya no les hace como antes. Pasa que el monstruo de la rutina ha dado con ustedes y ahora ruge, les reta mirándole fijamente a los ojos.Y acaba ganando. Pasa que hubo una infidelidad que se perdonó pero no se olvida, pasa que un buen día entre el trabajo, los hijos, la familia y las obligaciones todo son excusas. Pasa que el otro ya no le llena, que les falta algo, que ya nada es como antes. Pasa que las miserias de cada cual han terminado por ensombrecer esa relación por la que prometieron luchar y juraron con la entrega que juran los niños que no dejarían caer y languidecer como las de los demás, porque lo suyo es amor verdadero.

Para mí el amor es una cosa muy jodida de encontrar, pero nadie- casi nadie- lleva bien el melodrama de estar solo. Por el día no se nota tanto, se supera y se lleva bien. Pero cuando llega la noche y se mete en la cama, estira el brazo y se da cuenta de que como cada noche no hay nadie, y como cada mañana se despierta usted más solo que la una. También me asusta la desesperación primigenia por encontrar novio, pareja, marido o esposa, cualquier cosa antes de estar solo. Me asusta ver cómo gente a mi alrededor encadena novios con más rapidez que la que empalma cigarros o vive atrapada en relaciones que no son dichosas. Y todo por no enfrentarse cara a cara con la soledad, que al parecer acojona. Y mucho.

Aún así, creo en el amor verdadero, pero no en el Happy Ending made in Hollywood y que todo será jolgorio, navidades jubilosas y Magia Borrás. Creo firmemente que ahí afuera tiene que haber alguien especial, en algún lugar tiene que estar el copiloto de nuestras historias con el que urdir planes en taca taca, el socio de nuestra vida. Con sus luces y sus sombras, con amaneceres cabreados y noches en paz. Creo firmemente que tiene que haber un roto para su descosido, que tiene que haber un roto para esta descosida. Aunque a veces lo queramos matar.

Y que dure lo que tenga que durar.

Con el corazón en la mano, o mejor y menos sangriento con la mano en el corazón, ¿Cree usted en el amor verdadero?

Que follen mucho y mejor.